Como todos estos años, nuestro muy querido compañero Pedro Rey nos felicita la Navidad navegando por el río Manú guiado por la estrella de la luz.
Feliz Navidad para ti y para quienes te rodean.
Queridos amigos:
Otra vez la estrella de la Navidad nos sale al camino. La estrella siempre está ahí; pero parece que solamente en Navidad la vemos y nos llena de alegría. Hoy día no tenemos tiempo para detenernos a contemplar las estrellas. Solamente unos días al año revivimos la fe y la esperanza; solamente unos días miramos esa estrella que nos hace sentir distintos, como si algo grande saliera de nuestros corazones y que nos lleva a gritar: PAZ Y FELICIDAD PARA TODOS.
En esos días no tenemos enemigos, todos entran en nuestro corazón. La estrella nos ilumina, nos llena de luz, nos hace ver lo grande que es nuestro espíritu, nos sentimos infinitos, es la Divinidad que habita en nosotros y por unos días dejamos que esa luz ilumine todo nuestro interior.
Termina la Navidad y cerramos la ventana, la estrella se oculta como se ocultó en Jerusalén. Volvemos a la rutina, a la incertidumbre, a la inseguridad, a la desconfianza…
La Navidad es luz, porque la estrella es luz, siempre es luz y siempre está ahí. Miramos pero no la vemos, porque hemos cerrado la ventana para no ver lo infinito y comienza otra vez la oscuridad. Vengo de un viaje de quince días por el río Manú. Muchas horas navegando por ese río bello, majestuoso, los loros, los guacamayos, las taricayas, las mariposas, la exuberante vegetación selvática, que aún no ha sido tocada por el hombre. En ese contexto, sentado en la canoa, mi mente se pierde en la inmensidad de la selva y siento que la luz del infinito me invade.
Nuestro mundo está acelerado y nos va reduciendo a una pieza más de su tecnología. No tenemos tiempo para ver la estrella, para sentir la inmensidad del cielo. En Navidad se vive unos días de calma y ahí aparece la estrella. Todos nos sentimos felices del verla, porque su luz es la luz de lo divino y solamente mirarla… las cosas cambian.
Aunque solamente miramos la estrella unos días al año y nos llena de belleza, ella siempre está ahí, siempre estará ahí, porque su función es darnos luz. Ha sido creada para iluminar la belleza de nuestra alma, para hacernos ver el camino. Y aunque cerremos la ventana, no deja de iluminar porque su luz es eterna.
La Navidad se celebra unos días, siempre ha sido así y así lo será. Pero la luz de la estrella nos hace ver el misterio de Dios, y aunque sea por un momento, es suficiente; esa luz nos ha sellado con el fuego del amor de Dios y ya no perderemos la esperanza ni la fe.
Volveremos a la rutina de la vida, pero la luz de esa estrella nos ha tocado el corazón, y aunque vayamos por caminos de oscuridad, la luz de esa estrella que nos ha tocado, al final de nuestra vida, iluminará la puerta de entrada a la eternidad.
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.
Pedro Rey