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CALERUEGA 22 A 24 SEPTIEMBRE - Crónica por Jesús Herrero

CALERUEGA 22 A 24 SEPTIEMBRE - Crónica por Jesús Herrero

Lo de Caleruega

Por lo que a mí respecta salí de Madrid tan campante a eso de las 16:00 hora local. Circulación fluida. Estupendo. Cielo despejado, algunas nubes sin importancia (como mi calva mayormente). Iba yo tan contento cuando a la altura del circuito del Jarama se lía un atasco de no te menees, entiéndase esto como no como eyaculación voluntaria con mecanismo manual, sino como parón involuntario por acumulación de vehículos. Así me tiré sesenta kilómetros. Paciencia oyes, ¡qué se le va a hacer! No se trataba de congestión de domingueros sino simplemente de obras con amontonamiento de máquinas de diverso calibre, todas ellas abandonadas, porque era finde y en estos casos no se suele ir al tajo. El responsable del atasco estaría tomándose unas cañas con los amigos y riéndose de los atascados. (Aquí intenté poner una jaculatoria breve como penitencia a las palabrotas que dije pero no me salió ninguna aceptable).

 

Llegué a Caleruega a pesar de todo y ya estaba allí casi todo el mundo y el primero Pedro acompañado de José Ramón. Saludos, besos, cañas, cafés, cocacolas y gintonics los más pecadores, todo ello en el bar de la plaza. (En el convento están todavía sin bar). Vi también a Cirauqui afilando el boli. Le empezaban ya a salir algunos versos por las orejas. En esto estaba yo cuando apareció el Argüeso aparcando en la plaza de Santo Domingo, mal por cierto, y cuando le afeamos su incívica conducta se puso a aparcar en otro sitio aun peor. Nadie se atrevió a decirle más cosas porque como tiene ese porte tan piramidal puede ser peligroso. Cuando salió del coche dando por concluida la faena empezó a repartir abrazos dejando varios costillares de antiguos novicios en un estado bastante lamentable (como venganza, supongo).

 

Después del jolgorio inicial vino la cena. Se cenó lo siguiente: Sopita de verdura, pescadito fritito sequito con mayonesita, frutita variadita lustrosita y luego cada uno se sacó sus pastillitas de la tercera edad, todas de colores y de distintos tamaños. Todos nos empezamos a cambiar repes: Anda, pues yo no tengo amarillas, pues te la cambio por una roja, a mí me gustan las blancas, quién tiene blancas, y al final se organizó un campeonato de parchís con pildoritas de colores. Menos mal que no vino el doctor Barrigón porque se hubiera cogido un buen globo ante tanta irresponsabilidad. Lo suyo hubiera sido poner al paciente con la boca bien abierta y jugar a la rana con las grageas. Al final fueron las señoras de los ex novicios las que tuvieron que poner orden afeando las conductas mostrencas, porque, como decía una, si retienes líquidos no te puedes comer una pastilla para el lumbago, o si la tienes caída es inútil que te tomes unas gotas para el oído o te pongas una muleta. Así que visto lo cual todo el mundo se puso a buscar sus pastillitas. Abundaban las de color azul y forma ovalada.

 

Terminado el barullo nos fuimos todos al aula donde el padre de José Ramón López de la Osa nos dio en el año 1968 clases magistrales de sexualidad. Gracias a él y a pPedro algunos (me atrevería a decir que todos) nos empezamos a enterar de cómo funcionaba el asunto. Dicho sea esto como homenaje a una ventana que se nos abrió y a quien la abrió. Pero esta noche la cosa iba de selvas y misioneros. O sea, de Pedro Rey, nuestro intrépido compañero de antaño que se ha dejado en la selva casi 50 años de su vida para que sus indios tengan futuro. Pedro Rey siempre los tuvo bien puestos y en su sitio. No pudo darnos él la charla porque su billete de avión era para unos días antes, así que fue Fernando Alonso el que tomó la palabra en su nombre para contarnos sus peripecias de las que previamente había sido informado por el verdadero protagonista. Estuvo muy bien porque además nos puso fotos y videos de la selva y de sus pupilos machiguengas, piros y demás tribus cuyo nombre me es imposible recordar. Luego el pLobo, compañero de pPedro en Vallecas, remató la faena porque también él anduvo por esos andurriales peruanos. Parece que las cosas se complican ahora en Perú para las misiones dominicanas y hasta puede que los misioneros se tengan que volver a España. Será duro para ellos, pero si ocurre lo peor aquí siempre tendrán amigos. Después de los aplausos y de que el preclaro Daniel nos diese instrucciones para el día siguiente, nos fuimos a la cama.

Las celdas de Caleruega donde nos alojábamos tienen todas nombres de personajes de vida ejemplar. Por ejemplo, la 32 San Francisco Ferrer, la 47 Santa Juana de Saboya, la 12 la beata Segismunda, la 18 sor Johana de Tegucigalpa, la 1 el pesado Puigdemont y la 2 el irreductible Rajoy. Los que durmieron en estas dos últimas habitaciones tuvieron pesadillas, desazón, visiones escatológicas y delirios contumaces. Fue horrible. No me atrevo a consignar el nombre de los usuarios por respeto a su intimidad y espero que Cirauqui tampoco haga leña del árbol caído. Solo puedo decir que al día siguiente por la mañana estaban ojerosos, pálidos, alicaídos y, en general faltos de vitalidad. Apenas se recuperaron a pesar de tomarse un cafecito doble, con magdalenitas, galletitas, tostaditas, mermeladitas de varios sabores indefiniditos y margarinitas mantecosas. ¡Qué rico!

 

Luego nos fuimos todos en caravana automovilística a Clunia como estaba previsto. Daniel nos aconsejó que no fuéramos muy juntos para que no pareciera un entierro. Yo llevé a Isidro Cicero (se atrevió a viajar conmigo otra vez; es valiente el tío), a Angelines y a Fernando Alonso. Fue emocionante llevar en mi coche al gran Fernando luciendo un impecable bronceado como corresponde a un auténtico Vip. Por suerte no terminamos en Badajoz, lo cual sería bastante normal conduciendo yo. Al llegar aparcamos a mogollón y una agradable señorita nos explicó todo el asunto de Clunia Sulpicia. Empezó por la estatua de una señora imponente que los romanos empleaban para señalizar el cuarto de baño de mujeres, aunque ahora los listillos les dicen a los pardillos que se trata de la diosa Fortuna porque confunden un paquete de klinex que lleva debajo del brazo con una cornucopia. El caso es que todo el mundo se lo cree. Del icono del cuarto de baño de caballeros solo queda una especie de cilindro rígido que no sé a qué parte del cuerpo corresponderá. Para mí que se trata de la falleba de la puerta. No nos lo dejaron tocar, por supuesto.

Todo el mundo atiende las explicaciones de la guía con interés. En la segunda imagen la diosa Fortuna del servicio de mujeres. Como se ve está bastante escabechada.

 

Clunia está destrozada. De las casas de los romanos solo quedan piedras. Se ve que debió de haber jaleo, les explotó la burbuja y terminaron como terminaron. Ahora lo que se ve, lo que queda, son las consecuencias del final y hasta es posible que la faena la remataran Axterix y Obelix porque, según dicen, alguna tribu celta de los alrededores les había invitado a pasar unos días en la zona. Fueron solos. No vino con ellos el bardo Cirauquix y por lo tanto no hay documentación exhaustiva del evento, así que todo son especulaciones.

Restos de casas y restos del Carrefour donde se ve una fila de tiendas. Se perdieron el mostrador, el género y la caja registradora.

Entre las casas de los romanos, todas hechas polvo, vimos el Foro, el templo de Apolo, la casa de Flavio, el Carrefour, del que solo quedan algunas tiendas vacías, el bar, que se sabe que es el bar por el cartel de la entrada que reza “veni, vidi, vincit” que significa, como todo el mundo sabe, “el vino a veces es un vicio”. De ahí pasamos a las termas de las que ya no quedan ni las cebollas de las duchas y, finalmente, al gran teatro de Clunia del que solo quedan las gradas llenas de lagartijas, el proscenio, la momia de un apuntador y un par de anillas oxidadas que al parecer pertenecían a la barra por la que corría el telón. Manolo probó la excelente acústica del teatro y no se le entendió nada pero todo el mundo aplaudió.

Las termas y el gran Javivi haciendo fotos al personal.

 

El teatro de Clunia y debajo pPedro, pJosé Ramón, su hermana y pLobo viendo la maravilla.

Prácticamente desde allí nos fuimos de nuevo a Caleruega. Ya era la hora de comer. No recuerdo bien lo que comimos pero de postrecito había frutita variadita, muy rica, muy limpita y muy brillantita, qué gusto por Dios.

 Primer ensayo para la foto final.

 

El pJesús enseñando la Biblia Políglota.

 Y ahora un librote lleno de gregoriano.

 

Después había programada siesta pero a mí me la fastidió alguien. No recuerdo quien. A las cuatro y media la cosa se dividía en tres mitades (perdóname Fernando, pero ya sabes que yo soy de letras), a saber. Los que fueron a visitar la biblioteca maravillosamente organizada por el pJesús, los que fueron a ver el taller del pSalas y los que fueron directamente a la cama y no volvieron hasta dos horas más tarde. Yo fui a la biblioteca así que no sé nada de los demás. El pJesús nos enseñó sus joyas, sus incunables y su maravillosa colección en un estado de conservación que ya lo quisieran para sí otras bibliotecas más famosas y engreídas. Y además nos regaló sus comentarios y sus conocimientos que exceden con mucho cualquier capacidad humana. Todo el mundo quedó encantado pero al final nos dijo que no robáramos libros que estaba muy feo y todo el mundo dejó sobre la enorme mesa de la biblioteca lo que había tomado en calidad de préstamo. La mesa se llenó de libros, sobre todo cuando Pitu se sacó de la faltriquera uno de los tomos de la Biblia Políglota, que debe pesar lo menos cincuenta y siete kilos, y dio como excusa que en Casorvida estaría más en su sitio porque allí son todos políglotas a cualquier hora del día y de la noche. Pero no coló.

 

Lo de las monjitas emocionadas y lo del coro que las cantaba con verdadera pasión.

Luego vino lo de las monjas que consistió en: Cantarlas canciones totalmente desafinadas a las hermanas dominicas, hacerlas fotos, verlas llorar emocionadas a través de la reja y recordarlas viejos episodios de cuando estábamos allí de novicios y nos lavaban la ropa. Precisamente una de ellas fue novicia al mismo tiempo que nosotros. Entre tanto algunos, bastante más prácticos y listos, nos fuimos al piso de abajo a comprar pastas de las buenas, bonitas y baratas. Están que se salen. Sobre todo porque las vendía una novicia joven. (¡Tienen una novicia! Nadie sabe de dónde la han sacado. Esto nos hizo pensar a muchos y se nos ocurrió una solución que más tarde explicaré).

El pJesús se tiró hablando desde las 16:30 hasta las 20:30. Sin parar. Tuvieron que hacerle luego una trasfusión de saliva. Se salvó de milagro.

A continuación, el pJesús nos enseñó el museo de las monjas, que es pequeño pero espectacular, y el pozo de la cripta con su agua milagrosa y todo, que a las señoras las deja embarazadas y a todo el mundo en general le cura el estreñimiento de manera drástica y eficaz. Hay constancia documentada y testimonios fiables de gran cantidad de milagros al respecto.

El maestro Bañugues y el maestro Vibot en funciones. Se aprecia espiritualidad y concentración en su apostura.

            El pPedro presidió la misa programada a continuación. Y lo hizo a su manera que generalmente es la mejor, y eso lo sabemos todos. El evangelio lo eligió a propósito: “La multiplicación de los panes y los peces”. Como todo el mundo sabe, Jesús dio de comer a una multitud con solo un par de peces y unos pocos panes. Los apóstoles se mosquearon algo pero hicieron lo que se les mandó. Al final tuvieron que recoger las sobras y llenaron doce cestos. Yo pensé en ese momento que a Jesús se le había ido la mano: O no había contado bien a los integrantes de la multitud o había pensado “más vale que sobre que no que falte”. Pero enseguida pPedro lo aclaró: La cosa es que todo el mundo había tenido un arrebato de solidaridad y generosidad con el vecino y, como consecuencia, todo el mundo pudo comer. Ese es el verdadero milagro ¿Habéis aprendido algo, chicos? Lo malo es que no había políticos ni banqueros en el aforo. Eso fue un fallo. Yo, desde luego, y no habiendo langostinospescanoba a la vista, decidí en ese mismo momento regalar la fruta de la cena a mi vecino de mesa. Sobró, no doce cestos, pero sobró.

Los cantores de la escolanía cantaron acompañados por el maestro Vibot. No hubo ensayo previo con lo cual me abstengo de más críticas, y además lo importante aquí es la cosa emocional, entre otras cosas porque eso no hace falta ensayarlo.

 

Después hubo algunos espontáneos que hicieron algunos comentarios alusivos al sermón y cuando Baldomero se acercó al micrófono todo el mundo se puso en tensión para apreciar mejor sus palabras. Fue breve. Este fue el segundo milagro de los panes y los peces: que nuestra área biopsíquica permaneció incólume y sin daño, sin raspaduras ni abollones, nuestra área religiosa se alivió, nuestra área lúdica se desahogó, nuestra área ética se atenuó y la estética se recompuso, por no hablar de la económica que también se atemperó. Laus Deo. De las demás áreas no recuerdo efecto reseñable alguno.

Luego comulgaron los que quisieron mientras Bañugues dirigía el coro espontáneo al que acompañaba el maestro Santos con su órgano (musical, se entiende), y todos contentos. Cuando faltaba poco para acabar la comunión, Bañugues abandonó apresuradamente sus funciones de director y se acercó al altar, también a comulgar y a rematar lo que quedaba del vino de misa en el cáliz.

 

La cena consistió en purecito de verduritas, segundo platito que no recuerdo ahora mismo y las frutitas de ocasiones anteriores.

La presentación del libro de Isidro sobre la Virgen del Camino en/clave de misterios. Lleno total.

Sin solución de continuidad, y en la misma aula de la vez anterior, Isidro Cicero nos presentó el libro de la Virgen, nuestro libro, y fue emocionante, sobre todo por la riada de anécdotas que generaron los trabajos previos y por la manera de contarlas de Isidro que en eso no tiene igual. Podría contar aquí todo lo que tiene el libro, pero es mejor que se lo lea cada uno porque si no esto no se acaba nunca. Si hay dudas el propio Isidro las aclara con la amabilidad natural que le caracteriza, pero para eso hay que llamarle por teléfono.

El acto terminó en el bar de la plaza del pueblo con una tertulia muy amena. Se trataron los siguientes temas: Bañuges vio ovnis en su pueblo; Javivi y Lourdes viniendo a Caleruega también vieron luces extrañas; los curiosos embarazos del pozo de la cripta (varias parejas deciden ir más tarde y por separado a estudiar científicamente el asunto “in situ” para ver si es verdad o no. Para lo del estreñimiento se considera que no es necesario); la gente echa en cara a Bañugues haberse bebido todo el vino de misa que quedaba en el cáliz después de la comunión. Alguien explica que previamente había manipulado a José Ramón para que vaciara la vinajera en el cáliz con la excusa de que éramos lo menos ciento veinte a comulgar y que no habría suficiente. José Ramón le hace caso y traga. Luego solo comulgan veinte. Bañugues, con la excusa de dirigir a los que cantaban, se hace el loco y no se pone en la fila de comulgantes y cuando ve que ya solo quedan dos, baja como un cohete y se lo bebe todo. Muy listo. Subía las escaleras haciendo eses. Parece ser que algunas tablas del piso estaban sueltas y tuvo que subir sorteando el peligro; los de las habitaciones 1 y 2 se aprestan a contar las pesadillas y alucinaciones sufridas en el trascurso de la noche pasada. Se les prohíbe hablar del asunto y como empieza a hacer relente evacuamos

 

Ale, a la cama. Los de las habitaciones/celda 1 y 2 se han cambiado a la 87 y a la 88 y ya no tienen pesadillas ni nada por el estilo, lo cual confirman a la mañana siguiente. ¡Uf!

 

Para el domingo había preparada un excursión bien a Silos o a Covarrubias, a elegir. Yo me decidí por Covarrubias. No pudimos ver la colegiata, entre otras cosas porque un niñato de sacristán nos medio echó, pero sí pudimos ver el pueblo que es una maravilla medieval. Compramos morcillas, pan y nos tomamos unas cañas y unas croquetas. Fernando Alonso y Angelines me llevaron en su coche. Es un coche que aparca solo sin que tengas que tocar el volante, una señorita de voz agradable te dice por dónde tienes que ir, tiene las cuatro ruedas completamente redondas, no tiene abollones ni raspones como el mío, los asientos son de cuero, el maletero amplio, el salpicadero sin salpicaduras ni polvo y por dentro está como una patena, los espejos no están sucios, las alfombrillas no tienen tierra ni piedrecitas ni pajitas ni palitos y se puede ver todo lo que hay fuera con absoluta claridad. En el mío en cambio tengo que estar constantemente adivinando todas estas cosas. No sé cómo se atrevieron a montarse en mi coche para ir a Clunia Sulpicia. Supongo que fue porque no sabían dónde se metían, pero eso nos sucede a todos a menudo.

 

Foto final o Photofinish. Algunos no llegaron a tiempo.

Pero otros sí llegaron como los que salen en estas dos fotos. En la segunda se aprecia perfectamente lo que ha crecido Argüeso desde la última vez y lo canijos que nos hemos quedado los demás-

Otra vez comida. Se homenajeaba a pPedro. Me pareció mal que al menos en esa ocasión no pusieran langostinospescanova, o chistorra o cosas delicadas, pero como en este tipo de actos eminentemente emocionales la gente ni se entera nos comimos de primero unas patatitas con algo parecido al bacón, de segundo un filetito empanadito con un pimientito verdecito, más frutita, un cafecito y un coñacito.

Luego habló pPedro para darnos las gracias y para decirnos que él no se merecía todo esto, pero nadie le hizo caso, es más, luego metieron baza unos cuantos para decirle lo que pensábamos de él, que era un tipo grande, que la mayor suerte que tuvimos en nuestra vida fue que se cruzara él en ella y que si no lo veía así que se pusiera gafas. Remató Fernando Box con fórmula tan cabal y exacta como sus matemáticas: Pedro es un tipo de “corazón limpio”. Fernando es científico emocional y emocionante. También él se cruzó en nuestro camino y también él tiene un corazón limpio. Yo aún estoy buscando detergente para solucionar lo del mío.

 

Antes de la despedida final nos hicimos una fotos todos juntos y entonces fue cuando se propuso la idea de crear, preferentemente en Caleruega, un noviciado mixto, o sea de novicias y novicios. Se llenarían de nuevo los conventos, es más, no habría sitio para todos y habría que reservar celda con años de antelación, como en algunos restaurantes Michelín. Que cada uno se haga su propia relación de pros y contras. Ahí queda la propuesta. Daniel, que es persona de Orden, podría encargarse de la propaganda y de la organización. Yo me prestaría a ayudar en la selección de candidatas y demás aspectos burocráticos. Besos y abrazos

 

 

Mi viaje de vuelta fue lo mismito que el de la ida pero al revés, para qué te voy a contar.

 

Jesús Herrero

 


16 comentarios

Antonio Argueso -

Qué cronicón, Jesusito. He vuelto a revivir esos maravillosos e inolvidables días que pasé en Caleruega. Fueron pocos días, pero tan cargados que ocuparán mucho espacio en el recuerdo; comparto pues contigo la pena por lo escaso que fue el tiempo para haber hablado algo más con tantos compañeros.

Y qué decir de la organización y de la acogida que allí recibimos; fue insuperable. Así pues, mil gracias a ti por plasmarlo en el blog, a los organizadores y, cómo no, a pPedro por estar siempre tan presente.

Jesús María Herrero Marcos -

Ambos Santos (¡sin pasar por beatos!): Sois la repera. Abrazos intensos. Jesús H.

Vibot -

Lo has clavado, Santamarta. Como dice un amigo mío costarricense: "¡Qué tan cierto es!"

Santos Suárez Santamarta -

Difícilmente un relato
como el de Jesús Herrero
puede ser más placentero
para pasar un buen rato
A mí me resulta grato
ver en él especialmente
cómo hay un grupo de gente
que desde un lejano ayer
no se dejan de querer
y Pedro siga presente.

Jesús María Herrero Marcos -

Gracias por las alabanzas compañeros. Eugenio, me da miedo que me leas porque sabes. Yo sigo con dudas y gracias a ti consigo solucionarlas a veces, sobre todo cuando no estoy demasiado obtuso. Y no digo menos del maestro Isidro que está para cosas más serias aunque se haya reído un poco.
Fernando, me dejas de piedra, yo creí que el niñato no pasaba de acólito, pero si es lo que dices, Dios nos ampare. Yo también me alegré mucho de verte porque también tú eres un referente para todos. La pena es que en estos encuentros tan cortos siempre se queda uno con la pesadumbre de no haber charlado a fondo con el personal. Así es la vida.
Pitu, tus crónicas siempre fueron mejores que las mías. Pero ya sé que los de Casorvida hacéis siempre lo que os da la gana. No seas vago, puñetas. De Cirauqui lo espero todo. Ese, al menos, no es tan vago como tú. Ya verás que versos está preparando… Preparaos…
Vibot, espero verte en Palencia pronto. Tenemos que quedar y charlar. Vi tu libro en la librería Ateneo. Tus quintetos y quintillas suenan muy bien. Abrazos y besos, según veáis…

Luis Heredia -

!Y pensar que me perdí tanto el viaje de ida, el encuentro y el viaje de vuelta...!

Vibot -

Jesusito, sonriendo y riendo he vuelto a revivir en tu crónica estos pocos días tan sabrosos. Enhorabuena especialmente por lo que me parece la perla de todo tu escrito: ese intuir a Fernando Box como "científico emocional": otra de tus certeras acuñaciones conceptuales y verbales...
Yo hice el viaje con los encantadores Fernando Alonso y Angelines y también nos tocó la interminable caravana, pero el palique y la buena música nos la hicieron llevadera.
Entramos por Gumiel de Izán y Valdeande, nombres, lugares y recodos que ya empezaron a ponerme blando el corazón. Y avistar el convento con su pétreo y evocador torreón desde el precioso portillo de Valdeande me llegó al alma misma.
Para mí el primer impacto de Caleruega, aparte de los siempre conmovedores abrazos a los viejos amigos, algunos reencontrados después de casi cinco décadas, fue no reconocer los espacios. El pueblo sumamente embellecido y limpio, enlosado y hasta florido. Pero sobre todo el acceso al convento y el interior de aquel claustro y aquel arranque de escalera, entonces minuciosamente desolado y vacío de toda decoración y ahora profusamente abigarrado de cuadros, ménsulas, bustos disuasorios, escudos, apliques, puertas de cristal, salas de exposiciones y reuniones, un ascensor, unos servicios de señoras y caballeros, una nueva escalera de madera casi de estilo bávaro-Octoberfest que une todos los pisos en el centro del ala larga coventual, un pequeño telonio de souvenirs sirviendo de portería y recepción... ¡la intemerata, que decía mi padre!
En ese oscuro claustro ahora retabicado e hiperdecorado, justo en la base de la antigua escalera se hallaba entonces nuestra Recreación: dos o tres celdas unidas donde sólo había una televisión -en blanco y negro, claro- y un pequeño tocadiscos con una también pequeña colección de selectos clásicos en vinilo... allí pasamos horas y horas esperando contemplar la llegada del hombre a la luna, o lo que aquello fuese, que para todo hay opiniones. Allí en pequeñas tazas de duralex de color verde o ambar a elegir, con unas gotas de agua y una cucharadita de nescafé y dos de azucar batíamos ilusionados -con qué poco se podía ser feliz- una espesa crema de delicioso aroma sobre la que luego vertíamos agua caliente de una cafetera de aluminio y nos salía un café bien espumoso y rico, hasta con su nube de leche si queríamos... viniendo del colegio, donde nunca tomamos café ni mucho menos licor después de las comidas, aquello nos hacía mucha ilusión. Y en días especiales y cumpleaños hasta teníamos pastas surtidas de Reglero -¡aquella con una guinda roja!- y hasta coñac y anís... Pedro y Alcalde conversaban y reían con nosotros haciendonos sentir mayores y en navidades el besucón -que ahora está tan malito y tanto hubiera disfrutado de estos días con nosotros- se disfrazó de odalisca y nos imitó hasta desternillarnos a una cantante egipcia muy famosa, Fayruz para más señas. Do iremos a buscallos...
En esa adolescente recreación jugábamos al Natur Memory, que había traído Soria de Madrid, junto con su colección de elepés y singles de Los Beatles. Y había un cartoncito cuadrado de aquellos que representaba a un petirrojo al que llamábamos El Puñales porque un día Fernando falló la jugada del petirrojo y en vez de decir puñetas o puta gritó ¡pu...ñales! con tanta de aquella gracia y donaire suyos que nunca volverán, que se quedó ese mote para el petirrojillo desde entonces... dichosa edad y días dichosos aquellos en los que con tan poco nos contentábamos y apenas nos quejábamos de tanto como echabamos en falta.
(continuará)

Vibot -

QUINTETO Y QUINTILLA ACRÓSTICA PARA PEDRO

Junto a este torreón de tierra y cielos
nos educaron todos tus develos
entre olor de romero y ruiseñores...
De tus hondas palabras los consuelos
yo bebí con quince años reidores...

***

P edro, piedra y cimiento
E res, lo fuiste y serás.
D e nuestro amor hoy sabrás
R ecuerdos y sentimiento.
O ro eres. Oro das.

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS -

Quería decirle, alto y claro, al amigo Jesushache cuatro o más cosas:
1. Que me encantó la crónica, como siempre; eres un cronista que ni que hubieras estudiado” cronistología” en la Universidad internacional de … cuyo nombre sí te acuerdas. Es la especialidad de más fama en dicha universidad.
2. Que en la foto, guapo él, se te ve la bolsa pero no el instrumento; me refiero al instrumento por el que te reconocen en casi todo el mundo, largo y ancho. Ya eres identificado como el hombre al que Quevedo se refería con el soneto aquel que dice:
“Érase un hombre a una cámara pegado
érase una cámara superlativa
érase una cámara en sus manos compulsiva
érase … “
3. Que no desvelas el clavo de donde colgaba la clave del enclave del lugar donde hemos convivido el fin de semana. Isidro sí desvela muchas claves del enclave de la Virgen, coño, y bien que lo hace el jodío, pero ¿Y Caleruega? Ofrece muchas claves que desvelar. Por ejemplo:
a. ¿Cuál es la clave de que la sopa juliana fuese el plato de bienvenida?
b. ¿Cuál es la clave de que las patatas a la riojana tuvieran mucho continente pero poco contenido, digamos que ni caldo ni patatas?
c. ¿Cuál es la clave de que en la ducha hubiera que echarse en el suelo para adivinar el lado por el que debía salir el agua caliente?
d. ¿ Sería la sopa juliana la clave de que los de León y algunos más retrasados, tal que Baldo y su santa, llegaran con un día de retraso?
e. ¿Cuál es la clave de que en los baños romanos no estuvieran las damas por las que preguntaba y, quizás suspiraba Juan, Manolo, Manolón? (Conchi, lo siento, no va la cosa contra ti)
f. ¿Cuál es la clave de que nuestras damas bebieran agua milagrosa “conceptiva” y a día de hoy ninguna haya exclamad “Eureka”, me llegó?
g. ¿Por qué insinúas que los de de Casorvida son polinoséqué? Alli las biblias las escribimos en piel de vaca viva por eso pesan tanto y espantan con el rabo.
h. ¿Por qué a los de Piñera Baxo, tal que José Luís Sanchaz, le ataca el herpes en la cuna del Padre fundador? ¿Es que tenía algún pecado que expiar y/o espiar?
i. ¿Por qué el PaPe está como un chaval de 40? ¿Será por la sopa Juliana que comen en los conventos o por las riojana sin rioja?
En definitiva, amigo Jesushace, siendo tu crónica muy buena no llega a excelente por no ser completa. Quedas castigado a escribir cuantas crónicas sea preciso en las futuras concentraciones sin enclave aún.
Por una vez y sin que sirva de precedente creo que deberíamos autorizar a Baldo a que nos suelte una de sus pildorinas; yo le autorizo a que diserte sobre el milagro de la transformación del pan y el vino (eternidad eterna, Baldo), quiero conocer hasta donde llega, si osa. La alternativa es que nos hable de algo nuevo como es el tema de los valores. Baldo, elige tú. Con cariño.
Y me pregunto, ¿quién coño me manda a mí meterme en estos fregaos?
Abrazos para todos los del enclave.

Fernando Alonso -

Con semejante crónica nunca olvidaremos "Lo de Caleruega en el 2017" . No lo olvidarán los ausentes porque, con orden exactitud y claridad, Jesús les pone al corriente de hechos y dichos ocurridos y de las anécdotas pertinentes que les acompañaron . Pero tampoco lo olvidarán los presentes, porque después de infinitos acontecimientos y vivencias, la crónica reseña solo lo muy importante con absoluta objetividad y desde el más frío realismo, sin figuras literarias... En fin, que estos días pasados con Pedro los recordaremos no sólo por las sensaciones, emociones, intercambios y confidencias que estrecharon lazos en nuestro viejo tejido, sino también por las imprescindibles crónicas de Jesus H. Y de Cirauqui. Gracias

fernando muñoz box -

Maravilloso Jesús. Ya te dije que me alegró verte pues en principio creía que no se te esperaba, al menos yo.
Tu cronica, como se debe. Pero quiero poner una objeción: el que tú crees que era el niñato del sacristán alguien me dijo que era el cura del lugar. Si no fuera por Pedro y algunos poco así la Iglesia católica y española sería un trapito...
Mi viaje de vueltas no tuvo contratiempos.
Un abrazo
Fernando

Antonio ALONSO CORRAL -

Que formidable cronica
Os agradezco a todos, mis amigos y amigos verdaderos como ya os habia dicho, de esos momentos de recuerdos, de intercambio y de leccion de vida, aunque nuestros caminos se hayan separado desde el 1969. Os digo sinceramente que nuestro encuentro me ha afectado substancialmente en mi cabeza.
Ha sido un reencuentro extremadamente enriquecedor y ademàs con alegria. Os lo agradezco a todos y espero asistir à otras reuniones futuras si la salud me lo permite.
Para los que quieran comunicar conmigo os mando mi teléfono
0033608513164 pues no tuve tiempo de darselo a todos
Un abrazo y gracias a Jesus por su dinamica y alegre cronica

Isidro Cicero -

"La estatua de una señora imponente que los romanos empleaban para señalizar el cuarto de baño de mujeres, aunque ahora los listillos les dicen a los pardillos que se trata de la diosa Fortuna". Aquí fue donde, en medio de la soledad de la noche, lancé la primera carcajada. Luego vinieron las otras. Gracias Jesús, me encantó.

Alfonso Losada Vicente -

Desde luego, solamente te conocía por tus dibujos, pero veo, que escribes de película; creo que si todo esto lo hubiera grabado, alguien, con una cámara y con sonido, no lo habría hecho mejor, que tú, con tu explicación escrita; me he reído mucho y qué bien y con qué gracia lo has contado todo, "con pelos y señales", y algo más. Has puesto el listón muy alto; no sé si alguien se atreverá.
Saludos, y gracias a todos por vuestro recibimiento. Losada.

Javier Cirauqui -

¡Oh qué pedazo de crónica,/ nos has mandado Jesús./ Turururu turururu,
turururu tururú./ Oh qué pedazo de crónica nos ha mandado, Jesús.
Fuera de bromas siempre disfruto de tus crónicas mogollón. Un fuerte abrazo. Javier.

Eugenio Cascón -

Bravo, maestro Herrero. Tal como si hubiéramos estado allí los que no estuvimos, pero muy mejorado por la sal y la pimienta del aliño que le has puesto. Me ha encantado tu crónica.