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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

BIENVENIDO DICIEMBRE

BIENVENIDO DICIEMBRE

3 comentarios

Ramón Hernández Martín -

Espero que no se hayan congelado los fabulosos medios de comunicación que la tecnología nos regala.
Copio y pego a continuación el correo que acabo de dirigir a mis contactos y amigos:
"Queridos amigos:
En el inicio del Adviento, un tiempo de esperanza, en mi post de hoy me apunto a la hermosa esperanza del respeto que merecen "todos" los seres humanos, saliendo al paso de desafortunadas declaraciones sobre la homosexualidad. Os deseo valor para leerlo y gracia para difundirlo, si os pareciere que merece la pena. Un gran abrazo.
Como siempre, el enlace: http://blogs.periodistadigital.com/esperanza-radical.php".

Ramón Hernández Martín -

Corrijo un pelín el primer párrafo del comentario que acabo de hacer: "...felicito la Navidad a los cursarios...". Y un poco después: "...motivo, les he enviado...". Gracias por haberlo leído bien a la primera.

Ramón Hernández Martín -

Desde hace ya muchos años, el 1 de diciembre felicito la Navidad la cursarios con un "rollito de reflexiones". Lo he vuelto a hacer hoy, muy de madrugada. Con tal motivo, le he enviado el siguiente mensaje, que hago ahora extensivo a todos los lectores de este blog:

"Queridos cursarios: como viene siendo habitual desde hace tanto tiempo, este primer día de diciembre os envío ya mi felicitación navideña. Para ello, no encuentro nada mejor que adjuntaros el articulito que acabo de enviar a "El periódico de las Sierras de Salamanca", que saldrá publicado en torno al día quince. Pensad que ha sido escrito para vosotros solos o también para vosotros. Lo ampliaré un poco, pues allí dispongo de más espacio, para publicarlo en mi blog de RD el domingo, día 16, también como felicitación a quienes allí lo lean.
Insisto en que no hay ninguna obligación, ni moral ni de ninguna otra índole, para leer estos rollos, que lo son. Os resultará muy fácil incluso eliminarlos de vuestras pantallas. No obstante, a quienes los lean les deseo que les resulte muy estimulante la luz que puedan encontrar, de encontrar alguna, claro está. Lo que sí puedo aseguraros es que sus líneas van impregnadas de mi afecto y de mi simpatía.
Feliz Navidad a todos".

Copio y pego a continuación lo adjuntado para quien quiera perder un par de minutos más:

"Ancha Navidad
Cuando apenas han desaparecido de nuestros oídos los ecos de los villancicos de la Navidad pasada, se entonan ya ritmos que ambientan la llegada de la próxima. Además de que a veces un año pasa tan rápido como un día, algo tienen que ver los intereses comerciales en que la Navidad se estire como plastilina. No conviene perder de vista que, por muy irracionales y alocadas que sean las compras de estos días, al tiempo que nos sensibilizan enarbolan un enternecedor talante religioso.

Todo el año es Navidad

Apenas transcurrido el invierno, en cuyo inicio celebramos tan simpar fiesta popular, ya se anuncia la venta anticipada de la Lotería de Navidad, venta que se incrementa mucho durante el verano. Quienes turistean se hacen la ilusión de cazar al vuelo en algún remoto rincón de su trayectoria nada menos que el “gordo de Navidad”, gordo que bien podría caer en alguno de los lugares por donde pasan. Y en noviembre, cuando escribo esto, se lanza ya una impresionante campaña publicitaria navideña que hace rugir los motores de los bombos de la suerte.
En sus últimos días, se completa el escenario navideño con luces de colores que embellecen las calles de pueblos y villas, en forma de figuras que evocan el nacimiento del niño Dios y se montan hermosos nacimientos al son de los primeros villancicos que inoculan bondad. ¡Qué fácil resulta dejarse seducir en diciembre por el consumo de exquisiteces gastronómicas y comprar convulsivamente regalos que certifican por doquier nuestro gran corazón!

Celebramos nuestra propia infancia

El esplendor de la Navidad anual dimana no solo del comercio que propicia, sino también de que festejemos nuestra condición de niños, la dulce sensación que incluso nos hace desear, ya cargados de años, la protección de mamá y papá.
Afortunadamente, por muy serios y maduros que seamos, seguimos siendo “niños” toda la vida. La celebración de la Navidad, aun llena de vicios, aviva y realza tal condición. ¿Acaso no se vuelven niños los abuelos al comprar regalos para sus nietos? Que todos nos sintamos hijos de Dios es posiblemente una convicción que enraíza en nuestra condición de niños.
La poesía envolvente del nacimiento de Jesús brota de contemplar un niño pobre que pide a gritos cuidados candorosos. Somos tan poquita cosa al nacer que nuestra radical dependencia provoca la fraternidad. Dependemos unos de otros más de lo que parece. Recibimos mucho también de nuestros primates. Occidentales y orientales estamos en deuda unos con otros.

Algún día, en algún lugar

Seguramente, Jesús no nació en un pesebre de las afueras de Belén, ni le acunaron los cánticos de coros de ángeles, ni acudieron a llevarle presentes los pastores del lugar o unos Reyes Magos venidos de lejos, ni el aliento de un buey y una mula le protegió del frío de un crudo invierno. Poco importa que Mateo y Lucas lo hayan pintado así, pues tuvo que nacer en algún momento y en algún lugar.
Emplazarlo en un escenario tan mágico como el que dibujan los evangelistas dice mucho de la sensibilidad y de las creencias no solo de quienes lo imaginaron así, sino también de quienes reproducimos en hermosos belenes un acontecimiento que nos invita a revivir embelesados nuestra propia niñez soñadora.

Agasajo y felicidad

En Navidad, la más bella época del año, nos transformamos en niños, deseamos felicidad a diestro y siniestro y cambiamos una parte importante de nuestro dinero por regalos. La paga extra nos pone una venda en los ojos a la hora de agasajar a nuestros seres queridos. Cuanto aquí escribo pretende ser un regalo de buenos deseos para los lectores, como hace la empresa con su personal y sus clientes y como hacemos todos con vecinos que incluso nos pasan inadvertidos el resto del año. La bondad y los buenos deseos brotan estos días también de los corazones más romos y asilvestrados.
¡Ojalá que los cánticos y las mesas bien surtidas nos amarren fuerte a la “humanidad” de un buen Dios propicio! Celebrar el nacimiento de Jesús, donde quiera que haya ocurrido, realza lo humano que hay en nosotros, eso que nos hermana también con salvajes todavía ajenos a la civilización y hasta con quienes se comportan como animales.
Quedémonos con que la Navidad, aunque no creamos en lo mágico de la descripción evangélica del nacimiento mítico de Jesús, es la gran fiesta de la “humanidad de Dios”, la que nos invita a comportarnos de forma fraterna y solidaria. ¡Que no nos descorazone un comercio lanzado en tromba a hacer su agosto aprovechándose de nuestra candorosa disponibilidad a agasajar con regalos a nuestros familiares y amigos! Aunque en Navidad tiremos la casa por la ventana, el olvido por unos días de nuestros intereses egoístas dibuja en nuestro horizonte vital la ilusión y el optimismo. El espíritu navideño debería impregnar todos los días del año. ¡Brindo por ello con cuantos lean esto!".