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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

BIEN TEJÍN, BIEN

BIEN TEJÍN, BIEN

Sensibilidad y afecto frente a la amargura de una expulsión injusta. Nuestro muy querido compañero Carlos Tejo honra hoy nuestro blog con su relato de años pasados, con 36 menos, y de correrías atléticas, con veintitantos kilos de menos. Here is, helo aquí.

Amigo Carlos "Tejín", un abrazo y nuestro cariño. !Qué gusto el leerte¡.


Dedicado al Padre Cura

Quiero compartir estas medallas.

Escribo estas palabras porque el gran Marcelino, hace pocos días, cuando su cumple, recordaba haber oído de mis éxitos de corredor de fondo, allá por los Parises de la France.

Volviendo sobre los pasos de mi memoria, recuerdo, como uno de los días más felices de mi vivir en La Virgen, la primera vez que llegué el primero de dar la vuelta a la “finca”. Sé de sobra que aquello no era ninguna competición, pero yo competía conmigo mismo y con algún que otro galgo. Desde aquel día yo esperaba todas las mañanas a que el P. Cura diera la orden de salir pitando a dar la vuelta a la finca. Y una vez  y otra también, yo me encontraba capitaneando aquel grupo donde había más protestotes (lo entiendo) y renegados (también lo entiendo) que otra cosa. Como disfrutaba yo de mis pocos años y de mis pocos kilos, dominando el sendero, disfrutando del viento, los calores, los fríos en la cara y de aquellas madrugadas con nieve. A llegar siempre encontraba la palmada cariñosa en la nuca del P. Cura.: “Bien Tejín, bien”. Seguro que nadie se acuerda de aquello pero a mí me marcó para toda la vida.

 

Nunca fui buen futbolista, siendo sincero fui muy malo, y, en aquellos años, para ser reconocido como deportista había que ser ante todo futbolista. De ahí que, en La Virgen, yo no fuera de los destacados en deporte.

 

Ya lejos de La Virgen, el hecho de correr, fue también mi primera alegría cuando, al llegar al seminario de  Saint Pé de Bigorre, cerca de Lourdes, me dio por inscribirme en una competición de cross donde participaban los chavales de todos los colegios del departamento (provincia) de los Altos Pirineos- Fue en 1967, 15 años los míos y una disciplina bien aprendida en León. Recuerdo que llegué cuarto y salieron en el periódico “Midi-Pyrénées” las clasificaciones y una foto donde yo aparecía. Lo envié a Ribadesella con una carta que decía entre otras cosas…”si lo supiera el P. Cura…”  (¿Por qué recuerdo esta frase?, mi madre conservó todas las cartas que escribimos los cinco hermanos, tanto cuando estábamos estudiando como cuando hicimos la mili.)

Y con aquellos jóvenes pulmones y mi entonces espigada silueta, recorrí campos y carreteras durante años. Entrenando casi siempre en solitario, por bosques preciosos y con lluvia y nevadas que siempre me llevaban al recuerdo de la vuelta a la “finca” y a un P. Cura que, en las Navidades de 1966, probablemente habría sido de gran influencia para que yo ya no fuera de los vuestros en La Virgen, pero que había irremediablemente metido en mí una afición deportiva como nadie lo hizo jamás. Poco tiempo después  llegué a ser Campeón del sur de Francia de Cross, de 3000 m. obstáculos y de 10.000 metros. Al recoger las medallas, en Toulouse, Burdeos, Niza, Carcassonne, etc. (Nunca en Paris), siempre tenía en el recuerdo, como no, a mi madre, a mi padre, entonces ya con Dios, a mis hermanos, los que estaban en Ribadesella, José  Ramón estaba enfrascado en teologías y corcheas,  a los que iba transmitiendo mi pasión por correr, y siempre una frase, que me servía como de talismán: “Bien Tejín, bien”

Ayer domingo, día 8 de Febrero, mi hermano Javier, el que me sigue, cumplía 56 años, (le llevo un año, un mes y un día) y como todos los años, por su “cumple”, lo celebramos haciendo un circuito por las inmediaciones de Ribadesella. Unos doce kilómetros que corremos al trote que nos permiten los años y los kilos, con otro hermano más joven, Nacho, nuestras respectivas santas a las que aficionamos a correr (y a menudo, en buenos apuros nos meten para seguirlas) y un buen grupo de amigos. Y no sé por qué, ya que hacía años que se me había ido de la memoria, recordé la frase del P. Cura y la pronuncié en voz alta: “Bien Tejín, bien”.  Mi hermano, el homenajeado,  lo tomó como una felicitación y me dio las gracias, entonces, yo, le di instintivamente una palmada en la nuca.

Durante los años de estudio y algunos más, practiqué, en competiciones oficiales, baloncesto, balonmano y, como no, piragüismo, no destacando excesivamente en ninguno de estos deportes, pero divirtiéndome mucho con todos ellos. Con el tiempo, los fui abandonando. Todos menos uno: Correr. El veneno que me metió el  P. Cura me dura todavía. Por eso quiero hoy compartir mis medallas de aquellos años y mi afición que dura más de 45 años con quien siempre me acompañó a la hora de llevar una vida disciplinada: el P. Cura.

A pesar de todo lo que lloré cuando me echaron de la Virgen, quiero que sepas, Padre Félix Martínez del Cura, que recuerdo como algo especial aquellas palmadas en la nuca al finalizar la vuelta a la “finca. “Bien Tejín, bien “.

Padre Cura, siempre te estaré agradecido. Recibe con estos recuerdos mi más cariñoso abrazo.

 

 

NOTA: Para todos los demás, como podéis apreciar en la foto hecha en 1971, los 36 años y veintitantos kilos de más, casi ni se notan. Estamos todos tal cual éramos.

Carlos Tejo

 

4 comentarios

Vibot -

Táxulus, Tejito, tenía muchas ganas de charlar contigo, de conocerte un poco más, de escucharte el hablar, de reparar aquella confusión, aquel olvidar que fueras de mi curso, debido precisamente a mi cercanía con tu hermano. Disfruté mucho en Burgos visitando la catedral contigo y tu mujer, conversando en la mesa y recibiendo el regalo de tus preciosos libros tan cariñosamente dedicados. Casi me siento de Ribadesella entre tus tiernas páginas, entre el mirar de esas fotografías inolvidables, y los trazos de genio de vuestros pintores.

Pero, sobre todo, con tus palabras, en tantas páginas que palpitan de amor y de generosa bondad.

En esta foto corriendo tienes una belleza mitológica, una muy emocionante irradiación juvenil. Entre los arboles desnudos de los bosques invernales de Francia, en ese aura intangible del blanco y negro, de los sutiles grises intermedios casi impresionistas del revelado, se siente tu presencia con todos los colores de la primavera, el calor de tu cuello y de tu aliento, ese tenso abductor en lo más alto de tu bruñido muslo izquierdo, blanco, pulido y glabro, como un mármol de Fidias...

La armonía de tu danza de atleta victorioso.

Y la floral estela de tu aroma.

En el tren, entre Palencia y Burgos, escribí el otro día este soneto con la intención de leerlo a los postres. No fue posible al no estar en un salón privado. He cambiado algunos versos para aludir a tus ojos azules (no sabía que ibas a estar allí). Y quiero dedicártelo muy especialmente a ti:


SONETO DESDE BURGOS

Un soneto me pide hacer el niño
que desgranó niñez y adolescencia
en un colegio cuya permanencia
después de tantos años es cariño.

La nieve desoló aquel armiño
que fue la melancólica inocencia
de nuestro corazón, la transparencia
de aquel mirar azul, alma de niño.

Pero sobrevivimos, y otras nieves,
que en nuestras sienes de nostalgias hondas
la pátina del tiempo dulce estanca,

nos reúnen de amor en lazos breves,
pero profundos, en las verdes frondas
de esta "Olla podrida" de Tudanca.

Marcelino García Sal -

¡Que razón tienes querido Tejo!

La práctica del deporte, como en este caso el correr, produce una satisfacción especial disfrutando de la naturaleza, del viento, del calor, del frío y de cualquier otra inclemencia favorable o desfavorable, es igual. El cuerpo se siente más fuerte, más ágil, más seguro de sí mismo y satisfecho de haber superado la dificultad.

Además de tonificar el cuerpo y el espíritu, como dice Tuñón, que, por cierto, hacer 15 o 20 Km. diarios no es moco de pavo, fortalece enormemente la voluntad, que, sin duda, es una de las facultades más importantes del hombre, tan debilitada, sobre todo por la comodidad y aburguesamiento de la vida en estos tiempos que vivimos. ¡Cuanto cuesta,! ¿ verdad?, ponerse las zapatillas y correr todos los días, tanto si tienes ganas como si no, ahí está el verdadero valor.

Las personas que aman el deporte y el esfuerzo que conlleva su práctica diaria, aman también a las personas que lo promueven. No es de extrañar, querido Tejo, que recuerdes con agradecimiento al P. Cura por esa iniciativa, ese empuje, esa incitación diaria a correr alrededor de la finca, para mantener nuestros cuerpos fuertes y nuestras mentes despejadas y así, enfrentarnos al trabajo que nos esperaba sobre el pupitre de las aulas durante el día. Pero, no todas las personas somos iguales, mientras a unos les encantaba, para otros era un verdadero suplicio, de ahí que, la complacencia de unos y el agravio de otros, recaían sobre la misma persona: el P.Cura.

Siempre me gustó el fútbol y correr, sobre todo los cien metros lisos. Pertenecía al equipo del Colegio haciendo muy buena pareja con mi hermanín Carlitos Bañugues, él por el centro y yo por el extremo. La velocidad era mi especialidad, nunca nadie me superó en los cien metros lisos. Seguí corriendo siempre, pero no tanto como vosotros, ni de manera oficial o competitiva, sino, por gusto y por amor al deporte. Ahora apenas puedo por razones de salud. Me dais mucha envidia y me gustaría acompañaros a ti y a Tuñón para gozar de la naturaleza y esparcir unas cuantas gotas de sudor.
¡Seguid corriendo amigos, no canséis nunca!.

Un abrazo

Marcelino

ROBERTO TUÑÓN -

Amigo Tejo: Yo también tengo el vicio o la virtud de correr todos los días de 15 a 20 kilómetros.Es un gusanillo que es difícil pasar sin el.Cuando era un poco mas joven,ahora tengo 62 corrí varios maratones,incluidos el de Londres,París y Nueva York.
Recuerdo con agrado una media marathón que saliendo de Arriondas acababa en Ribadesella.Duró muy poco y pronto dejaron de organizarla.
En cambio apareció la de La reconquista entre Cangas de Onís y Covadonga.
Tu me entenderás que poner las zapatillas de correr y hacer unos kilómetros todos los días,no solo tonifica el cuerpo sino también el espíritu.
Si tu quieres quedamos un día en Ribadesella y corremos un rato.
TUÑÓN

José García Gómez -

Querido Carlos: ¡Qué relato guapo chaval! ¡Cómo demuestras que, entre otras cosas, por correr mucho y bien, tienes limpio y claro el horizonte de tus testimonios vitales!
¡Muy bien Tejín, muy bien!. Seguirás haciendo camino al correr.
Un abrazo rapaz.