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MI TRIBUTO A URBANO VIÑUELA ANGULO (Por Luis Heredia)

MI TRIBUTO A URBANO VIÑUELA ANGULO (Por Luis Heredia)

Hola, Josemari

 

No sé por dónde empezar este comentario sobre un compañero de curso porque los recuerdos, por pocos que sean, se amontonan a veces por la intensidad con la que los hayas vivido tratándose de un corto espacio de tiempo como lo fue el vivido en La Virgen del Camino. En mi caso,  solamente cuatro años.

Martín y Urbano

 

El compañero y muy amigo de curso del 62 es Urbano Viñuela Angulo. Y digo es porque aquellos que se me han ido siguen aún conmigo.


 Urbano señalado por Santines Vibot

Durante el acto del reencuentro de Aniversario celebrado en el Santuario hace ahora  11 años, a todos se nos partía el corazón al ver reflejada en una de sus paredes las fotos de todos los que nos habían precedido, ya fueran frailes o compañeros. Con algunos de ellos, la sensación de vacío que habían dejado se acentuaba aún más por el vínculo familiar, como en mi caso con el P. Torrellas y Fernandito Soria.  Todos y cada uno de ellos nos dejaron algo en herencia. Unos, educación, respeto, disciplina, sabiduría. Otros, compañerismo, convivencia sana, amistad desinteresada y sobre todo, mucho cariño. De no haber sido así, no hubieran salido en la foto, como se suele decir.

Con Urbano Viñuela me sucedió lo mismo.

 

Urbano  era para mi una gran  persona y compañero especial. Me transmitía paz, tranquilidad y su conversación profunda y reflexiva me cautivaba. Su estilizada figura era inconfundible y su aparente seriedad era un simple escudo para ocultar su timidez. No recuerdo haberle visto durante mi convivencia con él  con una partitura ni con un balón en sus manos o piernas. Siempre acompañado de libros, como muchos de vosotros. A veces pienso que la atracción que yo sentía por alguno de vosotros era para suplir mis propias carencias. Por ejemplo, la lectura constante que es fuente de sabiduría y de la que sigo adoleciendo, tanto de lectura como de sabiduría, y escribir como tantos de vosotros, ya sea prosa, verso o estudios de investigación. O ser un virtuoso del piano, órgano, guitarra o cualquier otro instrumento musical como algunos de vosotros. Pero sobre todo, la disciplina para el estudio sin pretensión de alcanzar sobresalientes o matrículas de honor.

 

Urbano había dejado La Virgen del Camino al mismo tiempo que yo y vivía también en Gijón. En aquellos años debimos vernos dos o tres veces y como la elección de centros educativos al llegar a Gijón fue diferente, comenzó el distanciamiento. Cada uno optamos por caminos diferentes, vidas, ambientes y  carreras diferentes. Comenzamos muy pronto y jóvenes a emparejar, hijos, obligaciones familiares,  y llegó el año 1.983 en el que ya el distanciamiento se convirtió en abismo porque me fui a vivir fuera de Gijón, hasta hoy.

 

No obstante, Urbano nunca se alejó de mis recuerdos y cada vez que yo venía a Gijón, pocos días y dos veces máximo al año, preguntaba yo por él a un matrimonio de amigos íntimos  con los que mantenían una buenísima relación y amistad tanto Urbano como su esposa Socorro por pertenecer  todos a la Enseñanza. Siempre me decían que estaba muy bien, y lo estaba antes de la enfermedad, y que cuando yo quisiera me organizaban un encuentro para tomar un cafetín todos juntos. En otras, ya comenzaron las malas noticias y preguntaba por él pero para saber cómo iba evolucionando de su enfermedad. Y finalmente, ya me dieron la fatal noticia que se tenía por esperada. Falleció de la enfermedad de Pick tras un largo proceso de deterioro.

 

Sabido es que las pérdidas de las personas te duelen más por no haber tenido la oportunidad de despedirte. En mi caso no me dolió por no haberme despedido sino por no haber estado con él la cantidad de veces que había podido estar y por lo imbécil que yo me sentía. No haber seguido disfrutando de y con él conversando; hablando de todo, de verdad, de todo. Yo creo que hasta de deporte y música hubiéramos hablado. Sobre todo de música a tenor de lo que me comentó su esposa Socorro y viendo las carreras de los tres hijos que dejó.

 

Aún después de su partida en el año 2005, pocos años antes del reencuentro como veis,  no cejé en mi intento de recuperar algo de él. Cuando se publicó el álbum de las fotos ya dije que no podía dejar pasar otros casi 50 años y me propuse tomar el cafetín, al menos con Socorro, su esposa y  a la que no tenía el gusto de conocer personalmente. Y digo esposa porque no me gusta llamar a nadie viudo o viuda porque si les miro a los ojos, los párpados y las facciones vuelven a revivir lo que nunca quisieron ver.

 

Así fue, mis amigos comunes me facilitaron su mail y quedé para enseñarle el álbum  y hablarle de la existencia del blog.

 

Por increíble que parezca, mi conversación con Socorro fue como si hubiera estado  dirigida por Urbano. Lo primero que me dijo fue hablarme de los recuerdos tan buenos que Urbano tenía de mi y de Martín y la cantidad de veces que él hablaba del Colegio y los recuerdos tan buenos que de su estancia allí tenía. En cuanto vio las pocas fotos en las que aparece Urbano y los comentarios al pie, no se lo creía. Sus ojos no mentían. Parecía que le estaba recuperando de nuevo al vivir con él aquellos años de los que tanto le había hablado y que a muchas de nuestras parejas, hijos y amigos, les parece que nos montamos un cuento de hadas inducidos por algo o alguien. Me repetía constantemente las experiencias que Urbano había tenido de La Virgen del Camino y los comentarios sobre todo lo vivido y eran exactamente las mismas que tantas veces comentamos entre nosotros cuando nos vemos. De verdad, yo miraba a Socorro y era como si fuera Urbano quien hablara.  Por supuesto, salió la inevitable conversación de familias, hijos, etc. Yo había visto un reportaje en la TPA días antes sobre un músico gijonés muy joven, apellidado Viñuela,  al que le habían elegido una de sus composiciones como banda sonora para una serie de HBO. Y, sorpresa, era su hijo Mario Viñuela. El tema elegido es una composición titulada “Pienso, luego existes”, dedicada a su padre y compuesta expresamente para su despedida. https://www.youtube.com/watch?v=XQ3eFRgTezU. No sé si pinchando en este enlace se puede acceder directamente al tema musical. Debo reconocer que el tema de fondo elegido en el reencuentro del 2.008  para recordar a los que se nos habían ido fue muy acertado, pero creerme, que de haber sabido de la existencia de este tema del hijo de Urbano en aquellos momentos, el acierto hubiera sido doble: por el propio tema y por ser el autor un hijo de los nuestros. 

 

Tuvieron tres hijos y los tres salieron músicos. No me lo podía creer, pues como os decía, no recuerdo haber visto a Urbano con una partitura ni con un instrumento musical. 

Me pidió los datos del blog y quedamos en contactar para un segundo encuentro por si quería algún dato más. Pero esta vez, volví a contactarla yo porque el día 12 de Agosto había salido una reseña  sobre su hijo y el mismo tema en La Nueva España pero como no soy suscriptor quería el artículo completo para enviarlo al blog.

Me dijo que me traía copia del artículo y de paso y como regalo, un libro que los compañeros y alumnos de Urbano le habían dedicado como homenaje y en su memoria, editado  dos años después de su partida. La sorpresa fue mayúscula cuando retiro el envoltorio y echo la vista al título: “En/clave de frontera”.

 

“Libro en Homenaje al profesor Urbano Viñuela en el que colegas y discípulos cruzan sus voces para ofrecer al compañero fallecido hace un par de años un afectuoso tributo en reconocimiento a una carrera profesional determinante para la consolidación y posterior desarrollo de los estudios americanos en la Universidad de Oviedo”, reza la presentación del mismo.

No me  podía creer la coincidencia del Título con el de Isidro Cicero. Dos libros relacionados con antiguos alumnos del Colegio que ni siquiera se conocían por diferencia de cursos en los que se usa el mismo símil, siendo ambos trabajos de contenido puro de investigación y de campo pero basado en diferentes materias y que en ambos se pretende homenajear a una persona y amplificar más su trabajo. En uno, a todos los autores de la obra del Santuario. En otro, a un profesor, compañero y amigo.

Las referencias a Urbano, a su personalidad, son múltiples por razones obvias al tratarse de un homenaje. Pero lo que me llamó la atención es que todas coinciden con las referencias y recuerdos que yo conservaba de él.

Algunas os dejo porque de acotar todas las que encontré, necesitaría de Lalo Mayo para editar una biografía.

“El destino quiso que le perdiéramos profesionalmente hace ya varios años, cuando una larga enfermedad nos impuso su ausencia física de la facultad, pero el legado de su trayectoria académica y, sobre todo, la impronta de su carácter hicieron que le siguiéramos sintiendo muy presente. Al visitarle notabas que su mente se alejaba adentrándose más y más en la frontera de la realidad desconocida, pero el americanista, y sobre todo, el amigo seguía ahí, así que con el tiempo nos fuimos acostumbrando, también nosotros, a contarle en una frontera escurridiza e inestable entre la presencia y la ausencia. Aún hoy, dos años después de su muerte, tranquiliza fingirle en ese entredós existencial del recuerdo y las voces cruzadas de quienes le conocimos y admiramos.”

“ Ahora bien, más allá de su trabajo académico, Urbano Viñuela era especialmente apreciado por su calidad humana. Es el recuerdo de su persona, tan cercana, afable y cariñosa, el que pervive a través del tiempo en la memoria de quienes le conocimos”.

“ Su objetivo primero había sido el estudio de la Filosofía, CUYA LECTURA TEMPRANA SEMBRÓ LA SEMILLA DE SU PRIMERA GRAN EXPEDICIÓN: LA QUE LE LLEVÓ DEL COLEGIO DE LOS DOMINICOS DE LA VIRGEN DEL CAMINO AL INSTITUTO JOVELLANOS DE GIJÓN.”

“ Si la investigación proporcionó a Urbano ocasión de trabar amistades sólidas y duraderas entre maestros y colegas de profesión, también le llevó a establecer vínculos muy estrechos con sus discípulos, fruto no solo de su magisterios, sino además de los especiales rasgos de su carácter, humano y humanista”.

“ De ahí también su estilo como profesor, pausado, reflexivo; sus apuntes, que compartía con generosidad, eran un modelo de sincretismo y capacidad de deducción”

 

¿No os parece que he sido un imbécil haber dejado pasar la oportunidad de volverme a reencontrar con Urbano antes de irse y sin decirle nada?

Ojalá todos los que le conocisteis sintáis lo mismo que siento yo sobre Urbano al escribir sobre él.  

Yo quisiera rendir con este comentario mi personal tributo a un compañero querido al que perdí hace años pero al que siempre traté de seguir su rastro, como los indios americanos de los que tanto él hablaba al referirse a las fronteras, y al que el destino me lo ha vuelto a poner en mi camino. 

 

Luis Heredia

7 comentarios

Julio Correas -

Coincidí con Urbano y Socorro en el Departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo durante mis últimos años de carrera, que acabé en Oviedo. Socorro incluso llegó a darme clase de Alemán. Recuerdos!!!

José manuel castrillo franco -

Hola soy hijo de ladislao castrillo luengo....mi padre vive en palencia...fue profesor de los maristas ahora jubilado... se que le hace mucha ilusión encontrarse con sus antiguos compañeros de estudios de la virgen del camino...gracias de antemano un saludo que yo también soy antiguo alumno por ejemplo del padre eustoquio...

Luis Heredia -

Solamente para “copiar y pegar” las palabras de agradecimiento de la esposa de Urbano, agradecimiento que no va solamente dirigido a mi sino a todos los que le hagamos presente despuès de tantos años.

¡Qué guapo, Luis! Nos emocionó mucho a toda la familia; muchísimas gracias. Como dice la pieza de Mario, si pensamos en él es como si siguiera a nuestro lado. Y casi catorce años desde su muerte, Urbano sigue presente en nuestra casa, en todas las celebraciones, en el Departamento de la Universidad, en sus doctorandos... e inculcamos en los tres pequeños el recuerdo y el cariño de su abuelo que está en el cielo (eso seguro).
No se cómo agradecerte que le hayas hecho presente de nuevo entre sus compañeros de colegio. Seguro que él está feliz y sabrá cómo hacértelo saber.
Un abrazo fuerte, fuerte,
Soco

Luis Heredia -

Por supuesto, Padre Pedro. Le va a encantar y se emocionará de verdad con el encuentro viendo que le estamos haciendo presente de nuevo entre los compañeros del Colegio, como ella me dijo, y que tú, como nuestro Director de la Escuela Mayor le recuerdes hará aún más emotivo el encuentro. Cuenta con ello.

Pedro Sánchez Menéndez -

Luis me has emocionado. Yo le recuerdo perfectamente por su nombre y apellidos, porque no dejan de ser singulares. Le admiro por toda su vida familiar y profesional, que desconocía. Me impresionó de modo especial la enfermedad terrible que le llevó a la muerte antes de morir. En homenaje a él, escuché varias piezas musicales de su hijo Mario. Luis, si algún día coincidiéramos en Gijón, me gustaría conocer a su esposa. Un saludo. Pedro

Jose Manuel García Valdés -

Luisín, dado tu buen estilo quedas contratado para hacer el panegírico pos mortem meam. Sé que pondrás el alma y el cuerpo. Te contrato porque se nota que detrás de las teclas del ordeñador hay un hombre sensible, amigable y, sobre todo, bueno. Es lo que yo necesito porque si lo dejo en otrad manos es fácil que saquen a relucir mis miserias y, en esas circunstancias, fiambre ya, pa qué. No se te olvide decir que me debes dos, quizás tres, cajas de sidra con denominación de origen "CASORVIDA". Te abonarè los derechos de autor después de la publicación. Presumiré de amigo por la eternidad eterna. Si pones mi amplio, qué digo amplio, amplísimo curriculum, no digas que esta copiado al 25%, sabes que eso es plagio y te pueden hacer devolver la pasta. Lo que no sabía es que los que pasan por el Jovellanos también se mueren; estaba confiado pero ahora ya tiemblo.
Sigue siendo así como eres, tú.
Abrazos.
P.d. para no quedar en evidencia puedes pagarme la sidra ante mortem.

Ramón Hernández Martín -

Joder, Luis, me has emocionado, y eso que la vida me ha situado en escenarios diferentes, de otros tiempos y con otros contenidos. Es la tuya una crónica de vivencias rica, aleccionadora, estimulante. Cuando dices "¿No os parece que he sido un imbécil haber dejado pasar la oportunidad de volverme a reencontrar con Urbano antes de irse y sin decirle nada?", la respuesta, mi respuesta, es un no redondo, rotundo, pues tu crónica-homenaje demuestra fehacientemente que tu encuentro con él, el de esta misma crónica y el que en ella describes con su esposa y su mundo con tanto lujo de detalles y anécdotas, es un encuentro denso, amistoso, emotivo. Todos vivimos entre fronteras, y solo hay Uno que, sin que acertemos muchas veces a saber el por qué, va trazando puentes para llevarnos de un lado al otro. En tu caso, por ejemplo, tu crónica es un muy hermoso puente de esos que une tu frontera actual de tiempo con la suya de eternidad. Enhorabuena, pues, por ella, por contarnos sin proponértelo que también tú eres un excelente y sobresaliente compañero, de Urbano y de tantos otros, y gracias por poner a mi alcance rasgos de un personaje tan sugestivo y aleccionador.