POR QUÉ SE ESTÁN DESMORONANDO LAS PRÁCTICAS RELIGIOSAS
Querido Josemary. En la última reunión de "in–ex" (dominicos de dentro y de fuera), que se celebró en La Virgen en octubre de 2014, me habían encargado una breve intervención junto con Almarza OP y con el entonces flamante Secretario de la Conferencia Episcopal José María Gil Tamayo. Este hombre llegó muy tarde a la cita porque venía de Madrid de la toma de posesión de Osoro como Arzobispo. Habló tanto, que a Almarza y a mí sólo nos quedaron cuatro minutos para cada uno. Yo preferí no leer lo que había preparado y me limité a hacerle al Secretario cinco preguntas, que por cierto le incomodaron bastante. El texto de lo que tenía pensado decir es el que te mando, querido Josemary. No le hubiera venido mal al señor Gil Tamayo conocer el contenido del mismo, porque da una explicación del derrumbamiento de las prácticas religiosas bastante más profundo del que circula por los ámbitos episcopales y clericales. Eladio Chávarri está delante, detrás y en la base de lo que digo en el escrito. Un abrazo agradecido.
Baldomero.
¿POR QUÉ LA PRÁCTICA RELIGIOSA SE ESTÁ DESMORONANDO?
Eladio Chávarri
Baldomero López Carrera
0. El enfoque del problema
Es muy corriente que, para valorar la religiosidad de la gente, muchas personas –incluidas obispos, teólogos y clérigos– recurran a datos e informes sociológicos tales como número de parroquias de una ciudad; cantidad de sacerdotes, religiosos y religiosas; cifras de ordenaciones sacerdotales, bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, asistencia a misa y matrimonios canónicos; número de colegios, institutos superiores, facultades o universidades católicas; grado de confianza de los laicos y los no creyentes ante los clérigos y jerarquías eclesiásticas; coherencia e idoneidad de las instituciones religiosas; etc. Yo no voy a seguir ese camino; sencillamente porque la sociología no llega a ámbitos como el de la formación del ser humano, su funcionamiento, ni a las realidades que intervienen en ese proceso, que son precisamente en los que se va a mover nuestra reflexión. La sociología habla con profusión de valores, pero no sabe cuál es la entidad y la función de éstos en la vida humana. Puede controlar cuántos cristianos son practicantes y cuántos no, cuál es la percepción y la actitud de la gente ante la jerarquía eclesiástica; y otras cosas por el estilo. Pero esto nos dice bien poco de la raíz profunda de por qué mucha gente está dejando de de creer. Aquí nos vamos a fijar en lo primero y más primordial, en la raíz profunda del ser humano: su proceso de formación a base de valores y contravalores; y también cómo unos valores marcan el paso al resto. Ahí es donde, a nuestro modo de ver, se cuece verdaderamente la crisis. Después, sacaremos alguna de las consecuencias que se derivan de todo ello.
Todo lo que viene a continuación se fundamenta en el sistema de pensamiento del maestro Eladio Chávarri, profesor de filosofía de muchos de nosotros, cuyo magisterio se extendió durante cerca de cincuenta años en Las Caldas y en Valladolid.
1. La unidad y pluralidad diferenciada de la vida
Una de las bases de todo el planteamiento que voy a proponer radica en la afirmación de que la vida humana –y su anverso, la muerte– no es monolítica y uniforme, sino que se ramifica y se muestra en grandes y diferenciados ámbitos de vida (vamos a llamarlos así; Chávarri las denomina vertientes vitales). Cada ámbito es vida, pero él solo no es toda la vida humana. Así pues, la vida humana se manifiesta como una inmensa red unida, pero al mismo tiempo, diferenciada de muchos ámbitos de vida. Si habláramos de la vida del ser humano como si fuera un magma uniforme, indiferenciado, estaríamos pasando por alto las infinitas variantes vitales de las que se compone, es decir, la vida específica que se produce en cada una de sus ámbitos vitales. Y lo mismo hay que decir de la muerte: es el anverso, la negación de la vida, y por tanto, sigue el mismo proceso que ésta. En los humanos no existe la muerte en general, sino muchas muertes: en cada ámbito de vida se da un tipo de muerte específico y apropiado.
2. Ocho ámbitos de la vida humana
De la multitud de esos ámbitos de vida, Chávarri escoge una muestra de ocho, a los que denomina respectivamente vida biopsíquica, vida cognitiva, vida económica, vida estética, vida ética, vida lúdica, vida religiosa y vida sociopolítica. Explicitando muy brevemente el contenido de esta muestra, diremos que nuestro ámbito de vida biopsíquica comprende nuestro organismo y todos sus estados vitales orgánicos, temperamentales y placenteros. El ámbito de vida cognitiva abarca los saberes ordinarios, científicos, filosóficos y teológicos. El ámbito de vida económica engloba la creación, asignación, comercialización y consumo de mercancías. El ámbito de vida estética se refiere a las presencias de lo bello y de lo feo, tanto natural, como social, artístico y técnico. El ámbito de vida ética incluye todo lo relativo a ser buena o mala persona; sobre todo, a ser justa o injusta. El ámbito de vida lúdica contiene todo lo referente a los juegos, fuentes inagotables de diversión, entretenimiento, competición, relajación, espectáculo, apuesta, victoria, derrota y empate. El ámbito de vida religiosa se desarrolla en relación con las divinidades de todo tipo. El ámbito de vida social, jurídica y política comprende aquella parte de nuestra vida que se desarrolla en relación con los demás, desde la familia y los amigos hasta los grandes bloques políticos del mundo. Toda esta variedad y complejidad de ámbitos de vida constituye nuestra vida humana. Así pues, tan vida y muerte humanas son el funcionamiento del hígado como el tono de convivencia de los grupos; las teorías científicas como la relación con las divinidades; el juego en sus múltiples variantes como la creación y distribución de mercancías; las manifestaciones estéticas como las conductas morales. Una malísima persona tiene muerta gran parte de su vida moral; un analfabeto, una porción no pequeña de su vida cognitiva; un pobre de solemnidad, gran parte de su vida económica. Pero sólo esos ámbitos de vida, no otros; ni todos.
3. Los valores y contravalores como alimento de los ámbitos de vida
La vida humana, a través de sus ámbitos de vida, se alimenta de seres. Estos seres son estimados por la persona como beneficiosos si fomentan el desarrollo de los ámbitos de vida, o como perjudiciales si los deterioran o destruyen. En el primer caso, esos seres son denominados valores; en el segundo, disvalores o contravalores.
Habrá, por consiguiente, tantas clases de valores y contravalores como ámbitos de vida, puesto que ámbitos vitales y valores/contravalores se constituyen, se desarrollan y se implican mutuamente. No existen los unos sin los otros. Así, por ejemplo, no habría sonido si no existiera el oído, ni el oído funcionaría si no hubiera los sonidos. Por tanto, tenemos que hablar de valores y contravalores biopsíquicos, cognitivos, económicos, estéticos, éticos, lúdicos, religiosos y sociopolíticos. Cada uno de ellos no genera vida humana –o muerte– sin más; sino tipos específicos de vida y de muerte. Frecuentísimamente se habla de valores, pero no de contravalores. La desafortunada expresión “educación en valores” es un ejemplo de ello. Pero hay que decir con contundencia que siempre van unidos, mutuamente relacionados y ambos componen nuestra vida. Cuando hablamos de los seres como valores y contravalores, entendemos “ser” como una realidad infinitamente más extensa que la de “cosa”. La manzana, por ejemplo, –que es una “cosa”– alimenta nuestras células (vida biopsíquica), es cognoscible (vida cognitiva), interviene en transacciones comerciales (vida económica), se manifiesta como bella o fea (vida estética), puede repartirse, regalarse o robarse (vida ética), es posible jugar con ella (vida lúdica), es símbolo de tentaciones y caídas en los paraísos religiosos (vida religiosa), y su recolección y elaboración posterior genera desarrollos específicos de socialidad (vida sociopolítica). La manzana (una cosa), por tanto, es muchos seres valiosos o disvaliosos, según a cuántos ámbitos de vida afecte.
4. Principio protector de la diversidad vital y valorativa
Cada uno de los ámbitos de vida y cada uno de los valores y contravalores que los alimentan son específicos y diferentes unos de otros. De tal manera que son irreductibles entre sí, y no pueden ser sustituidos unos por otros. Cuando no se tiene en cuenta éste que podemos llamar “principio protector de la diversidad”, se cae en el enorme –y por otra parte frecuente– peligro de uniformar todas esas infinitas variaciones de vida y de ser en un genérico, vago e indeterminado par valorativo “ vida” y “muerte”. Lo correcto es hablar siempre de vidas y de muertes específicas. En cada ámbito de vida –y en cada valor–, las presencias de vida son peculiares e intransferibles; y también son peculiares sus correspondientes presencias de muerte en sus respectivos contravalores.
5. La modalización que unos valores ejercen sobre otros
Los ámbitos de vida humana y sus respectivos valores y contravalores mantienen entre sí muchos tipos de relaciones. Una de ellas es la “relación modalizadora” (no “moralizadora”, sino “modalizadora” o modalizante). Consiste ésta en que unos ámbitos de vida y sus respectivos valores y contravalores se relacionan con los otros influyéndolos de tal manera que transforman a estos últimos y les dan un nuevo “modo de ser" (de ahí lo de "modalización").Como consecuencia lógica, los valores y contravalores de los distintos ámbitos de vida adquieren una entidad distinta según que estén modalizados por unos o por otros valores. Por ejemplo, la institución familiar tendrá una entidad diferente si los valores modalizadores son los religiosos que si son los económicos o los biopsíquicos.
6. En el pasado fueron los valores religiosos los modalizadores de todos los demás. Hoy han sido desplazados por los valores económicos y biopsíquicos
El proceso de desarrollo del ser humano ha girado a lo largo de la historia en casi todos los grupos y culturas en torno a los ámbitos vitales religiosos y sus valores y contravalores. Ellos han sido el centro modalizador de la vida humana. Pero durante el siglo XIX europeo, bastantes pensadores ilustrados pretendieron sustituir la hegemonía y la omnímoda presencia pública de los valores religiosos por el predominio de los valores sociales y éticos ("libertad, fraternidad e igualdad"), y también por el confinamiento de lo religioso al ámbito de lo privado. No lo consiguieron. Pero sí otros que vinieron después. Entrados ya en el siglo veinte, y a lo largo del mismo, se produce una grande y sorprendente sustitución, aceptada gustosamente por la inmensa mayoría de la gente: los valores biopsíquicos y económicos desplazan a los religiosos –no los anulan–, y se constituyen en el centro vital y valorativo. Las masas, en contra de lo que aconsejaban y proponían los profundos pensadores ilustrados, prefirieron seguir la modalización biopsíquica y económica de la vida que la social y moral. De esta manera, poco a poco, las propias masas cambiaron la “modernización” que proponían los ilustrados por la “americanización”, es decir, por la invitación a seguir y desarrollar el nuevo estilo americano de vivir la vida.
Es tal la fuerza y la implantación que tienen los que son ahora valores modalizadores, que cuando nos imaginamos un mundo mejor para el futuro, sin querer lo construimos exclusivamente con valores biopsíquicos y económicos.
7. ¿Qué hace y que puede hacer la jerarquía eclesiástica ante este ser humano que tenemos hoy, fuerte y agradablemente modalizado por valores y contravalores económicos y biopsíquicos?
7.1. Lo primero, tienen que ser conscientes de que la gran decadencia de la experiencia religiosa cristiana se debe a un nuevo núcleo valorativo modalizador del resto de los valores
La raíz de esta gran y profunda crisis religiosa está en la sustitución de la hegemonía que ha tenido hasta ahora el ámbito de la vida religiosa y sus valores y contravalores por los ámbitos de vida biopsíquicos y económicos como núcleo rector de los demás. Echar la culpa a grupos o movimientos anticlericales es andarse por las ramas y no saber encarar el problema, que está situado en el plano profundo de la formación del ser humano, como vengo repitiendo. Tampoco se debe atribuir la crisis religiosa a lo que lo profetas de la catástrofe llaman “materialismo”, porque todos los valores –también los religiosos– tienen mucho de “materiales” (encarnados) y, también todos, de “espirituales”. La realidad es más simple y de mucha mayor envergadura: el ser humano actual ha sustituido los valores religiosos como modalizadores de los demás por los económicos y los biopsíquicos. Y quien desee meterse en un proceso de evangelización propia y ajena no debe pasar por alto esta constatación, para no andar dando tumbos.
7.2. Sería un error caer en la tentación de querer volver a las andadas, a la situación anterior, con los valores religiosos como modalizadores absolutos
Muchos jerarcas religiosos se lamentan de que Europa ha dejado de ser religiosa, y pintan con tonos tétricos y con vocablos llenos de “ismos” peyorativos la situación actual, sin duda porque añoran los tiempos gloriosos de la modalización religiosa de la vida. Pues bien, cuando el ámbito vital religioso y sus valores y contravalores fueron los modalizadores del resto de los ámbitos de vida, no fueron todo rosas y bondades –como alguno pretende hacernos creer–, sino que se produjeron consecuencias muy negativas. La más grave fue que los valores y los contravalores de los restantes ámbitos de vida padecieron oscurecimiento y erosión, hasta perder su entidad, su peculiaridad. Todo el riquísimo y variadísimo ámbito de la vida se tiñó uniformemente de religiosismo. Un quebranto no pequeño.
Los ateos, agnósticos y muchos creyentes se alegran de que se esté desbancando la hasta ahora poderosa modalización religiosa de la vida. La gente prefirió y sigue prefiriendo –porque es mucho más atractiva– la nueva modalización económica y biopsíquica. Pero no se han dado cuenta de que en realidad no hemos dado ni un solo paso adelante, pues esta modalización sigue saltándose a la torera la diversidad de los ámbitos de vida y sus valores y contravalores específicos. Sufrimos básicamente el mismo rodillo unificador, el sometimiento y hasta la supresión de muchos valores, de muchos ámbitos de vida. Sólo que ahora se hace en nombre del desarrollismo económico y biopsíquico en vez del religiosismo. El producto interior bruto de los Estados se limita únicamente al desarrollo y cuantificación de los valores económicos. Todos los demás no cuentan. La vida humana sufre una gran erosión. Las dimensiones económica y biopsíquica están claramente sobrestimadas; las cognitivas, estéticas, éticas, lúdicas, religiosas y sociopolíticas se hallan infraestimadas.
7.3. La iglesia católica está llamada a criticar, luchar y paliar los contravalores que genera la modalización biopsíquica y económica de la vida
a) Hay que decir, en primer lugar, que el sufrimiento siempre es causado por los contravalores
El sufrimiento es expresión de algún deterioro vital, que es precisamente lo que causan los contravalores. Así, pues, la extensión del deterioro vital y del sufrimiento es tan variada como variados son los contravalores. Al ser humano le duelen las vísceras y las malas relaciones familiares; le causan fastidio las comidas insípidas y los dioses crueles, el frío o el calor y la infidelidad de los amigos, el hambre o la sed y la ignorancia o la falta de información. Le incomoda la mediocridad; se aflige por las penas de los demás; en él se abren constantemente las heridas de la soledad, la incomprensión y el vacío existencial. No existe un sufrimiento humano general y homogéneo. Cada ámbito vital deteriorado tiene el sufrimiento específico suyo, que es insustituible e irreductible a los demás sufrimientos. Se nos pide a los cristianos que tengamos una aguda sensibilidad sobre el dolor, para captar la especificidad de cada sufrimiento, la cual va unida a la especificidad de cada contravalor.
b) El grandísimo poder de los contravalores biopsíquicos y económicos genera directamente grandes sufrimientos biopsíquicos y económicos
Hay que hacer notar en primer lugar que los contravalores biopsíquicos y económicos no sólo son carencia de sus respectivos valores, sino expresión de la mayor inhumanidad. ¿Por qué? Porque los constituyentes del tipo de humanidad que vivimos hoy son precisamente los valores económicos y biopsíquicos. Si uno carece de valores cognitivos, religiosos o morales, él no se siente igual de deshumanizados, si los que le faltan los económicos y los biopsíquicos.
En segundo lugar, los sufrimientos biopsíquicos y económicos. Los millones de muertos de hambre, especialmente niños, víctimas de la pésima distribución de la riqueza, son un ejemplo. La abundancia de parados en el primer mundo e infinitamente más en el tercero les lleva a perder el acceso al dinero y a todo lo que se adquiere con él. Lo que les lleva a caer de bruces en el ámbito de la inactividad, de la actividad delincuente o mendicante; en los círculos del ostracismo, de la delincuencia o la mendicidad. Las muertes masivas debidas a conflictos bélicos, que a su vez son causados en muchos casos por la insaciable necesidad de ganancias en la producción, comercialización y uso de terribles ingenios bélicos, son un ejemplo doloroso. Y a cada uno de nosotros seguramente se nos ocurrirán cientos de casos más de sufrimiento biopsíquico y económico. Esto debe ser la preocupación de nuestra iglesia y de sus jerarcas, y no si ésta o aquella asignatura deben figurar en el currículo escolar. No he oído ni una palabra a la conferencia episcopal del protagonismo que tienen la banca y las grandes corporaciones en esta crisis que padecemos. El dolor que están causando y el enriquecimiento del que se están beneficiando algunos no son pequeños. Milton Friedman y su experimentada escuela de Chicago les están enseñando el camino del expolio, del saqueo.
c) La modalización económica hace que todos los ámbitos vitales y sus valores y contravalores sean considerados únicamente como mercancías, y, como tales, sometidas a la explotación para obtener el máximo rendimiento y lucro.
La validez establece el grado y la forma que ha de tener el valor en cada una de sus manifestaciones para ser aceptado. Cada valor puede tener muchos grados y formas. La comida, por ejemplo, tiene multitud de variaciones en cantidad, contenido, estado, presentación, temperatura, tiempo para comerla, etc. Pues bien, la validez viene a fijar qué grado y qué formas ha de tener lo valioso (un valor concreto) para el desarrollo de la vida humana en un momento concreto. El ser humano, por consiguiente, no se alimenta de valores sin más, sino que estos valores han de tener unos determinados grados y formas, para que lo valioso sea válido.
La validez, por tanto, establece el “deber ser” de cada uno de los valores. No pocos pensadores reducen el “deber ser” al ámbito de los valores morales. Y es cierto que cada persona “debe ser” justa en la medida establecida (valor moral). Pero no es menos cierto que también se le marca el grado y la forma que “deben tener” el resto de sus valores: sus diversiones, amores, conocimientos, comidas, compras o ventas, elegancia o relaciones con los Dioses.
Ante los valores y contravalores siempre pronunciamos un “vale” –si han alcanzado el grado de aceptabilidad– o “no vale” –si no han llegado a él.–. Y del “vale” se deriva al “deber ser”, y del “no vale”, al “no deber ser”, como hemos dicho. ¿Cuál es el criterio para decir “vale” o “no vale”? En principio, cada valor y contravalor tiene el suyo propio, que es específico e intransferible. Pero en este momento, el criterio de validez son las cantidades de ganancias y pérdidas de dinero. Nuestra vida rezuma validez y deber ser económico y biopsíquico a lo largo, ancho y profundo de todos sus ámbitos, valores y contravalores. La validez y el deber ser específicos de médicos, científicos, músicos, poetas, zapateros, compradores, estetas, éticos, gimnastas, creyentes, madres de familia, han sido colonizados por las valideces económicas y biopsíquicas. Y lo mismo sucede con las demás clases de valores. La ciencia vale cuando es rentable.
d) También los valores religiosos son afectados por la modalización biopsíquica económica y por eso hoy los contravalores económicos acaparan la atención de las iglesias cristianas
Las confesiones que centran su experiencia religiosa en torno a la figura de Jesús de Nazaret viven atentos, a ejemplo del Maestro, a sanar o a aliviar las existencias deterioradas de los hombres. Naturalmente que el deterioro se manifiesta de modo palpable en todos los contravalores. Pero en el presente, son los contravalores económicos y biopsíquicos los que acaparan la atención y están configurando destacadamente la espiritualidad activa de muchos cristianos. No pocos, a ejemplo de Teresa de Calcuta, configuran hoy su amor teologal a los hombres luchando desesperadamente contra la miseria vital de la pobreza. También las instituciones eclesiásticas se han subido al carro rentable del turismo y sacan mucho provecho económico de iglesias, museos y edificios religiosos.
7.4. Los jerarcas religiosos y teólogos deben encaminar todas sus energías a luchar por otro mundo, en el que los valores no se relacionen por modalización
Tanto los valores religiosos en el pasado, como los biopsíquicos y económicos en el presente, han practicado una modalización que ha erosionado sustancialmente a los demás ámbitos vitales y a sus valores y contravalores. La modalización así resulta indeseable y empobrecedora para el ser humano. Las variedad de ámbitos vitales del ser humano exige que se los alimente a todos con sus específicos valores, no con modalizaciones de los mismos, que alteran su pureza. Para evitar la modalización, se podrían admitir entre los ocho ámbitos de vida –con sus respectivos valores y contravalores– otros tipos de relaciones, que impulsaran el desarrollo de la pureza de los valores propios de cada dimensión. Ello aseguraría una pluralidad mucho más adecuada de la vida del ser humano, donde estarían representadas todos los ámbitos de vida y sus específicos valores y contravalores.
Pero no parece que los obispos estén por esta línea de abandonar la pretensión de recuperar para los valores religiosos su hegemonía modalizadora de todos los demás valores. Si es así, seguirán empeñados en un trabajo imposible, inútil y perjudicial para los cristianos, que han de desarrollar todos los ámbitos de su vida de manera equilibrada y armónica.
14 comentarios
Esteban Sánchez -
Un afectuoso saludo y muchas gracias por ser un maestro del pensamiento.
Baldo -
http://www.dominicos.org/predicacion/homilias/25-9-2016
http://www.dominicos.org/predicacion/homilias/25-9-2016/pautas
La interpretación de Schillebeeckx O.P. que narro en mi comentario sobre el infierno es realmente magistral. Te invito a que la leas. Un fuerte abrazo. Baldo
Luis Heredia -
Hace años, bastantes, que el Sacramento de la Confesión no está en mi CV religioso. Mis razones no las expongo porque no es el foro más oportuno y daría para muchos comentarios.
Pero he de "confesar" que es probable que por ocultar pecados inconfesable, mortales a tutiplén y veniales a mogollón, de las últimas veces que pasé por el trance de la confesión solamente se me ocurría decir que "me acusaba de falta de práctica religiosa". Ciertamente, debía ser, y debe ser, por lo que expones y cada vez es más evidente, la práctica habitual pues la penitencia impuesta, dependiendo de la magnanimidad del confesor, no pasaba de uno o dos Padrenuestros y que no fuera esa la última vez en pisar una Iglesia.
Es curioso que el confesor me preguntara siempre las razones de esa ausencia de práctica religiosa y sin embargo nunca me haya explicado él los posibles motivos de ella tal como tú, y el Padre Chávarri lo habéis hecho.
La próxima vez que me vuelva a congeniar con el Sacramento de la Penitencia, tendré motivos suficientes para explayarme en el pecado, al menos en el de la poca práctica religiosa, porque lo que a los pecados mortales se refiere, me va a caer la del pulpo. Aunque estoy pensando ahora que quizá el pecado mortal sea precisamente esa falta de práctica religiosa que hace que yo sea uno más en no transmitir la palabra y vida de Jesús desde donde Dios me colocó.
Gracias, Baldo. Gracias, Padre Chávarri. No os podéis dar idea de la tremenda ayuda que me habéis prestado y de que aún estoy a tiempo de enmendarme.
Baldo -
No sé cómo ni por dónde, este artículo está publicado actualmente en Religión Digital. Me alegra porque es el periódico religioso digital de mayor difusión. Pero estoy sorprendido porque no sé cómo ha llegado hasta allí. ¿Alguien lo sabe?
religion/opinion/2016/09/18/religion-opinion-chavarri-por-que-se-estan-desmoronando-las-practicas-religiosas-eladio-chavarri-baldomero-lopez-carrera.shtml
José Manuel García Valdés -
He leído tu disertación, muy sólida aunque cabría algún intercambio de opiniones. Lo dejaremos para cuando nos veamos face to face. Sigues mostrando tu sólida formación filosófico-aristotélica-escolástica. Entiendo la inteligencia cómo la capacidad de resolver problemas, es lógico que se modélico según el contexto en el que se presente el problema.
¿ Sabes cómo se dice en africano " no estoy de acuerdo"?: "Mopongo". Yo no sé africano por eso no Mopongo.
Un abrazo incluso a los Mopongos.
Baldo -
Estoy de acuerdo contigo en el papel de la inteligencia o razón como rectora de nuestra vida. Lo que sucede es que la razón es una energía "indeterminada", que adquiere la "determinación" propia y específica en cada experiencia. Es decir, que en cada experiencia, la razón se manifiesta de modo peculiar e intransferible. La razón materna no es aplicable a la razón formal matemática; ni tampoco al revés. Cada una tiene su "lógica" (razón = logos = lógica). En un brevísimo discurso que pronunció Chávarri cuando recibió el nombramiento de Maestro en sagrada teología, sentenció lo siguiente: "Me di cuenta de que la razón que se generaba en mis clases era muy inferior a la del ama de casa; y lo mismo podría decir de que la despegó Kant en la Crítica de la razón pura. Podéis objetarme: si un ama de casa se metiera en el contexto de la razón pura, se desenvolvería como un pulpo en un garaje. Desde luego. Y ¿cómo se hallaría Kant en el mucho más complicado contexto de la razón del ama de casa? ¡Me encantaría observarlo!, como he observado durante largas horas las finuras que ha adquirido esta razón en mis cuñadas y hermanas". Por eso, Luis, la razón está en todas las modalizaciones, pero de manera distinta en cada una de ellas. No sé lo que diría de esto el eximio doctor el Pitu Casorvi(d)ensis. Seguro que disentirá completamente. Pero que lo diga, y que no se quede acurrucado y escondido como un cobarde.
Luis -
José Antonio Samaniego Burgos -
Volviendo al tema que nos ocupa, el dominio de los valores biopsíquicos y económicos, que se imponen, modelan y transforman a todos los demás, estos valores están en la raíz de la "desconexión" religiosa de tanta gente. Ante tal situación lo que nos queda es hacer pensar a las personas y batallar por el seguimiento de otros valores en estado puro.
Veamos algunos ejemplos.
1.- En los últimos años han surgido clínicas dentales como setas en el bosque.¿A quién están dirigidas? No es difícil encontrar relación de este hecho con los valores dominantes, biopsíquicos y económicos.
2.- Lo mismo todo lo relativo a la cocina, desde concursos a cocineros en TV, famosos como antaño los artistas de cine. Aunque no todo lo bipsíquico es malo.Ahí tenemos la mejora de los vinos y la sidra. Hemos pasado del vino de cooperativa, donde se mezclaba todo tipo de uva y se medía la producción en toneladas a vinos de autor.
3.- Que la ciencia está muy conectada con el dinero, es cosa sabida. Pongamos las enfermedades raras, que no se investigan por no haber enfermos suficientes para pagar la investigación y aportar beneficios.
4.-¿Qué podemos hacer? Pedirle a la Iglesia que se implique a fondo, que no dé palos de ciego, que aborde el problema desde la firme mirada sociológica de Eladio Chávarri. Analizar situaciones y comentarlas con amigos y familiares. Educar a nuestros hijos en estos pensamientos. Colaborar en la parroquia en diversas actividades, etc.
Un saludo.
Pedro López LLorente -
Miguel Ángel -
Así que invito a los lectores de este blog a que, aunque les cueste al principio, lean la aplicación que ha hecho Baldo del pensamiento de Eladio Chávarri. Al final tendrán una visión distinta -y creo que mucho más acertada- que lo que suele decirse en los púlpitos y en los medios de comunicación eclesiales o no.
Jesús Herrero Marcos -
Jesús Herrero Marcos -
juan martinez -
Santos Suárez Santamarta -
y amigo Baldomero
estimado por lúdicos valores,
pues si un chute al balón le propinaba
éste en giros llegaba
sin tino alguno a los alrededores
Mas hete aquí -que Chávarri diría
con gesto de ironía -
que en juicio ahora a mi entrañable Baldo
por su saber decir claro y profundo
yo afirmara rotundo
que bien pudiera ser más que Ronaldo