LA SOMBRA DEL JUNKER
Santos Vibot escribe este comentario en la noticia SILLAS Y ALEMANES que publiqué en el blog el pasado día 2.
En los archivos de Josemari hay una impresionante foto del colegio tomada desde un Junker en la que se ve la sombra del avión sobre el suelo, aquí vendría muy bien ponerla otra vez.
Me acuerdo de cómo vibraban los cristales...
Santos Vibot
Cumplamos su petición. Susórdenes.
4 comentarios
lalo -
Creo que deberías volver a leerlo no vaya a ser que te hayas saltado alguna línea.
Y si no, ahora que el Moreno nos ha abierto las fronteras interiores andaluzas, te lo cuento despacio en un vis a vis un día de estos, que ya sabes que tenemos pendiente un santo encuentro.
Mientras tanto, salud.
Luis Heredia -
Tú padre sí que dejó huella de su paso por esos aires. Para la posteridad y en la familia no me extraña que estéis orgullos de èl, a parte de haber sido el mejor padre del mundo.
Le han puesto una calle, nada màs y nada menos que al lado de la Ancha, en reconocimiento a sus méritos en el cuerpo de la Aviación. Bueno, más bien por su aguante. Tantas veces yéndose de varillas y al final, merecidamente, cambian el callejero por todo lo que tuvo que aguantar. Eso es reconocimiento y lo demàs, pamplinas. El valor también se tiene y se le presume para aguantar lo que aguantó tu padre.
Y fuera del ejército, pa que te voy a contar que no sepas tú.
Vibot -
lalo -
Las "burras cansonas", esos trimotores Ju-52 que todavía sobrevolaban a duras penas nuestros campos de fútbol, debieron irse a los museos o al desguace ya bien avanzada la segunda mitad de los sesenta. Es de suponer que aquellos aparatos eran supervivientes de los que, enviados urgentemente por Hitler, cruzaron el Estrecho de Gibraltar con las tropas de África que mandaba Franco.
Este avión, forrado de aluminio acanalado, era el equivalente alemán aunque más antiguo al DC-3 norteamericano, el avión de transporte militar que luego, ya en la paz, sirvió para nutrir a las primeras compañías aéreas de transporte comercial.
La aviación alemana instaló una de sus comandancias de la Legión Cóndor en La Virgen del Camino. Una de las calles más céntricas de León se llamó hasta no sé cuando, quizás no haga tanto tiempo y eso lo dirán los leoneses que viven en el mismo centro calle Legión Cóndor.
Por eso la presencia de sus soldados era habitual en la ciudad, como certifican numerosas fotografías. Abundan, por ejemplo, las del desfile de despedida, cuando se volvían a su país tras nuestra guerra civil y ya entrenados para iniciar la siguiente en toda Europa. Los archivos fotográficos y las imágenes que se pueden encontrar por internet muestran cómo el aerodromo de La Virgen no solo albergaba Ju-52 sino que también se dejan ver unos primitivos cazas Me-109 y algún JU-87 Stuka. O sea, que por allí debieron pasar todos los aviones alemanes que volaron para la aviación de Franco. No obstante, el 109 y el 87 ya no debían estar por allí al mismo tiempo que nosotros. Solo la "burra cansona", que mantenía una especie de servicio especial semanal para transportar efectos militares entre los diferentes aeródromos militares, y las avionetas de entrenamiento. Los reactores, es de suponer que "Saetas" aunque yo nunca los vi, vendrían desde Salamanca o Valladolid a darse un garbeo sin tocar tierra. Lo que sí había en La Virgen eran algunos Texan T6, unos aviones amarillos que se usaban para enseñar a volar, aunque también intervinieron en combate en la guerra que debió haber en Ifni después de 1954, que es cuando llegaron los primeros aparatos a España desde EEUU.
Durante los años de guerra civil, la Legión Cóndor tenía un gran taller en La Virgen. Y el jefe de ese taller era un alemán que se alió con un empresario de León y entre los dos levantaron la firma PIVA Motores (Heinz PI-tschel y Antonio VA-zquez), que llenó los campos de la región leonesa con motores para sacar agua y los muros de infinidad de casas con imperecederos carteles metálicos anunciando su producto.
Por último, y aunque no tenga el más mínimo interés para cualquier lector ajeno a mi familia, he de decir que en una de aquellas "burras cansonas" realizó mi padre su bautismo del aire durante su obligada estancia sirviendo a la Patria en sus años mozos; precisamente a unos pocos cientos de metros de donde, años después, su hijo se preparaba para servir, vamos a decirlo así, a otro Señor. Mi padre decía que su vuelo "fue uno y no más", aunque cuando nos contaba la aventura, disfrutaba pormenorizando el miedo que pasó y algunos detalles escatológicos, impublicables en este blog para esta digna audiencia.
Larga es la pandemia, como véis, que da lugar a historias tan peregrinas.
Salud
Lalo
P/D
Un pequeño añadido, robado de Internet, que aclara algo de lo anterior:
"El día de la despedida de los soldados alemanes de aviación, y como muestra de agradecimiento, se inaugura la calle Legión Cóndor, desde la década de los 80 rebautizada como calle Varillas, situada en el centro de la ciudad, concretamente una vía saliente de la calle Ancha, que era la antigua calle el Generalísimo.