PUYA´L RAMU (Ilusión muerta)
Hoy se nos confiesa, solo un poquitín, Avelino, mi querido e inolvidable compañero de la gloriosa del 61. Emoción y recuerdos, unos mejores que otros ¿verdad?
Me complace compartir con vosotros una experiencia inolvidable y única que dejó en mí sentimientos de gozo y resquemor de impotencia.
Eran tiempos de felicidad interior y satisfacción compartida al ir quemando etapas en el desarrollo personal: buenos compañeros de estudios, buenos resultados en el esfuerzo, mejores amigos, sinceridad, ilusión, digamos… un grupo envidiable.
Por esas fechas tuve la posibilidad de asistir al enlace de mi querida hermana. Se presumía un día feliz. Se truncó de forma no deseada al final de la ceremonia
religiosa cuando le reproché de forma cortés, al párroco oficiante, su actitud deplorable con los asistentes a los que profirió todo tipo de frases despectivas alusivas a su posible mentalidad anticlerical o materialista. Su respuesta no dejó de molestarme aún más “a estos comunistas voy a meterlos yo en vereda”.Los tales “comunistas” eran todos mineros que acababan de costear la edificación de su parroquia y casa sacerdotal.
Durante el convite me hacen saber que esa actitud es habitual, además sucede en otras parroquias y que hasta se niegan a subir a las aldeas el día de su patrono@. Les prometo, tal vez impulsado por los rigores de juventud o tal vez por ese ardor de principiante en la difícil tarea del apostolado, interceder ante ellos y “si no tienen cura, tendrán frailín”(así me llamaban)
La intercesión ante los párrocos resultó un auténtico fiasco y, a fin de cumplir la palabra dada, auxiliado por dos amigos de la infancia, se iniciaron los preparativos con el horizonte de casi un año.
Mi deber y sus deseos estuvieron a punto de quebrarse ya que, durante el segundo año de Filo, me sobrevino una inesperada y profunda depresión que no me permitía apenas desarrollar las obligaciones diarias. La amenaza de “suspenso en conducta” se podía producir en cualquier momento (en aquella época la palabra “depresión” se entendía como dejación del deber y mala conducta). A duras penas me fui recuperando gracias, sobre todo, a la comprensión e interminables horas de charlas sobre lo divino y lo humano que mantuve con el P. Prior, durante muchos día. Su espíritu me dio fuerzas.
Llegado el día señalado iniciamos la cabalgadura, por suerte ninguno de los caballos se llamaba Rocinante, con los nervios templados y enormes deseos de que la tarea fuese acorde con las expectativas.
Durante semanas recorrimos varias aldeas en las que éramos recibidos con grandes muestras de cariño y agradecimiento. Mi labor consistía, ésa era la propuesta, en sustituir y dotar de contenido la parte religiosa anterior y durante la procesión.
La primera se basaba en lecturas, cánticos y rogatorios religiosos así como breve exposición de las virtudes propias de cada patrón@ y su entorno. Lo que hoy se conoce como Celebración de la Palabra.
La segunda procuraba el acompañamiento de la imagen y marcar los tiempos y pausas de la misma hasta la vuelta a su emplazamiento.
El final de la ¿aventura? me procuró una gran carga espiritual, una sensación extraña de felicidad por haber hecho felices a todos aquellos que confiaron y creyeron en mí y, además, un grave problema de índole más terrenal: La puy·al ramu había resultado ser demasiado generosa.( Es una costumbre ancestral que consiste en subastar productos tales como panes, frutos, algún conejo, gallina etc. que cuelgan de una rama o armazón de madera y cuyo beneficio se destina, según el lugar, a pagar a los gaiteros y al cura). La solución la conseguí dividiendo el total en seis partes y, dado que los caballos eran propiedad de mis amigos, a ellos les correspondieran cinco partes. Yo, con el resto bastante jugoso todavía, pensé en regalarme una mecanográfica.
Aquella endemoniada máquina terminó con mi carrera definitivamente cuando cierto día alguien se puso a sumar dos y dos y, como era hombre de letras, se confundió en el resultado de la suma. Salió mi número. Se constituyó en juez, fiscal y abogado del diablo y sin abogado defensor, dado que la inquisición había ocupado su mente, me envió directamente a la hoguera de las vanidades.
Años más tarde encontré sentido a lo sucedido en un poema del P. Guervós. Este fragmento que transcribo me aclaró definitivamente mis dudas.
Blanco es el hábito mío
lo mismo que la azucena
Y negro como la noche
de huracanes y tormentas.
Blanco, como la sonrisa.
Negro, como la tristeza.
Blanco como la alegría
y negro como la pena.
Blanco, como nieve virgen.
Negro, como la ilusión muerta.
Avelino Díaz Fernández
14 comentarios
Salva -
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
Si viviera hoy hubiera estaría excomulgado pero, a la vez, iría de la mano con los roucos en la manifestación para pedir la prohibición del matrimonio entre homosexuales. Es un tipo interesante con claros y sombras; claro que estamos hablando de alguien que vivió en pleno S. XV.
Hay que seguir reivindicando el espíritu crítico de los filósofos.
Un abrazo
Avelino Dïaz -
Jesús Herrero -
Juliio Correas -
aquellos, nos echaron de la iglesia. Los Roucosquevienen han hecho que nos fueramos antes de que nos echaran.
Veremos quién estará en SU infierno. Tú y yo... no!.
Un abrazo.
Avelino Díaz -
Amador: la foto es de Rio Aller en Casomera, un pueblo de 50? habitantes, muy bonito.No te sorprenda que haya pocas entradas en este tema, es demasiado escabroso y, tal vez, la función de este blog no es tratar determinados asuntos sino unir y recordarnos como éramos y somos nosotros.Soy hijo,nieto,biznieto y más de mineros duros y de buen corazón que tenían y tienen su forma distinta de ver las cosas.Tal vez se equivocaron o no, no soy quién para juzgarles,pero no por eso un cura cualquiera tiene derecho a insultar,perseguir,vilipandiar y desposeerles de sus costumbres o ritos.Son gente leal y noble aunque un poco rudos.Primero respeta después comparte tu vida con la suya y puede que así,poco a poco, lleguen a entenderte y vean en tí algo bueno que merezca la pena imitar.
Gracias Barrio, siempre encuentras el párrafo apropiado.
Valdés, lo mío es prudencia disfrazada.La recudación se perdió en un bajón de la Bolsa.
La depre me la tuve que quedar para mí sólo en los Montesnegros de Las Caldas estudiando la fórmula para convertir una faba negra en blanca.
Sigo pensando que quienes tenían en sus manos la función de gestionar los RR.HH.cometieron exceso de torpezas y su prepotencia exagerada convirtió el blanco en negro de penas,tristezas e ilusiones muertas no sólo para quienes lo sufrieron sino también para quienes esperaban aires nuevos de una generacíon espléndida que hubiera ayudado mucho a cambiar el ostracismo imperante.
He visitado hace poco El Veneto y La Toscana, en Ferrara me encontré con la estatua de Savonarola, me impactó el lugar que ocupa: de espaldas al Castillo y frente a la Catedral.
Es la imagen de su desamor por lo humano y su efrentamiento con el sistema eclesial (creo que perdió el control al final)sin embargo me parece que hoy también terminaría en la hoguera. No ví, sin embargo ninguna estatua en Verona de San Pedro sólo una vidriera en Sta. Anastasia. A veces lo errores llegan hasta para hacer Santos.Es un gran cosuelo.
Fernando Alonso -
Antonio Argüeso -
Un complemento al comentario que tú dices: no sé de qué os quejáis los asturianos. Cuando el sur de agosto llegaba un domingo, una de dos o se cortaba el trigo en domingo o ese invierno había que racionar el pan, pues el puto sur de agosto diezmaba en un día los trigales. Pues bien, si mi padre iba a la tierra el cura no se acercaba, no (no olvidéis que si a mi padre le llamaban Mingón era porque medía 2 metros y 8 centímetros). Pero llamaba a la guardia civil, que se personaba y le multaba . Y eso que mi padre, inocente él, era de los de ellos.
Pero sí, también prefiero quedarme con el blanco azucena, sonrisa, nieve, alegría, sí.
Feliz cumple, Pitu
Antonio Argüeso -
Enternecedor y ajustadísimo relato. La depresión también me visitó en Las Caldas y nadie sabía cómo enfrentarla, evidentemente.
Tu relato me ha llevado a recordar cómo superé la mía: tuve la suerte de poder irme prácticamente un año a Montesclaros donde con el Padre Bravo hice, además de sembrador y recolector de patatas, apicultor, ganadero, segador, electricista, cantero, pintor (del pasadizo elevado que va a la hospedería), cocinero, monaguillo, de todo lo que Julio dice más arriba hizo. Y el estar continuamente ocupado me salvó. El Padre Bravo consiguió infundirme el suficiente ánimo para sobrevivir en aquél frío invierno, con una nevada que nos mantenía encerrados durante días, oyendo las historias del Padre Brañas (¿o Bañas? ¿lo recodáis?) -bueno y también fumándome algún que otro puro canario que a veces nos daba- y los certeros y profundos comentarios del Padre Griñón, que cuando nos íbamos a dormir, lo estoy viendo, llevaba siempre (para el canario decía él) un tazón de migas de leche con pan.
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
Nos quedaremos con el blanco azucena, el blanco sonrisa, el blanco alegría y el blanco nieve que dan más sentido a la vida.
Por cierto, los vecinos están esperando que traigas de Suiza lo recaudado en la Puya, tienen que "reteyar" y el cura diz que nun tien un rial.
¿ande tienes el negocio? Te visitaré. Avisos a jmgarciavaldes@gmail.com. Ayer estuve con tu colega Santiago Alfayate, con el que tomo algún viín, y me preguntaba eso mismo que dónde estabas; necesitamos fotocopiarnos a nosotros mismos para la posteridad.
Un abrazo al frailín (otra expresión muy empleada en aquel entonces en mi entorno) y al resto.
Isidro Cicero -
Un abrazo desde la más honda comprensión
Julio S. -
Cuando mi ánimo se enfrenta a dos contradicciones sólo puedo aportar comprensión y afecto, pero no me resigno en esta ocasión y por el cariño que te profeso transcribo lo que otros han expresado mejor:
Siempre he tenido la sensación de que nadie me entendía, de que nadie sabía quién era yo y qué me había llevado a la situación en la que estaba. Y, ¿sabes una cosa?, cuando nadie te entiende, tampoco te pueden pedir cuentas nadie. EL LECTOR, de Bernhard Schlink (Este libro me lo regaló nuestro gran compañero y campeón mundial de la amistad: Fernando Alonso).
Era notable lo rápido que podía surgir un juez del traje a lunares de un payaso. EL RECTOR DE JUSTIN, de Louis Auchinloss
Para conocer la injusticia del mundo sólo hace falta un poco de experiencia. Para aceptarla sin amargura o envidia se necesita casi la suma de toda la sabiduría humana. LA HOJA PLEGADA, de William Maxwell.
Un fortísimo abrazo, compañerín.
Daniel, creo que tu ayudante al llegar a las Caldas fui yo (antes bacaladero, balonero, camarero, cristalero, limpiador de piscina, tranviario, champiñonero, jardinero, calefactor, albañil, fontanero... Creo que dejo algún grado de FP).
No obstante Avelino permaneció contigo un años más en la Caldas, por lo que no se puede descartar lo que dices.
Un abrazo a todos y buen fin de semana.
amador robles -
saludos cómplices!!! un abrazo desde oviedo en una noche que aparenta estar muy fría en las calles del casco antiguo.
Daniel Orden Santamarta. -