COLGADOS
Esta fotografía que en su día nos envió el compañero Filiberto Blanco también aparece recogida en EL ÁLBUM DE LAS FOTOS (foto número 109 en la página 39).
En el reverso figura: Fernando Soria (con tipos de imprentilla). Son de izquierda a derecha: Tejerina, Maroto, Luis Gonzalo y Vilda.
4 comentarios
Pedro Sánchez Menéndez -
Luis Heredia -
Me emociona el que tengas tan buenos recuerdos de Fernando. Aunque la herida se cierre, quedará la cicatriz del recuerdo.
¡Jo¡ Qué bien lo pasamos en Mogarraz y qué bien te encontré de nuevo en el vídeo de la presentación de tu libro ante tanto insigne, que seguro, a alguno de ellos les habrá servido de ayuda para usar el español como debe ser.
Un abrazo muy fuerte, Eugenio, y espero volver a verte muy pronto.
Eugenio Cascón -
Me ha alegrado leer lo que escribes acerca de tu primo, y compañero común, Fernando Soria, a quien tenía un especial aprecio y con quien volví a coincidir después de la Vigen del Camino.
Cuando me vine a Madrid, después de haber hecho el bachillerato superior por libre, en Salamanca, me matriculé, para hacer el preuniversitario, en el CEU, que por aquel entonces tenía en alquiler varias plantas del edificio que los dominicos (siempre los dominicos en nuestro camnino) tienen en la calle Claudio Coello 141. Y un día, cuando comenzaba el curso, veo dirigirse hacia mí la conocida y sonriente figura de Fernando Soria, que estaba allí para los mismos menesteres que yo.
No coincidimos en la misma clase, pero a lo largo de aquel año nos vimos con mucha frecuencia, en los descansos, en la cafetería, a la entrada y a la salida, y hablábamos una y otra vez, de manera recurrente, de las experiencias comunes, del colegio y de los antiguos compañeros.
Cuando acabó el curso, nos separamos y cada uno siguó su camino. No volví a saber de él hasta que, a través de este blog, me he enterado de su triste destino. Algo inimaginable viendo su eterna sonrisa, en apariencia tan feliz. Pero ¡qué difícil es entender lo que hay dentro de cada corazón humano!
Esto es todo. Solo quería que lo supieras. Un fuerte abrazo.
Luis Heredia -
Ahora sí que me has dado en lo más profundo del alma con esta preciosa foto por mencionar quién fue su autor.
Mi primo Fernandito Soria Heredia tenía muchas cualidades, sobre todo humanas. Fue un compañero y primo ejemplar, no solo antes del Colegio y en el Colegio sino también en el Noviciado y en Caldas, según me contáis los que convivisteis con él hasta que un desgraciado día le dio por hacer una locura. Locura para toda la familia y amigos, lógicamente, pues para él posiblemente fue una decisión profundamente meditada y voluntaria, seguro. Aquellos de vosotros que pasasteis por la misma experiencia, y me consta que la pasasteis, pasado el tiempo ya es inútil buscar razones para cerrar estas heridas porque nunca se cerrarán.
Recuerdo el sacrificio que le costaba seguir la disciplina diaria de la vuelta a la finca, mucho más que a cualquiera de nosotros, el deporte, salvo la natación, la música y el solfeo más concretamente. ¡Cuántas veces hablábamos de ello tratando yo de interceder entre el rechazo y la realidad¡
Ahora que, era un maestro con la cámara fotográfica y creo que de haber seguido con nosotros, en la actualidad sería algo más que un simple aficionado a la fotografía. Debe de ser una cuestión genética al igual que otros heredáis las cualidades para la música o el deporte.
No sabía yo, o no lo recordaba más bien hasta que Carlos Jiménez Cuervas Mons, nuestra memoria histórica, me lo confirmó, que Fernandito no firmaba en el reverso de sus fotos con rúbrica personal sino con letras de imprentilla y hurgando en mi memoria sí veo revolotear un regalo que le habían hecho, aquí sí que no recuerdo quién, que era una pequeña cajita que contenía letras de imprenta y que se ajustaban a un pomo a tu conveniencia para ir formando las palabras o que cada letra ya venía adherida a ese pomo. Fue la primera vez que yo vi un regalo así y tanto me impresionó, como el caleidoscopio, que siempre quedé yo con ganas de poseer lo mismo. Años más tarde tuve la suerte de ser agraciado con similar regalo por Pili, y de paso a ver si alguien me regala ahora un caleisdoscopio hecho a mano con un tubo de Redoxon o similar.
Y un detalle de la foto que a mi no me pasa desapercibido y que es muy significativo: los fotografiados son compañeros también del 63 y no del 62, lo que corrobora mi teoría de que en aquellos años no formábamos grupúsculos cerrados, lo mismo que nos sucede ahora con independencia de la yeguada y hasta pagamos todo a escote pericote. O al menos eso me parece a mi por lo que veo a la hora de pedir las cuentas y lo que se le devuelve a cada uno.