RAMÓN HERNÁNDEZ MARTÍN nos felicita la Navidad
Queridos amigos:
Me adelanto un poco al aluvión de felicitaciones y parabienes navideños, posiblemente más sentidos que nunca por las circunstancias, que inundarán estos días vuestros espacios. Lo hago de la mejor forma que sé hacerlo.
La no-Navidad de este no-año no podrá con la hondura y la reciedumbre de los sentimientos de proximidad que estas fiestas hacen brotar y crecer en cada uno de nosotros. Cual agua en recipiente agujereado, el afecto y la fraternidad encontrarán salida para llegar caudalosos, indemnes e incontaminados, a quienes los motivan. La Navidad certifica que no hay abrazo más abierto, fuerte y tierno, que el que Dios nos da en la “encarnación”. De ahí que proceda desear, en toda circunstancia y situación, “feliz Navidad” a cuantos amamos por haber formado parte de nuestra historia, por ocupar un lugar en el horizonte de nuestra propia vida o porque simplemente se nos cruzan en nuestro camino.
Por ello, en medio de la austeridad y de la clausura que las circunstancias sanitarias nos imponen este año, os invito, queridos amigos, a regalar hermosas cestas navideñas a vuestros propios amigos, parientes y demás “allegados”, llenas a rebosar, pero no con cosas tan banales como jamones y embutidos ibéricos de bellota, sabrosos quesos manchegos, crujientes turrones alicantinos, excelentes cavas catalanes, olorosos vinos riojanos, dulces sidras asturianas y otras exquisiteces de similar calidad, sino con comprensión y tolerancia para todo aquello que, teniendo carta de naturaleza, no nos entra en la mollera; con una fraternidad cuya fuerza sanguínea rompa silencios y borre desprecios; con la compasión que obliga a sufrir al lado del enfermo y a pasar hambre al del hambriento; con la paz que diluye intereses bastardos y apaga guerras fratricidas; con el cumplimiento del único mandamiento que nos impone el niño que nace en Belén, y, finalmente, con la confianza inquebrantable en que pronto saldremos airosos del embrollo vírico en que nos vemos envueltos y del agujero económico en que hemos caído.
Insisto en que es la mejor manera que se me ocurre para acercarme este año a cada uno de vosotros, durante unas fiestas que ya llevan varios días en escena, para desearos que disfrutéis su enorme belleza, la humana y la divina, y que dejéis fluir generosamente los cálidos sentimientos que provocan. Tal es mi deseo y en esa dirección explota el afecto con que ahora cargo mi amistoso abrazo. ¡Feliz Navidad, próspero año y felicidad!
2 comentarios
Jose manuel Garcia Valdés -
1. Como estudié en un buen colegio y casi aprobé educación cívica y social seque debo cirresponder tanto a Jesusache y a Ramón deseándoles idem, eadem, idem.
2. Que sepáis que me he pasado buena parte del año discurriendo una forma original y bonita de felicitaros; después de muchos desvelos y sin ayuda de nadie se me ocurrió la siguiente msravilla:
"La familia y los amigos son como los radares de la guardia civil, aunque no los veas siempre están ahí".
Gracias por ser y estar.
Si alguien tiene mejor ocurrencia que no se vorte y la exprese, se parecerá pero no creo que la iguale.
También pensé en desearos mucha prosperidad (pasta
manteca) pero, tal como ha venido este "DOS MIL VETE", mejor te deseo una PRONTA, FELIZ Y EXITOSA VACUNACIÓN.
Detrás, si no se te cae el brazo, vendrá, ojalá, la salud y la prosperidad, pasta,manteca ...).
FELIZ NAVIDAD Y SALUD PARA TODOS PARA LOS PRÓXIMOS 100 AÑOS QUE TE RESTAN, que será cuando llegue la próxima pandemia. Para entonces tendremos inmunidad y no necesitaremos vacunarnos
Un abrazo para todos.
Ramón Hernández Martín -