TRÍO JOAQUÍN HERNÁNDEZ
El pasado día 25 de Febrero, publicábamos en el blog BALDOMERO ESTABA EN EL AJO (por Isidro Cícero) con motivo del fallecimiento del P. Domingo Iturgáiz.
En uno de sus comentarios, Santines Vibot escribía:
...Ellos no saben que en el 76, estando yo contigo (se refiere a Baldomero) allá en la Virgen redimiendo nuestra “traición” al dirigir la Escolanía, formamos con Vicente Suárez Álvarez, vestido de soldado, aquel famoso trío “Joaquín Hernández” y grabamos a capella sus Himnos del Nuevo Testamento.
Luis Carrizo entraba al trapo:
...De ese trío, querido Vibot, tengo yo una foto, que a lo mejor ya te la he hecho llegar en el transcurso de alguno de los correos que he tenido el placer de cruzarme contigo. Si no la conoces no tienes más que boquear (como seguro que también decís en Palencia) y te la haré llegar escaneada. Está Vicente, hecho un brazo de mar con su uniforme; estás tú y está, obviamente, el amigo Baldo. Aprovecho para daros las gracias a los tres porque la foto recoge vuestra actuación en el restaurante Novelty de León, donde estaba yo celebrando mi boda.
Pues bien, hoy os dejo las fotografías (no una sino dos) en cuestión del trío Joaquín Hernández en su actuación estelar en la boda de Luis Carrizo y su Furriela, aunque Luis me advierte:
...Pero te pongo en antecedentes no vayamos a tener un lío con los derechos de imagen. Los de mi boda, no, porque ya los cobré en su día, pero tengo algún recelo respecto a los derechos del trío Joaquín Hernández. Consúltalo con tu equipo de abogados.
9 comentarios
Vibot -
Y ¡cómo nos marcaron para bien aquellos deslumbrabtes Autos Sacramentales que hacíamos cada año en el teatro! A ti especialmente, que pareces sentir, pensar y solazarte siempre en sus cadencias y sutiles querencias metafóricas. Que además mezclas con giros coloquiales con esa gracia tan propia tuya.
Muchas gracias, amigo, especialmente por ese último verso inmerecido.
Santos -
de azahares, jazmines o peonías;
otras, como en el alba de los días,
son zureos mimosos de palomas.
A veces entre puntos o entre comas
nos escancias licores y ambrosías
con frescor de guayabas y sandías
que rezuma el cristal de las redomas
Es tu verso una ofrenda a los oídos
y al olfato, y al gusto, y a la vista;
un himno inacabado a los sentidos;
un loco desparrame del artista
cantor, pintor, poeta y pianista
que nos deja en el pasmo malheridos.
Luis Carrizo -
Gracias, Vibot. Decididamente quiero tener ese libro que ya se hace esperar. Vete preparando la dedicatoria para mi ejemplar. No te pido un soneto, pero tampoco un "a Luis con mi mayor afecto". Ya sé que no es tu estilo, lo que sucede es que la cola para firmar estoy seguro de que será larga y podría pillarte en un bajón de inspiración. Aliquando dormitat...
No sabía que Vicente estaba por Perú.¡Un abrazo, Vicente, si lees estas líneas)
Vibot -
Claro que Vicente hizo la mili. Completa. El se salió del convento, no sé si por un año de experiencia de aquellos de los que nadie volvía. Pero el es distinto a todos y volvió, y ahí lo tienes de misionero hace tantos años. Debía estar en El Ferral, por eso subía con frecuencia al colegio. (Vicente, si nos lees desde Perú, escribe unas líneas y cuéntanos tú mismo cómo fueron aquellas sobremesas y paseos y canciones a tres, querido amigo)
Vibot -
Te agradezco lo del libro y te tomo la palabra, pero habrá que esperar aún. Después de tanto tiempo, da igual un poco más, y cuidar todos los detalles, y también a las personas implicadas por una u otra razón.
Yo si que quiero comprar tu libro inminente. Y tampoco digo más por si un cas.
Y sí, el curso 76-77 fue mi primero como profesor en la Coplutense, gracias a mi título de música, de cuyas asignaturas me había ido examinando verano tras verano en el Conservatorio de León, en la calle Santa Nonia y completado el superior en el de Madrid. Suerte no me faltó, desde luego, y tan pronto, pero nunca me gustó ese trabajo, que al menos me ha dado, y me sigue dando de otra manera mucho más relajada, de comer.
La mayoría de mis poemas están en verso libre. Aunque el ritmo, sus ritmos, son uno de sus aspectos más llamativos, creo. La disposición espacial no es indiferente y al copiarlos aquí no puedo controlar ni el espaciado ni la colocación de los versos.
Así que para complacerte te copio este soneto que, aunque mientras lo voy copiando aquí se parten los versos porque no caben enteros en una línea, espero que al dar a publicar salga tan bien colocado y ordenado como los de mi queridos Santamarta y compañía:
Soneto aromático
Dalias, jazmín, jacintos florecidos,
invierno enamorado tu distancia,
eres luz de los Andes, abundancia,
gotas de hielo azul, dulces gemidos.
Oro, verdes vergeles ofrecidos,
tomillo en la memoria de la infancia,
orégano bendito tu fragancia,
romero, rosas, versos verdecidos.
Espliego, nardo, menta tu cintura,
salvia, heliotropo, anises en tu aliento,
crucería de aromas, angostura:
rico amargor de mar en tu lisura,
única voz de amor, dulce alimento,
zona de astros lloviendo tu hermosura.
Pedro López LLorente -
Luis Carrizo -
Los títulos de tus poemarios me parecen una maravilla y estoy seguro de que los poemas les harán honor. Sábete que ya tienes un comprador para tu libro (y no digo más --y como dicen los catalanes-- por si un cas, para que caiga en verso.
¿En 1976 eras profesor de la Complutense? Esa otra historia, como tú dices, la tienes que contar.
¿Y una pequeña muestra, cuatro versos, de alguno de tus poemas, como aperitivo? Que ha estado el blog muy poético estos días. Si son ocho versos tampoco pasa nada.
Vibot -
Aquí lo suyo sería que Baldo, enviara las grabaciones de dicho trío para disfrute de todos, que es él quien las tiene. Yo no he vuelto a escucharlas desde entonces y bien que me gustaría. Hubo una inolvidable en la que, grabando en el coro del santuario, una de aquellas tardes soleadas, con aquellos cristales ardiendo de colores, nos dio a los tres un ataque de risa tal y tan contagioso -lo he contado más veces aquí- que en medio de una frase, o de una palabra estallábamos en carcajadas incontenibles y, después de un buen rato llorando de risa, doblándonos literalmente de risa, reanudábamos la grabación en el punto preciso punto en que la habíamos interrumpido con una afinación y seriedad perfectas para volvernos a desternillar al poco a la menor mirada intencionada de cualquiera de los tres. Y así un montón de veces. Todo eso está grabado y supongo que sería divertido poderlo compartir aquí. Baldo, por favor, mira que eres perezoso para esto. Llevas décadas diciendo que me lo mandarás. Este es un buen momento para hacer algo por este blog que nos ha dado tanto, echar de nuevo unas risas juntos y animar el cotarro.
¡Ah, curso 1975-1976!
Y qué año luminoso y feliz fue aquel. El 20 de Noviembre, su difunta excelencia, nos hacía casi palpar tiempos mejores con su desaparición definitiva y yo volaba a Madrid con tantas vacaciones de duelo por el finado y de festejo por la restauración de la monarquía. Con qué ilusión busqué trabajo todos esos días y muchos otros en sucesivos viajes todo ese curso, dispuesto a trabajar de lo que fuera en aquel Madrid, bullente como nunca después, sabiendo que en La Virgen del Camino no permanecería más que el curso convenido con el P. Jesús Martín para sustituir a Baldomero al frente de la Escolanía.
¡Qué meses fecundos, inspiradores, inigualables, en los que a mis 22-23 años, por fin, pude levantar, poco a poco pero qué intensa y maravillosamente, la cortina del teatro del mundo y echarme a vivir mi propia vida, la que se me había inicua e injustamente culpado y cercenado a los trece años, y precisamente en el mismo escenario del secuestro de la conciencia. Justicia poética, se podría decir. Los absurdos y simbólicos quiebros de la vida.
En aquella habitación, junto a la antigua emisora, en la que me sentí tan libre y feliz, soñando, sí, pero saboreando ya aquella vida nueva tanto tiempo deseada, idealizada, escribí casi todo mi libro La inasible armonía, concretamente los poemarios Sólo tus verdes brazos, La memoria radiante, compuesto por el Insomnio de los siete efebos y Hacia las verdes frondas de los ríos y, finalmente, cerrando el libro, Sólo un silencio tuyo necesito
Por tirar de la lengua a algún escribidor más en este adormecido blog que no muerto, solo adormecido y dispuesto a resurgir en cualquier momento-, podríais contar alguno dónde estabais, qué hacíais, qué soñabais aquel 20N tan crucial y esperanzador para tantos.
Yo sólo sé decir que fue uno de los otoños más preciosos de mi vida y un invierno y primavera siguientes, cargados de mucho más que buenos augurios. En el otoño del 76 ya era profe de la Complutense, pero esa es otra historia
Luis Carrizo -
Gracias, una vez más, a Baldo, Vibot y Vicente. Constituye para mí un honor y una inmensa gozada poder presumir de vuestra presencia en la iglesia y en el restaurante el día de mi boda. Esas fotografías las guardo con enorme cariño.