VOY VOLANDO
Voy volando. Hoy es 23 de Abril de 1965. Son casi las doce de mediodía por el reloj del Santuario, miércoles. El sol da por detrás del avión.
Estoy en cuarto curso, mi primer año en la Escuela Mayor. En la última clase del pasillo -pues somos los más pequeños-, la que está al final junto a la Rondalla, mis compañeros de curso seguro que estarán contestando al P.Morán la traducción del día de la guerra de las Galias. De buena me he "librao", hoy tocaban esos de la 3º con el genitivo plural en -ium. Tejerina ¡enchufao! lo contestará todo.
El amigo de mi padre que es piloto del avión le ha invitado a dar un paseo en Junker y mi padre ha venido al Colegio a buscarnos.
Mi hermano Andrés no se ha atrevido a subir porque es un poco miedica.
Seguro que Pepe Colinas sale de la portería al oir el ruido del avión.
Fray Francisco me ha dado una pastilla por si me mareo.
Cuando este cacharro se ha levantado casi se me salen los tiburones del desayuno por la nariz y por las orejas, pero ya se me ha pasado.
Qué pequeño parece el pueblo.
Es un día soleado, esta tarde no nos libra nadie del paseo a Quintana. A ver si los grandullones nos dejan jugar al futbol. Roces Concheso cogió cuatro ranas la semana pasada y las tiene en la camarilla y por la noche no hay quien las calle. Y no me quiero chivar de dos que se quedaron en el Valle escondidos y no fueron hasta Quintana.
Desde la ventanilla del Junker veo la bolera con el canalón por donde bajan corriendo las bolas.
El sebá de la Escuela Mayor se aprecia peor que los dos de la Menor de los que veo hasta el redondel.
Un fraile, no creo que sea el Padre Enrique, me parece que tiene pelo, pasea por el pasillo entre los campos de futbol con dos apostólicos, posiblemene estén buscando la vocación. Yo no sé si la tengo.
La estatua del P.Morán sigue mirando hacia el exterior de la valla.
Ahí abajo la curva que abraza las bodegas y que rompe recta en dirección a Astorga.
Las puertas de las dos Recreaciones están abiertas, esta mañana había un tufo de chirucas...
¡Qué pequeñas parecen las torres de alta tensión!
La piscina sigue vacía, seguro que cualquier día nos mandan a limpiarla, a mediados de Mayo chapuzón diario que te crió.
Las capillas me parecen una caja de zapatos.
¡qué bajitas son todas las casas que rodean al Santuario!, parece un barco con su mástil sin vela. Y un tablero de damas detrás.
Mira que es grande el aeródromo, no me lo parece cuando cruzamos las pistas de paseo hacia el Ferral.
El Teatro parece como un añadido, el reino del Padre Iparraguirre, ¡cuánto me gusta el teatro!
Este año me tocó camarilla con ventana pero para la parte de atrás, y no cierra nada bien. ¡Que pena! las de este lado son más luminosas y calentinas y con la ventana más grande.
Fíjate cómo refleja el sol en los cristales de dos camarillas del segundo piso.
Desde aquí arriba no parece tan difícil escaparse hasta el Bar Central.
Campos de futbol, baloncesto, balonmano, valonvolea, el foso de los saltos. Pero sin rayas ni límites.
Abajo veo los bancos en el medio de los campos de la Escuela Menor. Recuerdo en segundo que me pinté la cara con profidén y dimos vueltas alrededor de aquellos hierros con enredaderas enroscadas y el P.Cura nos hizo sacar las bandurrias, a mí la mandolina de las narices, y nos tuvo toda la mañana cantando. Cuando volví a la camarilla se me había secado el profidén en la cara y me lo tuve que arancar como pude, menos mal que todavía no me había salido el pelo.
Me parece que el que los campos de la Escuela Menor se vean desde aquí arriba más oscuros debe ser porque hay menos piedras.
Todo el Colegio está vallado, no tenemos escapatoria.
¡Ahí va! acaba de despegar una avioneta a la derecha.
El Coronel Portomeñe le dice a mi padre que va a dar otra vuelta por encicma de León y que después aterrizará. Este amigo de mi padre debe ser el jefe de aviación, lo digo por cómo le saludaban cuando subíamos al avión.
Se me mueve el estómago, casi me cago, cuando baje "iré a mayores", la verdad es que este avión me está dando un poco de miedo, aunque menos que el Padre Cura.
Isidro Cícero, que es muy amigo de mi hermano Ito, me ha dejado la cámara que ganó en lo de la Coca Cola y voy a tirar una foto, a ver si me sale. Aunque el carrete me lo ha subido mi padre, me dice que lo ha comprado en la Gafa de Oro de León.
A ver si cojo todo el Colegio.
click.
el furrielín volador.
Nota.- Ved con detalle esta espléndida fotografía (23-4-1965) en el álbum EL COLEGIO de Ver Fotos/Documentos.
3 comentarios
Luis Heredia -
Hacía tiempo que no escuchaba una voz como la que le va al cuerpo y cara de ángel de la solista.
Juan A. Iturriaga -
Hoy sin embargo, he recibido uno que me ha parecido interesante compartir.
Lo hago en esta entrada porque creo que "no pega" en ninguna otra.
http://www.youtube.com/watch_popup?v=TkY9HtwXNU8&vq=medium
Es de las buenas que he oído, un poco teatrero el marco, pero interesante.
Un saludo a todos.
Luis Heredia -
Una redacción muy telegráfica o telegrafística, que diría Julio C,y de una perfecta composición a la que lo único que le falta, de faltarle algo, es a la verdad quizá debido al efecto de la falta de oxígeno producido por la elevada altura: Que el viaje de placer tuvo lugar un Miércoles y, por tanto, el redactor debería haber comenzado por situarnos antes de la subida al avión;¿cuál fue la excusa que indujo al protagonista como para llegar a convencer al P. Director o, lo que hubiera sido más complicado, a P.Colinas?
¿Cómo pudo tener lugar ese vuelo en la primavera del 65, según su protagonista, su primer curso en la Escuela Mayor si yo entré en 3º directamente a la Escuela Mayor y el volador es de un curso superior al mío?. Que yo sepa, el único topo que nos metieron de un curso superior fue Felipe Tascón, según dicen las crónicas.
Como digo, la altura afecta al cerebro.
Eso sí, yo también me acuerdo y vi lo mismo que el volador a pesar de no haber subido a un avión.
Por cierto, tengo que haceros una confesión: Yo odiaba los paseos a Quintana.