Me alegro de haber conocido a Juan Antonio. Los últimos meses que pude hablar con él en La Virgen me mostraron al hombre. Un hombre de un gran corazón puro. Mis conversaciones con él han acabado pero lo tendré presente hasta mi fin.
Vibot -
Recuerdo a Juanito en la Escolanía, en aquellas meriendas de Santa Cecilia en la recreación...pero sobre todo en Salamanca, donde fuimos muy amigos, y donde me contaba sus recuerdos de chaval en Valladolid...comiendo aceitunas en un balcón y disparando los huesitos a los que pasaban y escondiéndose muerto de risa...la risa era uno de sus más preciados regalos y muchos lo habéis evocado haciéndoos reir. Unos seis años después de separarse nuestros caminos volví a verlo y a recordar las risas, la camaradería juvenil, como si el tiempo no hubiera pasado. Ya de vuelta en Madrid, le escribí un poema largo celebrando nuestros recuerdos y nuestra simpática amistad del que copio aquí este fragmento como homenaje y cariñoso recuerdo:
DAGUERROTIPO AZUL (Retrato de J.A.Turienzo, en enero de 1981)
Recurrir a una música, al hielo, a aquel adolescente dios arbóreo -distancias como simas con todo el viento cruel amotinado- para nombrar tu mirada inasible, oh inquieto.
La gracia inmarchitable de tus propios recuerdos de ti. Tu cuerpo entonces, las camisas de cuadros en plena juventud florida, soñada, derrotada.
Adolescencia aún: aquel olor como mezclado de "Aqua Vuelva" y tabaco que dejaba Torrellas y su capa de cuentos por el pasillo alanceado de cedros y lágrimas mordidas, su sonrisa casi literalmente mundana... Ciertas inflexiones de danza, el sol de invierno allí,tus ojos de mistela, los tenores, anchoas y rondallas... ¡el cortejo de escarchas de todo esto!
Y la niñez: te imagino con siete años comiendo aceitunas en el balcón, diableando los huesitos, los flequillos, los gritos esenciales. "Valladolid precioso" se decía entonces sin saber que eras tú la promesa viva de todo lo que no volveremos a ser: ingenuos y novatos. Oh inocencia, como un esmalte ahora inalcanzable por las nítidas venas de las ramas de invierno contra el sol del poniente...!
¡Por qué nos lleva el tiempo, hemos un de amar tanto!
*** Hasta siempre, Juanito, siempre recordaremos esas risas que tú nos regalaste.
2 comentarios
Miguel Ángel CASTRO MERINO -
Vibot -
Unos seis años después de separarse nuestros caminos volví a verlo y a recordar las risas, la camaradería juvenil, como si el tiempo no hubiera pasado.
Ya de vuelta en Madrid, le escribí un poema largo celebrando nuestros recuerdos y nuestra simpática amistad del que copio aquí este fragmento como homenaje y cariñoso recuerdo:
DAGUERROTIPO AZUL
(Retrato de J.A.Turienzo, en
enero de 1981)
Recurrir a una música,
al hielo,
a aquel adolescente dios arbóreo
-distancias como simas con todo el viento cruel amotinado-
para nombrar tu mirada inasible, oh inquieto.
La gracia inmarchitable de tus propios recuerdos de ti.
Tu cuerpo entonces, las camisas de cuadros en plena juventud florida,
soñada,
derrotada.
Adolescencia aún:
aquel olor
como mezclado de "Aqua Vuelva" y tabaco
que dejaba Torrellas y su capa de cuentos
por el pasillo alanceado de cedros y lágrimas mordidas,
su sonrisa casi literalmente mundana...
Ciertas inflexiones de danza,
el sol de invierno allí,tus ojos de mistela,
los tenores,
anchoas y rondallas...
¡el cortejo de escarchas de todo esto!
Y la niñez:
te imagino con siete años
comiendo aceitunas en el balcón,
diableando los huesitos,
los flequillos,
los gritos esenciales.
"Valladolid precioso" se decía entonces
sin saber que eras tú la promesa viva de todo lo que no volveremos a ser:
ingenuos y novatos.
Oh inocencia,
como un esmalte ahora inalcanzable
por las nítidas venas de las ramas de invierno
contra el sol del poniente...!
¡Por qué nos lleva el tiempo, hemos un de amar tanto!
***
Hasta siempre, Juanito, siempre recordaremos esas risas que tú nos regalaste.