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LOS ATRAPÉ

LOS  ATRAPÉ

A petición popular, por prescripción médica, para solaz del personal, cultura de masas, con permiso de la autoridad académica y con el beneplácito del Autor, Don Isidro Cícero, me he permitido recopilar sus artículos escritos bajo el título genérico de "LA VENDEDORA DE GLOBOS", tal y como aparecieron publicados en el blog entre el 7 de Agosto y el 10 de Diciembre del año pasado.

El fichero resultante (formato Word) lo he depositado en __DESCÁRGATE__ con este nombre:

LA VENDEDORA DE GLOBOS (Isidro Cícero).doc

Un abrazo cordial, amigo de mirada limpia, tierna, sentida, como sentidos, tiernos y limpios enseñas tus sentimientos (palabras de Froi).

Querido Isidro, nos confesaste que tenías preparados otros dos relatos de la serie: ¡no sé a qué esperas!. Como tardes, te diré que eres amigo de mirada aviesa, dura, superficial, como lo es de superficial, duro y avieso tu empeño en esconder tus sentimientos.

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16 comentarios

quique muñiz -

Querido Froi:
¿Ves? Yo tampoco me atrevo a pedirle más globos a Isidro. Y no solo los quiero: es que los necesito; como todos.
Pero a mí (que no me llevasteis a Cantabria y él ya os ha reñido a su tierna manera) me ha dedicado lances de amistad que me alcanzan como sólo él sabe acertar. Porque mi distancia con Isidro -y posiblemente la tuya- se explica, no en la sensibilidad, ni en la memoria, ni en lo auténtico, ni en la valoración meditada de cuanto se traduce en estas páginas de sinceridades desde que se comenzó a perfilar nuestro reencuentro; no: mi gran diferencia radica en que yo no dibujo los sentimientos como él; ni consigo transportarlos con la textura y la melodía necesaria hasta cada corazón.
Y es que Isidro acaricia cuando mira, conmueve cuando habla y, cuando escribe, estremece.
---
Y, los demás, a quererle.

Froilán Cortés -

SR. GUIONISTA DE NUESTRA VENDEDORA DE GLOBOS.

La verdad es que no sé que decirte. Pero, necesito decirte algo. Necesito decirte que quiero leer más globos, pero no sé como decírtelo. Necesito decirte que nos estás creando adición, pero no quiero decírtelo. Necesito decirte que sabes llegar muy adentro, pero no quiero sonrojarme. Necesito decirte que escribas más, pero sé que no tengo derecho a decírtelo.
De todas formas, quiero agradecerte los estupendos momentos, que solo, y en compañía de otros, nos hiciste pasar el otro día.
Me dejaste sin palabras, con mis años y con mis tablas, cuando te acercaste a decirme, sin ningún guubor ni gueparo, tus impresiones sobre mí.
Gracias, Isidro Cícero. Las guecordaré siempre.

Luis Heredia -

Queridísimo Isidro,

Tanto tiempo esperando por este regalo que nos llegó, al fin, flotando sobre nuestras cabezas.

Cuando ahora vuelvo a dar la vuelta al mundo a cada uno de tus globos, no quisiera ni que se acabase con unos simples 80 días.

He volado en globo por primera vez contigo y no quisiera volver a poner los pies en la tierra.

Te los pedí como un capricho de crío antes del reencuentro y los Reyes Magos me lo han traido como un regalo inesperado, envuelto en papel celofán y dedicado.

Isidro, cómo me hubiera gustado, como a tantos otros, haber estado con vosotros.

AVISO A NAVEGANTES Y YO CUMPLO CON LOS AVISOS:

Deseo febrilmente la jubilación para tener todo el tiempo de mi vida y desplazarme libremente con independencia de kilometraje,clima, religión, raza o sexo. Pilarina ya tiene asumido que además de acostarme todas las noches con los clientes, ahora tiene que soportar una nueva familia. Pero lo lleva muy bien. Mejor de lo que yo esperaba y como me quiere mucho - yo también- y es una ingenua impenitente, sigue pensando que los cuernos son esas cosas indefinidas que se suelen ir a freir sin saber qué significado tiene realmente.

Isidro, te quiero, te admiro y ....me gustaría estar jubilado de una puñetera vez para decírtelo a la cara, ya sea en la Capilla Sixtina o en la Capilla del Colegio Mayor o Menor. La que quede.

En la Sixtina, salvo que el comedor del Colegio se vuelva a abrir para goce y disfrute de la familia.


Luis Heredia

Vibot -

Gracias, Trapi, ¡qué sería de mi -que vivo en las nubes más bien- sin ti y tus buenos consejos!

Como Luis Barbería vuelva a teodularse, hablaré con Heredia, que me quiere mucho.

Aunque, ahora que lo pienso estos tres luises son un poco liantes, ¿no crees? ya ves lo de tus intereses que aún te quiere cobrar..

No sé, no sé...

Andrés Martínez Trapiello -

Vibot, ¡que andas a uvas!, ¡no te enteras!
Mira, sigue investigando; pero vete a lo real, lo obvio, lo que trasluce, lo que se escribe.
¿Has leído?
No sé si “mi disco duro” dura; quizás hayan sido los comienzos de la nueva andadura laboral, después de “lo mío”, de la picadura de la puta garrapata. Debo estar un poco más despejado.
Me he despertado hoy; he entrado en el blog con inocencia, con la intención de pasar un rato agradable, para recrearme en lo que escribís.
¡Juro!, que a estas horas mañaneras no he probado Prieto Picudo, ni poción similar: solamente el café con leche de rigor y de costumbre.
Y he visto que Luis Teódulo Barbería y Luis Barbería coinciden “al pie de la letra” -¿cómo se dice en Latín?- en su felicitación a nuestro querido –para mí- Cícero. ¡Vamos, calcado!; que más que primos, parecen gemelos. Y de gemelos, a mí no me dan lecciones, que yo de eso sé, que los tengo en mi libro de familia.
Debes actuar, seguir investigando su “saga”, que te lo aclaren los Luises, el Teódulo y el Barbería, para tú tranquilidad.
Y si tienes algún tipo de dificultad, te pones de acuerdo con Javier del Vigo, que en genealogía, desde que le expliqué la mía –la saga-, tiene los conceptos más claros.
Creo que también anda metido en “Registros” Angel Luis Valdés; pues ahí tienes otro punto.
Y otra posibilidad; te comento: Había una gitana ahí, en la Capital, en la Estación del Norte, que cuando fui a examinarme para las oposiciones me abordó y quería venderme una ramita de romero y adivinarme no sé qué. Pues vas, la buscas y le compras el romero; no el que me quería vender a mí, que estará ya seco: le compras otra ramita, y a lo mejor te adivina la “saga” de los Luises; no de Ulises, no te confundas, que de él ya sabemos algo por las traducciones que hicimos en el Colegio.

José Ángel LIAÑO -

Para LUIS BARBERÍA

Querido Luis:
¿Me permites "soplarte" el nombre del torero poeta que nos visitó en Villava? MARIO CABRÉ.
¿Y de Zariquiegui? En el transcurso de la charla, el P. Marino nos preguntó: ¿a qué no sabéis qué lleva siempre cuando arbitra un partido en el bolsillo izquierdo? Murmullo de respuestas tímidas y por ello ininteligibles. El mismo Zariquiegui metió la mano en su bolsillo izquierdo del pantalón y nos enseñó un objeto: un pequeño crucifijo.

Luis, creo recordarte casi bien, bien, perfectamente(con licencia gramatical).

Un abrazo:
José Ángel

Fernando Ferreras Llamazares -

Querido Isidro Cicero:

Me gustaría saber decir las cosas “tan bonito” como las dices tu. Pero seguro que me será imposible. Te confieso que cuando leí la primera entrega de tu “Vendedora de Globos”…me emocione, y le dije a mi amigo Juan Carlos, ¡joder que cosas más bonitas dice Cicero!.

Todavía no sabíamos que eras un “fenómeno” .

Pocos días después visitaba con unos amigos tierras de Liébana, y cual fue mi sorpresa al ver que en todas las tiendas se vendían los libros de Isidro Cicero. Entonces, yo, que soy muy curioso, me puse a investigar. Descubrí que eras un gran “vendedor de globos”, de los que hacen felices a los niños (algunos ya creciditos, pero niños aún). Ojala, no te canses de vendernos tus recuerdos en forma de globos…seguiremos esperando el próximo.

Gracias amigo.
Un abrazo.

Luis Teódulo Barbería -

Es una delicia leer tus globos, Isidro. Y un orgullo haber compartido espacios, aunque en tiempos diferentes. Que yo a ti ya te tenía catalogado, hojeando la revista Camino, cuando debías tener 14-15 años, que casi la redactabas tú solito.

Pero ha habido un asunto de tus elegantes descripciones, ésas con que nos obsequias en vuelo majestuoso, que me ha llamado poderosamente la atención. También en Villava el P. Marino nos traía, de vez en cuando, personajes originales de la calle para ilustrarnos un poco.

En Villava no teníamos teatro ni cine y en el mismo estudio, sobre la tarima desde donde el fraile cuidador vigilaba nuestro esfuerzo, improvisábamos un escenario.

Por allí pasaron, que recuerde, Zariquiegui, un árbitro internacional de los años cincuenta, que era de Pamplona y nos entretenía con los anécdotas futbolísticas de aquellos años.
Vino también un torero poeta de aquella época, no recuerdo ahora su nombre, pero que más tarde he leído que llegó a ser novio de Ava Gadner (no era Luis Miguel Dominguín).

Y finalmente, nos trajo también un recitador de poesías. No recuerdo en absoluto su figura, ni si llevaba sombrero. Sólo recuerdo un verso que ya se me quedó grabado para siempre y que he visto – qué coincidencia- que a ti también. “La muerte ponía huevos en la herida a las cinco de la tarde”.

Son las únicas palabras que recuerdo después de cincuenta años; en realidad, lo único que recuerdo de aquel recital. A fuego se me gravaron aquellas palabras, tan gráficas, tan bellas… Jamás las olvidé.

Gracias, Cícero, por compartir con nosotros tus recuerdos.

Luis Barbería -

Es una delicia leer tus globos, Isidro. Y un orgullo haber compartido espacios, aunque en tiempos diferentes. Que yo a ti ya te tenía catalogado, hojeando la revista Camino, cuando debías tener 14-15 años, que casi la redactabas tú solito.

Pero ha habido un asunto de tus elegantes descripciones, ésas con que nos obsequias en vuelo majestuoso, que me ha llamado poderosamente la atención. También en Villava el P. Marino nos traía, de vez en cuando, personajes originales de la calle para ilustrarnos un poco.

En Villava no teníamos teatro ni cine y en el mismo estudio, sobre la tarima desde donde el fraile cuidador vigilaba nuestro esfuerzo, improvisábamos un escenario.

Por allí pasaron, que recuerde, Zariquiegui, un árbitro internacional de los años cincuenta, que era de Pamplona y nos entretenía con los anécdotas futbolísticas de aquellos años.
Vino también un torero poeta de aquella época, no recuerdo ahora su nombre, pero que más tarde he leído que llegó a ser novio de Ava Gadner (no era Luis Miguel Dominguín).

Y finalmente, nos trajo también un recitador de poesías. No recuerdo en absoluto su figura, ni si llevaba sombrero. Sólo recuerdo un verso que ya se me quedó grabado para siempre y que he visto – qué coincidencia- que a ti también. “La muerte ponía huevos en la herida a las cinco de la tarde”.

Son las únicas palabras que recuerdo después de cincuenta años; en realidad, lo único que recuerdo de aquel recital. A fuego se me gravaron aquellas palabras, tan gráficas, tan bellas… Jamás las olvidé.

Gracias, Cícero, por compartir con nosotros tus recuerdos.

jose ignacio serrano mallada -

Mi Cicero,
a dónde subieron los globos,
los globos subieron al cielo.


Mira cómo suben al cielo
los globos de terciopelo,
se llevaron nuestras penas
y rompieron las cadenas
que nos ataban al suelo

se llevaron los dolores
al ir cargados de amores
de unos hermanos lejanos
que se sintieron cercanos
al revivir ilusiones.

Dónde estarán mis amores?
mis amores son temblores
que brillan entre los soles.

Isidro Cicero -

A VIBOT

Estar el otro día en Cantabria, Vibot amigo, te habría encantado. Le habría encantado a cualquiera que este último año haya sentido renacer en las fibras un mínimo de nostalgia re-creativa. Mucho más a ti, que de nostalgias eres un semillero.

Aquel día obedecimos a rajatabla el imperativo “Recordad” y recordamos. (Te encantará conocer la historia original del villancico cuando te la cuente José Luis, su protagonista, el protagonista de muchas más cosas de lo que parece).

Si hubieras estado aquí, las fragancias a que nos tienes acostumbrados habrían sido la enredadera de fondo del encuentro. Aunque si hubieras estado aquí, habrías roto el equilibrio casi mágico que se estableció: José Luis y tú nos habríais anonadado – que significa pulverizado- con los altos asuntos de la música.

Mucho te agradezco lo que dices de los globos, que empecé a escribir a lo tonto y ahora veo que ya ocupan un montón de folios, me han procurado un lugar entre vosotros y me han dado la oportunidad de navegar por el aire con muchos nombres del principio de los tiempos. Que somos bien nacidos y estuvimos bien criados se demuestra claramente con el hecho de que yo disfruto mucho, pero mucho, compartiendo contigo el humo dormido que empezaste a aspirar detrás de unos geranios en Caleruega, mientras tú disfrutas también con estas cosucas que yo hago. Y además, me lo dices.

Que tengas una noche tranquila, que tengas un final del día perfecto. La sílaba central de Recordad, acabo de percatarme de ello, hace referencia al corazón. Recordemos de corazón, en la mayor libertad. Otro abrazo muy fuerte, como el del 13 O.

Vibot -

Es la 1:41 de la madrugada, acabo de leer seguidos los 14 globos de la vendedora de Isidro Cícero. ¡Cuánto añoro ya no haber estado el otro día en Cantabria, con todos y cada uno de vosotros. Escucharos, aportar mis recuerdos trenzados con los vuestros, mirar esa mirada tan clara y transparente de toda nuestra infancia, en tus azules ojos.

Cícero querido, que fuiste un nombre mítico en aquellos pasillos indelebles, en aquel hall donde irisaba Pantalla nuestros tiernos reflejos deslumbrados, henchidos de ensoñados porvenires, aguerridos e intrépidos, torturados a veces de amordazado amor.

Ese 13 de Octubre, después de aquel catártico Aleluya que terminé llorando como un niño, me abrazaste muy fuerte y muy del alma, Cícero, justo después del apretado abrazo de Sarmiento, que cantaba a mi lado.

Tus globos son tan hondos, tan bien dichos y hechos, que enamoran, niño de ojos azules, niño aún con nosotros, dulce y cercana voz tan confidente.

Sigue escribiéndonos en primera persona, sigue, por Dios, trazando tus conmovidos globos que nos curan, nos vuelven a reunir, nos cauterizan en la alta medianoche de la vida.

No sé si quiero ya dormir.
Amo tu elogio de la lentitud en este mundo tan acelerado.


C Í C E R O

C Í C E R O

C Í C E R O

...

Isidro Cicero -

LA VENDEDORA DE GLOBOS 15 UN HAIKU

Es que me tienes abrumado, José Mari. Veo esa foto y siento un ataque de belleza. Leo lo que me dices y vuelvo a quedarme mudo como el día que me llamaste por teléfono proponiéndome que desfilara por el pasillo central, representando a toda la camaradería, para ofrecer a la dolorosa del altar mayor un ramo de margaritas y otras blancuras. Hoy me quedé callado por la impresión y el vértigo de la responsabilidad, como aquel día. (De la guesponsabilidad, quitémosle hiego y emoción barata a estas cosas).

La foto me parece un poema luminoso. Casi la antítesis de los textos míos que tú has tenido la amabilidad de agrupar en ramillete. Estos textos me suelen salir demasiado verbosos, oblicuos, interminables, un punto petulantes, bagocos y oscuros. Lo de oscuros me lo dijo Martín con precisa sinceridad: “Hay que leerlos dos veces por lo menos”. “Pues entonces le manda huevos”, contesté yo.

Porque yo siempre que guezo pido cuatro dones cardinales y uno conveniente. Los cardinales son el don de la claridad, el de la sencillez, el de la humildad y el la brevedad. El conveniente es el don de lágrimas, que antes lo tenían algunos predicadores muy santos y ahora sólo lo tienen unos pocos escritores capaces de emocionar (algunos de ellos, como sabes, colaboran en este blog). De todos estos dones, en lo que a mi respecta, sólo me ha sido concedido uno y la mitad de otro. Por el momento. Habrá que seguir gogando y suspensivos con el mazo.

El poema de la foto, con la que, José Mari querido, pones portada a mi librillo de globos, a lo mejor la hizo un poeta como Enguique, a lo mejor la hizo un poeta como tú, o quizá fue el mismísimo Andrés. A mi me recuerda uno de aquellos haikus japoneses que aprendimos en clase de Jesús Martín (si no era Martín digo yo que sería Lanz) y que si mal no guecuerdo tenían que tener tres versos que sumaran diecisiete sílabas en total, dos versos de cinco y uno, el del medio, de siete. Y tenían que hablar de una una estación del año y una emoción. Tal que así pero con más estremecimiento:

Trece de octubre
altos vuelan los globos
¡Cuántos amigos¡

Los momentos zen del haiku están lejos de esas poesías relumias, verbosas, que muchas veces escribimos, pecando con ellas contra la mayoría de los mandamientos de la ley de Dios, sobre todo el que prohíbe usar la palabra en vano, es decir para nada.

Luego va Andrés Martínez Trapiello, todo corazón, y me tienta como en el desierto. Dice que se ha bajado los globos y “los ha vuelto a leer”. Criatura de Dios, con confesiones así, ¿cómo va a mantenerse uno, no ya casto que eso ahora está chupado, sino mínimamente humilde? Ten en cuenta que, según Bernard Shaw, sólo se leen dos veces los libros que han sido escritos por el espíritu. Y los míos, los pobres, los hago yo a mano en los ratos libres.

jose ignacio serrano mallada -

Demasiado.
Demasiado bien.
Demasiado bien escrito.
Demasiado bien escrito y demasiado buen corazón, que es lo más importante.

Un abrazo,



Andrés Martínez Trapiello -

¡Buen trabajo, José Mª!
Ya me he bajado "los globos" para guardarlos como oro en paño.

...y los he vuelto a leer.

¡Gracias -para mí- Cícero!

Enrique Frade Alonso -

Queridos amigos del blog.
Acabo de oir la música del RELOJ SINCOPADO,y le he puesto tres veces ,creo que no la había escuchado con tanta atención en toda mi vida.
Se me han umedecido los ojos,creo que no lo habia oido mas desde que salí del Colegio.
Aún me parece recordar el día que el padre Pedro,creo que fué por Reyes,ó Navidades,llegó con una colección de microsurcos de compositores modernos,en aquella época,entre los que estaban,algunos compositores Rusos que no era facil hacerse con ellos ,por razones obias en aquella tesitura politica.
Meha encantado,lo pondré algunas veces más por lo menos hasta que se lo aprenda la Santa,o me tire el ordenador a la basura.
Un abrazón para todos.