EL PADRE COELLO, PREMIO ARQANO
Queridos compañeros: os informo que el querido Padre Coello de Portugal, arquitecto del Santuario de la Virgen del Camino y de nuestro Colegio, consigue el reconocimiento de los arquitectos, por lo que recogerá mañana el premio ARQANO que entregan los Colegios de Arquitectos del Noroeste (Asturias, Cantabria, Galicia y Castilla y León). La entrega de los primeros premios ARQANO será mañana, a las 12:00 horas, en el colegio de Arquitectos de León. Los premiados son el Museo de la Ciencia, el Archivo Municipal y el Colegio de los Padres Dominicos de Valladolid, la restauración de la iglesia de Olleros de Pisuera y el Santuario de la Virgen del Camino.
En estos enlaces que os pego encontraréis información que publican hoy los medios locales.
http://www.diariodeleon.es/se_areametropolitana/noticia.jsp?CAT=416&TEXTO=6741053
6 comentarios
merche -
emilio devesa p. -
Mariano Estrada -
Luego se trasladó a Claudio Coello con todo su equipo y creo que de allí ya no ha vuelto a moverse, pero tampoco estoy muy seguro. Sí lo estoy, en cambio, de que el Padre Domingo Iturgáiz, que ahora vive en Pamplona, con Huarte, tenía el suyo en el semisótano de ese mismo edificio. Allí coincidí yo una vez con nuestro querido Javier Serrano. Y en las dependencias de la Planta Baja, en días diferentes, coincidí con Jaime Lebrato, con Julio Correas y con Helio Pedregal.
Poco tiempo después, y coincidiendo con la explosión internacional de la figura de Ricardo Bofill, a los estudios de arquitectura empezaron a llamarles talleres. Detrás de ese cambio de nombre había también un intento de cambiar el ejercicio personalista de la arquitectura. Se trataba de que participaran en la realización de los proyectos otros profesionales que, de una forma o de otra, podían aportar sus conocimientos para mejorar la distribución del espacio y la concepción del arte. Así, entre otras personas, con el Taller de Arquitectura de Bofill colaboraba un poeta que entonces empezaba a ser reconocido. Me refiero al autor de Palabras para Julia, José Agustín Goitisolo, a quien cantó Paco Ibáñez
En el caso del Padre Coello, la cosa era un poco diferente, ya que él se dedicaba, muy mayoritariamente, a la arquitectura religiosa, si es que podemos llamarla de ese modo. Conventos, Colegios e Iglesias eran el alimento del que se nutría y, a la vez, el horizonte en el que se proyectaba. Aparte de las influencias, que evidentemente las tuvo como él mismo ha reconocido- y al margen de los eventuales arquitectos con los que haya colaborado, yo creo que él ha ejercido la arquitectura de una forma mayormente personalista. Como todos, en realidad, ya que aquella idea experimentada en el Taller de Bofill y en otros muchos lugares, no llegó a cuajar en algo excesivamente palpable o evidente. Lo que suele ocurrir realmente es que el arquitecto, cuando le dejan hacer arquitectura -y esto ocurre sólo con los privilegiados-, se empapa de información, de opiniones y de influencias, pero luego es él el que concibe el proyecto.
De las visitas que hacíamos a las obras que llegaban a su final, a mí me ha quedado muy vivo el recuerdo de unos sacos de arena que pendían de cada una de las vigas que, en una Iglesia de La Felguera, formaban la estructura sobre la que se apoyaba el tejado. Partiendo todas del punto más alto de la Iglesia, bajaban con forma de catenaria y se distribuían abriéndose en un gran abanico. Los sacos tenían la misión de que las vigas referidas mantuvieran una curvatura determinada. Aquello me llamó la atención, e incluso me hizo gracia, porque me parecía una cosa muy rústica.
Enhorabuena al Padre Coello por este magnífico premio, tal vez un poco tardío, de los Colegios de Arquitectos del Noroeste de España, porque el Santuario de la Virgen del Camino ha tenido reconocimientos importantes en otros lugares desde hace muchos años. Cuando yo estaba estudiando en Madrid ya los tenía.
Un abrazo
Luis Heredia -
¡Qué difícil resulta para todos nosotros repartir el reconocimiento entre todos estos Frailes que hicieron posible lo que actualmente estamos viviendo¡.
Cada uno con sus méritos, empezando por Santo Domingo de Guzmán, del que con frecuencia nos olvidamos de él.
No solamente el Padre Coello es merecedor del premio, dirá él. Todos los que le ayudaron en la obra, nunca mejor dicho, los que le siguieron, la continuaron , la mantuvieron y la continuarán.
Su mérito no fué hacer algo efímero, sino que continuase y perdurase.
Entre todos seguiremos manteniendo este icono.
Ya os habéis dado cuenta que ha servido para algo más que para subir de León a escuchar a la Escolanía o como foco de atracción temporal para disfrutar únicamente de unos trazos arquitectónicos, más o menos modernos.
Padre Coello, eres el namber uan de los Arquitectos Celestiales.
manuel junco -
muchos años tuvieron que pasar para poder poner rostro a aquel fraile tan nombrado en aquellos años y poder conocer su obra terminada.
conocí externa e internamente el antiguo santuario y lo preferiría.
(en aquellos tiempos decían que en león habían tenido un trasatlántico que se hundió y del que solo quedó la proa, hoy disponen de prensa variada que no voy a comentar, solo que la compro los domingos por aquello de "la cuota" y que esta noticia ya la leí ayer en valladolid)
saludos,
nachín
JOSE GABRIEL -