Presentación del libro Origen y triunfo de la décima
Os recuerdo el curriculum de nuestro muy querido compañero Maximiano Trapero.
Por cierto, ¿cuándo las instituciones académicas, culturales lo políticas leonesas se acordarán de un paisano ilustre?
Maxi es Doctor en Filología Románica y catedrático de Filología Española en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. La labor investigadora de Maximiano Trapero, con más de 300 publicaciones científicas, entre libros, capítulos de libros, monografías y artículos en revistas especializadas, se ha desarrollado en los campos de la semántica léxica, de la toponomástica y de la toponimia canaria, con especial dedicación a la toponimia de origen guanche, de la poesía oral de tipo tradicional y de la poesía improvisada en el mundo hispánico. Ha recibido numerosos premios y distinciones, entre ellos la Medalla de Oro de Canarias (2003) por su dedicación al estudio de la literatura de tradición oral de las Islas; el Premio Internacional de Humanidades “Millares Carlo 1997” por su Diccionario de toponimia canaria (1997); la Distinción Nacional de la Cultura Cubana (2003) por su Romancero General y Tradicional de Cuba y el Premio Internacional “José de Vasconcelos” del Frente de Afirmación Hispanista de México (2009) por la dimensión panhispánica de sus investigaciones.
Pocas estrofas podrán tener un origen tan bien conocido y una historia tan estudiada como la décima. Y creo que ninguna otra habrá sido tan citada y tan glosada. Por tradición de siglos se ha tenido que la décima fue “creada” por el poeta español Vicente Espinel, a finales del siglo XVI, y de ahí que se le llame espinela, siguiendo una propuesta que hizo al poco de su aparición Lope de Vega, amigo y admirador de Espinel hasta el punto de considerarlo su “maestro”. Su estructura contiene el siguiente esquema de rimas y de períodos sintácticos: abba:ac:cddc. En esta afortunada disposición de las rimas, de las pausas y de los períodos sintácticos es en donde radica la polifacética función de la décima, inigualable si se compara con otras estrofas. Así lo explicaba Juan Pérez Guzmán, el primer biógrafo de Espinel:
La décima se compone de dos estrofas de cuatro versos octosílabos, cada una con consonantes del primero con cuarto y del segundo con tercero, entre los que se introducen otros dos versos octosílabos auxiliares del pensamiento para ligar entre sí la tesis y la conclusión: los consonantes de estos dos auxiliares se ligan el primero con el cuarto y el segundo con el séptimo. La tesis de la composición en la décima se presenta y desenvuelve en la primera redondilla; el silogismo para la prueba del pensamiento se establece en dos versos posteriores, y la segunda cuarteta completa con perfección al raciocinio poético.
No fue esta estructura la única de entre las muchas en que se dispusieron las estrofas de diez versos antes y después de Espinel, pero ésta ha triunfado sobre todas las demás. Ni siquiera fue Espinel el primero que usó de ella, pero el nombre de espinela sigue usándose casi como sinónimo exacto de décima, sin que necesite de adjetivo alguno que la especifique. “La décima de Espinel –dijo también Pérez Guzmán– constituye una composición tan perfecta como el soneto, sin sus pretensiones heroicas, por cuya razón ha sido siempre preferida a éste para expresar un pensamiento completo, aunque más sencillo que el que al soneto corresponde”.
¿Dónde está el secreto encanto del octosílabo y de la décima?, se pregunta el chileno Fidel Sepúlveda, uno de los más agudos estudiosos de esta estrofa. “En su limpieza –se responde–; en su simplicidad”. Y sigue: “Una décima es una pieza simple y limpia. Cuando no lo es se nota de inmediato y el organismo de la poética tradicional rechaza cualquier cuerpo extraño. La décima, como diría Pablo Neruda, ‘es simple como un anillo, clara como una lámpara’. Cualquier disonancia, descompás y desborde se nota, es noticia negativa en el ritual de la décima. La décima es un artefacto ‘bien temperado’, bien afinado, con todas las partes en su lugar. Es un lugar metonímico, donde el todo es la parte, y la parte es el todo. Nada sobra y nada falta, y cuando algo falta o sobra, se nota”.
No es hacer la historia de la décima el propósito estricto de este libro, ni menos hablar de la excepcional vitalidad que tiene en la actualidad en los varios países de Hispanoamérica, en donde se ha convertido en un verdadero signo de identidad cultural, sino que tiene un objetivo mucho más concreto: volver al específico asunto de sus orígenes, tan debatido, tan controvertido incluso, a la luz de dos nuevos (mejor, relativamente nuevos) acontecimientos bibliográficos y críticos aparecidos en los últimos años: por una parte, la creencia firmemente asentada de que antes de Vicente Espinel fue Juan de Mal Lara quien primero escribió décimas según el modelo de las verdaderas “espinelas”, adelantando en unos veinte años su aparición, respecto de las Diversas rimas de Espinel; y por otra, la casi novedad absoluta que significa el hallazgo de un pliego suelto fechado hacia 1510 (nosotros lo retrasamos hasta 1519) que contiene un poema anónimo escrito en décimas, la mayoría de las cuales son también verdaderas “espinelas”, lo que adelanta en ochenta años -¡casi un siglo!- la primera documentación de esta estrofa.
El título que he puesto al libro responde bien a su contenido, tanto en el primer epígrafe: Origen y triunfo de la décima, que lo resume todo, como en el segundo: Revisión de un tópico de cuatro siglos y noticia de nuevas, primeras e inéditas décimas, que destaca los dos aspectos principales en los que hemos puesto la atención: la revisión de un tópico que se repite y repite, ya sin crítica alguna, y el descubrimiento de nuevas e inéditas décimas.
De cuatro capítulos principales consta, precedidos de una presentación y concluidos por una consideración final. Cuatro capítulos que pueden leerse de manera independiente, pues cada uno de ellos tiene una temática individualizada, como puede verse en sus títulos correspondientes, pero que se complementan en la intención general del libro y que han sido elaborados en un mismo proceso investigativo.
En el primero, “Vicente Espinel y la décima espinela”, nos replanteamos los temas más tratados y conocidos en torno a la espinela y a la paternidad a él atribuida, con un deslinde sobre el tratamiento dado por Espinel a esta estrofa dentro de las otras clases de décimas y de “redondillas” contenidas en sus Diversas rimas. Además, indagamos sobre las primeras documentaciones de las palabras décima y espinela y ponemos el acento, por vez primera, en las Justas poéticas, en las Academias literarias y en los Vejámenes de Grado como los ámbitos en los que la décima espinela halló su verdadero reconocimiento público. Finalmente, analizamos el proceso del éxito que la décima llegó a tener en el siglo XVII, tanto en España como en América, donde enraizó con fuerza triunfante.
En el segundo capítulo, “Antecedentes de la décima espinela”, nos detenemos primero en revisar los estudios sobre este tema, por orden cronológico, señalando las aportaciones principales que cada investigador ha hecho a esa historia, tan frecuentada y debatida. Estudiamos después las distintas modalidades de décimas que se practicaron en España desde la mitad del siglo XV hasta finales del XVI, atendiendo a los tres criterios más caracterizadores de su métrica: el sistema de rimas, los tipos de estrofas y los periodos internos que desde el punto de vista sintáctico y semántico se desarrollan en cada estrofa. Y terminamos con ejemplos de espinelas escritas antes de la publicación de las Diversas rimas de Espinel.
En el tercero, “La décima que quiso ser malara”, nos planteamos la problemática atribución de las décimas de Mística pasionaria al poeta Juan de Mal Lara, bajo tres premisas probatorias: la ausencia del original de ese libreto; el estilo, el lenguaje y la poética de esas décimas; y el contenido del “devoto via-crucis” a que se refieren las décimas. Para concluir que, con toda seguridad, esas décimas no pueden ser –no son– de Mal Lara. Los versos de Mística pasionaria no pueden ser de un autor del siglo XVI; y no pueden serlo, entre otras muchas razones que se explican, por el simple pero incontrovertible hecho de que la expresión Via-crucis que lleva en su título y la práctica religiosa que representa –el calvario de catorce estaciones– no existían entonces; habrá que esperar más de siglo y medio para que eso ocurriera, desde 1571 en que muere Mal Lara hasta 1731 en que el Papa Clemente XII fija definitivamente el viacrucis en las catorce estaciones que hoy siguen vigentes. No obstante, quedan en el aire dos cuestiones que, a pesar de nuestras pesquisas, no hemos podido concluir y que deberán estudiarse para cerrar definitivamente este capítulo: la primera, ¿quién fue el primer autor que atribuyó las décimas de Mística pasionaria a Mal Lara, y cuándo y por qué lo hizo?; la segunda, ¿quién fue, entonces, el autor de esas décimas? Sin embargo, el estudio de las cuestiones que se plantean en este tercer capítulo nos han servido para descubrir un capítulo de la historia de la décima ignorado hasta ahora: la presencia de la décima, ya plenamente fijada en el modelo espinela, en la literatura de tipo religioso nacida a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, y que, con toda probabilidad, inicia el proceso de popularización de la décima hasta llegar al estado de plena tradicionalización en que vive en la actualidad en la mayoría de los países hispanoamericanos.
El cuarto capítulo está dedicado íntegramente al estudio del poema Juyzio hallado y trobado (c. 1519) en el que aparecen las primeras décimas “espinelas” hasta ahora conocidas. Este es el más largo y principal estudio de este libro, y se comprenderá bien por qué. Damos en primer lugar noticia de nuestro conocimiento del poema, y en segundo lugar analizamos las distintas clases de décimas que contiene el poema. Nos fijamos después en aspectos cronológicos referidos a su escritura y a su publicación; estudiamos las características del poema dentro del contexto del género literario al que pertenece, el de los disparates; y resaltamos aquellos rasgos lingüísticos y literarios del poema que hacen suponer a su autor como un imitador (pero no un plagiador) de Encina. Nos detenemos en el estudio de la estructura del poema, señalando las distintas partes que tiene, y muy especialmente la atención que presta a las señales del día del Juicio Final. Capítulo detenido es también el estudio que dedicamos al lenguaje del poema, remarcando la carga sentenciosa que tiene, la fuerte marca dialectal leonesa que le caracteriza y los usos gramaticales más característicos. Finalmente, ofrecemos nuestra edición del poema, que se complementa con un comentario filológico de todas las voces desconocidas en la actualidad o que tienen en el poema un valor semántico diferente al de hoy, seguida de la reproducción facsimilar del original.
Finalmente, cierran el libro los índices de primeros versos y de autores, así como las referencias bibliográficas.
Una conclusión principal destacamos de nuestra investigación. La “creación” de la espinela es un hallazgo excepcional en la historia de la métrica española por lo que la décima ha llegado a ser, pero nada de excepcional tuvo en el contexto del siglo XVI en que apareció, pues fue del todo ocasional, como una fórmula más de las muchas que se ensayaron sobre estrofas de diez versos. Y hasta nos parece seguro que ninguno de los que la utilizaron, ni el estudiante anónimo del Juyzio hallado y trovado, ni Baltasar del Alcázar, ni Espinel, ni otros poetas, tuvieron clara conciencia de haber “inventado” o “usado” la forma definitiva de la décima, la mejor, la más eficaz, la que triunfaría en la poesía y en el teatro del Barroco y la que llegaría a convertirse en todo un género literario, en el tercer género de la poesía popular en el ámbito de toda la Hispanidad.
Debo añadir que el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia está preparando la versión digital de este libro, que aparecerá en breve.
Maximiano Trapero
15 comentarios
Miguel Ángel Díez Ordóñez -
si uno se pone a la altura
de intentar hacer cultura
con las rimas de Espinel.
Y si no preguntádselo a él,
el de Gusendos, Trapero,
que acumula gloria sin pero como abejas en panel.
Años llevas siendo corcel
de la lengua que más quiero.
Pedro Sánchez Menéndez -
Pedro Sánchez Menéndez -
Daniel Orden -
Javier Cirauqui -
"Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón".
Hasta recuerdo el grabado de su figura que aparecía en el libro de Literatura.
Después de haber leído tu libro: "Religiosidad en verso", varias veces, pues todos estos temas de poesía, poesía popular, literatura oral y otros me han interesado desde niño. Espero leer pronto tu nuevo libro. Por internet ya he leído algún trabajo tuyo sobre la décima o espinela.
Y ya por mimetismo, envidia o por "copionico", allá va esta décima o Espinela, no muy buena, pero escrita con toda mi buena intención.
Pájaros trinan al vuelo,
de este libro maravillas,
y la guitarra en coplillas,
lanza sus notas al cielo.
Y Trapero con anhelo
los secretos nos desvela
de décima o espinela,
con grandes conocimientos
y muchos razonamientos,
que van creando una escuela.
Un saludo. Javier
Jesús Herrero Marcos -
no soy poeta avezado
perdona haber intentado
colar mi poema entero.
La décima que yo quiero
sólo pretende expresar
mi admiración verdadera:
Anda perdida en mi mente
y por más que yo lo intente
siempre será una quimera.
En prosa que es más fácil, querido Maxi: Aunque no sea poeta avezado, soy lector de poesía y desde hoy, y aún más si cabe, admirador incondicional tuyo. Perdona la brutal décima que me ha salido, pero entre la "tablet", que aún no domino, y mis escasas prestaciones líricas, el resultado no puede ser peor, sobre todo en comparación con la legión de tremendos poetas que nos rodea en el blog. Espero leer tu libro como agua de mayo en cuanto pueda.
Vibot -
Gracias, profesor Trapero, por la buena nota en Décima.
Ahora tendrás que felicitar también a mi tocayo Santamarta, que tiene arte métrico por arrobas.
Y ese poema acumulativo de Joseignacio, siempre tan cariñoso con todos, me recuerda alguna forma de juego tradicional infantil. Tú, que sabes tanto de esto, quizá nos puedas decir algo sobre este tipo de versos que van creciendo... ¿tienen un nombre?
Un abrazo
Santos S. Santamarta -
con una décima quiero
felicitar a Trapero
por su quehacer minucioso.
Su libro es denso y jugoso
como aquí entrever nos deja,
así que no tendrá queja
aquel que lo tenga a mano
porque además Maximiano
tiene mucha más madeja
Maxi Trapero -
Fue Lope de Vega el primero en advertir la virtualidad musical de la décima: Tal fue su autor perfeto / en música y poesía / porque todo consiste en armonía. Hoy la décima sirve en todos los países de Hispanoamérica para cantar los amores y los desamores, las gracias y las desgracias, la historia y la religión, etc. Y eso no se sabe desde España. Yo le había dedicado mucha atención a la décima, pero sobre todo a la que vive en la oralidad, en la tradición oral, y a la que sirve para la poesía improvisada, pero no a la décima escrita. Y en este punto se detiene este libro: en averiguar sus orígenes y en descubrir los motivos de su triunfo: y en esto fueron determinantes las justas poéticas de principios del XVII. Y otra cosa: el paso de la décima culta barroca- a la literatura popular fue obra de la religión doctrinal del siglo XVIII.
Pregunta Luis Carrizo por la portada del libro y ya le ha contestado Isidro. El diseño de portada corresponde a la Universidad de Valencia, editora del libro, según el formato de la colección Parnaseo dedicada al Siglo de Oro, y el dibujo es de José Luis Fariñas, un pintor cubano realmente excepcional, con dibujo tan prodigioso como la de Doré. ¿Que qué representa? Le pedí un dibujo para la portada, le dije de qué iba el libro, de la búsqueda de los orígenes de la décima y de los múltiples ensayos por lograr su forma definitiva, y Fariñas ideó un hombre pensativo, indagador, escritor, por supuesto, y por eso tiene una pluma en las manos, pero no escribiendo sino pensando, y en la cabeza un diablillo (Isidro diría que un trasgo o un enanuco) dándole ideas. Creo que acertó de lleno con el contenido del libro. Y el dibujo, en efecto, es precioso, como dice Vibot.
Isidro Cicero -
Encuéntralo en google.
Vibot -
Luis Carrizo -
Imagino que el litro de Trapero incluirá cantidad de poesía desconocida para los no especialistas. Sobre todo, tal como nos anuncia, la relativa a escritores y poetas americanos.
He entrado en Wikipedia por revisar la biografía de Espinel y me he quedado pasmado. Su peripecia vital, sus escritos y sus amistades son absolutamente admirables.
Felicidades por tu trabajo, Maxi. Te deseo el mayor éxito.
¿Podrías hacer algún comentario acerca de la portada del libro?
jose ignacio -
Se nota tu altura académica. Por eso y por tu rostro de hombre buenín, permíteme que me cuele en tu post que desborda ciencia y humanidad:
ayer tuve un sueño,
ayer tuve un sueño en el soñé,
ayer tuve un sueño en el que soñe que soñaba,
ayer tuve un sueño en el que soñé que soñaba que me había olvidado
ayer tuvo un sueño en el que soñé que soñaba que me había olvidado de olvidaros,
te/os recuerdo.
Joaquín Urbano -
Vibot -
Como preludio te brindo esta Décima, que espero sea impecable en tu criterio.
Mucho éxito, ilustre filólogo.
REPROCHE INFUNDADO
Me dices que no te quiero
tanto como tú me quieres
y que tus dulces placeres
no son los que yo prefiero.
Pero en este cancionero,
de mil formas diferentes,
de ese miedo que tú sientes
yo te quiero rescatar
y con versos intentar
que nunca más te atormentes.