Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

COMIENZA EL DESPIECE

COMIENZA EL DESPIECE

Primera fotografía del desmonte de columnas y arcos del atrio del viejo Santuario.

12 comentarios

Luis Heredia -

Yo ya no sé cómo decírselo desde hace años. Por activa, por pasiva, por perifràstica pasiva, por encuentros, por wasas, por facebook, por el blog y POR FAVOR.
Si os parecen espectaculares los que deja caer por aquí, no os perdáis los que deja sueltos por el facebook. Antológicos.

lalo -

Algún día, querido Santos, alguien te convencerá para que me mandes tus poemas y hagamos un libro.

Santos Suárez Santamarta -

Debe ser cosa de la edad y de este prolongado confinamiento que nos está bajando las defensas, pero me siento ruborizado al leer vuestros comentarios llenos de afecto y, algunos también, llenos de perspicacia y originalidad como es ya habitual. Os lo agradezco de verdad. ¡Qué suerte haber podido tener este medio de comunicación entre nosotros durante todos estos años!. Que se mantenga.

Isidro Cicero -

Y como lo dice Carrizo, tampoco hay nada que pedirle: apunta a los radicales, donde están los manantiales de las cosas y las explican. Mi abrazo admirativo.

Francisco Javier Cirauqui -

Siempre que leo tus poemas me quedo impresionado por su belleza, profundidad y forma. Eres un clásico entre nosotros, cercano y amigo. Gracias, Santos.

Luis Carrizo -

Hace mucho tiempo que confesé mi declarada admiración por Santos Suárez. Exactamente, desde el día en que leí su primer poema. Pero solamente hoy descubro donde aprendió esas cadencias de que están siempre impregnados sus versos. Acabo de comprobar que su padre, sin saberlo, le educó también el oído con los acompasados golpes de sus mazas: largo, corto; corto, largo; corto, corto, largo... Santos descubriría más tarde, en el Colegio, los nombres de aquellas tintineantes melopeas: yambo, troqueo, anapesto..., pero el ritmo y la melodía los llevaba ya él muy bien aprendidos dentro de su cabeza.
¡Qué hermoso recuerdo de tu padre!
¡Que bella poesía!

Vibot -

Santamarta...ecos de Calderón, de Valdivielso, de Lope de Vega...

Y tú libro pa cuándo!

Jesús Herrero Marcos -

Santos, ¿porqué el mundo va tan mal habiendo gente como tú?

Malvárez -

Santos: Cantero de la palabra.

Luis Heredia -

¡Ay, Dios mío¡ Los poemas de Santos Suárez Santamarta son esencia pura en frascos pequeños. Si lees la primera estrofa ya estás enganchado. Estás obligado a llegar hasta el final para descubrir el misterio.
Son obras de arte.

Isidro Cicero -

Emocionsnte, Santos Suárez Santamarta

Santos Suárez Santamarta -

¡AY DE LOS CANTEROS!

No debiera haber visto
la imagen de tristeza y desconsuelo
que produce el derribo
expeditivo y drástico de un templo.

Siento que no me agrada
toparme, irremediable, con los pecios
de lo que un día ha sido
arca de la alianza para un pueblo
humilde, que acudía
a diario a dejar en él sus rezos,
sus tristezas calladas,
y la celebración de sus misterios .

Dejadme que os diga que me apena
ver su derrumbamiento
por más que en su lugar se construyera
otro más funcional y más moderno,
más amplio y luminoso
y también más acorde con los tiempos.

Ver bóvedas , columnas, arquerías…
muros y basamentos,
-que otros hombres ayer los levantaran
con arte y precisión de relojeros-
abatidos ahora piedra a piedra
sin ninguna piedad ni miramiento,
es como recibir escalofríos
que conmueven el ánimo y cuerpo.

Ver cómo las veletas de sus torres
agitan su pañuelo
al cielo azul en triste despedida
antes de hallarlas rotas en el suelo
ha de ser duro trago
para cuantos allí desde pequeños
se vieron protegidos a su sombra
y, a creer y vivir su fe, aprendieron.

Mas ahora también quiero acordarme
de quienes con esmero
han dejado, labrando cada piedra,
amor, tiempo, sudor, dolor e ingenio,

Imagino sus manos ensanchadas
al empuñar la maza, los punteros
la escuadra, la bujarda…
desbastando en monótono concierto
de golpes secos el pedrusco informe,
para ir puliendo luego
-perfectas- las aristas
hasta lograr el ángulo perfecto

Sí, pienso en esos hombres
que doblegan la piedra. De pequeño
he podido observarlos muchas veces.
Conozco bien los sones y los ecos
haciendo dócil la caliza dura:
mi padre fue cantero.