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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

ABRIGAOS PARA EL DIA 12....

ABRIGAOS PARA EL DIA 12.... El que avisa no es traidor.

9 comentarios

José Antonio Ozcoz -

mi hermano está bien, pero no puede venir y bien que lo siente, si se llama Miguel Angel. Sobre Trini y Eva me acuerdo perfectamente de Quique como tiraba cualquier cosa para agacharse y echar un vistazillo. Nos vemos si Dios quiere el 12, hasta entonces un fuerte abrazo.

Juan Miguel Menéndez Llana -

Querido José Antonio:
La técnica del Padre Hipólito para sonrojar nuestros mofletes era ciertamente envidiable. En primer lugar, nunca sabías por dónde te iba a venir la primera, ya que a tales efectos era ambidiestro. Pero no contento con estas dotes, tenía, como bien indicas, buenas dotes de fajador, repitiendo inmediatamente un segundo golpe del lado contrario que permitía que el líquido cefalorraquídeo volviera a su lugar con presteza.
(Sabe el Padre Hipólito que estas menudencias no empañan el enorme cariño que le teníamos).
De nuestros compañeros, espero como tú volver a ver a los más posibles el próximo fin de semana, porque de la mayoría (se salvan sólo dos o tres a los que, de Pascuas a Ramos, he visto alguna vez) no he sabido nada en los últimos treinta años. Por eso, encuentros como el que tuve el otro día con César Álvarez Paredes me llenan de emoción. Me decía Manuel Díaz ("Manolo" para los de su generación), un compañero anterior a nosotros, que todos aquellos que hemos pasado por la Virgen del Camino, de alguna forma, formamos un "lobby". Y creo que tenía mucha razón.
Y sobre Eva y Trini por supuesto que las recuerdo, aunque vagamente. Si mi memoria no me falla, como chicas jóvenes que eran solían llevar faldas más bien cortas y alguno había, sobre todo en los pasillos centrales del aula, a quien continuamente se le caí el bolígrafo o el lapicero a su paso. De eso si me acuerdo claramente.
Un abrazo José Antonio. Pronto nos veremos (¿qué es de tu hermano? ¿se llamaba, creo, Miguel o Miguel Ángel, verdad? ¿no va a venir?)

José Antonio Ozcoz -

Al número 57 del número 205. Tienes muy buena memoria y da gusto leerte. Te voy a contar yo otra anécdota de nuestro padre Hipólito. Estaba yo en el pasillo pues me había expulsado de clase lamadre Lucía(dep) que tengo que reconocer que era una santa, bueno estando en el pasillo viene el padre Hipólito, que era nuestro tutor, me dijo que pasaba y yo pues que le voy a decir que me habían expulsado, me dió una bofetada con la derecha y otra con la izquierda según me balanceaba para ese lado que cada vez que lo recuerdo me pica la cara. Padre Hipólito si llega a leer esto solo decirle que me las gane a pulso las bofetadas pero jodo que fuerte pegaba, yo le había pegado con una cerbatana a la madre Lucía en la cara y por eso me echó, supongo que fue cosas de un crío de entonces.
Sabes algo de : Benardino Quidiello, Pedro J. del Río Llano, Marassa, Quique Prieo Colmenero, Blas Ovalle Cascallana, Jovino Alberto, Abel, Chus, Augusto Dominguez, etc. Algunos conocidos ya veo que van a acudir y me alegro un montón, pero me faltan muchos de los que quisiera tener noticias o volver a verlos.
Como los padres:Iturbe,Miranda,Laguna, Onofre(como fumaba),Vela, Eduardo, Enrique(alias "el boliche", con cariño padre Enrique),el prior(Jesús),Morán, fray Salvador,etc.
Una última cosa te acuerdas de Eva y de Trini dos profesoras que tuvimos en la Escuela Mayor, que bombazo dos mujeres en el colegio. Bueno que me alargo número 57. Espero verte el día 12 hasta entonces un abrazo del número 205 y otro del 207 que era el de mi hermano.

Luis Heredia -

Juan Miguel,

Como en otras ocasiones, y que no fueron muy pocas, me encanta leerte porque en memoria tienes Matrícula de Honor. Tus compañeros no se prodigan mucho porque te tienen a tí de relator. ¡Ojala consigas que el P. Hipólito asista. ¡Por ti, por los compañeros y sobre todo por él¡ Hay algunos compañeros y Frailes que no se dan cuenta de la trascendencia que va a tener este encuentro....y para el futuro.

Juan Miguel Menéndez Llana -

He preguntado por el Padre HIPÓLITO y raudo y eficiente me ha contestado el Padre HUARTE sobre su actual destino en el Monasterio de San Juan de las monjas dominicas, en Quejana, Álava.
Y yo, por mi parte, ni corto ni perezoso, me he puesto inmediatamente la tarea de atraer a este redil, a esta maravillosa caja de sorpresas del aniversario del Colegio, al Padre Hipólito, al que, estoy seguro, muchos de vosotros recordareis.
Así que he conseguido su teléfono y he interrumpido su ágape de mediodía. Por supuesto, creo que no me recordaba y le ha cogido totalmente de sorpresa el aniversario del Colegio, del que no tenía noticia. Le he invitado a venir la próxima semana pero el llevar diversas parroquias le imposibilita bastante, ya que, como todos sabemos, la escasez de sacerdotes hace complicado conseguir un “sustituto”. Pero me ha prometido entrar en el blog y, espero, mandarnos algún comentario.
Mientras llega, os contaré alguna anécdota personal con el Padre Hipólito.
Fue el Padre Hipólito mi primer tutor en el Colegio, en 6º de EGB (estaban también el P. Alfredo, Iturbe, Laguna, Onofre, etc.). Destacaba su presencia por un buen talle y un pelo rizado (si recuerdo bien), una voz tranquila y una forma de ser sosegada. Lo que no quitaba para que el canto de la palma de su mano tuviera una fortaleza imperecedera en las caras de los mocosos desobedientes.
Respecto a mi relación con él, recuerdo que, tras la primera evaluación, y cuando llegó la visita de mis padres, les advirtió de lo vago que era: “No le cuesta esfuerzo estudiar y memorizar, y por lo tanto no estudia todo lo que podría”. Yo me defendí diciendo que hacía todo lo que podía. ¡Tonto de mí!. Como un rayo, el Padre Hipólito me lanzó un reto: “La próxima evaluación no puedes bajar de notable en ninguna asignatura”. Le dije que era imposible. Pero cuando llegó el momento yo había sacado todo notables (excepto gimnasia, claro, que siempre fue mi talón de Aquiles). Fue peor el remedio que la enfermedad. Porque claro, había sacado todo notables, pero con el esfuerzo justo para no sacar sobresalientes.
Aunque luego tuve otros tutores, el Padre Hipólito siguió siendo especial para mí. Solía acercarme en los recreos al jardín, que regaba y cuidaba con mimo, a contarle como me iba, qué profesores tenía y cualquier otra pequeña gran noticia de mi vida. Cuando pasé a la escuela mayor seguí viéndole de vez en cuando y siempre me recibía con aquella mezcla de tranquilidad-severidad-paternidad-cariño que rezumaba.
Bienvenido sea el Padre Hipólito a este maremagno del aniversario.

Pablo Huarte, O.P. -

Juan Miguel, cuando ya estaba dispuesto a salir de casa, me encuentro con tu interés por conocer el momento actual del P. Hipólito. Se encuentra muy bien, siendo el capellán de las monjas dominicas contemplativas de Quejana (Alava). Hace algún tiempo, lo visité y comí con él. Majo de verdad y muy trabajador. Además de la atención a las mon jas, es párroco de algún pueblo cercano. Es curioso, puesto que sin conducir, siempre hay gente que le traslade a sus parroquias. Algo parecido le ocurfre a nuestro querido Fr. Francisco que, al parecer, va a asistir al reencuentro. El P. Hipólito, no creo que asista, a no ser que Enrique Muñiz Iglesias lo abordase.

Creo que es lo que te puedo decir, tan brevemente. Ya me disculparás que no me haya extendido más, pero tengo que marcharme ya.

Un abrazo.

Pablo Huarte, O.P.

Juan Miguel Menéndez Llana -

Se me olvidaba, Padre HUARTE:
De vez en cuando miro la lista de los inscritos y voy apuntando, de memoria, los nombres de aquellos seres queridos a quien me encontraré en León. Algunos nombres faltan todavía. Aunque ya ha sido mencionado en este blog ¿Qué sabe del Padre HIPÓLITO?. Fue mi primer tutor y casi mucho más durante los años siguientes. Le recuerdo joven, así que espero que esté entre nosotros, y que si a eso llega, nos escriba algo en este blog, nos envíe alguna foto, etc.

Pablo Huarte, O.P. -

Juan Miguel, gracias por tu estupendo comentario. Si nadie te lo ha dicho, te lo digo yo: En tus apaciones, vas a más, a mucho más. Y hoy, a primera hora de la mañana, antes de ir a tu tarea. Bien, chaval.

Casi al comienzo de tu escrito, has dado a entender que casi te sale el tutearme. ¡Cómo me gustaría que lo hicieras! Le he dicho en otro comentario que ya andará en el fondo de este océano, llamado blog, que me encanta que me tuteéis. Yo, a lo largo de casi toda mi vida, así lo he hecho. Y con todo el mundo, sea su estado social el que sea. Y me ha parecido percibir, que claro que les agrada, a la inmensa mayoría con quienes he hablado, que les gusta y hasta les halaga. Eso sí, siempre desde el respeto y la educación. (No sé si todo esto le convencerá a Isidro Cicero. Me parece que a ti, sí).

Estuve en Oviedo hace dos años y pico, y ratifico lo que tú aseguras: Oviedo, una ciudad que "se sale".

Hace nada, había prometido el no intervenir aquí ya casi, o hacerlo de forma muy breve.

Aunque no me dé tiempo ni a comer un mejillón, no me importaría, con tal de poder saludar a todos cuantos asistan. Ese día, el gran banquete, se llama REENCUENTRO.

Al Furriel, gracias por avisarnos de que tendremos que ir abrigados. No importa. Con el calor del abrazo entre amigos, ni lo vamos a notar.

Aunque tú, , no me lo hayas dicho, a través de dos conductos diferentes, ya sé la edad de Javier del Vigo Palencia: 57 años. Se vuelve a repetir el número que nunca olvidarás. ¡Oh, los bordados de nuestras madres!.

Y, nuevamente, mi felicitación para Froilán, en el día de su santo y cumpleaños.

Juan Miguel, un abrazo.

Pablo Huarte, O.P.

Juan Miguel Menéndez Llana -

Querido Padre HUARTE:
Por supuesto que espero mantener esa plaza de garaje “57” durante mucho tiempo. Y sí, 57 también es 1957, el año de inauguración del Colegio. Pero entenderá (casi me sale el “entenderás”) que para muchos de nosotros ese número bordado por las manos de nuestras madres es muy importante. Un número que es más que unos dígitos, un número que representa (que nos vuelve a presentar) cuatro, cinco, seis años de nuestra vida, y que todavía nos lo recuerda.
Es curioso esto de la memoria de las cosas. A veces las cosas, las más pequeñas e ínfimas, las que parece que están destinadas a desaparecer en el primer momento de descuido, cuando nos demos la vuelta y les demos nuestra espalda, esas naderías son las que más perduran, las que, por alguna razón física desconocida, se resisten a desaparecer del todo, a diluirse en el polvo sideral de años luz. Y esos objetos nos salvan de la desmemoria de nosotros mismos.
Todavía tengo en casa algún pañuelo que, al utilizarlo, me presenta esos dos números bordados en hilo azul (eran tiempos de pañuelos de tela; hoy en día los “clinex” todo lo inundan, hasta tal punto que, sospecho y no sin razón, que los jóvenes desconocen la existencia de esa prenda). También, en algún sitio, conservo aún la manta de cuadros escoceses, ribeteada con plástico negro, que tantos inviernos intentó abrigar mi cama. Y no debo ser el único. Hace unos días se presentó en mi trabajo, por sorpresa y sin previo aviso, un “fantasma” del pasado. Era CÉSAR ÁLVAREZ PAREDES, compañero de tantos años, que quizá esté leyendo ahora este blog (querido César, no te puedes imaginar –quizá sí, porque tú sientas lo mismo- la enorme alegría que me diste, la ilusión que me hizo volver a verte, reconocerte en las fotos que me enseñaste). César y yo empezamos a recordar esas pequeñas cosas, esos recuerdos que, a borbotones, van saliendo a la superficie. También él recordaba su “número”, también él tiene aún prendas bordadas con el dichoso número que se han salvado del paso del tiempo. No voy a contar la anécdota que, comiéndonos las palabras uno a otro, me relató. Hazlo tú César. Anímate un día de éstos a escribir en el blog y contarlo.
Y sobre lo de venir a Oviedo, Padre Huarte, espero que no sea una sólo decir por decir (Oviedo está hoy espléndido. Llueve, como sólo puede llover en Asturias, y las viejas piedras de la ciudad, quizá demasiado remozadas por nuestro alcalde, brillan en su negrura de años con una gris luminosidad. Por muchos que digamos los asturianos, nos sentimos orgullosos de nuestra lluvia). Si alguna vez se acerca por aquí será un verdadero honor hacerle de cicerone. Una buena comida con amigos siempre se agradece. Y de aperitivo, si es época, le invito a unos oricios con sidra (no sé si los conoce pero este manjar de los mares es casi desconocido en el resto de España y despreciado por el resto del mundo, incluidos los sibaritas franceses que, incluso, les tienen asco).
De todas formas, no creo que el día 12 pueda escaparse de darme un abrazo, aunque, estoy seguro, lo tendré difícil. Vamos a ser quinientas almas abrazando y estrujando, hablando lenguas distintas y todos entendiéndonos (parece la venida del Espíritu Santo, ¿no?). Doy por sentado que tendremos poco tiempo para hablarnos, pero ese día trataré de poner en mi lengua todo el amor que profeso a mis “padres”.
Al respecto, y para terminar esta larga intervención en el blog (perdóneseme por los organizadores), creo que ya habrá visto que Corias celebra también un aniversario. Además del enlace que hace muy poco nuestro furriel ha colgado en el blog, hoy sale en el periódico “La Nueva España” de Oviedo una carta al director sobre el mismo tema. Y acabando la carta dice:
“…Nada sería posible, no sería nada igual, sin los “maestros educadores”. Sin su empeño, sin su sabiduría o ejemplo, no estaríamos formados de esta manera. Y eso a pesar de nuestras ocasionales necedades… No puedo terminar sin evidenciar mi inmortal agradecimiento a los educadores, porque gente como los padres Morán, Carmelo o José o Martín, Eutimio o Castaño, o tantos otros, o profesores como Montoto, Koque o Lisardo... por citar sólo algunos de los que han cincelado nuestra personalidad y ennoblecido nuestra forma de ser, han de permanecer a nuestro lado siempre. Las amistades allí originadas, justifícanse así: “Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, los buenos amigos son la mejor cosa del mundo” (carta de José Manuel Fernández Rodríguez).
Estoy seguro que a todos nosotros estas palabras nos resultan muy cercanas.