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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

QUERIDOS COMPAÑEROS EN CALERUEGA

QUERIDOS  COMPAÑEROS  EN  CALERUEGA

Permitidme esta fotografía que me trae tan (no sé como definirlos) tristes, alegres, entrañables, perdurables, sentimentales, amigables, irreales, huidizos...... recuerdos.....y nostalgia. Quizás sea la foto que más me ha hecho pensar durante estos meses.

Corresponde al Noviciado en Caleruega 1967-1968. Aparecen sobre el Torreón mis inolvidables compañeros PACO FARAGÓ, BERRUETA, OCHOA, FRESNO, MONTENEGRO, GRAÑA, AVELINO, EL MINISTRO, SARMIENTO, TEJO, CHUCHI.

Gracias por todo lo que de vosotros aprendí.

Un abrazo para todos, estéis donde estéis.

(Gracias, Ministro, por la fotografía)

Josemari (Fray Furriel).

7 comentarios

Andrés Martínez Trapiello -

33, 33, 33, 33, 33, 33, 33, 33, 33, 33, 33, 33,33.

Javier del Vigo Palencia: Me he levantado de buen humor.

Mira; me han movido a “colgar” algo en blog, tus reflexiones matemáticas del amor.
Si no “cuelgas”, si no pones palabra tras palabra de vez en cuando, ¿qué van a leer el Furriel, Quique, Froilan, Felipe Tascón, Mariano Estrada, Froilan, Justino –el fotógrafo-, los asturianos, los navarros, los gallegos, los hispanoamericanos, los de la France, los del mediterráneo,…? ¡Jo, cuánta gente! Y otro inmenso número de lectores, que no tienen culpa de nuestras desavenencias, Javier.

Y esto, no “lo mío”, el amor, suele ser cosa de dos. Pero ¡claro!, dos es número, y tú eres de letras. ¿Cómo vas a calcular cuántos años faltan desde treinta y tres hasta cincuenta?
Insisto, no compres todavía la corbata, que se pasará de moda. La roja esta ya muy vista. Nosotros, la Carbayona y yo, te apuntamos ya para el cincuentenario, el de la boda, para dentro de diecisiete años.
Pero si te llevas con Andrés Cortés/Tere, Francisco (Patxi) J. San José/Pili, vete poniéndoles en antecedentes, que te invitas: Ellos cayeron también en las mismas redes a los pocos meses.

Ya no es novedad en el blog –post-, tu alineamiento en varios asuntos con Pedro Sánchez y la Carbayona.
En este caso, con Merce.
Ella me recrimina con alguna frecuencia, que parece “hubieran pasado setenta años de matrimonio”. ¿Serán de felicidad?

¡Vale ya de números! o ¿numeritos?

Besitos

Javier del Vigo -

Esto de que los ordenadores decidan por uno...! Advierto: al final del texto precedente quise escribir lo siguiente:"¿El cariño se paga? ¿Como se paga una culpa? Seguiré investigando el tema. Si alguien más me ayuda, bienvenido!"

Pero mi ordenador decidió por mí que la segunda interrogación debía llevar acento, cuando yo escribi -conscientemente- sin acento. No era pregunta directa; era solo comparación, que remata la pregunta de si el cariño se paga.

Por mejor entender el galimatías, compañeros.

De nada!

Javier del Vigo -

Chema Sarmiento: Siempre hubo "señores" y "canalla". Te sientes suficientemente pagado con el cariño ajeno por tu trabajo de limpieza. Todo un señor!

Y mientras tu no pides nada por ese trabajo "inapreciable" –osea, por el que no vas a ponernos precio- que has hecho, otro bloguero -como pulga cojonera en jungla de pilosidades- sigue cabezón con lo suyo: que si dietas, que si subvenciones, que si qué fue de lo mío...

Menos mal, Chema, que de vez en cuando "se confiesa" este Andrés Trapiello... ¿Le has leido ?: “...Que a dónde voy a parar; que él no piensa celebrar todavía su cincuentenario matrimonial, que parezco de letras...”

Pues verás, Andrés: soy de letras. Pero se me enseñó en la Virgen las cuatro reglas y las operaciones matemáticas mas elementales. Así que tras leer tu anterior texto, he cogido papel y boli; he puesto 2007 y debajo 1974... Después he puesto a la izquierda un signo menos, una raya debajo y...

Voila! 33 ha sido el resultado. Lleváis Merce y tu 33 años casados. No lo pienso adjetivar. Se adjetiva solo.

Además, 33 es una cifra rotunda, mágica, mistérica... Casi mística, en los tiempos que corren! ¿O que nos corremos?

Te imagino, por ejemplo, ante el fonendo de cualquiera de nuestros compañeros de Colegio. Por poner, pongamos ante Oscar -a quien leí oyendo el himno a la Virgen- o Jesús Fresno -este, más silencioso, pero igualmente de ese gremio matasanos-. Tras pasear su instrumento por sobre tu torso, te espetarían:

-"¡Dí 33!"

De tus pulmones saldría -mejor que un 33 sonoro- un maremoto de carrasperas.
Momento que aprovecharían para ponerse del lado de Carbayona y Pedro Sánchez:

-"Deja de fumar inmediatamente!"

Si no somos nada! El asunto es que cuanto menos vamos siendo, más nos quieren joder, con perdón. Pero tu resiste. Hazme caso: he decidido -dado que aún parece puedo- ser yo mi propio médico. Cada día me digo:
"Javi, estás bien; Javi, estás bueno!"

Y así voy tirando. Casi me lo creo.

A lo que iba. 33 años casados. Los mismo que dicen tuvo Cristo cuando le subieron al Calvario. Líbreme el cielo de hacer comparaciones entre Calvario, cruz, ahorcamientos... Líbreme el cielo! Pero no dejarás de reconocerme que -según tu propia declaración- fuiste el primero del GL que abrió camino; camino al matrimonio. Sería por el fuego que llevabas dentro de tu cuerpo, que el fuego del alma ya lo habías ido gastando allá en la Virgen, para combatir el crudo invierno, me digo yo. Con la bendición de la plana mayor de tus antiguos profesores, -ya amigos-, los dominicos de la Virgen del Camino. Y en la Virgen del Camino!.

Y en el matrimonio sigues, cabrito. En “aquel” matrimonio.

En una sociedad donde separaciones y divorcios crecen cada día más, como las moscas en agosto.

Planteado así el tema, compréndeme: para alguien que no sabe ni papa de matemáticas, vuestro tiempo juntos me parece una eternidad. A un paso del cincuentenario. Y que los demás lo celebremos con vosotros, cabronazo! Otros hemos pasado ya por la gripe de los divorcios. No nos dará tiempo al cincuentenario, aunque algunos hayan reincidido en lo de la unión de cuerpos y almas, por segunda o tercera vez....

Tendremos que celebrar las “bodas de oro” de los amigos. Me pongo en la lista de las vuestras, Merce!

Y en este contexto, sigues preguntado: “¿A cómo se paga el cariño?”

Yo sigo dando vueltas al trabajo de Chema en este verano; trabajo por nada. Solo por cariño. ¿Sólo? Y a vuestro regreso a León –Carbayona y tu- desde la casa de Chema, en la noche silenciosa de la autovía leonesa.

¿El cariño se paga? ¿Cómo se paga una culpa? Seguiré investigando el tema. Si alguien más me ayuda, bienvenido!

Andrés Martínez Trapiello -

Vamos a ver si no me hago un lío, o el lío lo tienes tú, Javier del Vigo Palencia.

No mentes más “lo mío”, porque Merce –la Carbayona- me abronca, me dice que lo exploto, que tengo a todo el GL jodido y estresado. Y no quiero. Bueno, tampoco quise que me picara la puta garrapata.

Mira: Conocí a Merce cuando trabajaba, cuando trabajaba yo. Ella y Tere (hoy feliz abuela), la mujer de Andrés Cortés, coqueteaban con unos muchachos que habían estudiado en la Virgen del Camino, en los Dominicos: Andrés Cortés, Quique –Lobatón-, Josemari –el Furriel-, Felipe Tascón, Francisco (Patxi) Javier San José, Martín Fernández, Luis Selva, Elías Carracedo, el pipiolo Froilán Cortés… Seguro que había más hombres, más nombres, pero el disco duro…
Y había más mujeres, con las que “ligaban” el resto. La nómina femenina era extensa. Es, como si dijéramos, que había más abejas-reinas que panales. O sea, Andrés Cortés y yo, a “piñón fijo”, y el resto… Bueno, alguna vez, nos contaban a “los viejos” sus vicisitudes emocionales, sus cuitas, si les pagábamos un vino peleón –no era Prieto Picudo- que acompañaba a unos callos, mejillones, hígado encebollado…

Pero me estoy yendo.
A Javier del Vigo Palencia, esto del cincuentenario, de mi cincuentenario de boda, le tiene un poco preocupado. Y como ha hecho un reto público, y si le da aún el disco duro, le digo que aún quedan muchos años para el oro, para mis bodas de oro. Que se puede cabrear por el cincuentenario de bodas, Andrés Cortés, porque me siguió en la “alianza”, aunque él ya sea abuelo, pero joven y feliz abuelo.

Verás, Javier del Vigo Palencia. Estaba de prior en el Colegio el Padre Jesús Martín. Dirigía la Escolanía, Baldomero. Torrellas –que aún no había marchado a México- y el P. Tello fueron los que culminaron “la faena” entre la Carbayona y yo en el Santuario de la Virgen del Camino, un veinticuatro de marzo del setenta y cuatro, del siglo pasado.
O sea, Javierdelvi… Que haces cuentas, y aún te quedan unos años para que compres corbata para la celebración.

Y si no me crees, preguntas al P. Jesús Martín, a Tello, a Baldomero, a cada miembro de la Escolanía, a… Hay muchos testigos. Y también, fotos. Y una casete que me regaló el prior, Jesús Martín, supongo que para que no se me olvidara.

Poco después, fueron cayendo el resto.

Chema Sarmiento -

Queridos blogueros:
Desde este destierro dorado, os mando un saludo y os doy las gracias por las muestras de simpatía hacia el trabajo realizado. Espero que sea del agrado de cuantos lo reciban el día del reencuentro y que derramen tantas litros de lágrimas escuchándolos como yo he utilizado de agua y jabón para limpiarlos.
Por mi parte, con vuestro cariño me considero suficientemente pagado.

Chema

Javier del Vigo -

"¿A cómo se paga el cariño?", se preguntaba ayer el Trapi, Andrés, antes de cabrearse con su hijo, que le deja esparcida por la casa la muda, el pobre, porque no sabe dónde se coloca la ropa sucia...

Y no sé si me ha excitado más el tema de la ropa desordenada de un hijo que ha tenido Petra y Bautista en casa desde su más tierna infancia o la metafísica de una pregunta sin respuesta clara.

Andrés, desde que tuviste "lo tuyo", te haces unas preguntas que cortan el resuello a los más brutos.

Ni os cuento, lectores, cuando la pregunta es leída por gentes menos brutas, -"personas sensibles", olalá- , que compartimos tiempo y cariños durante años en la Virgen del Camino... Gentes “educadas bien”, -bieneducados- que estamos volviendo al caos mental de una infancia recuperada... Desde el sentimiento. Incluso desde la sensiblería!

¿A cómo se paga el cariño?, te preguntabas, Andrés, mientras volvías desde Albares de la Ribera, con las cintas de la viejas canciones en tu cartera, recién "lavadas" por Chema Sarmiento... ¿Aprendiste ya que las canciones no se lavan con bayeta y jabón? Viendo trabajar a Chema, aprendiste que hay muchas formas de limpiar errores, pecados, sonidos distorsionantes, grasas en las barrigas...?

Aplicar la técnica adecuada a cada caso, es, por sí, ya un signo de inteligencia. Y hemos quedado que tu no eres listo o listillo; eres IN – TE – LI- GEN – TE!

Tu quisiste limpiar con jabón; Chema limpió con cariño. Abrumado, dejaste bayeta y cubo en la casa de Chema, silenciosa en breve de tanta canción de la escolanía, porque Chema regresa a París, con el trabajo hecho. Bien hecho!.

¿A cómo se paga el cariño?

De regreso a León, llevabas a tu lado a Carbayona, esa persona que comparte tus silencios, tus depresiones, tus éxitos, tus ocios... ¿Cuánto os falta para celebrar vuestro particular cincuentenario, capullín? Anda, publícalo; atrévete!

Complicidades mil se han ido anudando a vuestras biografías, como las enredaderas al viejo muro...

¿A cómo se paga el cariño?, te seguiste preguntando. Y no encontraste respuesta. No sé yo si la respuesta estaba en el viento, como el título de aquella antigua novela; o si una respuesta rotunda -tan rotunda como el tiempo que habéis compartido juntos- iba a tu lado, mientras tu prestabas atención a las señales de tráfico, en la noche de la autovía; de regreso a León desde el Bierzo, esa tierra mágica que se viste en otoño de mil colores, camino hacia el letargo invernal. Como el cisne, el Bierzo exhibe sus últimos oropeles antes de desnudarse y medio-morir... Me encanta el Bierzo en otoño!

Yo no sé si el cariño tiene precio. Quizá hay gentes que creen, en su osadía de mentecatos, que pueden comprar todo, pisotear todo, porque solo ellos son –así se sienten- su único destino, la meta central de su megalomanía roma. Pudiera ser que estos estúpidos pretendan comprar también el cariño. Otra cosa bien distinta es que consigan hacer una buena compra; una compra correcta.

Soy de la opinión de que tu eres un dialéctico inteligente. Sabes bien que “el cariño verdadero ni se compra ni se vende” ¿Lo cantaba Carmen Sevilla? ¿O la canción es “de los tiempos de cuando reinaba Carolo”?

Planteado así el debate, quiero hacerte una propuesta doble:

- Dale otra vuelta de tuerca al pensamiento de los cariños y las complicidades analizando el trabajo de Chema durante todo el verano... No soy de quienes creen –aunque por estos pagos los haya- que “Dios se lo pagará”. Yo le doy mi cariño aquí y ya. Llegado el momento, que vea Dios qué le hace.

- Vuelve a analizar, -bajo este prisma que te propongo-, qué hacía aquella noche contigo Carbayona, de vuelta a León, casi 50 años después de vuestro primer impacto visual, afectivo, intelectual, físico... ¿Exagero un poco vuestra crono-biografía? Bah!, no mucho. En cualquier caso, pelillos a la mar, por el tiempo de más que os doy de unión; y bucea por qué seguís juntos, hasta en los silencios, aún hoy...

Verás, Andrés, veréis, queridos, que un sábado recluido en mis soledades sin tiza, sin apenas hijos, encerrado voluntariamente, da para muchas “comeduras de coco”.

La semana que entra os sea propicia!

¿Será por dinero? ¿A cómo se paga el cariño? ¿Alguien más se atreve con la preguntilla de Andrés?

Ánimo, pues, y al toro!

Andrés Martínez Trapiello -

Me acabo de cabrear con mi hijo, el que tiene 31 años y sigue de pensión aún en casa. “Nos quiere mucho, y es que no le llega”.
Ya sé: Son otros tiempos.
Pasábamos al lado de su habitación Petra y Bautista; o sea: La Carbayona y yo, cuando encontramos la muda sucia del “niño” adornando el suelo.
Aunque deben de ser cuestiones domésticas que me ocurren solo a mí. Porque, si son cuestiones domésticas, me reprochan, “¿a quién le puede interesar para que pongas negro sobre blanco? No es tema”.
¡Pues eso! No es el tema.

El tema para el blog, es la música de la Escolanía.
No sé si esto le puede interesar también a alguien, pero, al menos así, me desahogo. Porque me lo ha encargado el Furriel, y yo, “me he cuadrado”.
Ayer, el Furriel descolgó el teléfono para decirme que Chema Sarmiento ya tenía, prácticamente, toda la música del colegio limpia. Yo no sabía si lo hacía por quitarse una preocupación organizativa, o para que me despreocupara del caldero, estropajo y detergente que había comprado para la limpieza de las cintas con las canciones.
El Furriel no podía ir y espetó, “hay que ir a Albares de la Ribera a recogerlas, porque Chema Sarmiento se va a París”, –"de la France", añadí-.
“¡Y no hay dietas!”, concluyó.
La mía, mi señora, que es como una santa en ocasiones, se ofreció a ir a casa de Chema, al Bierzo, de secretaria. –“Sin dietas”-, le advertí.

El Bierzo –Albares de la Ribera- está precioso.
Una tarde de verano tardío, de setiembre, con temperatura ideal y muy buena compañía: Chema Sarmiento.
Su bonita casa, recuerdos, noticias de nuevas incorporaciones al Cincuentenario, los de cursos de la “decrepitud”, los más jóvenes, frailes y seglares, eran buen entorno para conversar y escuchar el trabajo que había hecho Chema. Muchas interpretaciones, muchos años, muchos títulos.
“Chema: ¿Cuántas horas has dedicado a la limpieza de las canciones?” –pregunté-
“Andrés, no he tenido en cuenta la horas, no soy un profesional. Lo he hecho por cariño” –contestó-

Y, además, nos invitó a merendar. Otra cuchipanda, pensé. Buenísima empanada y vino de la tierra, del Bierzo.

Si viendo y escuchando el trabajo de Chema, las horas eran segundos, la merienda fue casi el desayuno del día siguiente: volvimos de nuevo a recuerdos y presentes.

Ya, camino de regreso, enfilando la autovía hacía León, en esos momentos de silencio viajero -aunque con la Carbayona al lado-, mi disco duro funcionaba en revoluciones de límite de velocidad, señales, indicadores… También -creo- pensaba en esta sociedad crematística. Y, machaconamente, me hacía siempre la misma pregunta: ¿A cómo se paga el cariño?
No encontré respuesta.
Tampoco habrá suficiente dinero en el mundo, que pague el fabuloso trabajo de higiene musical que ha hecho CHEMA SARMIENTO.