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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

INSTITUTO Y COMUNIDAD EN LAS CALDAS (Apuntes históricos)Páginas 130 y 131

INSTITUTO Y COMUNIDAD EN LAS CALDAS (Apuntes históricos)Páginas 130 y 131

 

2 comentarios

Ramón Hernández Martín -

De ponerme a discernir y seccionar, seguro que encuentro motivos sobrados no solo para abundar, sino también para ampliar y profundizar en las denuncias que trasluce Juan A. Iturriaga en su comentario. Sin embargo, el paso de los años (Juan lo hace muy bien) nos lleva a un juicio más global y determinante, seguramente más equilibrado y justo sobre lo vivido entonces y su trascendencia para nuestras propias vidas. Lo que sí he de confesaros es que me ha asombrado la conciencia crítica que se despliega en estas páginas. Digamos de paso que, como me resultaba imposible leerlas aquí, lo he hecho en Documentos y allí he leído ya hasta la última que aparece, la 163. ¿Por qué hablo de asombro? Porque, describiéndose en ellas la placenta en que yo crecí como aprendiz de pensador, en aquellos momentos, sumido en otras inquietudes, estaba dispuesto a aguantar carros y carretas sin rechistar como etapa importante para llegar a mi propia meta. Lo curioso del caso es que, tras tantos años de pensar y sentir, puedo asumir y asumo ahora sus innovaciones y aspiraciones de humanidad (de ellas forman parte también las cristianas y las "religiosas") como postulados esenciales no solo para que los dominicos, sino también los cristianos y todos los hombres en general, forjemos una humanidad menos pesada y lerda que la que nos toca padecer todavía en este primer quinto del s. XXI que ya llevamos casi consumido. A fin de cuentas, la cosa es tan simple como que, en cualquier orden o dimensión de la vida, no solo apostemos a favor de los valores, en pugna permanente con sus correspondientes contravalores, sino también que lo hagamos de forma elegante, deportiva y divertida, es decir, que apostemos por valores aquilatados, más valiosos. Eladio, amigo, ¡qué lumbrera y qué forma más directa y sencilla la tuya de llamar al pan, pan, y al vino, vino! Todos conocemos el camino de humanización. Solo nos falta la "valiosa valentía" de recorrerlo.

Juan A. Iturriaga -


Cada uno tiene que hablar de lo que le atañe y, por ello, tengo que decir que me siento muy identificado con lo que se refleja en las páginas 156 y 157.

Lo que se describe sobre la vida en la Escuela Apostólica, absolutamente cierto, es, a mi juicio, una barbaridad, tanto para un aspirante a fraile como para un vendedor de botijos. Y eso, dicho con todo el cariño y sin acritud.
Ya sabemos que la paramera fue muy diferente, según para quien.

No hace mucho me decía un antiguo alumno que, en el colegio, había clases sociales.

Mis fobias sobre aquellos tiempos se pasaron, en parte por la edad y en un grado muy importante por este blog y la oportunidad que nos ha dado para reencontrarnos, pero creo que tampoco hay que “pasarse” en la mística sobre lo que vivimos desde los 10 a los 15 añosos.

Hace falta un poco más de crítica y autocrítica para equilibrar.

Y lo digo, más que nada, por aquellos que sufrieron mucho en el colegio, que los hubo.