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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL DESPACHO DEL PADRE DIRECTOR

EL DESPACHO DEL PADRE DIRECTOR

Era un puerta que, al principio del pasillo orientándome por donde arrancaba el tranvía, me infundia respeto, temor, miedo. Flanqueda por brillantes ladrillos rojo y con cristales esmerilados. Era la puerta del despacho del Padre Director. Yo entraba con relativa frecuencia en ese despacho y no sabía para qué, pues yo nunca pedía entrar, siempre me llamaban. 

Allí dentro me preguntaban con regularidad si tenía vocación.

Y aquí va el sucedido.

En una ocasión, estando ya en sexto curso, dudé por un momento en mi contestación para de inmediato asentir: ¡no faltaba más!

Pero en esa duda momentánea e interminable, me salió una risa no querida pues yo en aquellos años no tenía cuajo para reirme delante del P. Director. Percibí de inmediatgo el peligro,  temí iba a costarme varias vueltas a la finca para encontrarla, esa vocación que parecía huidiza y que había que atraparla por los campos.

Pero, infeliz de mí, la realidad me sobrepasó y me costó el encarguito de tener que limpiar los cristales del pasillo y de todas las clases !TODOS LOS DIAS! de ¡TODO EL CURSO! !voluntariamente! rematado con el mensaje de limpiarlos "como Dios manda", "así encontrarás la vocación".

No encontré la soñada vocación y menos aún la de cristalero. Cuando veo a los limpiadores de cristales, de inmediato me solidarizo con ellos.

El querido P. Torrellas me salvaba con frecuencia de los cubos de agua y los papeles de periódicos viejos en los recreos de después de comer, pues un genio de la mandolina, osea quien os habla, no se podía desperdiciar.

Hubo tiempos en los que yo temía aquella puerta. Y pese a que, al parecer, y ahora de mayor lo he sabido, era uno de los enchufados. Menos mal...

Hubo tiempos...

Os recuerdo aquello de que "cualquier tiempo pasado...fue anterior".

Contemplad cómo acabó el temido despacho.

Posiblemente el Padre Director lo dejó así de revuelto buscando su propia vocación.

Esa puerta ha quedado herméticamente entreabierta para siempre en mi memoria.

el furriel

9 comentarios

Luis Heredia -

“DIRECCIÓN”, lugar de paso que cuanto más rápido se pasase el tiempo de la visita más reconfortado salías de ella, según el tema tratado. Si, por el contrario, la visita duraba más de la La “visita”, por esperada y concertada en algunas ocasiones,-venga Vd. o ven mañana, según se tratase del Director- resultaba de lo más angustioso por no saber de qué se iba a tratar; aunque, creo, y no nos engañemos, casi nunca era para hacerte la ola. Eran educadores, claro está, y siempre había un “pero” que deberías superar para llegar a la meta prometida. Era algo así como cuando yo hablaba por la radio dando los mensajes del Príncipe Ben-Ali que me pasaban los familiares de los niños.

“- Julito, sabemos que este año has sido muy bueno, has hecho los deberes, ya no chupas el chupo, no te meas ya por la noche….pero debes de cuidar mejor a tu abuelito”. Yo siempre me preguntaba qué narices estaría haciendo su madre, su padre o su tía. Pregunta que años antes yo me había hecho a mi mismo después de alguna visita a la “Dirección”: - ¿Qué narices debo de hacer yo para que no me echen esta filípica si no es tan grave lo que hice y estoy poniendo todo de mi parte?

Para qué contar en el caso de que se tratase directamente del “pero” en la reunión. En ese caso, alea jacta est.

Si era por inesperada, entonces la angustia te llevaba a pensar de inmediato en la maleta y la ropa que llevarías puesta para despedirte de Pepe Colinas, último eslabón del Colegio con el extramuros.

En el caso de todos nosotros era lógico que los “peros” se duplicaran puesto que nuestro destino y futuro ya estaban asignados de antemano, ya fuera por voluntad divina o por la de nuestros padres en busca de un futuro mejor para nosotros. Nuestro educadores no tenían el problema de descubrir si íbamos por Ciencias o Letras según nuestras capacidades cognitivas, universitarios o formación profesional. Ni tan siquiera orientarnos. Allí estábamos para lo que íbamos a ser. No había alternativa. Ni tan siquiera la de pretender ser hermano lego. De ahí que esos “peros” no solamente eran por motivos de resultados académicos sino, lo que era más importante, por motivos vocacionales. De ahí que más de uno hubiera tenido que pisar la capilla y la “Dirección” más de lo normal en busca de un futuro que se le iba de sus manos. Pobres críos, porque al fin y al cabo éramos unos críos ya estuviéramos en la Escuela Menor o en la Mayor. ¿Era ese nivel de exigencia en conseguir vestir unos hábitos algo normal? Como siempre decimos, las épocas y el tiempo lo convierte todo en relativismo puro. Hoy día, incluso más de un “Director” estaría expedientado y suspendido de hábito y sueldo.

En mi caso, recuerdo con muchísimo cariño mis visitas a la Dirección en la etapa del P. Pedro. Es más, yo las necesitaba. El fue realmente mi Director. Yo creo que me esperaba en Caleruega y sabe que hizo todo lo posible en que así fuera. Pero los “peros” me los puse yo, como para cultivar un peral, y aquí estoy. Sin hábitos, bueno, algunos pero malos, pero mucho más cerca de Pedro que cuando le visitaba en la “Dirección”. Mucho le eché de menos cuando se fue de Maestro de Novicios. La “Dirección” ya no fue la misma a partir de aquella marcha. Ni el continente ni el contenido.

¡Qué pena me da ver el continente así¡ A pesar de todo lo malo que alguno de nosotros lo hubiera pasado, el contenido tampoco es tal como lo refleja la foto. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Nunca mejor dicho en este caso.

Javier Cirauqui -

Es curioso, Josephus Manuelis, porque a las riberas altas de mi pueblo de tufa gris se les ha llamado de siempre Las Ripas, y el término, donde ahora han construido un Polígono de Viviendas se llama Erripagaina.
En ese término, lleno de ramajes, plantas y verdura fluía un riachuelo que daba al Arga, en la badina de Pabollet y junto al Matadero, al que llamábamos Amazonas, por donde jugábamos a Tarzanes e íbamos a descubrir mundos desconocidos.
En una palabra que el flumen Runa (río Arga) capreatus eta cum omnia Hostias el preces, mandó a todas las huertas, urbanizaciones y piscinas de alrededor ad fodiendos puteos magnos.
Viendo la foto del Despacho del Director más bien parece que una invasión de hordas salvajes ha pasado por encima.
Cuantas veces he mirado de reojo esa puerta con ventana acristalada en cristal mate y opaco, bordeada de ladrillos rojos, separados por franjas de cal y a la izquierda la placa metálica de dirección.
Esa puerta, yo la he traspasado varias veces y en momentos señalados. Creo que todos los años por lo menos una o dos veces el P. Director,(Papedro), nos iba llamando según un orden a todos los alumnos. A veces si notaba algún problema rompía el orden y te llamaba antes.
En el curso 1964-65, traspasamos este umbral para hacernos el Carnet de Identidad. Recuerdo mis temblores y mis miedos, no sé si por la responsabilidad de haberme hecho mayor de Edad, (16 años), aún tengo la fotografía de ese carnet, o por lo que me imponía, aquel inspector, acompañado por otros guardias civiles o Policias Armadas, (grises), supongo que con tricornia o gorra desenfundados, igual iban todos de paisanos y todo esto es producto de mi imaginación. De lo que si estoy seguro es que mi sangre se quedó helada y que tuvieron que agarrarm el dedo,con fuerza, para poder estamparlo sobre el carnet de indentidad,y marcar mi huella, porque si no, con mi tembleque, lo estampo sobre el bigote del inspector.
Otra vez, junto a otros compañeros, que bien pudieron ser Ibarrola, Arrúe, Ariztimuño, Egea, Elustondo, etc... fui llamado por haber invadido los campos de alfalfa de la Granja, en sus orillas con un plantación de girasoles.
Aclaro la situación: Durante finales del Curso, 1961-1962 se nos ocurrió a varios compañeros del 1959, que para el consumo propio de pipas durante el año podiamos poner una plantación en las orillas del campo. Cuidamos con cariño la plantación y antes de irnos de vacaciones se veían radiantes las cabezas de los girasoles, algunos decían que eran silvestres y se veía como una bendición de Dios. Al irnos de vacaciones se lo confesamos a Máximo y le dijimos que nos los cuidara.
A la vuelta de vacaciones, nos encntramos con que todas las cabezas de los girasoles estaban cortadas. Nos dijeron que las habían cortado las monjas y se las habían llevado para tostar y salar, por lo que nos quedamos sin cosecha. Alguien se lo comentó a algún Padre y los novatos agricultores fuimos llamado al Despacho del P. Pedro. No nos debió echar mucha bronca, puesto que esta situación la recuerdo amablemente y con una sonrisa. Sí que nos habló algo referente a la propiedad y no sé que órdigas.
Otra de las veces que traspasé este umbral, o estuve a punto de traspasarlo, no recuerdo bien del todo, fue en la rebelión en las aulas contra el P. Tascón. Recuerdo la llamada uno a uno pidiendo delatáramos a los cabecillas, la incertidumbre, la espectativa, el canguelo el "¿qúe te han dicho?... ¿qué les has dicho...? La cosa es que al final se paralizó la cosa y terminaron los interrogatorios... Sin encontrar cabecillas, ni delatores...Todos a una como Fuenteovejuna.
Alguna vez fui llamado en las entrevistas anuales y el Padre Pedro me dijo que le habían gustado mas las intervenciones en las veladas y en la revista Camino más que el año anterior, por lo que deduje que no le habían gustado mucho o así lo entendí.
Otras veces, junto con otros íbamos a presentar el programa de actuaciones que íbamos a realizar en las veladas de la recreación. Era como una censura previa, una censura como la del Ministerio de Información y Turismo, cuando hacíamos Teatro en Burlada.
Y ya la última y definitiva visita al Despacho del Director, fue a finales del Curso 1964-1965.
Por aquellas fechas nos estaban preparando para la entrada en el Noviciado, que para mí iba a ser en Palencia. Nos habían mandado hacer un diario, al que en la intimidad llamábamos, la novela, donde debíamos verter nuestro proceso de la vocación, nuestros pensamientos etc. etc.
Un día de esos me llamó el P. Pedro y comenzó a decirme el paso tan importante que iba a dar y algo de que tenía que firmar algo para el obispo. Entonces yo le confesé que ya había hablado con el P. Ricardo y que me iba nada más acabar el curso. Me dijo que casi se lo esperaba y a los pocos día, arreglado todo con el P. Ricardo, partí en el tren, rumbo al mundo desconocido, despues de 6 años en los Dominicos. Así que mi novela la escribí ya fuera de la Orden.
Me imagino que conociendo hoy al P. Pedro, me habría tratado con bondad y amabilidad, pero para mí era el P. Director, y bien sea por mi timidez cualquier entrevista me causaba desasosiego y lo único que esperaba era que se pasara pronto el trago.
Un saludo con todo mi cariño.
Javier

federico esteban monasterio -

¿Despacho o colmado?

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS -

Xavierus Cirauiqui suos huesos ad flumen duxit et trasivit hostium ad alteram fluminis ripam.No pasa lo mismo en la GRAN ALDEA en la que el río desborda sequedad. Nos alegramos que estés sano y salvo: Yo siempre ttraduje que Cesar pasó al ejercito a la otra orilla a hostias; según parece lo pasó como pudo pero mal.
Hablando de despacho del director me gustaría que Fernando Alonso, el nuestro, nos hablara de su despacho, porque él fue director. ¿Qué se guisaba dentro? ¿Transivit studentes ad studium a hostes?
No me acuerdo si me llevaron al despacho pero seguro que si me llevaron no fue a hostes sino a hostium.
Abrazos

Loseiros (Cesar Alvarez) -

Pero ¿había enchufados en el despacho del Director?

Me lo pones a huevo, querido José Mari, pero dadas las circunstancias, la edad del Padre Director y la cortina del tiempo, solo quisiera dejar constancia para conocimiento general de que, a mi, me pusieron la maleta en la puerta sin que el Padre Director me llamara a su despacho. No recuerdo que entrara nunca en ese Despacho, por cualquier causa.

Salu

Javier Cirauqui -

Gracias Santiago por interesarte, pero el agua de las inundaciones se ha quedado a 3 metros del portal de mi casa. Desde mi más tierna infancia recuerdo las riadas del río Arga. El Arga y el Ulzama se juntan entre Burlada y Villava, su desembocadura es limítrofe co los dos pueblos.
Mañana escribiré sobre el Despacho del Director, para mi el Despacho del P. Pedro. Tengo algunos recuerdos sobre él. Un saludo y hasta luego.
Javier.

santiago rodriguez -

Entrando por otro camino...Hace dias que no aparece Javier Cirauqui...su pueblo Burlada, ha sido afectado por las recientes inundaciones....¿Sabeis si ha tenido algún problema?...

santiago rodriguez -

Nuestro director, que no era un padre, era el "PADRAZO" Pedro Sanchez, recibía en su despacho, manteniendo un orden; en algún caso si te veía un poco revuelto, te llamaba en momento escepcional, a mi me llamó una vez y solo me aconsejo que no hablará en tiempo de silencio, ese era mi caballo de batalla....las visitas al despacho del P. Pedro animaban...

andres cortés aranaz -

El final del día, cuando al salir de la última visita a la capilla camino del estudio o de las habitaciones, todos en perfecta formación, avanzábamos camino a nuestro destino, un peligro nos aguardaba en ese corto trayecto. Ser señalado por el Director invitándonos a su despacho para un "cambio de impresiones". A mí me tocó muchas veces, por eso procuraba ir bien pegado al compañero que iba delante para parecer invisible, cosa que a todas luces nunca conseguía. El compañero que iba delante era Alberto Acitores Balbás, y como siempre fue un "culo inquieto", todavía se notaba más quién iba detras. En fin, que no me podía escapar. El caso es que no sé para qué entrábamos tanto al despacho, porque no teníamos nada de qué avergonzarnos ni de qué arrepentirnos..... sólo éramos niños.
Pero el agobio de esa fila, en ese corto trayecto, nunca lo olvidé.
Un abrazo