MARIANO ESTRADA NOS FELICITA LA NAVIDAD
Un perro en Navidad
Este poema ha sido recuperado de la memoria y rehecho con pretensión de fidelidad. No obstante, han pasado por él más de 40 navidades y seguro que tiene algún gazapo entre sus versos, sencillos y claros. Se lo mandé a mi familia a modo de posdata de una carta en la que les comunicaba que no podría ir a pasar las Navidades con ellos.
Era el año 1966 o 1967, no puedo precisar exactamente. Yo estaba en Madrid, estudiando, pero a veces me ataban las chapuzas laborales que me salían y que, al margen de otras ayudas inestimables, necesitaba para sobrevivir. Creo que en aquellos días trabajaba por horas en la imprenta de la resvista SP, del falangista Rodrigo Royo, con mi amigo del alma y compañero de colegio en La Virgen del Camino, José Luís Fernández Martínez, antes de fundar el Grupo Coral Tak, que fundamos juntos, pero no solos; antes, por tanto, de ser José Luís Zamanillo, como se llamó a partir de entonces, como aún se llama ahora.
En la casa de Muelas siempre había un número notable de perros, unos de caza, porque mi padre estaba enganchado a la sarrasqueta del 12; otros de queda, para corregir las malas andaduras del ganado, y otros para defender a las ovejas del lobo. Estos solían ser apuestos y grandes, a veces altaneros, y llevaban carlancas para proteger aquella parte de su anatomía por donde suelen ser ajagados.
El perro al que se refiere el poema lo había visto yo el año anterior a la puerta de casa, era un perro sin pedigrí, sin dueño, sin cariño, pero en modo alguno exento de belleza. La tenía sobre todo en los ojos, que miraban con triste mansedumbre.
Estaba acurrucado junto al banco de la puerta, que era un madero sin escuadrar, o levemente escuadrado, arrimado a la pared de la fachada. Se había tumbado allí para protegerse del frío y de la nieve, tal vez con la esperanza de que alguien lo aliviara de la soledad y del hambre.
Un abrazo
Mariano Estrada
Un perro en la Navidad del 66 o 67
“Un día triste y con frío,
las navidades pasadas,
oí el lamento de un perro
en el umbral de mi casa.
Abrí la puerta y entró,
porque en la calle nevaba,
y se acostó en un rincón
sobre una alfombra gastada.
Yo lo miré con ternura
y le di pan con palabras.
Él levantó la cabeza
y me miró con el alma.
Así pasó por las horas
mi corazón, sin notarlas.
Después se fue, no sé adónde
ni sé con quién ni sé nada.
Pero dejó en mi recuerdo
la luz de aquella mirada,
agradecida y hermosa,
profundamente cansada”
Tenía yo pocos años,
y la inocencia en la cara.
Nunca han llegado a mi puerta
las navidades tan blancas.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
8 comentarios
Vibot -
y le di pan con palabras.
Él levantó la cabeza
y me miró con el alma."
Somos muchos creo los que recibimos frecuentemente generosos mails de Mariano con poemas o prosas en las que casi nunca faltan estos latigazos de vida que se te prenden por siempre en el recuerdo. "Pan con palabras..."
Estrada, gracias por tantas líneas imborrables estos años sin fin, aunque no te lo diga muchas veces.
Felices días, alegría y salud.
Y más pan de ese tuyo de horno de leña, tan sabroso.
Javier Cirauqui -
JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS -
Lo dicho, gracias y recibe también tú nuestro merry chrismas como se dice en pueblo que se precia.
Abrazos
P.D. Juan, Manolo, Manolón, es mucho Juan, Manolo, Manolón.
Luis Heredia -
Deberías de prodigarte más aunque solamente fuera también en Pascua de Resurrección.
Ahora que Ramón te acaba de descubrir y Manolo y Eugenio han dado muestras de tu valía poética -y yo, además, de la personal-, no estaría de más que te dieras alguna vuelta por aquí
Nos tienes abandonados y tus asiduos lectores te echamos de menos.
Gracias por tu hermosa felicitación de Navidad y te deseo la misma felicidad para ti y los tuyos.
Eugenio Cascón -
Un abrazo y que sigas en ello durante mucho tiempo.
Ramón Hernández Martín -
Muy bien por lo de "caleyes", sobre todo por el "pitu caleya", ahora, en Navidad, tan delicioso, tan nuestro, tan íntimo y familiar casi como el perro de Mariano, aunque para él ahora no sea precisamente Navidad sino Viernes Santo.
Manolo Díaz -
Permíteme, Marianín, redargüir alguno de los contenidos del poema. En Muelas, como en Casorvida, no hay calles, hay caleyes. Y esa prosopopeya del alma del perru, tendrás que aclararla ante la ortodoxia católica.
Gracias por felicitarnos la Navidad con esa impresionante belleza.
Te devuelvo a ti y todos los compañeros/hermanos de este Blog mis mejores deseos de felicidad para estas Navidades. Y lo hago con estas palabras gastada porque soy incapaz de llegar a ese verbo hecho arte, patrimonio de los elegidos.
Manolo Díaz
Ramón Hernández Martín -
¡Feliz Navidad a todos!