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FOTOGRAFÍAS CON ALMA

FOTOGRAFÍAS CON ALMA

 

Andrés Martínez Trapiello lleva sus «paseos fotográficos por León» a las paredes del Club Peñalba. | 
Andrés Martínez Trapiello: "No hago fotografías, solamente hago fotos"
FOTOGRAFÍA Presenta este sábado en el Club Peñalba-Casino de León la exposición de fotos ‘Buenos días, buenas noches’, sobre diferentes rincones de León
«Yo no hago fotografías, eso es algo muy serio y hay mucha gente en León que las hace muy buenas, yo solo hago fotos, que es diferente, son cosas de aficionados». Así explica Andrés Martínez Trapiello la exposición que presenta este sábado en el Club Peñalba -Casino de León y en cuyos carteles pone claramente ‘de fotos’. Y sabe bien de lo que habla este entrañable leonés pues en casa tiene un gran fotógrafo, su hijo, el fotoperiodista Andrés  M. Casares. 

Y en su hijo está el origen de la afición de Martínez Trapiello por la fotografía —por las fotos, diría él— pues un día «me regaló una de sus cámaras y comencé a aficionarme. Lo uní a mi ‘desembarco’ en las redes sociales y comencé a colgarlas en mi blog y en mi facebook, con algunos comentarios». Expuesto allí a la vista de todos encontró a gente como Luis Marcos, presidente del Casino, «quien me insistía en que estaban bien, que le gustaban a la gente y que teníamos que hacer una exposición, incluso un libro».  

Y ya está colgada la exposición de fotos que, reconoce, «parece que está gustando a la gente, pues son rincones que conoce...». Como antes vio la luz su libro de relatos ‘La senda del Trapi’, como un día colaboró en una película de Chema Sarmiento, como cantó en el coro de los Dominicos. «Es cierto que un buen amigo, Javier del Vigo, dijo que era un renacentista del siglo XXI. Yo reconozco que me gusta hacer cosas, pero hago las fotos que me gustan pero no soy fotógrafo; escribo lo que me gusta y apetece pero no soy escritor; colaboré con Sarmiento pero no soy actor, pues escribo, hago fotos o actúo para mí y si le gusta a más gente, mucho mejor, pero lo que realmente hago es disfrutar». 

Y para que todo eso sea algo más que un divertimento tiene un truco, se lo dio su hijo, el fotoperiodista: «El secreto de una buena fotografía es el alma». Y todo buen padre debe obedecer al hijo.

5 comentarios

Daniel Orden -

Gracias Andrés; tqambién por estas fotos, por dejar que otros disfruten de ese instante.Suere

Andrés Martínez Trapiello -

Ha vuelto a ocurrir como con la publicación del libro La Senda de Trapi: Me han empujado a presentar esta exposición y estoy satisfecho.
Será un defecto mío, egoísmo; pero es que, como ya he dicho en otras ocasiones en este blog, hago las cosas que me gustan para mí y si además gustan a otros, pues doblemente feliz.
Por cierto, que pPedro salió a la palestra de la boca de su tocayo el Pedro G. Trapiello quien, una vez más, dijo que “fuimos unos privilegiados” los que nos formamos en el Colegio. Y es verdad, de aquellos polvos (sin doble sentido)...
Gracias por vuestros comentarios, Luis, Pedro y Jesusín.
Pero no hagáis mucho caso porque son solo fotos.

Jesús María Herrero Marcos -

Querido Trapi, creo que eres el único caso de la historia de la humanidad en que un hijo encarrila a un padre por su camino. Lo cual me lleva a preguntarme "pero qué hijo has hecho que además te da esos consejos tan profundos"... No obstante yo creo que el secreto de una buena foto es no tener el dedo tieso en el momento de apretar el gatillo. Viene a ser lo mismo que lo del alma.... Te deseo un éxito total.

Pedro Sánchez Menéndez -

En estos momentos estará comenzando la exposición de fotos tuyas, Andrés Martínez Trapiello. Estaría encantado de acompañarte en algo tan vital para ti. Pues vívelo como si estuviera. Felicidades para ti, para Andrés M. Casares y para toda tu familia. Un abrazo fuerte. Pedro

Luis Carrizo -

En multitud de ocasiones, el aficionado solo se distingue del profesional en que el primero no vive de su arte. Este es el caso de A.G.T. Me da lo mismo que las califique de fotos o de fotografías, este nimio detalle gramatical no resta un ápice a la calidez, profundidad y misterio que Andrés imprime a sus obras. A mí me parece que consigue descubrir maravillosamente al espectador la belleza que esconden esos rincones de León. Es más, en la mayoría de los casos, la incrementa con su arte.
Enhorabuena, Andrés.