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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL CUENTO DEL AZAR

EL  CUENTO  DEL AZAR

Me lo contó hace unos días mi amigo Javidelvigopalencia. Dice así:

 Lo llamé "EL CUENTO DEL AZAR" "Aquella noche del 7 de agosto en la que un grupo de antiguosalumnos comimos con Pedro Sánchez, los serios se fueron; los menos serios nos reencontramos a la noche, para tomar algunos vinos por el barrio húmedo.

Salidos del húmedo a una hora acorde con nuestra edad y con el hecho de que yo había decidido dormir en mi cama, despreciando la hospitalidad de Enrique, que quería cobijarme -gracias, querido!- , a dos pasos de la catedral iluminada que da gloria verla, con el edificio los Botines a un costado y el Palacio de los Guzmanes en el otro, de pronto, se oyó un grito en la noche : "Muñiz! Trapiello!!"...

  Pudibundos, la Carbayona y un servidor avanzamos dos pasos para que se saludaran -eso pensé al menos yo- conocidos comunes de una ciudad donde aún las gentes se conocen por su tamaño "humano"...  Al cabo de breves segundos, para sorpresa de la Carbayona y mía, Enrique y Andrés nos llaman para hacer las presentaciones de rigor.

Quien dió el grito en la noche era Rufino González. Fichado en la página correspondiente tuya, Josemari. Iba acompañado de su mujer; salían a dar un paseo, en viaje desde Alicante, donde viven, hasta Asturias, donde pensaban descansar y verse con otros exalumnos, entre los que recuerdo citó Rufino a Tejo junior y Pepín. 

 Fue el azar. Andrés y Enrique, gracias a esta página que ha visitado ya media humanidad, son más conocidos que el pupas. no así Merce y yo, que no somos "estrellas" rutilantes. Jo, qué envidia, tíos!  Rufino reconoció la proa de Andrés y la envergadura de Enrique. Carbayona y yo no fuimos referencia para la aguda vista de Rufino. Le he mandado vía email las fotos donde está él y me ha respondido agradeciendo el detalle.

 Ahí te mando, Josemari,  prueba gráfico de aquel instante inmortalizado para el blog. Igual te toca acabar el cuento. O igual Quique te echa una manita!

Quique, espero ya tu manita. Besos amigo Rufino.

2 comentarios

Andrés Martínez Trapiello -

Momento de aburrimiento para entrar en el blog ?
Está leído y releído, y vuelta a leer. Y a cada párrafo, a cada provocación, quieres escribir, salir a la palestra. Pero aplico lo del viejo: ¿No lo sabéis?

Se encontró el joven Pijo con un anciano, que podía encontrarse ya cansado de años contados, pero de presencia física muy saludable, a pesar de la rugosidad que se denotaba en cara y manos. No se ayudaba de cacha y continuaba con su boina calada hasta las cejas, quizá más vieja que él por lo arrugada, descolorida y ,ya, “capada”.
Pijo creyó, como cualquier alquimista, haber encontrado la pócima maravillosa para su futuro. Y le preguntó:
- “Fidel (por ejemplo), ¿cómo siendo tan viejo, se encuentra tan bien?”
Fidel, sin asombro, veterano de mucha vida, le dijo:
- “Es que nunca he discutido”
- “¿No será por eso?”, replicó Pijo.
- “Pues no será”, contestó Fidel.

Me ocurre con muchos de los que escriben en el blog. Y no quiero replicarles.

Pero leo que Máximo Olóriz que me conmina a cantar el día 13.O. Y tengo que probarme. Porque no estoy muy seguro de, actualmente, pertenecer al coro de los de “segunda voz”.

A otros les da por los latinajos.
Josemari, Furriel del alma, con Mariano Estrada, rivalizando quién confecciona mejor un latín macarrónico. Si levantara la cabeza el P. Tascón... Otro atolondrado, que les sigue, Javidelvi… se empeña en buscar la respuesta en un traductor enlatado. Y, Julio Correas, que le acompaña en su Sindicato, aún de vacaciones horrendas por el agua, que no deja en cada desplazamiento de “acercarse” a vernos para tomar unos culines de Prieto Picudo. No se entera de que los culines se toman en Asturias; en León pedíamos “chatos”, aunque no vaya con la presencia física (calloncas) de Froilan y la mía. Y el hermanito de sus hermanos, Andrés Cortés, leonés emigrado a Valencia, que nos pide fe de lo comido y bebido, mientras el Furriel, Lobatón y Froilan trabajan.

No voy a seguir cantando las excelencias culinarias del Barrio Húmedo en verano, con un mínimo de calor. Pero, efectivamente: Del Barrio Húmedo bajábamos cuando nos “descubrió” Rufino. Él, Rufino, iba; Javidelvi…, Quique y servidor no le conocimos; no por volver del Húmedo, si no porque Rufino no había salido aún en el blog, y hubiera significado un esfuerzo inmenso, por nuestra parte, meterle en unos pantalones cortos para reconocerle.

Y también apareció, en carne y hueso, Oscar. Solamente: ¡Qué delicia saludarte, Oscar!
Bueno, me alargo. Esto puede ser un coñazo. Voy a buscar a Fidel, que me dé más lecciones de vida.

En esta tarde asquerosa, recordar lo que por este León decimos sobre nuestro clima: “Lo resisten las mulas y los canónigos de la Catedral” (Autor.- Desconocido).

Y espero del Furriel otra “colgadura” en el blog: Esta vez en griego.

Enrique Muñiz-Alique Iglesias -

Más sobre ese azar, querido javierdelvigopalenciaamigoagridulce..
(o como yo recuerdo lo que sucedió)

Desde la catedral de León se desciende hacia el centro de la ciudad por la calle Ancha (pretencioso pero histórico nombre de una vía que no supera los veinte metros precisamente de anchura) y resulta trayecto habitual de retorno tanto para los que concluyen tan inolvidable visita al templo, como de los que regresan de las también imborrables experiencias que suponen los tradicionales recorridos por el Barrio Húmedo que, con cientos de tabernas y mesones, cercan nuestra Pulcra Leonina y configuran un entorno de divertimento gastronómico, entre pluralidad de edades y ambientes compatibles, en los que prevalece el consumo generoso de los vinos “prieto picudo”.

Cerrábamos la noche del ya imborrable sietedeagosto en que nos visitó el Padre Pedro, descendiendo por la calle Ancha (parecía que desde la catedral, pero no: desde el Húmedo). Frenábamos imperceptiblemente nuestro andar, de manera que a algunos les parecería una mal disimulada inestabilidad originada por los excesos con el prieto picudo. Pero en realidad creo que tratábamos de prolongar aquel día –ya noche- del que también inminentemente se nos vaciaba Javierdelvigopalencia. Y ya era mucho perder en una misma fecha en la que vivimos tanto. Además, a Javier –y a todos los demás- nos traicionó un tiempo que resultó cruelmente fugaz entre abrazos y preguntas atragantadas y nos eclipsó el Padre Pedro. Esto, sí, con total complacencia.

Y llegábamos Andrés Garrapato, su carbayona, Javierdelvigopalencia y este Lobatón vuestro, que lo es (vuestro, no Lobatón), a la altura del Palacio de los Guzmanes. Allí se puede encontrar casi permanentemente, y desde hace meses, un muchacho rubio nórdico, gordifuerte y siempre sonriente tocando incansablemente el acordeón y musicando el ir y venir de todos a cambio de una monedas que ocasionalmente le dejan en una gorrilla que tiene a su lado. Yo, que como casi todos sabéis casi nada he aportado nunca a la música, esta vez iba a hacerlo, aunque de esta manera.

Pero, mientras Mercecarbayona reía alguna de nuestras últimas bromas y yo buscaba algún euro en mi bolsillo para el músico sonriente, un hombre se adelantó a mi intención y dejó antes que yo sus monedas. Inmediatamente se dirigió a mí diciendo “A éste le saludo yo. Tú eres Muñiz. ¿A que tú no me recuerdas?.” (Yo intenté, sonriendo también, un excepcional esfuerzo de memoria (al que unas veces el “prieto picudo” me ayuda y en otras me nubla del todo); pero no hizo falta prolongar el esfuerzo. Enseguida continuó) “Joder : ¡Trapiello!. Os he conocido por las fotos. No os acordaréis: soy RUFINO: del curso siguiente. Del de Martín. Sí, hombre: que siempre estaba castigado...”

Rufino... aquél travieso pelirrojo de entonces, nos dejó, después de presentarnos a su mujer y de saludar a Javierdelvigo y a Mercecarbayona , y en ocho intensos minutos, docenas de divertidas memorias y un buen puñado de ideas.

Rufino nos reconoció por las fotografías del blog. El Rufino, hoy fortachón canoso y cariñoso, que ahora reside en Alicante, mientras se dirigía a Asturias, sorprendió en León, en su terreno, al propio Lobatón (cazador-cazado) y se apuntó, con tantas ganas como nosotros, al reencuentro de octubre.

Rufino: otro abrazo intenso y prolongado; como el tuyo.