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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

DESPEDIDA de Fr. Pablo Zabala OP

DESPEDIDA de Fr. Pablo Zabala OP

Despedida en Valdeprado del Río

Una semana ajetreada llenando sacos, cajas… el 7 de marzo mandamos un contenedor grande a Argentina, como 900 sacos, 14.005 Kg. Y estamos queriendo mandar el nº 30 para mi nueva misión del río Colorado.

Un ambiente bonito, las abuelitas de Hormiguera traen a las de Valdeprado, también se juntan las de Requejo y Barruelo de los Carabeos.

Entre puntada y puntada se discute de la despedida, hay quien piensa que hubiera sido mejor en Montesclaros. Las de la cordillera defienden Valdeprado. Entre bromas se adivina la importancia que está tomando el acontecimiento.

Anchón Urrosolo ha venido con su equipo de filmación y ha hecho un bonito reportaje. Por la tarde del 7 vamos a inspeccionar el terreno, para filmar en vacío.

El caso que encontramos las mujericas de Reocín, Valdeprado, San Vitores, Sotillo, Hormiguera, bien afanadas pelando y picando patatas para la olla ferroviaria.

Lucho en la iglesia dando los últimos toques a la limpieza y adorno, aún comenta que podría haber quedado mejor, pero no sufras.

El sábado 8 suenan las campanas anunciando fiesta, el sol no quiere molestar, pero tampoco deja a la lluvia ni al frío que hagan de las suyas.

Va llegando la gente, José Oláiz como Vicario del Obispo, Fr. Francisco García como Superior de Montesclaros, también Fr. Suárez, Alcaldesa de Reinosa, Alcalde de Valdeprado, de Suso…

Víctor luciendo sus 90 años en su silla de ruedas, en primera fila, Asunción con sus dos piernas ortopédicas también en silla, Adoración con sus muletas…

Como siempre , hay que esperar a Marta que hace su primera comunión con su amiguito Víctor.

El coro de Requejo, Ronda de la Esperanza, anima la misa. Pero es el pueblo, nuestra gente, el auténtico protagonista. Ellos, mejor, ellas lo han organizado.

En distintas partes de la eucaristía participan con sus mensajes, sus ofrendas y regalos, con su emoción y lágrimas… de alegría lloro. Pero si mi padre es de los rojos, nunca ha practicado y se ha pasado toda la misa llorando…

Ha quedado como compromiso: no debemos perder esta unión que se ha creado entre nuestros pueblos, esta ilusión por restaurar nuestras iglesias, la alegría de participar…de seguir recogiendo y enviando cosas…y sonaba como grito unánime: ¡ánimo, ánimo!

Me recordaron la impresión de bicho raro que causó mi llegada y cómo ha cambiado a la despedida. La obra que se ha hecho en estos 7 años, gracias a las ayudas recibidas, aunque yo no pido sino que doy. Doy la lata y después doy las gracias.

Cuando a las 7 de la tarde llegaba algún exalumno de los que tuve en La Virgen del Camino, que por fiarse del internet apareció en Valdeprado cerca de Potes, al escuchar las aventuras de aquellos tiempos, nuestras acampadas y machas por Francia, Inglaterra, Irlanda… le preguntaban las fans: ¿Ya entonces iva con hábito todo arrugado, lleno de manchas…?

Curioso, nadie se acordaba, es que eso de fijarse debe ser cosa de mujeres.

Cuando yo les explicaba que en la selva yo lavaba democráticamente, la que quiera que se vaya, la que no, que se quede. No lavo por el color sino por el olor, que el sudor sale perfumado… la carcajada fue el colofón de la jornada. Y espero que dure.

Julio, espero que hayas dormido a gusto después de repartir 230 comidas, te doy vacaciones por tres años.

5 comentarios

Luis Barbería -

La última vez que ví a Pablo Zabala hará cuatro ó cinco años, no sé bien. Recuerdo que habíamos quedado en la Plaza del Catillo, de Pamplona, en el Bar Iruña. Encarna y yo llegamos los primeros y nos sentamos tranquilamente en los veladores del bar a esperar.
Recuerdo que le dije a mi Encarna: Mira por aquí mismo se sentaba Hemingway cuando venía por San Fermín.
Entonces la plaza del Castillo estaba patas arriba, totalmente levantada, pues estaban construyendo unos aparcamientos subterráneos.

Era una mañana luminosa de una primavera madura o un verano incipiente, no recuerdo bien. Cuando atravesó la plaza un hábito blanco con barbas enormes, en dirección al bar.
- Ese tiene que ser Zabala, le dije a mi Encarna.

Claro que el Pablo compañero de fatigas, de Oteiza de la Solana,. que yo recordaba no llevaba barba alguna ni sandalias. Pero en cuarenta años ya lo creo que le puede crecer la barba a uno.

Habíamos quedado con Ramón y su Amelia, Jesús y su Dora, Jaime con su mujer y los de León, entre otros, Elías y Urbano, que ya no recuerdo si acudieron solos o acompañados.

Comimos en el mismo Bar Iruña, que es un sitio encantador con mucha tradición en Pamplona. Yo me senté al lado de Zabala y él me contaba sus aventuras en las selvas amazónicas y sus más y sus menos con el gobierno de Fujimori. El misionero fervoroso que me estaba hablando, a pesar de las barbas, no difería mucho del muchacho impetuoso que yo había conocido hacía ya cuarenta años.

Después de comer, bajamos por el Ayuntamiento, la cuesta de Santo Domingo y nos metimos en la Iglesia de los Dominicos, para saludar a Pablo Huarte, donde le presenté, por primera vez, a Encarna. Recuerdo que mi amigo Pablo hizo delante de mi mujer un panegírico tal de mi persona que ya lo quisieran para sí los más santos varones. Y lo recuerdo con complicidad y con una sonrisa agradecida porque después, cuando Encarna y yo discutíamos alguna vez – que más de una vez discutíamos- yo siempre me acordaba de aquellos elogios generosos y desmesurados de mi amigo y se los recordaba a Encarna.
Bueno, bueno, se defendía ella, todas esas maravillas serían cuando estabas allí.

Ramón, un anfitrión inigualable, nos condujo aquella tarde por el edificio del Gobierno de Navarra, la Catedral, el casco antiguo, una delicia de excursión en compañía de unos amigos entrañables.

A la mañana siguiente quedamos en Villava. Y Onofre oficiaba la misa en la capilla. Pablo Zabala nos guiaba a sus amigos en aquella ceremonia con una convicción fervorosa y sentida. A todos nos conmovió la fe y el fervor con que Pablo vivía su vocación sacerdotal y religiosa. Y lo hacía con una naturalidad que no admitía dudas.

Por la tarde estuvimos en esa maravilla de Ermita que es Eunate y aún guardo el sello del camino de Santiago que Encarna estampó allí en la libreta de sus teléfonos. Y es verdad que allí parecen converger fuerzas extrañas y misteriosas. Estuvimos comiendo en Puente La Reina y guardo como un tesoro un video que grabé de aquella excursión entrañable. Las barbas de Zabala y la sonrisa de mi Encarna quedaron para siempre inmortalizadas en esas imágenes con las que, de vez en cuando, vuelvo a recrearme.
Te deseo lo mejor, Pablo, y no te olvides de mi Encarna en tus oraciones.
Un fuerte abrazo

Luis Heredia -

P. Zabala,

Te deseamos que tu misión sea merecedora del encargo de Dios.

Muchos te lo agradecerán allá y muchos te lo premiarán acá.

No olvides escribirnos, pues aunque tu tarea te ocupe todo el día, no sé por qué a los misioneros os dotó Dios de la virtud de vivir más de 24 horas al día. Siempre encontráis un hueco para recordar y reconfortar a los que dejáis aquí.

Seguro que es porque sabéis que también os necesitamos.

Un beso muy fuerte, P. Zabala, y que Dios te bendiga.



Luis Barbería -

Chisco Muñiz, tú hablabas el otro día de tierras mañas.

Pues desde estas mismas tierras duras de zierzo, soles y viñas, yo también quiero desear a mi compañero y amigo Pablo toda la suerte del mundo en esta nueva aventura misionera.

Un fuerte abrazo, Pablo, y que tus ángeles buenos te amparen en el camino.

Chisco Muñiz -

Hasta siempre Padre Zabala. Rezaremos por ti desde España todos aquellos que creemos en ti, en tus impulsos, en tu entrega a los demás, en tu generosidad desinteresada...en tu vida. Si nuestra estancia terrenal tiene algún sentido, tu hace tiempo que lo has encontrado. Esta nueva temporada no es mas que la continuación a una inmensa labor fraternal que comenzaste hace ya muchos años. Intenta ser casi tan feliz como la gente a la que ayudas. Y llevaté al menos mi oración.

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Zabala:

Tienes mejor "pose" que mi tío Fidel en la burra.

Besos