CALERUEGA 22 A 24 SEPTIEMBRE - Crónica por Javier Cirauqui ) 2ª JORNADA, segunda parte
ENCUENTRO EN CALERUEGA. SEGUNDA JORNADA, SEGUNDA PARTE.-
Comentando la visita
A Clunia ciudad romana,
Sentados en el triclinium
Damos cuenta de las viandas,
Que nos tienen preparadas
Para comer este sábado.
Después de haber recorrido,
Varias domus, amplios foros,
Termas, templos y teatro.
Seguimos el mismo sistema,
Que a la noche preparamos
Para servir la comida.
Unos llevan el primero
Y otros recogen los platos.
El segundo se coloca
En el centro de la mesa
Y una vez que se ha acabado,
La vajilla retiramos,
Y un canastillo con frutas
Adorna la tabula rasa.
Tenemos ya colocados
El vino el agua y el pan
Vino de la Ribera,
De la Ribera del Duero
Y quizás de Caleruega,
El agua de los depósitos
Que abastecen este pueblo
Y el pan amasado en tahonas
De estas castellanas tierras.
De primer plato lentejas,
Con un poco de chorizo.
La verdad que estan muy buenas,
Y aunque Don Quijote diga
Que es comida melancólica
Nos alegran el estómago
Y a la creación excitan,
Producto de bilis negra
Y de Saturno su guía.
De segundo un estofado,
O quizás sea un guisado,
Con guisante y zanahorias,
Cebollas y patatitas
Con un gusto muy logrado.
Y de postre como siempre
Cesto de frutas variadas.
Ciruelicas muy lustradas,
Peras de conferencia,
Nectarinas sonrosadas
Con gusto a malacatón.
Café con leche o cortado,
Algunos solo tomaron
Caliente y negro a la vez.
Alguien trajo una quesada,
Postre típico de Asturias,
Quizás también de Cantabria
Y se fueron repartiendo
Trozo a trozo por las mesas.
Y como había abundante
Repetimos de buen grado.
La Chica de la cocina,
Que reparte la comida
Dijo que era de Bulgaria,
Y le entendí de Burlada,
Y yo le dije extrañado,
Que había nacido allí,
Mirándome sorprendida,
Me dijo con insistencia
Yo soy búlgara, soy búlgara.
A continuación me dio,
Tres botellas de licor,
De patxarán la primera
Otra más de Torres diez
Y de anís La Castellana,
La última de las tres.
Dijo fuera repartiendo
Entre todos los amigos
Que en el comedor estaban,
Charlando de sobremesa.
Pero el más solicitado
Fue el navarro patxarán,
Aunque más bien este fuera
De la endrina burgalesa.
Algunos toman licores
Y otros dicen ser abstemios.
Según Orden Santamarta
Y sus impecables cuentas,
Comemos setenta y cuatro
De los antiguos alumnos,
Cinco frailes dominicos,
Que suman setenta y nueve.
De los frailes tres se llaman
Con el nombre José Antonio,
Lobo, Rodríguez, Solórzano,
Pedro y José Ramón,
Nombre de los otros dos
Un quinteto de postín,
Que junto a antiguos alumnos
Participan del festín
De este encuentro en Caleruega.
Nos recuerdan que hay un libro,
Entrando en el comedor
En el que podremos firmar
Y escribir dedicatorias
Y expresar lo que sentimos
Sobre nuestro Padre Pedro,
Que el domingo en la comida
Con ilusión le daremos,
Y que siempre le recuerde
Lo mucho que le queremos.
Dicen los organizadores,
El programa de esta tarde.
Esto es a las cuatro y media
Con varios itinerarios:
El taller del Padre Salas,
Exposición y museo,
Por el artista explicado.
Visita a la biblioteca,
Padre Martín como guía,
Pues es su bibliotecario.
Otros pueden decidir
Entre otras varias opciones,
Iglesia San Sebastián,
Torreón de los Guzmanes,
Bodega Beata Juana,
Bodegas Tradicionales,
Monumento al labrador,
Centro de “Las Loberas”
Y el Lagar de Valdepinos.
Como os habréis dado cuenta,
Tenemos mucho que ver
En la bella Caleruega.
Y después de estas visitas
Hacia las seis de la tarde,
Vamos al Real Monasterio
De Domingo de Guzmán,
Hablaremos con las monjas,
Visitaremos su claustro,
La iglesia con su pocito
En la cripta situado.
Y el museo en sala gótica,
Debidamente instalado.
Me gustaría explicaros,
El lugar donde se ubica
Convento Santo Domingo,
Y el antiguo noviciado
De los Padres Dominicos,
Que se empezó a construir,
El año cincuenta y dos
Del pasado siglo veinte,
Sin que desentonara,
Del vecino Monasterio
De las Madres Dominicas.
Se construyó rodeando,
Al bizarro torreón
Y restos de la antigua casa
De la familia del santo,
Bodega de Juana de Aza.
La orden de los domínicos,
Mediados del siglo veinte
Favorece a Caleruega
Como mágico lugar
De la orden dominicana,
Foco de paz y silencio
Y cristiandad de la tierra.
Padre Carro y Padre Suarez
Trabajaron incansables,
Para hacer de Caleruega,
Un inconfundible centro
De espiritualidad y estudio,
Donde algunos compañeros
Hicieron su noviciado.
Y restauraron la Torre,
Iglesia, pozos y claustros.
También Caleruega es
La referencia importante
En ámbitos teologales,
Digamos hasta turísticos
Gracias a Santo Domingo.
El conjunto conventual
Cuenta con una capilla
Con un crucifijo gótico,
Cruz y travesaños románicos.
Una talla de la Virgen
Que data del dieciséis
Y otra de Santo Domingo,
De la época barroca
Y excepcionales vidrieras
De Fray Domingo Iturgaiz,
Adornando la techumbre
De la Capilla Coral.
Museo dominicano,
Por pasillos y por salas
Y un museo de escultura
Con obra del Padre Salas.
Casa de espiritualidad,
El convento dominico
Es en la actualidad.
Unos con el Padre Salas
Para ver su obra y taller,
Otros y el Padre Martín
Para ver la biblioteca
Y su fondo excepcional.
Por una puerta siguiente
A la de la portería
Entramos al edificio
Siguiendo a Fray José Luis,
Y pasamos a una sala,
Poblada de estanterías,
Con libros y documentos
De una importante valía,
Y que el Padre Martín cuida
Con mimo y dedicación
Y mucho conocimiento
Del mundo bibliotecario.
Sobre una mesa de roble
El Padre Martín ha extendido
Varios libros y carpetas
Y explica su contenido.
Tres tomos en ocre claro,
Con todos los contenidos
De la Revista Camino
Que ojeo con interés
Igual que otros compañeros
Como Cícero y Vibot
Y también Javier Martín.
Supongo que alguno más.
Disfruto rememorando
Mis poesías y escritos,
Con diferentes seudónimos
De infancia y adolescencia.
Qué placer ir recordando
Aquellos tiempos pasados
De entusiasmo y creación
De todos los compañeros
Que en ella colaboramos.
Extendidos por la mesa,
Varias carpetas abiertas,
Con creaciones de artistas
Sobre modos de oración
Del Padre Santo Domingo.
De un dominico nipón,
De un llamado Carpentier,
De franceses y alemanes
Y de artistas orientales
Y de hispanoamericanos.
Entre estas obras famosas,
Serie de Jesús Herrero,
Hermosa y policromada.
Obras de Javier Serrano
Sobre San Martín de Porres,
Vida de Santo Domingo
Y muchos otros dibujos.
Libros de compañeros
Como Cícero y Carrizo
Y su libro cinegético,
“Entre todos lo mataron”
Y la Virgen del Camino
Y su clave de misterios,
Último libro editado,
Que en Caleruega presenta,
Isidro Cícero Gómez.
Mariano con sus poemas
Y libros recopilados.
La vendedora de globos,
Cuadernos de la memoria,
Y en gran Libro de los Fotos.
Libro de Santos Vibot,
Su métrica para Borja.
El Bosque de los recuerdos,
De los recuerdos perdidos
De Eugenio González Núñez.
Y libros de los Trapiellos,
De Maximiano Trapero,
También de Joaquín Bandera
Y de José Ignacio Mallada.
Casi todos editados
Por el grande Lalo Mayo,
Editorial Tomillar.
Luego viene una sorpresa
Del cineasta Sarmiento
Que va editando incunables
Con mismos procedimientos
Que en la época se hicieron
Ya que realiza facsímiles
De una increíble belleza.
El padre Martín enseña
El gran Beato de Liébana
Al original parecido,
Como si fuera calcado.
El bibliotecario enseña
Varios libros muy antiguos,
Miniados, policromados.
Libros con letra y con música.
Libro de la inquisición
De la herejía albigense
Y nos presenta a Domingo,
Como santo inquisidor,
Con la lanza que atraviesa
Un animal mitológico
En forma de negro diablo.
Le dice al “Pitu” que lea
Una gran biblia políglota
En arameo o hebreo,
Que no hay por donde cogerla,
Pues se lee al otro lado
Y sus rasgos son muy raros.
Un libro de Lope de Vega,
Con poemas del rosario
Que en su día Isidro Cícero
Nos adelantó en el blog
Que en Cantabría lo cantaba
Una bardo popular.
Cartas de San Raimundo,
Raimundo de Peñafort.
Y un documento muy antiguo,
Datado en el siglo décimo
Nos va explicando el trabajo
Que en años ha realizado,
Clasificando, ordenando
Esta ingente colección
De libros y manuscritos,
Que recoge toda historia
De la orden dominicana
Y de sus predicadores.
Sumas, reglas y capítulos.
Uno de sus orgullos
Son las estanterías,
Que a pesar de ser tan largas,
Ni se doblan, ni se comban
Y que han sido realizados
Por obreros de la zona.
Más de dos horas pasaron,
Escuchando las palabras
Del Padre Bibliotecario,
Pese a sus noventa años,
Nos ha dejado encantados
Por amplios conocimientos,
Por conversación amena
Y su divertido trato.
Dejamos la Biblioteca
Y salimos a la calle.
Me dice que le acompañe
Pues necesita ir al baño
Y beberse un zumo fresco
Para enjuagarse la boca,
Y llevarnos a las monjas
Para seguir explicando.
Este Monasterio Real,
De las Madres Dominicas
Su iglesia, museo y cripta.
Nace Caleruega a la historia,
Entre el novecientos doce
Y el novecientos cuarenta
De la Era después de Cristo.
El nombre de Caleruega,
Según dicen los filólogos
Viene del nombre “cabis”,
Nombre latino de cal,
Que abunda por esta zona.
Un grupo de familias viene
Desde Castilla la Vieja
Desde las tierras del Norte
Otras de Mozarabia
Desde las tierras del Sur..
Establecen un concejo
Y se reparten las tierras.
Donde instalan un molino
Señalan pastos y montes,
La torre de vigilancia
Y una iglesia allí construyen
Y en Batalla de Simancas
Ejércitos musulmanes
Arrasan la población.
En el mil sesenta y dos
Se tienen primas noticias
Y en el mil noventa y cuatro,
Se encuentra el nombre del pueblo
En San Salvador del Oña.
Al nacer Santo Domingo,
En el mil ciento setenta
La historia de Caleruega
Tiene un giro radical.
Antes que pasara un siglo,
Alfonso Décimo El Sabio,
Crea un señorío en la villa
Para la gloria del Santo.
Unas monjas dominicas
De San Esteban Gormaz,
Se trasladan al lugar
Que edificó por encargo
Obispo de Burgo de Osma
En la Casa Los Guzmanes.
El rey se va a Caleruega
Y otorga fuero y convento,
También la villa y los términos
A la priora dominica.
Este señorío dura
Hasta el siglo diecinueve.
Una vez dicho todo esto,
Por una estrecha escalera
Subimos al locutorio,
Donde las monjas esperan,
Para charlar con nosotros
Las Ocho madres sentadas
Nos escuchan con cariño,
Descubre Jesús Herrero
Que una de estas ocho monjas
Entró de novicia el año
Que entraron los de su curso.
Según nos dicen son doce
Las monjas del monasterio.
Hay una monja muy joven
Y el resto ya son mayores.
Algunos van a comprar,
Dulces ricos del convento
Que elaboran con cariño,
Con saber y mucho tino.
La monja que vende dulces
Es la niña del convento.
Después de una grata charla
Los cantores de este grupo,
Dirigidos por Bañugues,
Deleitan a nuestras monjas
Con “cerca de ti Señor”
Y como gran despedida
“Adiós madre de mi vida,
Triste llega la partida…”
Que emociona a los presentes,
De un lado y del otro lado
De la verja conventual.
Entre Antonio Alonso y yo,
Recordamos aquel canto,
Despedida al misionero:
“Mañana en un frágil barco,
Me he de engolfar en la mar,
Daré un adiós a mis padres,
El último adiós quizás …”
Que cantábamos de niños
En los bosques de la Ulzama,
Bajo milenarios robles
A la luz de las estrellas,
Y conseguía ponernos
Todos los pelos de punta.
Despedidas ya las monjas,
Y cerrada ya la venta
De los dulces del convento
Que si queremos comprar
Lo haremos por la mañana.
El padre Martín nos abre
La puerta del Monasterio.
Dos años después de muerto
El Padre Santo Domingo,
Mil doscientos veinte y uno,
Construyó el Beato Manés,
Donde su hermano nació
Una pequeña capilla
Y en mil doscientos sesenta y seis.
Alfonso Décimo El Sabio,
Pariente de los Guzmanes,
Construyó una iglesia gótica,
Y años más tarde un convento
Con comunidad de monjas,
Señorío del lugar.
Por la puerta norte entramos,
Con su portada barroca
Que se abre con una llave
De gran y enorme tamaño.
Según el bibliotecario,
Padre Martín por más señas.
En el siglo dieciséis
Se construyó nueva iglesia,
Se tiró la primitiva.
La iglesia del monasterio,
De piedra de sillería,
De una sola nave es
Y de planta cruciforme.
El retablo mayor tiene,
Tres lienzos de Blas Cervera,
Que representan escenas
De la vida de Domingo,
En su alto coronado
Por calvario de madera,
Policromada de escuela
Del gran Gregorio Fernández.
De la sacristía vamos
Hasta la cripta que guarda,
Los restos del Padre Suarez,
Monumento funerario
En granito y alabastro
Con cuatro frailes portando´
El féretro del finado
Y un potente resultado
A la derecha e izquierda
Hay dos placas funerarias
Del Padre Colunga y Carro.
Si miramos al altar
A la izquierda y la derecha,
Encontramos dos mosaicos
Del Padre Domingo Itugaiz
Familia de Santo Domingo,
Nueve modos de oración.
Son dos hermosos mosaicos
De un variado colorido,
Y de pequeñas teselas,
Algunas hasta brillantes.
En el centro de la cripta,
Hay una fuente o pocito,
Pozo que indica el lugar
En donde nació Domingo.
El Padre Martín nos indica
Que nos acerquemos todos
Para seguir un ritual
Alrededor del Pocito.
Colgando están de unos ganchos,
Unos pequeños vasitos
Y nos dice que bebamos
Del agua que sale del caño.
Este rito lo repiten
Muchos de los visitantes,
Yo lo repito dos veces,
Por si se obrara un milagro.
Según el Padre Martín
El pozo se ha hecho famoso
Y acuden a tomar sus aguas,
Sobre todos las mujeres
Para un posible embarazo.
Espero no me surta efecto
Y me quede yo preñado,
Dice que muchas mujeres
Vinieron con mucha fe
A pedir la gracia al santo
Y más tarde le escribieron,
Que a los nueve meses justos.
Un niño habían tenido,
O gemelos o mellizos.
Y en otros años siguientes
Repitieron la visita
Con la criatura en brazos.
Yo creo que los presentes,
Hemos llegado ya tarde
Para pedirle milagros
En eso del embarazo.
Quedamos todos prendados
Del guía y sus comentarios.
Por su gracia y su salero
Y grandes conocimientos.
Terminada la visita
A la iglesia y a la cripta,
Volvemos de nuevo al templo,
Donde las monjas cantan
El oficio de la tarde,
Laudes, maitines o víspera,
O quizás nonas o tercias,
He olvidado ya los nombres
De los rezos y las horas.
Seguimos hacia los claustros,
Varias salas y al museo.
En una primera sala
Encontramos una placa
Con el fuero y señorío
Concedido por Alfonso,
Alfonso Décimo el Sabio
Al Monasterio de monjas.
Al frente nos aparece
Un sepulcro restaurado
De la Infanta Leonor,
La hija de Alfonso El Sabio,
Un sepulcro medieval,
Madera policromada
Hasta ahora desconocido.
En dos mil trece y catorce,
Se restaura el mausoleo.
Consejería Turismo
De Castilla y de León,
Esta obra realizada,
Desarrolla un amplio estudio,
Que ha permitido obtener
Histórica información
Sobre la Infanta Leonor
Y recrea virtualmente
El sepulcro original.
Resultados del trabajo
Se muestran ahora al público
En la exposición permanente
Del Museo del Convento.
Salimos a ver el claustro,
Que data del Siglo Trece
Hasta finales del quince
En románico tardío.
Y conserva muchos restos
De diferentes etapas
De su larga construcción,
Así como el claustro bajo
Con arcos de medio punto
Sobre columnas pareadas,
Una puerta ojival gótica,
Sobreclaustro de ladrillo,
Obra del siglo dieciocho
Y cuando se hizo el convento
De los Padres Dominicos
Se hizo un nuevo edificio
Para celdas de las monjas.
Antes de entrar al museo
Y en un rincón de este claustro,
Se halla una Virgen de piedra
Gótica y policromada
Que entre su túnica lleva,
Cinturón de castidad,
Para demostrar pureza
Por su maternidad,
Obra del Espíritu Santo.
Y por unas escaleras
Vamos subiendo al museo,
Instalado en sala gótica,
Y nos dice José Luis
Que en esta instancia vivió,
El hermano de Domingo,
De nombre llamado Antonio
Cuando vino demandado
Para llevar el convento.
Vivía en un lazareto
Cuidando de sus leprosos,
Y como condición puso
Llevarlos al monasterio.
En el centro de la sala,
En su pared hay un hueco
Que era por donde daba
De comer a sus enfermos.
Una escultura moderna
Representa su figura
Y el Padre Martín nos dice,
Que posiblemente fuera
El más santo la familia.
Esta sala del museo
Sirvió para muchas cosas,
Almacén, cuartel y corral.
Y hoy se dedica a Museo
En hermosa sala gótica,
Con obras de gran valía.
Santo Domingo aparece
En la talla de madera,
Vestido de inquisidor
Y lleva en su mano una lanza,
Y a sus pies en vez de un can
Se representa un hereje
Con figura de animal.
En el museo se encuentran
Piezas de valor artístico,
Pequeño Santo Domingo
Del convento de Zamora,
Y un archivo monacal
Con varias bulas papales,
Privilegio de los reyes
Y documentos rodados,
Cartas de San Raimundo,
Raimundo de Peñafort
Y otras muchas bellas piezas
De conventos dominicos,
Entre ellos destacamos
Varias pequeñas figuras
Del mismo Niño Jesús,
Que las monjas dominicas
Cuidaban y los vestían
Con esmero de una madre.
La visita ha terminado,
Nos despedimos del guía
Y hemos tenido la suerte
De su grata compañía.
Y como esto se me alarga
Haré una tercera parte
De la jornada segunda,
Del Encuentro en Caleruega,
La cena con su menú,
Y la presentación del libro
Que va en clave de misterios
De la Virgen del Camino
De Isidro Cícero Gómez.
Hablaremos, como no
De ovnis y alucinaciones
De Bañugues y Javivi
Y el obispo Calahorra,
Que por unas artes mágicas
Se convirtió en libertino.
Perdonarme este peñazo
Y hasta la próxima crónica.
Un fuerte abrazo para todos.
Javier Cirauqui
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