Os adelanto los primeros pasos de la iniciativa de Marianico Estrada, Lalo Mayo, Juan Manuel y Quique Muñiz para hacer realidad la presentación del nuevo libro de Mariano POECANCIONES DE AMOR en la Virgen del Camino el próximo 14 de Septiembre.
Con la colaboración de Maxi Olóriz, del paPedro, de José Luis Zamanillo, de Pedro Pajarín, y de todos vosotros, éxito asegurado.
Os seguiré informando.
Por el momento, reservad ese fin de semana.
Toda la información referida a este nuevo encuentro la publico bajo el tema POECANCIONES en la Virgen del Camino 14-9-2013.
contraportada del libro
Presentación de Poecanciones de amor en La Virgen del Camino.
Querido Josemari:
Tal como te comenté por teléfono, el próximo día 14 de septiembre, a las 19,30 horas, vamos a tener una fiesta en La Virgen del Camino. Verás, la excusa es la presentación de mi nuevo libro Poecanciones de amor que, como sabes, tiene dos padres. El otro es Lalo F. Mayo, cuya profesionalidad y buen gusto le ha dado un continente precioso. Creo que se ha superado a sí mismo.
Pero ha habido un tercero en discordia, cuyo nombre es Juan Manuel Díaz Álvarez, que es de quien ha partido la idea: “Mariano, y ya que sois dos antiguos alumnos del colegio los padres de la nueva criatura, ¿por qué no hacemos una presentación en La Virgen del Camino?” Pues bien, así nació un tripartito entusiasta que se puso a la faena mientras tú vacacionabas en los mares del Sur, que tan bien cantó Montalbán.
Lo demás vino rodado: Manolo fue hablar con el padre Hermelindo, que es el nuevo Prior, y a éste le pareció bien la idea. Le dijo que ahí estaban la salas y/o el patio de la casa de Ejercicios y que, en el caso de necesitar habitaciones para dormir, “facilidades, todas”. No obstante, Lalo nos propuso, creo que acertadamente, la posibilidad de hacer el acto en una de las capillas del colegio, siempre que estuvieran adecentadas y disponibles. Y en ello estamos. O en ello están Manolo y Enrique, mi Enrique lírico.
Yo cogí el teléfono por sus zonas más calientes y empecé a llamar a los compañeros para ver si era compartido el entusiasmo por este luminoso proyecto nacido al amparo de un libro de poecanciones y de tres voluntades sumadas. Y resultó ser que sí, que todos tenían el espíritu dispuesto a nuevas celebraciones, repetidos abrazos y renovadas conquistas. Y no es que llamara a dos o tres, es que llamé a más de cincuenta.
Finalmente, emulando los encuentros que han tenido lugar desde octubre del 2007, hemos pensado que el evento acabe con música. Madre de Dios, ¿qué he dicho? ¿Te imaginas las notas de calor con las que ha sido acogida esta nueva idea, considerada por todos excelente? En primer lugar, una de las poecanciones del libro ya ha sido puesta en solfa por Ramón Arcusa, del Dúo Dinámico. De hecho, ese es el origen del libro. En segundo lugar, Maxi Olóriz se ha impuesto el reto de musicalizar una segunda poecanción y José Luís Zamanillo se ha comprometido a hacer lo propio con una tercera. Por último, varios de los niños cantores de León y de Asturias se han ofrecido a cantar algunas de las canciones de siempre: las de Torrellas, las de Cura, las de Huarte, las de todos y las de toda una época.
En resumen, una hora de literatura y media de música: dos materias que formaron una parte sustantiva de la enseñanza humanista del Colegio. Dicho sea en honor de los que fueron nuestros inolvidables profesores. Alguno de los cuales, que se apunta a un bombardeo y se llama Pedro Sánchez, me ha sugerido otra idea: la de prolongar el encuentro durante todo el fin de semana. En esto ha sido secundado por otros, como el inefable Pajarín Pedro López, quien me ha dicho que estaba a punto de llamarte para decirte que ya tocaba, que ya era hora, que ya se le estaba haciendo larga la espera, que tenía mono de encuentros, que quería volver a abrazarse a aquellos con los que compartió la niñez y ahora comparte la amistad y los recuerdos.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
PD: te envío una de las poecanciones del libro que, como verás, está elegida a propósito. En correo aparte te mando la portada y la contraportada.
11. Un amor que empieza de niño,
¿puede durar toda la vida?
Tal vez fue el año 52 cuando yo empecé a ir a la escuela. Desde esa perspectiva y, como tantos otros hombres que un día fueron niños, podría decir con Machado: mi infancia son recuerdos de un pueblo de Zamora... En mi caso, no obstante, eso es solo en parte verdad, ya que una verdad más rotunda exigiría la inclusión de tres pueblos distintos, bien es cierto que todos de Zamora: Justel, Muelas de los Caballeros y Quintanilla. Y aún quedaría en el aire una cuestión que no es en absoluto baladí: la de saber exactamente hasta dónde llegaba entonces la niñez y dónde empezaba la adolescencia. Podía darse el caso, como se dio realmente, de que mi niñez terminara de transcurrir en un pueblo de León, y, para más INRI, en un internado de dominicos, donde las niñas no podían entrar y solo estaban vagamente en los sueños.
De lo que no hay duda ninguna es de que, cuando fui al referido internado, las niñas que habían compartido escuela conmigo —lo que conllevaba compartir prados y calles y pajares—, ocupaban una parte de mi corta y enternecedora biografía. Y alguna de ellas, incluso, ocupaba una parte de mi corazón, que entonces era un potrillo no sé si salvaje y revolucionario, pero sí al menos juguetón y revoltoso.
Pues bien: como tantos otros, yo fui apartado del mundo femenino durante unos cuantos años, pero, a lo largo de la vida, he conocido a algunas personas que, habiendo jugado largamente de niños en escuelas y calles y andurriales, continuaron jugando de adolescentes. Claro que, jugando a ciertas edades con fuego, uno puede quemarse con facilidad meridiana. Y algunos de los que jugaron de niños y de adolescentes, lo siguieron haciendo de jóvenes hasta que un día, casi sin darse cuenta, convirtieron sus vidas en una larga historia de amor.
Esta que dejo aquí, perteneciente a la familia de las poecanciones, es una de esas historias. Tal como he dado a entender, me la contaron ayer las lenguas de un solo filo.
Mi vida contigo
De niño ya me gustaba
tu forma de sonreír,
de adolescente te amaba,
después te he amado sin fin.
Por lo demás te tenía
muy cerca siempre de mí,
tan cerca que no sabía
que no tenerte es morir.
Pero lo supe: fue un día
tras un mal paso que di...
... por el que pude perderte.
Echada casi la suerte,
miré hacia atrás y entendí
que ausencia vale por muerte,
cuando la ausencia es de ti.
Con el amor del que ama
y pone el alma en la voz,
comprometí estas palabras
que el viento no se llevó:
No necesito más vida
que la que venga de ti,
ni más dios ni más bebida
ni más razón de vivir.
Me atengo a todas tus cosas
porque me atengo al amor:
a las rosas, si son rosas
y si es dolor al dolor.
Se nos hicieron las manos
caminos de exploración,
caminos por los que andamos
tras tantos años de amor.
Mariano Estrada