CALERUEGA 22 A 24 SEPTIEMBRE - Crónica por Javier Cirauqui )1ª parte)
ACLARACIÓN O PROEMIO A ESTAS CRÓNICAS.-
Y por mucho que se empeñen
No os vais a librar de mí.
Pensaba alguno, tal vez,
Que la crónica dejaba,
¡Voto a Bríos!, no es así,
Pues, no caerá esa breva.
Pasaba que el día tres,
A las doce de la noche,
Ya se me acababa el plazo
Para entregar un trabajo,
Que tenía retrasado
De Teoría del Arte,
Que de melancólicos trata,
Del Siglo de Oro Español,
De Saturno y bilis negra.
Y andaba un poco tocado,
Pues el tiempo me apremiaba
Y prefería acabarlo,
No fuera que hablara lenguas,
A lo tonto y a lo bobo
Y se rompiera mi cuerpo,
Cual Licenciado Vidriera,
O en un rocín cabalgando
Por la calle de Estafeta,
Fuera caballero andante,
O de la Triste Figura
Y atacara mil molinos
Como si gigantes fueran,
Hechos de cartón y piedra,
Y a los toros espantara
Como a un rebaño de ovejas,
Y con la Iglesia topara
Por cuesta Santo Domingo.
Dejada ya la locura,
La tristeza de estos días.
Volvamos a la cordura
Y escribamos estas crónicas
Del Encuentro en Caleruega.
ENCUENTRO EN CALERUEGA, CUNA DE SANTO DOMINGO, FUNDADOR DE LA ORDEN DE PREDICADORES Y LUGAR DE NOVICIADO DE MUCHOS DE MIS COMPAÑEROS, SIENDO MAESTRO DE NOVICIOS EL “PAPEDRO”. VIDA Y GOZOS DE ESTE GLORIOSO VIAJE Y DE SU HOMENAJEADO, AL ESTILO DE VIDA Y GOZOS DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN DE LA COLEGIATA DE COVARRUBIAS.-
JORNADA PRIMERA.-
Desde Burlada a las cuatro,
Javier Medarde, Isabel,
Iturgaiz, Javier Cirauqui,
Bien guiados por Domingo,
Camino de Caleruega
Partimos con gran placer.
Dejamos atrás Burlada,
Villava, Ansoain, Berriozar,
Y la ciudad de Pamplona
Se asoma por sus murallas,
En su balcón panorámico
Queriéndonos saludar.
Bajo los montes de Ezcaba
Y el fuerte de San Cristobal,
Cogemos ya la autopista.
Irurzun, las Dos Hermanas
A un lado vamos dejando.
Y entramos en la autovía
Que nos lleva hasta Vitoria
Por caminos de Navarra.
Huarte Araquil y Lacunza,
Echarri Aranaz, Alsasua,
La Barranca, La Burunda,
Hoy llamadas La Sakana.
A ambos lados nos abrazan,
Sierras de Aralar y Andía,
San Donato y San Miguel
Cada uno en su sierra habita.
Ya nos vamos de Navarra,
El último pueblo Ciordia.
En Álava aterrizamos
Y llegamos a Agurain,
Salvatierra antes llamado.
Circunvalamos Vitoria,
Rondando su periferia
El Condado de Treviño,
Miranda de Ebro y su río,
Sus puentes atravesamos.
El monumento al Pastor
Nos habla de viejos tiempos,
De ovejas y de cañadas
De pastos y de rebaños.
Nos topamos con Pancorbo
Y su gran desfiladero,
Debajo el pueblo se extiende,
Entre rocas bajo el cielo
Y aves surcando en el aire,
Que divisan a su paso
Las vías y un tren llegando,
Con su columna de humo,
Sobre máquina flotando,
Como en el cuadro famoso
De Darío de Regoyos.
A continuación pasamos
Por el pueblo de Briviesca
Del que todos recordamos
Sus buenas garrapiñadas,
Que en el tren nos anunciaban,
Y algunas horas más tarde
De Astorga las mantecadas.
El camino se hace corto,
Pues vamos siempre charlando,
Aunque Medarde, me dice,
Que yo hablo como por diez,
Cuando los recuerdos brotan
De mi despoblada sien,
Y no le dejo expresarse
Como quisiera ¡¡pardiez!!
Y Domingo me reprocha
Que con mi juego de manos
Le entorpezco la visión
Y si le tapo la vista
Nos daremos un fostión.
Por eso yo me arrepiento
Y a los dos pido perdón
Por acapararme entera
Toda la conversación
Y entorpecer sin querer
Una buena conducción
A lo lejos se divisa
De Burgos la silueta
Con su hermosa catedral,
Y una señal nos indica,
Dirección de la Cartuja
Y la otra de Gamonal.
Y más tarde nos anuncian
Las rutas que llevó El Cid
En su destierro forzado
Hasta Valencia seguir.
Por las tierras castellanas
Entre campos avanzamos,
Viñedos y labrantíos
Se agolpan en el camino,
A la derecha e izquierda
Se van sucediendo pueblos
Con iglesias y espadañas,
Torreón en lontananza
Y los variados colores
De los campos de labranza.
La sed azota la tierra
Y se nota la sequía:
“El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
Al destierro, con doce de los suyos
-polvo sudor y hierro, el Cid cabalga.”
Versos de Manuel Machado,
Que de niños recordamos.
Y en las clases y academias
Muchas veces recitamos.
Camino Aranda del Duero
Ligeros nos dirigimos,
Y sin llegar a esta villa.
Giramos hacia la izquierda.
Y entre pueblos y bodegas,
Vamos a Gumiel de Izán,
Haciendo zigzag ginkana.
Una iglesia muy imponente
Su silueta destaca,
Dicen que en este pueblo
Ha nacido Juana de Aza
Y vivió Santo Domingo
Varios años de su infancia.
Tres decenas de kilómetros
Separan de Caleruega,
Vemos algún pueblo más,
Domingo y Javier me dicen,
Que empiezan a recordar
Los lugares que pasamos.
La sequía a ambos lados
Varias curvas y llegamos
Al pueblo de Caleruega,
Destino de nuestro viaje.
Una Peña con la cruz,
Que a la noche se ilumina,
Sobre una roca subida,
Que se ve por todo el pueblo
Y su imagen nos domina.
Doblando la curva aparece
La Plaza de Caleruega,
La Iglesia San Sebastián,
Bajo la Peña San Jorge,
Principios del siglo doce,
Inicialmente románica
Y primera sepultura
De la Beata Juana de Aza,
Madre de Santo Domingo
Y donde fue bautizado
Nuestro padre fundador.
Esta pila bautismal,
Fue trasladada a las monjas
Del Monasterio del pueblo,
Que el Rey Alfonso fundó.
En el mil seiscientos cinco
Se trasladó hasta Madrid,
Monasterio Dominicas
De Santo Domingo el Real.
Aún se bautizan en ella,
Los príncipes y princesas
De la familia real.
Convento de Santo Domingo,
Torreón de los Guzmanes
Y al fondo el Real Monasterio
De las Madres Dominicas.
Bar de la Plaza, Bodegas
Y el pueblo al frente, a sus pies.
Mientras escribo estas crónicas,
Creo poder relatar,
Todo lo que voy a ver,
La historia, los edificios,
Las personas y las gentes
Y todas las sensaciones,
Encuentros, conversaciones,
Que en estos próximos días
Se van a ir produciendo.
Vayamos pues al momento
Del inicio de este encuentro.
Junto al Convento aparcamos,
Siete menos veinte son
Y desde el coche ya vemos,
Numerosos compañeros.
Jesús Herrero y Vibot,
Con sahariana el primero
Y un gran sombrero de paja,
Como si fuera un arqueólogo
De excavaciones de Egipto,
Y películas de Indiana.
El segundo está enfrascado
Con su teléfono móvil,
Padre José Luis Martín,
Bibliotecario mayor,
Que a sus cumplidos noventa
Bien parece un serafín,
Ángel guardián de los libros,
En hebreo y en latín
En francés y en castellano
Y quizás en guaraní.
Es un sabio entre los sabios
De la cultura adalid.
Padre José Antonio Lobo,
Que anduvo en aquellos años
En las selvas del Perú.
Padre Pedro en su homenaje,
Que a sus años se conserva,
Más tieso que un ajo dicen.
Con la cabeza bien puesta
Y su lucidez tranquila.
Qué gozada saludarle,
Al que fue Padre Maestro,
Noviciado en Caleruega
Y director en León.
Teófilo Velasco aparece,
Con su hermano que es menor
Que estuvimos en Villava,
Juntos, según él me indica.
El Pitu con su señora,
Curso del cincuenta y nueve,
Glorioso cuanto los haya,
Alumnos adelantados,
Alegres, dicharacheros,
Simpáticos, delicados,
Los más majos y preclaros,
Del Colegio en nuestros días.
En una gran diligencia,
De una negra silueta
Nos aparece imponente,
El Llanero Solitario,
Su pueblo se llama Llanos,
Si yo mal no lo recuerdo.
Se apea de su montura
Y ante mis ojos atónitos
Se me aparece su altura,
De un gran número de pies
Ensalzando su figura
Con un pañuelo anudado,
Alrededor de su cuello
Y unas botas sin espuelas,
Tampoco lleva revolver,
Si lleva mariconera.
Aparca su diligencia
De manera inapropiada
Y no deja circular
A un pequeño carromato,
Que avanza por la pradera,
Conducido por Paulino,
Vaquero de Caleruega,
Que asoma a la ventanilla
Mostrando enojo y enfado,
Pues ni Argüeso ni nosotros
Facilitamos su paso,
Más aunque le sonriamos
Se marcha muy cabreado.
Alfonso Losada y esposa
Me saludan cariñosos
Como si me conocieran
Y nos hubiéramos visto
Todos los días del año.
Alberto Alonso encontrado,
De Torrelavega oriundo
Que desde Francia ha venido,
En avión hasta Madrid
Y con un coche alquilado
Se ha presentado hasta aquí.
Marta, Manolo y señora
Que como siempre saluda
Con cariño y efusión,
Como bien le corresponde
Por llamarse Manolón
Saludo a Ramón Pajares
Que en sexto fue de mi curso
Y en dos mil siete lo vi.
En plaza y alrededores,
Veo a muchos compañeros,
Que luego los nombraré.
Distingo a primera vista
A Cícero e Ignacio Manso,
El Javier Martín charlando,
Su prodigiosa memoria,
Al aire va demostrando.
Bañugues y su mujer,
José Fernando y su hijo
Y su señora también.
Baldomero y su mujer,
Que acampan en las afueras
En una rulotte viajera.
Daniel Orden Santamarta,
Al orden nos va llamando
Lo mismo que Cascajares,
También Gerardo Barrado,
Que organizan este encuentro,
Nos llevan hasta el convento,
Para ir distribuyendo,
Las camas y habitaciones,
Donde vamos a hospedarnos.
Entramos en portería,
De acristalada oficina
Donde Fray Montes vigila,
Las entradas y salidas.
Libros, recuerdos, rosarios,
Regalos de la visita.
Torcemos a la derecha
Y un pasillo atravesamos,
A su paso está un museo,
Con obras del Padre Salas.
Al llegar al ascensor
A la izquierda divisamos
Un curioso panteón
De estatuas policramadas,
De un tal artista Romero,
Son personajes y santos
De la Orden dominicana,
A los que siguen también,
Por este largo pasillo
Cuadros, estatuas, figuras,
Que imponen en la penumbra
Y quizás desasosiegan.
Junto al ascensor, mosaico
Del Padre Domingo Iturgaiz.
Subimos al primer piso,
Y en un ancho y largo pasillo
Están las habitaciones.
Cada una tiene un nombre,
De un personaje de la Orden,
Alberto, Santo Tomás,
Bartolomé de las Casas,
Alonso Cano, Vitoria.
Mi habitación es la treinta,
Está al final del pasillo.
Se llama Humberto de Nermans
El Quinto Padre Maestro
De la Orden Dominicana.
No es porque lo conozca,
Sino porque lo he leído
En un libro que he encontrado,
En la mesa de mi celda
Donde explica las historias
De todos sus personajes,
Y otro de Iconografía
Del Padre Domingo Iturgaiz
E historia de una Beata
De las tierras castellanas.
Mapas y propaganda
De Caleruega y su zona.
La habitación está bien,
Con su mesa conventual,
Su ducha, armario y lavabo
Y su enorme ventanal.
Perdonadme la turrada,
Que os he dado hasta el momento.
Y vayamos a la calle
A despejar la cabeza.
Desandamos el camino
Y por los mismos pasillos
Que vinimos a la ida,
Recorremos a la vuelta.
El mausoleo intrigante
Me mira con insistencia.
En una sala de al lado,
Sala de Santo Domingo,
Daniel Orden y Barrado,
Cascajares y algún otro,
Sentados en una mesa,
Nos cobran y les pagamos.
Son los noventa y cinco euros
Por los dos días completos
De estancia en este convento.
No recuerdo si esta escena
Fuera más bien por la tarde,
O ya después de cenar.
Pero sea cuando sea
Me siento bien al pagar.
Pasando por portería
Vamos saludando a gente,
Fernando Alonso y Abad,
Ezequiel y su señora
Y ya en la plaza encontramos
A Javier Martín de Pablos
Y también a su mujer,
Javier Muñiz, El Ministro,
Que a su mujer acompaña.
Yo con esto de los cónyuges
Se me hace la picha un lío,
Dados por citadas todas
Con mucho, mucho cariño.
Y vuestros nombres completos
Máximo Peña y señora,
De Caleruega vecinos.
Y Pajarín solitario.
Ramiro Castro de Corcos,
O quizás sea de Ampudia
Y su señora de Abíndano,
O de algún pueblo de al lado.
Las personas que no cito,
No se sientan olvidados,
Que a través de las tres crónicas
Aparecerán nombrados,
Pues las listas de Daniel,
Me lo han facilitado,
Allí se recoge todo,
Eficazmente anotado.
Besos, abrazos, saludos.
La plaza de Caleruega,
Es un lugar concurrido
Y en el foro del encuentro
Por magia se ha convertido.
Charlamos y conversamos,
Y como estamos sedientos
Unas cervezas pedimos.
Hablo con Manolón
Cuando estamos en el Bar,
Me pregunta por mi tierra,
Sus gentes y situación,
Pero acabamos hablando
Del encuentro y de León.
Me dice que le presta mucho,
Que yo le cite en el blog.
Será por méritos propios,
No por recomendación,
Pues motivos me dará
Cuando llegue la ocasión.
Después de animadas charlas
Con todos los compañeros,
Nos avisan que a las nueve
La cena comenzará.
Debemos estar puntuales
Dice la organización.
Con pastillero en la mano
Corremos al comedor.
Nuevos encuentros, saludos
Con cariño y con amor.
Dicen los organizadores
Que nos vayamos sentando
Nos explican el programa,
Las normas y los horarios,
Compra de libros y pagos.
Las cenas son a las nueve,
Las comidas a las dos.
Desayunos a la nona
Para empezar la función.
Las mesas son para cuatro,
Para bien organizarnos
El Padre ¿Salas? explica
Como se sirven los platos.
Como si fuera cadena
De un orquestado trabajo.
Uno recoge el primero,
Y otro retira los platos,
Un tercero trae el segundo
Y el cuarto lo va llevando.
Lo mismo el postre y el vino.
Son pocas las que nos sirven
Y todos colaboramos.
Antes de sentarnos todos,
Saludamos y abrazamos
A quienes no habíamos visto.
Lourdes y Javier del Vigo,
Con su aparato magnífico,
De fotos se sobrentiende
Si se tiene el ojo clínico.
Y también algunos más
Que ya iremos comentando.
En esta primera cena
Los platos son los siguientes:
Sopa verduras juliana,
Con zanahorias, patatas,
Puerros y cebollica.
Merluza con gabardina
Y encima una empanadilla.
Vino de la Ribera
Y el agua de Caleruega
Con un cestillo de pan
Y de postre frutas varias,
Ciruelas, malacatones
Y alguna que otra perica.
Y yogures opcionales,
Naturales y de mango.
Según Orden Santamarta
Somos seteinta dos,
Los apuestos comensales.
Sesenta y siete apostólicos
Y frailes dominicos cinco.
Al finalizar la cena,
Nos comentan el programa
Y dicen los que organizan
Que el mismo será el siguiente:
Las cenas y las comidas,
Según horario previsto.
Después de la cena el Viernes
Charla sobre las misiones
De Shintuya en el Perú,
Hablará Fernado Alonso,
Pues por razones de tiempo,
Pedro Rey no puede hacerlo,
Pues a Perú se ha marchado,
Por razones de los vuelos.
El sábado a la mañana
Visita a Clunia Sulpicia,
Gran ciudad de los romanos.
En zona de los arévacos.
Después de comer veremos.
Algunos la Biblioteca
Padre Martín como guía.
Los otros la exposición,
Con obras del Padre Salas,
Del autor acompañados.
Y a continuación iremos
A la Madres Dominicas,
Su museo, la Capilla,
Claustros y además la cripta,
Juntos visitaremos.
Después misa y homenaje
Al Maestro Padre Pedro
A la noche Isidro Cícero
Nos presentará su libro,
En clave del Santuario
De La Virgen del Camino,
Del Camino de León.
El domingo a la mañana,
Después de desayunar
Partiremos cada uno
En sus respectivos coches,
A Covarrubias o Silos
Una vez acabada la cena,
A la recreación vamos
En donde Fernando Alonso,
Nos va explicando el mandato
Que Pedro Rey le ha dejado
Para explicar su labor,
En la Misión de Shintuya,
Con vídeos, fotografías,
Que Pedro Rey le ha mandado.
Existen unos problemas
Para dar la conexión.
Fernando Alonso, algún otro,
No encuentran la solución
Y aparece un dominico,
Que según me dicen luego
De Caleruega es el prior.
Empezamos viendo un vídeo
De Pedro Rey en canoa,
Que boga sobre el río Manu.
A un lado se ve un guepardo,
Al otro lado se ve un caimán.
Nos presenta las misiones
De Yomibato y Shintuya,
Indígenas mashco piros,
Amazonas, Urubamba,
Maizal y Sarigueminiki
Con sus paisajes y gentes,
Y las edificaciones,
Labor de los misioneros.
Según va narrando Pedro,
Se levantan lo primero,
El dispensario y la escuela,
La iglesia y las viviendas
Y se realizan programas
Para el social desarrollo.
Parece ser que el momento
Se ha vuelto muy delicado
Para nuestros misioneros,
Pues se hará cargo el gobierno
Funcionarios y seglares.
Según nos dice Fernando
Pedro Rey no dice nada,
Pero se ve preocupado.
Ya que son muchos los años
Que los Padres dominicos
Han llevado el Vicariato.
Yo conozco el sentimiento,
Pues en Panamá he tenido
Un hermano misionero,
Que de allí ha venido enfermo.
Agustino Recoleto
Que tras cuarenta y dos años
Ha dejado las misiones,
Y se siente muy afectado.
Se teme por los indígenas,
Y que las internacionales
Arrasen todas las selvas
Y el voraz capitalismo
Devore a sus habitantes.
La corriente espiritual,
Domina las religiones,
Se abandona lo social.
Y se pueblan los países
De grupos evangelistas,
Y líderes carismáticos,
Neocatecumenales.
Interviene el Padre Lobo
Y aclara la situación,
Pues conoce las misiones,
Pues en ellas trabajó
Con mucha dedicación.
Interviene Baldomero
Y Juan Manuel, Manolón.
Vaya rollo os he marcado
Con esta disertación.
La gente va desfilando,
Hacia las habitaciones,
Algunos están cansados
Y quieren irse a dormir.
Despedidas y saludos.
Algunos van a salir.
Me acerco a la portería.
En el bar encuentro a varios,
Ignacio Manso y Bañugues,
Juan Manuel Alvarez Gonzalez,
Maximo Peña y Señora,
Daniel Orden y Mujer,
Y algunos más que me olvido.
Me tomo un gin-tonic frío,
Con su limón exprimido
Y brindo por compañeros,
Por amigos de este encuentro
La puerta sigue entornada.
Y me cuelo para dentro.
El panteón me persigue
Hasta que llego a la celda
Treinta del primer piso
Y poco a poco me duermo.
Hasta mañana a las nueve
Y después de esta pelmada,
Espero sigáis despiertos.
Un fuerte abrazo para todos y disculpas por haber tardado tanto.
Javier Cirauqui
11 comentarios
Javier Cirauqui -
Un fuerte abrazo te damos,/ Gracias por haber venido.
Javier Cirauqui -
Pedro Sánchez Menéndez -
Javier Cirauqui -
Gracias por lo que a mi atañe/ Querido Alfonso Losada/... y sigue como está...
Javier Cirauqui -
Y estoy de acuerdo contigo,/ en los valores que tienen/ Llorente y Jesús Herrero./ Un fuerte abrazo Losada/ y a tu mujer extensivo.
Javier Cirauqui -
y ver alucinaciones/ con los ovnis de Bañugues, Lourdes y Javier del Vigo/ Y ese doble que los nazis/
mandaron para expiarle,
sacarle fotografías
por casas de lenocinio/
Y así poderle culpar/ al obispo en Calahorra
de putero y mujeriego,/
por no firmar una carta/ de apoyo a Francisco Franco,/según les manda Gomá./ No sé por qué razones/ la cruz que está iluminada,/en la Peña de San Jorge/
me está pareciendo un ovni, con alas iluminadas/ y con los brazos abiertos.
Antonio Argüeso González -
Javier Cirauqui -
en las comidas y cenas,/ recordando viejos tiempos,/ visitando monumentos,/ rodeados de cariño/ por tierras de Caleruega.
P.D. No hay manera de meter los versos en este recuadro del ordenador. No sé como ampliarlo.
Alfonso Losada Vicente -
Y de Herrero, qué voy a contar, viendo cómo maneja el bolígrafo y la cámara...
Viendo a estas tres figuras,¡ Y otras que hay ocultas..! Yo, no puedo menos que decirles: Gracias, campeones. Seguid deleitándonos con vuestras HABILIDADES.
Un fuerte abrazo, y, que continúe la fiesta. Losada
Jesús María Herrero Marcos -
Pedro López Llorente -