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Adiós a Tato Heredia

Adiós a Tato Heredia

Maravilloso y emotivo relato de nuestro querido Luisito Heredia para una triste tarde de domingo. Adiós a Tato Heredia, otro ser racional.

Hola Josemari. Recordando a Black Mayo y a tantos otros seres más humanos y racionales incluso que los que andamos a dos patas y que a nuestro lado han convivido para hacernos solamente felices – qué simpleza, ¿verdad?-, hoy me vas a permitir que deje un recuerdo imborrable para mi Tato en el día de su despedida por si lo crees oportuno colgar en el blog.

 

Ni Lalo con Black ni yo con Tato tratamos de emular a Juan Ramón Jiménez.

Platero tenía sus encantos, por supuesto: pequeño, peludo y suave. Vamos, simplemente Mimosín. Pero la gran diferencia es que a Platero lo inventaron y está en un libro, como al Cid Campeador, y a nuestros amigos los compartimos. Es más, seguro que el burro de Mariano Estrada de Muelas tenía más encanto que su colega Platero. Voy a cambiar el hipérbaton por si aca:

“Es más, seguro que el burro de Muelas de Mariano Estrada tenía más encanto que Platero”. Perdón, tampoco me quedó bien porque parece que así a Mariano Estrada se le conocía en todo el pueblo como “el burro del pueblo”. Lo importante es que Mariano ya sabe a qué burro me refiero.

 

A lo que iba, Tato Heredia, tal como reza  en su D.N.I, debía de tener hasta hoy unos 13 años. Joven para irse, sí, pero ¡que bien aprovechados e intensos para ambos durante su estancia con nosotros¡

 

Y digo debía porque hace más o menos 9 años picó a mi puerta con sus manos ensangrentadas de tanto correr escapando de la indigencia, la agresión y la incomprensión de aquellos que creen que la letra con sangre entra para educar a un chiquillo de tan solo cuatro años. El médico de animales le añadió los cuatro años al ver su talla, estructura y dentadura. Menos mal que no era un caballo pues hubiera pensado que lo que pretendía era decirme con segundas que se lo regalase.

 

Personaje educado y sin rencor alguno después del inhumano y perruno trato recibido; amable, callado, respetuoso y amigo de sus amigos y enemigos.

 

Se dio cuenta después de un año con nosotros que los perros también ladran –pensamos en algún momento que por el trato recibido había quedado enmudecido-. No era guardián de su casa ni sus cosas. Siempre recibía a cualquiera, ya fueran amigos, parientes, carteros o vendedores de alfombras, jamones, chorizos o Biblias, sentándose frente a ellos y dando su brazo izquierdo ¡sin lamer¡ No hice la prueba con el cobrador del frac, pero a buen seguro que de saber escribir también, no me extraña que hubiera firmado el acuse de recibo.

 

Pedía permiso - o daba las gracias a Dios o a mi, vete tú a saber- antes de dar el primer bocado a su comida, pues hasta que no le tocases con tu mano la cabeza, ni se arrimaba a su plato.

 

Es que se pasaba de bueno. Tan es así que los gatos del entorno comían de su mismo plato y en su compañía. Esto ya nos llamó aún más  la atención y para evitar raciones triples con lo cara que está la vida, le trajimos a Misi para compartir mesa y mantel. La Misi, como animal que es dos veces animal porque es gata y araña y por tanto más agresiva para todo aquello que considera sus posesiones y territorio, puso en jaque a toda la población y a partir de ese momento solamente ella compartía alimentos con Tato y como vigilante permanente a su lado durante los minutos del refectorio, trazó una raya infranqueable para sus congéneres.

 

Fue prudente y silencioso incluso para decirnos ayer que se iba.  Le encontramos en el rincón más alejado del jardín completamente paralítico. No quería dar la lata.

 

Solamente movía su cabeza peluda y suave para pedirme que  pusiera mi mano sobre ella para reposarla de nuevo sobre el suelo.

 

Ya nos lo estaba anunciando desde hacía unos días y ayer el médico de animales nos lo confirmó cuando le dije que nos íbamos a cambiar de casa y que tanto Pili como yo, cada vez que hablábamos del cambio, inexorablemente teníamos que hablar de Tato.  La despedida fue como su llegada. Con movimientos suaves de su cabeza peluda y suave y con su reconocible y familiar  sonido vocal, nunca gemidos,  nos pidió que le acariciásemos y tocásemos su cabeza antes de irnos.

 

En fin, que os aburriría si me pongo a contar nuestras vivencias comunes cuando decidió dar el definitivo paso para traspasar  la cancela de lo que hace 9 años iba a ser su nueva casa.  Y Dios me libre también de emular a Juan Ramón Jiménez.

 

Pero lo más asombroso para mi de esta  bonita historia que viví con Tato durante 9 años fueron dos detalles que me marcaron:

 

El primero es que dos kilómetros antes de llegar a nuestra casa, se cruzó delante de mi coche a paso lento el que se iba a convertir en Tato Heredia y una hora después apareció en la cancela de mi casa. Entre el punto en el que Tato y yo nos cruzamos y lo que iba a ser su nueva casa, hay un cruce caminos, cuatro intersecciones y cinco urbanizaciones. Cómo llegó y por qué decidió quedar en la cancela de  mi casa es uno de los  secretos mejor guardados que tenía  y que se lo llevó con él. Algún día lo descubriré.

 

El segundo es que, y pido por favor que no se ofenda nadie pero no lo puedo remediar, siempre me pareció ver en él reflejado a Fray  Martín de Porres.

Su capa negra cubriéndole cuerpo, cabeza y cara negra con  su pecho y manos blancas. Y si además su alma era tan blanca como la de San Martín de Porres, y si además era tan humilde como él por lo que os cuento, a quién, si no, se me iba a parecer -o ¿aparecer debería decir?. Espero el perdón de San Martín de Porres, de Tato por si no cumplí con él para corresponderle con el mismo amor como él me dió y el de aquellos a los que haya ofendido. De los dos primero, seguro que lo obtengo. De los segundos, si no fuera el perdón, al menos comprensión aunque no compartan mi comparación porque la consideren odiosa y ofensiva.

 

En fin, que hablando de personas o animales, las hay imprescindibles e insustituibles. Tato Heredia está en las dos categorías para toda la familia.

LUIS HEREDIA.

 

 

 

11 comentarios

Cristina -

Gracias Froilán,
Acabo de leer tu aviso y mi agradecimiento hacía ti es inmenso.
Hablar de Cicerón no es raro, dice cosas coherentes (a veces).
Pero eso del huerto.............no sé, no sé.
No me fiaré de nadie.
Gracias de nuevo.
Un saludo

Froilán Cortés -

AVISO A CRISTINA:

Cristina, ten cuidado. Por estos andurriales camina gente de poco fiar.
No ves cómo Andrés ("er Trapi") te quiere enredar?
Te habla de gente rara. Cicerón, Tito Livio (de quien encima se permite el lujo de decir que es raro de narices. No se mirará él en el espejo, al menos para afeitarse?).
Creo que lo que persigue, es enredarte y llevarte al huerto. Algo me da en la nariz....
Estate prevenida. Es capaz de pedirla a La Anselma las llaves del huerto. Y en el huerto de la Anselma, se hace fuerte y no hay quien le pare.
Yo, te aviso. Luego, no me pidas responsabilidades.
Froilán.

Froilán Cortés -

Luisito de mis entretelas.
Un día, compartimos una apabullante fabada en tu casa, recuerdas?
Había una mesa muy larga, y muy grande. Con un puchero muy alto, y muy grande. Y mucha sidra muy rica, y muy grande. Con un sol muy brillante, y muy grande. Con una alegría muy sincera, y muy grande.
Y, en el suelo, sentado a tu lado, había un perro, muy chiquito y MUY GRANDE!
Un abrazo muy fuerte.
Froilán

Maribel -

Hola, Luis:
Siento mucho la despedida de "tu Tato". Yo no tengo perro pero gente muy próxima a mí lo tiene y todos coincidís en lo mismo. Debe notarse mucho la falta de su compañía, siempre fiel.

Un abrazo,

Cristina -

Gracias Andres,
Si no escribo más es porque la mayoria de las veces parece que es inmiscuirme en vuestras vidas.
Lo hago esporádicamente como compruebas, me gusta más leeros.
Agradezco tus palabras.
Un saludo

Andres Martinez Trapiello -

Dice Cristina que lee más que escribe y se acuerda de sus perros y de Tato.
Quiero decirle a Cristina que aquí no se pretenden obras literarias, que las hay, sino poner una palabra tras otra y ¡ya! Y siempre he dicho poner una palabra tras otra buscándole el sentido de la comunicación, que es lo importante para todos: los que escriben y los que leen.
No eres la única, Cristina, que dice tener respeto a expresarse, a poner una letra tras otra y que esté bien construida la frase, que brille el academicismo literario. No se pretendió eso con el blog.
Los que nos formamos en aquel Colegio de Dominicos y tuvimos que traducir latín por activa y pasiva; los que acompañados de un diccionario Spes interpretábamos aquellos escritos de Cesar, Cicerón o Tito Livio vimos que cada uno tenía su estilo y que alguno –Tito Livio- era enrevesado de narices… ¿Cuál era el correcto, el más académico?
Que no te encoja a la hora de escribir la erudición que pienses hay en estos post.

lalo -

Si no fuera porque no es cierto, os diría, Luis y Pilar, que yo todavía me sorprendo yendo a comprar el pan con la bolsa en una mano y la correa extensible de Black en la otra.
No. No estoy, por ahora, tan gagá (todo se andará).
Pero sí os diré, y esto es cierto, que cuando salgo a por el correo y está lloviendo, más habitual aquí arriba que ahí abajo, todavía miro hacia el suelo para que mi foxterrier no se me escape, como acostumbraba a hacer habitualmente.
Y cuando subo las escaleras a esas horas provectas a las que yo llego a casa después del duro trabajo y de escribir notas como esta a mi amigo Luisín, aún me sorprendo mirando arriba, hacia el descansillo, para decirle que soy yo, que no ladre, no vaya a despertar a Rosa.
La ausencia de Black, y lo notaréis con Tato, todavía está presente.
Se hacen querer, los animales.

Besos
Lalo

martín -

Queridos Luis y Pilar, me habéis hecho pasar un buen y sentimental rato, sentimos mucho la partida de Tato por lo que representaba para vosotros, todos necesitamos cariño y cuando lo entregan a cambio de nada es más gratificante, ¡Cuánto hemos de aprender las personas de los animales!
Un abrazo.

Cristina -

Hola de nuevo,
Hace ya unos cuantos días que no os pongo unas letras, aún así os sigo leyendo.
Me ha impactado tremendamente la despedida a Tato, tanto que me ha hecho llorar, ha dicho todo lo que sentí en aquellos momentos, he tenido dos perros maravillosos, que como Tato ya no estan conmigo, vivieron junto a mi 16 años, Luis ha explicado a la perfección el cariño que se siente por eso compañeros tan fieles y leales, siempre que alguien desaparece se mantedrá vivo mientras no los olvidemos. Esto lo aplico a todos los seres que ya no estan entre nosotros-vosotros, mientras vivan en nuestros corazones, permaneceran vivos eternamente.
Habeis pasado una mala racha con las personas que habeis dejado en el camino, lo siento de verdad aunque no los conozca.
Pero como la vida sigue, una nueva ilusión ha llegado a este blog, la preciosa Helena, os felicito, en especial a su familia.
Vuestra forma de escribir es tan perfecta que prefiero leeros más que ecribir, pero haceis otra cosa aún más dificil que escribir, es describir, y en eso sois unos campeones, cualquiera puedes escribir algo en un momento, pero describir como vosotros es otra cosa, os felicito.
Hasta otro día
Un saludo para todos.

Vibot -

Carita de chocolate,
mirada que no remedia
tu muerte de jaque mate.
Hasta siempre, Tato Heredia.

jose ignacio -

Luis,
Desde luego tu despedida a Tato Heredia es antológica, como en su día lo fue la de Black Mayo.Los sentimientos que describes de recuerdo y cariño a ese ser que llega a nuestras vidas para no dejarnos nunca, los iba haciendo míos sin darme cuenta.

Como nos pasa a todos los que contamos en la familia con un perro, Tato era algo más, porque su fidelidad y entrega nos supera siempre, por eso el momento de su desaparición se vive con gran dureza y desconsuelo. Y dices bien, porque mueren los pobres humildemente, como si no quisiesen dar trabajo en su postrer suspiro.

Precioso todo, desde el comienzo al final.

Bueno, Luis, mi consejo de siempre es que ahora hay que ir a por otro, a seguir recibiendo lecciones, y todo a cambio de un poco de alimento.Salimos ganando.

Un abrazo muy fuerte,
José Ignacio.