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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

RECUERDOS DEL VALLE

RECUERDOS DEL VALLE

¡Caray!, un poco de seriedad. Como decía mi tocayo García, el de la radio deportiva, ¡impresionante documento!. Yo recordaba, no sabía si equivocado o no, que al bajar al Valle, tras pasar los árboles en los que Angel Luis amamantaba a su pareja de cernícalos y salir al descampado, había una vía de ferrocarril un poco furruñosa en la que, además del oído como hacían los bandoleros o los indios Pies Negros de las películas del Oeste,  poníamos piedras para que las chafase la máquina de vapor que, recuerdo confuso, pasaba de ciento en viento. También rocordaba que en el trayecto del paseo a Quintana de Raneros, había un cruce, bifurcación, empalme o algo parecido de dos vias que se separaban.

El plano que véis confirma mis recuerdos. Efectivamente había un ramal que llegaba directamente a la Base aérea.

¿Y vuestros recuerdos?.

Gracias Manolo Centeno por tu documentación.

Feliz semana.

7 comentarios

Vibot -

Para mi tierno Táxulus, para Iturriaga, a quien todavía duelen las espinas. Como a mí me dolían en el 75 -aún- hasta casi axfisiarme. Para todos los que sufrísteis por amor, aunque no lo decís:


EL VALLE Y LOS MITOS
(La Virgen del Camino, 1975)

por giros gallardos y valses nocturnos
como una exención de rostros
y una rosa enclavada en el centro insufrible de tu ausencia
delirando tus fados y aquél coro de vidrios
por aquellos taludes imposibles de flores
amarillas granates azules rosas malvas
por abismos antiguos y una alta soledad
cúanto silencio oliente para amarnos
qué hueco
qué canciones por acopio de setas y cerezas
por pájaros y fuentes despertando a las sombras del presente
desbocado en espejos
alas
aguas
un paisaje romántico
una boca de sombra enamorada
cabelleras y fresnos hasta las copas más altas
oliendo a hierbas
deseando morir de este sabor a años
a cielo abierto
a pérdida
llorando por la vía del tren que recorrieron mis ojos
frescos de agua de campo
bailadores
risueños
eligiendo vetas de cuarzo
interiores de frutasminerales
bovedillas moradas de topacio
aristas
grutas locas de música
incluso estrellas y caballitos de mar
cristalizaciones excepcionales de ensueño para tu amor
magníficas y tiernas...

...esta vía y las vallas desguazadas ahora
este excéntrico aroma de tomillo
estas aguas podridas para ahogarse
-¡tus manos!-

que te han visto maltratar a Pegaso y calcinar La Arcadia
-¡para qué tanto!-



aleja






este dolor a verano de hachas

















a ti

rosas-me muero

Vibot -

¡Gracias a ti, Manuel, simpático!

ManuelCenteno -

Amigo Santos Vibot, gracias a tu comentario volvemos a percibir e incorporamos a aquellos tus "Aromas del Colegio" otros lejanamente conocidos y casi olvidados.
Un fuerte abrazo.

Vibot -

Manuel, me ha encantado tu minucioso y sorprendente informe. ¡Y ese dato terrible de los 500 presos! Probablemente Rojos. ¿No éramos 500 también nosotros y un poco presidiarios en aquella imborrable jaula de oro?

¿Es posible que alguna pieza de aquellos minerales energéticos -¡Wolfram, Sarmiento!- se cayera del tren? Yo encontraba "tesoros". Aquella vía era mágica. Llegué a La Virgen en el comienzo del curso 63-64, por lo tanto nunca vi circular aquel tren, que ahora imagino espléndido en su nube barroca de vapor, atabaleando El Valle, su prístino silencio inmarcesible en nuestra memoria. Pero recuerdo con delicia y ternura cómo disfrutaba caminando por las traviesas y los raíles de aquel sendero de elfos
las tardes de paseo hasta
Quintana. Y cómo buscaba entre aquel incitante cauce de piedras -algunas de ellas como calcinadas en el horno de las locomotoras de vapor o en los volcanes de algún cuento antiguo- los brillos talismánicos de algún cuarzo, amatista, o pequeñas geodas portentosas. También había tornillos y tuercas imponentes. ¡Y el olor...! Aquel olor de fragua y traqueteo, de cantera y maderos tan humildes y sólidos, aromados de grasas y resinas...tan dulce e industriosa artesanía... Una vía de cuento.

Y, sí, al lado mismo de aquellos cercados paradisíacos del valle en cualquier mes del año.

Y también...pero ¡para qué
recordar desolaciones!

He encontrado, en un poeta muy querido, estos cuatro versos que expresan mucho de lo que yo luego, en el 75, escribiría en "El Valle y los mitos" -no quiero entristeceros transcribiéndolo-:

"Valle en quien otro tiempo mi deseo
pudo esperar el verse consumido,
aire de mis suspiros encendido,
fuente encantada de quien nada creo..."

Juan de Tassis y Peralta, Conde de Villamediana (1582-1622)

lalo -

Apabullante, Manolo.
Ya te llamaré cuando tenga que documentarme en algo.
Salud

josemari cortes -

Amigo Manolo, eres un fenómeno.
Gracias por tu lección magistral sobre el tren del Valle.
Y yo, infeliz, que solo le llamaba Ramal...

Un abrazo, amigo.

ManuelCenteno -

BREVES APUNTES A PROPOSITO de esta línea ya desaparecida.
La vía también ha desaparecido, no queda ningún vestigio y sólo alguna que otra obra de fábrica de poca envergadura delata que allí hubo una estructura ferroviaria.
Se había comenzado a construir el 13 de Julio de 1937, con un coste total de 132.265 pesetas y la mano de obra de 500 prisioneros que en un mes la finalizaron.
Discurría por la ladera del valle durante 5177,48 metros, desde su origen, en el Km. 130 789.45 de la Línea de Palencia a Coruña, hasta la aguja de empalme con la vía de retroceso en el Aeródromo.
Se cerró oficialmente el 15 de Febrero de 1963.

El diseño de esta línea delata que lo relevante no era el servicio ferroviario procedente de León, sino la admisión de suministros procedentes del puerto marítimo de Vigo a donde llegaban, desde Alemania, los aviones desmontados; de ahí la orientación de la aguja, cuyos espadines se instalaron en la vía general mirando hacia Galicia, para de este modo recibir además los suministros de minerales energéticos como carbón, hierro y wolframio que de esa zona de la provincia llegaban. Los trenes de mercancías disponían así de una entrada favorable, pero el tren diario de trabajadores, que desde León subía, había de realizar maniobras; salía a las 8 de la mañana de León cargado de trabajadores y sus bicicletas, llegaba hasta Quintana y desde allí, previa maniobra para situar la locomotora en cabeza pero con el ténder por delante, retrocedía. ¿Las bicicletas? Finalizada la jornada, los trabajadores hacían su retorno en ellas, cuesta abajo, era mucho más rápido que el tren y salir a esas horas a la calle en Trobajo era un peligro por el tráfico de las mismas.
Las locomotoras que prestaron servicio en esta línea fueron las 030, apodadas ‘Cucas’