Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL ROMÁNICO Y EL TREN DE LA ROBLA -BURGOS-

EL ROMÁNICO Y EL TREN DE LA ROBLA -BURGOS-

San Vicente de Villamezán. Iglesia de San Vicente. Conserva sus trazas originales aunque deformada por añadidos posteriores. Tiene una nave con cabecera semicircular y espadaña. En su interior tiene toscos aunque interesantes capiteles.

 

Montoto. Iglesia de San Andrés. De la fábrica primitiva conserva la nave rematada por cabecera semicircular, algunos canecillos tallados y espadaña a los pies.

 

Bezana. Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Del edificio primitivo se conserva el muro norte, la espadaña, algunos canecillos, una portada muy sencilla y el arco toral.

 

Virtus. Iglesia de Santa María. Se conserva el edificio original con algunos añadidos del siglo XVIII. Tiene una sola nave rematada por tambor absidal, capillas laterales y espadaña a los pies. El tímpano de la portada primitiva es de interés, así como algunos elementos decorativos en su interior.

Bercedo. Iglesia de San Miguel Arcángel. Edificio muy remodelado que conserva de lo antiguo la ventana absidal, los canecillos y una interesante portada con tres arquivoltas talladas y guardapolvos. En el interior de atrio se conservan bonitas ventanas con capiteles tallados.

El Vigo. Iglesia de San Pedro. Conserva un estupendo tímpano tallado con el tema de las Tres Marías y el Camino del Calvario.

 

Siones. Abadía de Santa María. Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931. Magnífico edificio de una nave con ábside semicircular en el que se abren tres interesantes ventanas con capiteles y arcos muy bien tallados. Tiene dos portadas muy bellas abiertas al sur y al oeste. En el interior destaca la arquería ciega en dos niveles de la cabecera y los magníficos capiteles tallados con variedad de temas.

 

Vallejo de Mena. Iglesia de San Lorenzo. Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931. Extraordinario conjunto de una nave con cabecera semicircular y espadaña a los pies en el que todo es destacable, desde la armonía de los volúmenes arquitectónicos hasta la decoración esculpida en capiteles, arcos, ventanas, canecillos y portada, muy amplia y variada, sobre todo en temática.

Jesús Herrero.

7 comentarios

Mariángeles -

Pues Javier,lo haré¡ya lo creo!!probaré esas anchoas y lo haré en breve.no todo vá a ser La Mulata y esos restaurantes de mantel bordado,prefiero El Gelín y sus exquisitas rabas,también la economía lo requiere,cón los recortes a los empleados públicos,pero bueno de este tema no quiero hablar que me pongo de mal "café"...Gracias por la sugerencia que la tengo muy en cuenta,por cierto a mi me gusta Bilbao mucho,y he probado el txacolí,pero donde está la sidrina...Respecto a lo de cantar eso es muy bueno ....El Asturias,es nuestro Himno.yo he cantado bastantes veces eso de "desde Santurce a Bilbao....Querido Javier,un besín y ....Gracias mil....Mariángeles

Javier del Vigo -

Desde niño, Mariangeles, canto con cariño en noches de euforia y alcohol "Asturias patria querida", aunque la euforia no dimane de haber bebido sidra muchas veces. Ya sabes, va en costumbres y por aquí se estila más el rioja y/o el txakoli.

Pero si de costumbres hablamos, en Bilbao se canta esa coplilla que dice: "Bilbao es tan pequeño que no viene en el mapa, pero bebiendo vino nos conoce hasta el Papa. Bat, bi, iru, lau..." Y así hasta la docenita o más. Cogorza segura, pues.

Pero claro, "el vino que vende Asunción" encendió un día a un farol bilbaino, quien fue a una librería pidiendo "un mapa de Bilbao". El librero, que en farol tampoco andaba tuerto, le preguntó: "¿De la Margen Derecha o de la Margen Izquierda?"

Y mira, ya puesto en farol, Revilluca hace propaganda de las anchoas cántabras, que me encantan. Pero no "anuncia" las que hace un antiguo alumno de La Paramera, Miguel Ángel, que sirve en su restaurante de Santander, La Sixtina, unas anchoas elaboradas en la casa que están cojonudísimas. Si vas un día, pruébalas.

Mariángeles -

"Cón flores a Maria,que madre nuestra es..."Señor del Vigo,creo que en el fondo eres asturiano,te digo esto plenamente convencida,ví la luz,cuando leí las declaraciones de uno de los pocos politicos que considero"genial"aquí le adoramos,y me consta que es recíproca la adoración,decia,Miguel Ángel Revilla,que cántabros y asturianos somos una misma esencia,entonces,puedes ser perfectamente de aquí y no de allí,sería un honor y un auténtico plácer....La decisión es tuya,sólo hay un par de condiciones,beber sidra(felicidad en estado líquido)y cantar "tonada"y ayuda mucho"falar bable"....Mientras lo decides,recibe un besín....Mariángeles

Jesús Herrero -

Querido Javivi, tú eres de aquí (que es donde mejor estás siempre que estás) y no le des más vueltas. Lo de ser de Bilbao, Arija o San Vicente sirve más bien para los papeles y para los recuerdos, que de éstos también se vive y en tu caso, además y por suerte, para ser escritos y luego leídos por los demás. Si algunos somos pozos de sabiduría, cosa que habría que comprobar científicamente y sin enchufes propios de la amistad, otros como tú sois, además, piélagos enteros de magnífica literatura, y a esos ya ni siquiera se os puede medir matemáticamente la profundidad como no sea por mano de Fernando Box, que ese tambien sabe lo suyo (y lo que se calla).

Javier del Vigo -

El tren románico de La Robla que dibuja Jesús llegó por fin a las tierras del norte de Burgos.

Confieso mi estupor por los pozos de sabiduría que sois ambos, Jesús Y Santiago. Bueno, quizá Jesús es, sobre todo, un pozo de sabiduría animal –no se me malinterprete, que pudiera quedarme sin un gran amigo que no tiene un pelo de tonto- y de capiteles eróticos en aquellos templos y aquellos monasterios medievales que carecieron de televisión aunque no de imaginación y "ganas".

Sin embargo, como contrapunto sobrio a la fogosidad del palentino, ahí está Santiago, más sereno, menos "caliente". ¡Loor a ambos, doctores en piedras y rutas jacobeas!

Cómo no he de quedar fascinado si resulta que es en este blog “cultureta” donde leo por vez primera en mi vida –y va ya siendo larga, a fe!- que en San Vicente de Villamezán hay una iglesia románica. Quizá es la primera vez que se escribe eso, al menos, en su aspecto de difusión cultural.

Una confesión: aunque escribís por ahí que soy arijano y escribo que me siento bilbaíno porque los bilbaínos nacemos donde nos da la puta gana, lo cierto es que mi madre, jovencita primeriza, fue donde su suegra para alumbrarme.

La suegra, mi abuela paterna, tenía casa en San Vicente de Villamezán. Así que es posible que mis primeros tratos con la religión a través de la pila bautismal tuvieran lugar en esta iglesia rural de un románico simple pero efectivo.

Sí recuerdo que los años anteriores a mi aterrizaje en La Paramera estuve escolarizado en ambas escuelas, la de San Vicente (hoy bar/teleclub), y la de Arija (hoy campamento juvenil de verano), aunque los últimos años estuve en Arija, por cierto, bajo la dirección de un maestro leonés, don Gonzalo, de grato recuerdo. (No he desviarme del tema, aunque me lo pida el cuerpo, para hablar de aquel maestro; quizá otro día venga a colación y entonces abuse de vosotros y de vosotras). Allí, en San Vicente, niños y niñas íbamos por mayo a buscar flores con las que adornábamos las imágenes de la Virgen mientras la maestra -aquella era maestra, la señorita Emilia- nos enseñaba a cantar aquello de “Venid y vamos todos, con flores a María”. ¿A que sí recordáis la melodía? ¿A que la conversión de aquellas escuelas en otra cosa explica mejor que mil tratados de economía las migraciones de los años cincuentas y sesentas que me llevaron a Bilbao y León?

En aquellos días tan niños, la torre campanario de la iglesia de San Vicente, con puerta de acceso exenta, estaba desvencijada, era peligrosa incluso, por la precariedad de las maderas de su armazón, apolilladas y sueltas. Pero era un lugar fantástico para jugar al escondite y/o a exploraciones más interpersonales, incluso a médicos y enfermeras, cuando caía la tarde y nos cobijaban las sombras. Recuerdo bien el tañer triste de los badajos de aquel par de campanas cuando tocaban a muerto, con esa cadencia que daba al ambiente un olor a difuntos y llanto comunitario porque en aquella pequeña comunidad rural todos eran conocidos y medio familia.

Recordar también que por aquellos días en el interior de aquella “iglesiuca”, en un altar lateral derecho, creo, había un Cristo en la cruz que me sobrecogía. Muchísimos años después, yo ya más “culto” y recordarlo, comprendí que era un Cristo genuinamente románico, con un paño “tapavergüenzas” posterior y esclerotizado por el tiempo. Pregunté no hace muchos años por aquella imagen. Había desaparecido. Vagamente, alguien apuntaba la posibilidad de que hubiera sido trasladado al Museo Diocesano de Burgos, pero sin demasiada convicción. ¡Ojala, en todo caso!

Hará como 20 años que el muro norte de la nave única desfallecía por falta de mantenimiento. Así que el cura párroco del momento o no tuvo presupuesto o no tuvo luces: colocó contra el muro un par de enormes pilastras de piedra y cemento –que aún perduran- y santas pascuas.

A fines del siglo pasado la Fundación Santa María la Real y el plan de conservación del románico norte que lidera el cántabro campurriano Peridis han adecentado algo el edificio, preferentemente el ábside, que conserva mejor las trazas románicas. Han colocado en saeteras y ventanas unas placas de alabastro traslúcido y han adecentado el pórtico y su tejavana, que protege desde tiempo inmemorial a los feligreses de la iglesia frente a las inclemencias del tiempo antes y después de la misa.

Bajo la iglesia, que se levanta en altillo, y junto a un lavadero comunitario en desuso colocaron un panel informativo del edificio y del románico norte. De alguna manera, por tanto, “han puesto en valor” –fórmula literaria que me produce grima pero que todo pichichi emplea hoy como signo de modernidad y de estar al loro- la iglesia románica de San Vicente de Villamerán, posiblemente aquella iglesia donde a mí, ¡inocente, ay!- me cristianizaron hace ya…

Ah! El pueblo era y es tan insignificante demográficamente hablando, que el tren pasa a unos 3 kilómetros, al otro lado de una loma, bordeando el pantano regulador del Ebro en sus inicios, si nos dirigimos hacia León. La estación más próxima, evidentemente, es Arija, a 2 kilómetros largos de esta iglesia rural románica. Y en la época que estamos reconstruyendo, para ir de un pueblo a otro, había piernas, carros de burros, de bueyes, bicicletas… algún camión para todo tipo de transporte sin los permisos que hoy exigen…

¡Eran otros tiempos, sí! Sin embargo, mi madre era de Arija, pero mi padre de San Vicente. Y yo ¿de dónde coño seré yo?

santiago rodriguez -

No se porque se ha cortado...El Valle de Mena, ya es otra cosa y San Lorenzo de Vallejo que citas, contiene la figura de un pergrino con vieira y bordon, Arsenio (Pepe) Fernandez Arenas, utiliza esa foto en la contraportada de su libro EL PRIMITIVO CAMINO DE SANTIAGO, eso es señal de que existio una ruta menesa en el peregrinaje medieval.
En la zona de Espinosa no hay apenas resquicios romanicos, a no ser la iglesia de Santa Maria de Quintana de los Prados de torre primatica y correspondiente al romanico popular, y la iglesia de Noceco construida al estilo romanico pero ya a finales del siglo XVII.
Ahora yo propongo un pequeño desvio hacia el valle de Losa y visitar la Iglesia de San Pantaleon,...merece la pena....saludos

santiago rodriguez -

Las merindades de Valdeporres y Sotoscueva, las has pasado de largo, creo que acertadamente, pues lo que aquí rersalta son los eremitorios rupestres, como prueba SAN TIRSO Y SAN BERNABE en Sotoscueva, un verdadera joya cavada en la roca. El Va