Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Subirachs se habría sentido feliz con las fotografías de Pablo Hojas”, dice la hija del escultor de la Virgen del Camino

La historiadora del arte Judit Subirachs se mostró “sorprendida y muy emocionada” ante la calidad técnica y la perspectiva intencional de la exposición “Reverberaciones, los misterios del Camino en la fotografía de Pablo Hojas” que se exhibe en el espacio O_Lumen, de Madrid.  Hija del escultor del santuario-basílica de la Virgen del Camino de León Josep María Subirachs, y conservadora del legado de este artista catalán  -tiene catalogadas 10.000 piezas-  Judit Subirachs reveló el valor que el prolífico  escultor dio siempre a la fotografía: “Reconocía las dificultades que se encontraban los fotógrafos con sus esculturas donde las sombras tienen tanta importancia como la parte que Pablo Hojas ha resuelto perfectamente”,  comentó.

  En un coloquio celebrado en O_Lumen con el escritor Isidro Cicero, autor del libro Virgen del Camino, en.clave de misterios, Judit Subirachs recordó el carácter polifacético del artista catalán, autor no solo de esculturas sino de dibujos, grabados, litografías, joyas, medallas y distintas escenografías teatrales. Según destacó, el gran encargo de la Virgen del Camino que un desconocido Subirachs acometió cuando tenía treinta años, “le supuso no solo el logro de darse a conocer y un paso determinante en su formación, sino sobre todo una transformación en su vida íntima y de la familia Subirachs”. Después de esta obra, Subirachs abandonaría por largo tiempo su estilo expresionista de canon distorsionado, para volverlo a retomar a los sesenta años cuando recibió el encargo de realizar los grupos escultóricos de la fachada de la Pasión del templo de la Sagrada Familia de Barcelona.

  Judit Subirachs, que refirió numerosas anécdotas biográficas del artista catalán y no eludió las polémicas suscitadas tanto por su obra en León como en la Sagrada Familia, insistió en la frustración que siempre había sentido por las reproducciones fotográficas de sus esculturas: Subirachs reconocía las dificultades técnicas que planteaba al fotógrafo su estilo anguloso de aristas pronunciadas y fuertes contrastes de luces y sombras. Lo mismo ocurría con las texturas de las piezas concebidas por él como auténticas pieles que revisten sus volúmenes. “Por eso, esta exposición de Pablo Hojas le habría hecho feliz”, dijo.

 

Fr. Iván Calvo, Judit Subirachs e Isidro Cicero

  Isidro Cicero trazó en sus intervenciones la “genealogía” de la obra de la Virgen del Camino, en clave de una sucesión de “comprensiones”. La primera fue la perfecta intuición por parte del joven arquitecto Francisco Coello de Portugal de las motivaciones íntimas del mecenas leonés Pablo Diez cuando se propuso emprender la obra.  Para Cicero, el espacio acotado por Coello está inspirado en una vivencia del tipo “numinoso” que describe Rudolf Otto en su obra Lo sagrado y que experimentó Pablo Díez a sus seis años en el santuario antiguo.

  A esta primera comprensión, se suma según Cicero la asimilación de las nuevas corrientes filosófico-teológicas que se estaban generando en Europa y que iban a desembocar en la celebración del Concilio Vaticano II, por parte de la joven comunidad de dominicos de León. Subirachs participa de la misma comprensión durante los cuatro meses que convivió con varios intelectuales dominicos de la Virgen del Camino. Paralelamente hizo el mismo recorrido Albert Ràfols Casamada, explicó Cicero,

  Fr. Iván Calvo, comisario de la exposición, destacó el hecho de que el coloquio se celebrara en el marco de una exposición de fotografías de la calidad de la de Pablo Hojas y en un espacio, O_Lumen, recreado a partir de una iglesia de Francisco Coello, autor principal del santuario basílica de la Virgen del Camino.

1 comentario

Luis Carrizo -

Me ha parecido muy interesante, muy didáctico y además muy ameno. A pesar de haber leído el libro de Cicero dos o tres veces, las dos exposiciones, la de Judith y la de Isidro, han enriquecido enormemente mi visión sobre el santuario. Dos exposiciones, por otra parte, que han brillado a gran altura manteniendo un lenguaje muy cercano, inteligible y cordial. Cicero escribe muy bien, ya lo sabemos, pero habla también de forma muy literaria. Hable de lo que hable, siempre adopta un tono y unas palabras tales que parece que te está contando una aventura. Esto dispone muy favorablemente a escucharle con avidez. Su comentario final, a propósito del nombre de la exposición, "Reverberaciones" ha constituido un verdadero broche de oro. No se puede decir más y mejor en tan pocas palabras.
Quiero subrayar una observación de Judith, que de lo evidente que resulta se nos escapa a los espectadores vulgare, y es que la luz es importante, pero la sombra (o las sombras) es la que la pone en valor. Pablo Hojas se ve que de luz y sombras no tiene nada que aprender. Genial fotógrafo.
Y es que Dios los cría y ellos se juntan.
Uno mi aplauso al de los asistentes al acto.