Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Y DESPUÉS DE UN BUEN BAÑO...

Y  DESPUÉS  DE  UN  BUEN  BAÑO...

pues a secarse bien, con todas las de la ley, hasta que la piel se enrojezca. Y a ponerse el albornoz, esa célebre e innovadora prenda de mil colores, de mil rayas, largos, cortos, mediopensionistas, largos que se iban quedando cortos por el estiramiento óseo, largos que se encogían por los lavados, destacada y recordada con nostalgia y melancólica gracia en los relatos en "asturianu" de nuestro querido Juan Manuel "Manolón" (un abrazo, amigo).

Por cierto, el mío era de rayas blancas y rojas, con el 163, y cuando rememoro fotográficamente mi camarilla, siempre lo veo colgado en aquel armario sin puerta.

Niños que estrenásteis "albornoz", ¿estáis secos?, ¿donde estáis?. ¡Decidnos algo!.

3 comentarios

Jose maría cortés aranaz -

Ye GIRALDO.

Vibot -

¿puede alguien decirme quién es el chico de la derecha de la foto, el del albornoz a rayas? Me suena mucho su cara.

Vibot -

Anoche me dormí sin apagar el aire acondicionado y me acabo de despertar aterido. Pero con el último fragmento de un sueño que he venido corriendo a contaros. ¡Aunque me gustaría tanto arrebujarme en la sábana y la colcha y retomar el momento y la conversación!

Pero no quiero olvidar la luz y el encanto de ese comedor en el que -en mesas de cuatro- estábamos algunos de los muchos amigos de este blog. Recuerdo a Urbano en una de las mesas cercanas.

Eramos muy jóvenes, como recién salidos del colegio. Había un rumor de voces sosegado y feliz y una fragante luz de vacaciones.

Me he despertado hablando de un caleidoscopio. Demasiado grande, oscuro y monocromo. Frente a mí, la cálida mirada y la voz tan cercana, como de tiple tercero, de Sarmiento, me ofrecían uno suyo, luminoso y feérico (él lo dijo en francés), que formaba multicolores, quiméricas estrellas de la nieve...

A mi izquierda sonreía Suazo, el de mi curso, con sus vidriados, caleidoscópicos ojos verdiazules.

La cuarta silla estaba vacía.

Anoche fui a la cama con la refrescante y simpatiquísima sonrisa de Joseantonio metiendo su bracito derecho en la manga de su albornoz. La melancólica sonrisa de Gago. Y el enigma precioso de ese rostro al que no pongo nombre y que mira a la cámara mientras dice una gracia -probablemente con voz de tiple segundo- que he debido soñar toda la noche. El no puede sacar las manos de las enormes mangas de su albornoz de rayas.

Yo ya no puedo sacar las mías de estas teclas en las que os reencuentro a todos cada día. Cada noche hasta en sueños, mis chicos del colegio, mis amigos y hermanos para siempre.

Yo me vuelvo a la cama, a ver si sueño un sueño con vosotros.

Me vuelvo a la piscina.