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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LOVE STORY

LOVE STORY

De nuestro corresponsal en León, Justino Blanco Villacé, Reportero TOTAL
 
"Amar significa no tener que decir nunca lo siento". Hay que ver que cosas tan bellas se les ocurre a los poetas. O como aquellas otra frase de: "Hoy te quiero mas que ayer, pero menos que mañana". Seguro que esta última fué inventada por un poe-joyero, o un poe-perfumero o algo por el estilo.


 La carátula o afiche que hoy os presento recoge todo el romanticismo de unos enamorados, Rosa y Mariano, en su periplo por Londinium en los ´70´s.


Quién mas y quien menos nos dejamos caer por allí, siguiendo los rastros de nuestros ídolos musicales ,yo concretamente de los Beatles y siempre la coletilla de "para aprender inglés".


Lamentablemente en aquellos años no existían las compañías aéreas de low cost , y una de las maneras de ir al Reino Unido era con un contrato de trabajo para recoger fresas, para hacerte cargo de un restaurante (fregar platos), o ejercer de anfitrión sirviendo copas en lugares públicos, es decir, en un pub.


Claro que también había quienes viajaban en business class como Rosa y Mariano, pués no hay mas que ver sus rostros de felicidad.


Desde estas líneas quiero recordaros la inminente presentación del nuevo libro de Mariano Estrada que lleva por título Poecanciones, y cuyo acto tendrá lugar como ya habrás leido en el blog, en tu antigüo colegio y aledaños.


No faltes a la cita. Te pesará.  .....Y recuerda, el que avisa no es traidor, es Justo y Necesario, es......
Justino.     

Un abrazo

6 comentarios

Mariano Estrada -

Poecanciones: ¿Por qué hace Justino esa referencia a la hibridez? La explicación es sencilla: en el capítulo 3 del libro puede leerse este párrafo:

Vuelvo a insistir, aun a riesgo de resultar un pesado, en que no los toméis como poemas, tampoco como canciones. Tomadlos como lo que son: híbridos.

-¿Y los híbridos son malos de nacimiento?

-No necesariamente. De hecho, el mestizaje puede ser incluso recomendable. Otra cosa es el resultado concreto, que puede ser bueno, malo, regular… Exactamente igual que si fuera una canción o un poema. Lo que pasa es que no existe una fórmula y hay que acertar en la dosis de los ingredientes. Tanto de esto, que es lírico-poético, tanto de aquello, que es prosaico.
-Pero el hecho de colgarlos en el blog querrá decir, supongo, que tú los tomas por buenos. De lo contrario no creo que los colgaras.
-Has puesto el dedo en la llaga, hermano… Pero no voy a darte esquinazo ni a escurrir el bulto, de manera que me remango y te digo: yo creo que son aceptables, pero no me atrevería a ponerles una nota entre el cinco y el diez. Y es lógico, porque, si bien soy un riguroso autocrítico, siempre está el peligro de que la subjetividad se multiplique. Tengo algunas opiniones ajenas que me hacen pensar que son, como digo, aceptables. Ahí me quedo. No apuesto. No porfío. No voy más allá. No subo ni bajo. Tampoco es cuestión de jugar con un híbrido a las siete y media, no sea que vayan a darnos las diez, y las once… las doce y la una y las dos y las tres…., como a Sabina. ¿Veis? Ya hemos dado con un autor de canciones. Otro es Aute, más poético. Otro es Serrat, como sabemos todos. Ahora bien, Serrat no cantó canciones de Miguel Hernández, sino que cantó con éxito sus poemas…

Un abrazo

Mariano Estrada -

Hola, Javier:

Después de 13 libros publicados (dentro de unos días va a salir el 14), algunas cosas se han dicho sobre mis poemas. Lo que no había dicho nadie hasta ahora es que son “la rehostia en verso”, que es una expresión muy castiza, pero también muy expresiva, muy clara, muy contundente, muy definitoria. No ofrece duda ninguna. Se sabe exactamente lo que quiere decir. Sin melindres, sin eufemismos, sin contemplaciones. La rehostia en verso: ahí es nada. No tengo más remedio que darte efusivamente las gracias. Me has hecho reír. Hasta tal punto me ha sentado bien ese elogio. Te mando dos abrazos, uno de ellos es “la rehostia en verso”.

ABRAZO

Mi mano tiene tomada
la dimensión de tu pecho,
mi boca la de tu boca,
mi cuerpo la de tu cuerpo.

Y vengo a abrirte la arteria
por donde va el pensamiento,
para caer con el alma
alrededor de los sueños.

Que en este abrazo gigante,
alzado en barro y en viento,
mi sangre es tanto tu sangre
como mi aliento tu aliento.

Mariano Estrada, del libro “Poeminos de amor”

Javier Cirauqui -

Después de leer estos versos de amor tan hemosos y tan a flor de piel, decirte que no sé si son poemas, si son canciones, o si son un híbrido de sensaciones, pero de lo que sí estoy seguro es que son la rehostia en verso.
Hasta el día 14. Un saludo. Javier.

Mariano Estrada -

Pero no todos los poemas que le he dedicado a Rosa encajan en el fantástico “Love Story” que se ha inventado Justino. Alguno encaja más bien en las “Ventajas e inconvenientes de ir de vacaciones a Muelas de los Caballeros”. Porque, sí, el pueblo es muy bonito. Tiene río y árboles y montañas, pero también tiene algunos bichitos que pueden acribillarte la piel, chuparte la sangre y hacerte la vida imposible. Mirad, mirad la variedad de picores con los que uno puede encontrarse. Por cierto, Rosa se encuentra con todos.

Un abrazo

EMBESTIDAS, MORDISCOS
Y PICADURAS

A Rosa,
en cuya sangre se ceban los mosquitos.

Mira una vaca ¡qué susto!
¡qué miedo, mira una víbora!
Decidme, sustos y miedos:
¿quién desplumó a las gallinas?

¡La zorra!

Quien tenga piernas que corra,
yo voy volando en la brisa.

¿Quién ajagó a las ovejas?

¡El lobo!

Entre mordisco y adobo,
sólo ajagó a las merinas.
Las churras, como eran viejas,
quedaron para cecina.

Lagarto, mira esa araña
y no la pierdas de vista.
En esta parte de España
quien no te muerde te pica.

Puede picarte un pimiento,
un escorpión, una avispa;
puede morderte una yegua,
un burro, alguna vecina...

El perro muerde si ladra
y si no ladra, mastica.
El que no muerde es el toro,
pero ay de ti si te mira.

¿Adónde vas sin zapatos?

Voy a coger lagartijas.

En el envés de las peñas
sestean las sabandijas.

¿Hay alacranes?

A veces.

Cuando depongas las heces,
cuidado con las ortigas,
los cardos, las zarzamoras,
los toyos y las gatinas.

Hay otros dientes menores,
otros picores
que pican:
mosquitos, moscas, erizos...
En los castaños pellizos,
en los rosales espinas.

¿Hay más picor en el mundo?

La sarna.
Pero esto aquí no se estila.
Son de mentar las cebollas,
los ajos y las guindillas;
los puerros, los sabañones
y algunas otras cosillas:
el pimentón, por ejemplo:
capón, chorizo, morcilla.
Y el humo denso de leña
que sale de las cocinas.

Mariano Estrada

Del libro “Trozos de cazuela compartida”

Mariano Estrada -

Queridos compañeros y amigos:

Para añadir un poco de azúcar, sal y pimienta a estos días vaporosos de sol y vacaciones, ya sean de playa, de pueblo o de montaña, os dejo otro poema amoroso que, al igual que el anterior, también dediqué a Rosa.

Un abrazo a todos

AQUÍ TE AMÉ

A Rosa

Aquí te amé, junto a los sauces,
en este regatón de agua de luna
donde tuvo la aceña su dorado trigo,
su harina de pasión
y su gozoso afrecho.
En este huello húmedo,
coronado de fimbrias vegetales
que derraman olor
o néctar o ambrosía.
Sobre el tejuelo de la historia
o los hondos de un valle venturoso
bañado en quintaesencias de naranjo y níspero.
Aquí,
al son de la cigarra o la ginesta
en explosión promiscua;
oyendo al ruiseñor, bajo el murmullo
sereno de las aguas.
Anclado en la consciencia
de haber vencido el peso de la carne
o estar en las afueras del dolor
y de la muerte.

Mariano Estrada, del libro “Desde la flor del almendro”

Mariano Estrada -

Gracias, Justino:

Esa foto está tomada en Carnaby street, en 1979. Rosa y yo llevábamos 4 años casados. Hacía un año que había nacido Patricia y, como la niña tenía abuela -aún la tiene ahora -, nos fuimos a pasar 15 días a Londres. De aquel viaje tenemos muy buenos recuerdos y algunas fotografías que, aunque de mala calidad, valen para dar testimonio. Por cierto, de Londres volvimos enteros y con maletas. Lo digo porque cuatro años antes nos las habían robado en Milán, junto al Scala, en la calle Giuseppe Verdi. O sea que bien puede decirse que fue un robo con música. La letra la escribí yo en la comisaría: “¿Un furto?” –nos dijo el comisario, al tiempo que señalaba una cola de denunciantes-. Volvimos con lo puesto.

Carnaby Street era –supongo que aún lo será- una calle bulliciosa y alegre. Y, claro, esa alegría se reflejaba en nuestros ojos que, además, eran unos ojos enamorados. Como se puede ver en este poema que yo le había escrito a Rosa.

TUS OJOS

A Rosa

Tus ojos silencian la noche,
tan llenos de calma,
tan quietos.

Tus ojos acallan las ramas,
juguetes que bailan
al viento.

Tus ojos envuelven la niebla
que llena la alcoba
de sueños.

Parecen dos leños que arden
quemando las noches
de invierno.

El cielo se agolpa en tus ojos,
tejiendo la noche
de negro.

Tejiendo las horas nocturnas
de cosas que quitan
el sueño.

Tus ojos, mujer, amontonan
calor de mis años
enteros.

Los años que fueron perdidos
de noches gastadas
sin ellos.

Un abrazo a todos
Mariano