A PIE DE OBRA...EL SALTAMONTES GIGANTESCO...
Hay fotografías que te cortan el aliento, aún más que el frío de las mañanas del Diciembre de León. Es el caso de las que me ha enviado, para todos, nuestro querido amigo y admirado compañero Santos Vibot. Mis palabras no pueden competir con las suyas, por lo que me callo y os invito a leer su descripción. Encabezo este artículo con la foto del “Teatro sin paredes”, ese saltamontes gigantesco.
Esta, y el resto de fotografías recibidas, las podréis ver en el álbum COLEGIO de Ver Fotos/Documentos. Gracias, querido Santos.
Cuando estaba en Salamanca, el convento ya no estaba tan lleno y era una excursión apasionante explorar las alas vacías, los desvanes, las sobrebóvedas de la iglesia, los profundos aljibes, los enormes pasillos penumbrosos y las celdas abandonadas, oscuras como criptas. Un día, en una de estas celdas olvidadas aparecieron, esparcidas por el suelo entre papeles y curiosos objetos de escritorio, estas impresionantes fotos del Colegio y el Santuario a pie de obra. Pensé: debió de ser la celda del P. Coello cuando estudiaba aquí y controlaba la obra.
Me quedé estupefacto ante la belleza del esqueleto estructural del teatro, esa armonía de líneas divergentes-convergentes confluyendo en el escenario, pero también proyectando la escena al infinito. Ese infinito de nuestros sueños infantiles y adolescentes: tantos versos de Lope de Vega, de Valdivielso, de Calderón de la Barca...tantos cines felices de domingo donde reímos a gritos y mordimos las lágrimas de amor o compasión...
Me sentí traspasado por esas perspectivas de hormigón, arrebatado al cielo por ese saltamontes gigantesco.
Y la grácil belleza de la Recreación sin sus cristales. Y el apóstol Matías, todavía en el taller de Subirachs, o de la Fundición, acariciando la piedra de su martirio y mostrando en el cuello el tajo con que fue decapitado después de muerto -como los samurais-.
Y el Santuario, sin la feroz vidriera que aún nos tiene cogidos en sus redes, ¿no parece la boca de un dragón, la entrada gigantesca de un sarcófago, la máquina del tiempo...?
Confieso que pensé: "aquí se fraguó todo".
Sí, entre este zafarrancho constructivo estaba mi destino preparándose a un asalto certero, irrevocable.
Cada uno sabrá ver su belleza.
Para mí la belleza -y también el dolor- fueron innumerables.
Coello de Portugal, el más hermoso anciano de este blog, con tus blancos mechones de teatro, como pintados por Iparraguirre con dorados reflejos alegóricos, mago que has arropado vidas e ideales por medio mundo, y que pareces a punto de salir a escena para hablarnos desde aquel escenario de tu primer teatro... ¡ gracias por esos mágicos espacios !
10 comentarios
J. Gabriel Suárez -
Enrique Frade Alonso -
Así que tuvimos suerte de que se hiciera cargo Fray Francisco de nuestro destino durante cinco años.
Un abrazo para Fray Francisco y para todos los blogeros ´
Ayar rec ibí una gran alegría me vino a ver Manolo NACHIN largamos durante una hora que nnos supo a poco pero esperamos repetir
Martín Fernández -
Vamos a ver Andresín (el sobarribeño), lo de leer el manual es para los que tenéis tiempo de sobra, o estáis de baja, a mi me gusta mas la práctica, de todas las maneras yo acepto todos los consejos que me des, a menos que pretendas cobrarme dietas (19 ), por que conociéndote creo que sacas dietas de hasta debajo de las piedras. ¿O no queridísimo Furriel? (ojo que tengo al jefe de mi parte).
Referente a lo de la edad, ¡que te voy a contar!, espero que estés mucho mejor, ya hasta las hernias las tengo mal.
Un abrazo.
Mariano Estrada -
Defiéndeme, Marianín, mira a ver si encuentras un modo de zaherirle, atácale aunque sea por los flancos de la jubilación. Te aseguro que presume, él que no trabaja, de cobrar diez veces más que los que estamos en activo y se pasa el día riéndose de mí y diciéndome que, al lado de Telefónica, Correos es una empresa de chichinado. Yo no digo nada, pero creo que la confunde con Seur. Los años no perdonan y a los que nunca han sido linces, los hace chochos. Por otra parte, a Heredia no quiero recurrir, porque me da a mí en las narices, donde hay espacio, que existe conchabeo en las partes ¿En qué partes? ¡Ah! Ellos son muy suyos en estas cosas
Querido (a veces) Mariano Estrada: si tú me defiendes como merezco, yo quedo obligado a una gratitud infinita, que puede sustituirse por un paseo de siete horas por las calles íntimas de mi León amado, incluyendo un café en La Lola se va a los puertos, una cerveza en el trasdós luminoso de la catedral y una cena en un mesón de Toledo, o sea en el mesón Toledo de Cervantes, que es el Manco del Húmedo. Perdona, tengo interferencia con Lepanto, donde espulga en la actualidad mi garrapata.
Recibido el mandado y, queriendo ser complaciente con el amigo, aun a costa de granjearme la enemistad del adversario, consulto en los archivos y encuentro la narración de un peloteo que tuve con Telefónica, allá por los principios del siglo en el que estamos. Es cuanto puedo desprestigiar.
Un abrazo
EL MÓVIL
Tengo un móvil que invita a reflexión y del que mis hijos se ríen, porque mis hijos -que han cambiado de chip recientemente-, ya no se avergüenzan de sus padres ni de sus viejos instrumentos. Solamente se ríen, con lo que acaso nos tildan de reliquias. Al móvil y a mí. Es del tipo ése al que muchos llaman ladrillo, no sé bien porqué, pues aún no lo he visto colocado en obra alguna, buena o mala, ni sé que Telefónica haya hecho con sus hermanos alguno de sus pantagruélicos "edifonicios" (patento este palabro).
Tampoco lo he usado jamás como arma de defensa personal, que esa es otra de las cualidades que se le atribuyen, yo creo que exageradamente. En serio. Yo no he hecho nada para que el pobre sea objeto de burlas. Es más, yo era totalmente inocente de sus pecados de vejez y de grandeza. Yo estaba tranquilamente en mi casa, que es donde deben estar todos los hombres casados y de bien, atendiendo con diligencia sus quehaceres y sus teléfonos ¿Diga? Era una voz telefónica: amable, aséptica, indocumentadamente hermosa... una de ésas voces que Juan José Millás ha relatado tan bien en su escrito, el otro día, recordando un poco los largos corredores de Kafka (No se obceque, Sr. Millás, ya ve usted que Kafka no pudo con los vericuetos de la Justicia).
Pues bien, la voz vino a decirme que yo era un cliente VIP, cosa que me sonaba fatal hasta que supe que también pueden serlo los perros, y que Telefónica había iniciado una campaña. No sabía que hubiera elecciones a la vista. No, no las hay, Señor, se trata de una atención al cliente, un Erickson T-28, ciento veinte mil pesetas en el mercado ¿De valores? ¿Y qué me pide a cambio? Nada, Telefónica le premia la fidelidad. Ah, vamos, ya decía yo que, el hombre que se precie, la pata quebrada y en casa, esperando las llamadas de Godot y de Telefónica. ¿De qué color lo quiere, Señor? Rojo, para llamar a Moscú...
Pasó el tiempo, me vi forzado a llamar a Telefónica. Les solté el rollo, manollo. ¿De dónde le llamaron, dice? De Telefónica. Ya, pero mire, Telefónica tiene... Y esto, lo que tiene Telefónica, ya lo ha relatado maravillosamente Millás, en su carta. ¿Y cómo se llamaba la chica? ¿La chica? Yo iba a la grande, y con órdago. Pues espere un segundo, por favor... Sí, mire, su teléfono ha sido devuelto. ¿Cómo que ha sido devuelto? Sí, por Seur, parece que no han encontrado su casa. ¿Que no han... ? Oiga, soy cliente VIP, ¿recuerda? Sí, mujer, todo empezó por la filedidad. Y, dígame ¿no le facilitaron a Seur alguno de mis varios teléfonos, por si las moscas? Son todos de ustedes. No lo sé, Señor, pero espere un minuto (Silbo, mientras tanto, como Mauro Silva).
¿Oiga? Sí, sí, diga. Que no se preocupe usted, que se lo volvemos a enviar. ¿Por Seur? Y les di la dirección de mis suegros, pobrecillos, que a partir de entonces apenas se atrevían a salir de su casa, una casa céntrica, como debe ser una casa para que la encuentre Seur. ¿Y de qué color lo quiere, dice? Rojo, como la Plaza de Moscú, como el carmín de las rosas y de los besos...
Pasó otra vez el tiempo, me vi otra vez forzado a llamar a Telefónica, les solté otra vez el rollo, manollo. Perdone, Señor, Telefónica no ha podido enviarle su teléfono porque no dispone del color que usted ha elegido. Pobre chica, pobre voz la suya, siempre diferente, siempre igual, siempre amable y cándida. Y pobre Tercer Mundo, con el que me vi obligado a insultar a Telefónica, por el método de comparación. De ello me arrepiento seriamente. Y le pido perdón al Tercer Mundo, cuyo único pecado es el de ser pobre de solemnidad, mientras la multimillonaria Telefónica es un laberinto de obscenidades e incompetencias.
Y aun así soy fiel, no en vano he cumplido ya las Bodas de Silver. Y VIP, supongo. Y soporto estoicamente las bromas que recaen sobre este móvil mío, line 608, que un día va a caerse de viejo. Y es que el ser humano, a veces, soporta chuzos de punta con tal de no mover una paja. Pero ya no espero a Godot, como hice antaño. Ni mucho menos a Telefónica. Es más, ahora miro el móvil y comparto con mis hijos una risa cómplice y amorosamente desentendida.
Mariano Estrada, 04-02-2001
José Mª Cortés Aranaz -
no te preocupes por Martin que le tengo bajo mi protección, está bajo mi ala, protegido de ese tipo de buitre con nariz aguileña que rebusca entre la basura por si encuentra algún billete de 19 euros. ¡Que no los hay¡, fistro.
No tengo más remedio que salir a la "palestra" a aclarar eso de prejubilata del "hilo".
Porque puede sonar a corte y confección, a Pinito del Oro, a ilo tempore, a Hilo hijo de Heracles, etc.
y no y no.
Soy prejubilata de una empresa muy importante que se llama...hum... ya ni me acuerdo (qué gusto).
Besines para Santines y Tinín, y mi odio eterno para ese buitre leonado de Villacil de la Sobarriba.
El Furriel hilado.
Vibot -
Pobre Martín ¿y están así todo el día contigo? Cuéntamelo.
Andrés Martínez Trapiello -
Vamos a ver Martín -y no te cobro-: Cuando te regalan un nuevo parato, "pa'blar", lo primero que tienes que hacer es leer el manual.
Mira: Yo te he llamado a tu nuevo movil. Entonces tú, lo que tienes que hacer, es responder a la llamada; y si, como es el caso, estás fuera de cobertura y no me heces caso, te queda "llamada perdida". Cuando estés nuevamente cubierto, verás que la tienes, la llamada. Es decir: Yo te he llamado, no te he mandado un "mensaje". ¿Comprendes?.
No busques en "mensajes perdidos", que no existen.
Resumiendo: Lee el manual. En último caso, consulta al Furriel, que es prejubilata del "hilo" -prejubilata de Telefónica, no de Telégrafos-, y debe entender un rato.
¡Olvidaba!. Estos teléfonos móviles no tienen intermediación, no hay operadora. No se te ocurra, por lo tanto, requerir a la operadora de Boadilla de Rioseco, que te ponga con Merce. Ya no está, la operadora; Merce, sí.
Y deja ya en paz con el movil a la Picón, que es tu mujer, no la operadora.
Vibot -
También los lugares mueren, aunque parezcan subsistir, si les falta la vida que los hizo latir, vibrar, cantar.
Tú sí que estás lleno de vida, que enseguida te acuerdas del móvil estrenado y bromeas con nosotros, y te ofreces tan generosamente a atendernos a cualquier hora del día y de la noche, que "siempre estoy para todos vosotros", y te acuerdas de darnos un aviso del Furriel, y de contestarme a mí, que me gusta tanto tu simpatía, y más bromas con Andresín...: Vida. Vida y dulzura.
Cuando tenga tu edad -también ahora- quiero ser como tú.
Estrada querido, intensidad y fuerza, y languidez y ensueño y fantasía y rabia desolada, y una melancolía incurable, y furor...y una obsesión azul que aún me hipnotiza entre cada ladrillo y cada cielo de aquellos laberintos poblados para siempre por los niños que fuimos, asombrados de vida y hermosura.
Me gusta ese poemita que me citas, pero no estoy de acuerdo en una cosa: los aposentos, o parajes, o simas, "donde bendijo Dios nuestros amores" -no siempre los bendijo- nunca fueron ni son, ni creo que serán, olvidados, como dice Héctor Blomberg.
Mariano Estrada -
Creo que las vivencias que tuvimos en el Colegio son inolvidables, ya que fueron tan intensas como las que tuvimos con la familia, a las que de alguna forma sustituyeron. De todos los que las recordamos, creo que eres tú el que lo hace con mayor intensidad, o al menos el que lo exterioriza con más fuerza.
Es una pena que al gran saltamontes se le haya entumecido el mesenterio y que las extremidades sean sólo unos recuerdos inútiles.
No son muy conocidos los poemas que existen sobre diversos aspectos de la arquitectura. Leyendo algunos de ellos, he encontrado este pequeño fragmento que puede recordar algunas de esas vivencias.
Un abrazo
Posdata:estoy contigo, Francisco Coello de Portugal es un gran arquitecto. Y un gran hombre.
LAS CASAS DONDE HEMOS VIVIDO
(Fragmento)
Allí, en los aposentos olvidados,
donde bendijo Dios nuestros amores,
donde mecimos, trémulos, las cunas
y creímos morir junto a los féretros;
allí se ha quedado algo de nosotros,
de los días que huyeron para siempre;
amor, dolor, ensueño y esperanza,
recuerdo y juventud...
Héctor Pedro Blomberg
Martín Fernández -
Tocando otro tema.- Siento comunicaros que en contra de todos mis principios al fin después de mucho tiempo y de soportar toda clase de presiones, por desgracia, reducido
y cautivo, no he tenido mas remedio que aceptar TENER MÓVIL, ha sido
impuesto pero ¡YA TENGO MÓVIL!, por si alguno quiere regocijarse en mi
desgracia, y disfrutar con mi vergüenza, podéis hacerlo en este numero.-
692 783 745.
Podéis llamar para todo lo que deseéis, siempre estoy para todos vosotros y si no, es que esta apagado.
Nota al Furriel.- Por fa, ¿me cambia Vd. el número del teléfono del móvil de la lista de direcciones?, gracias.
Otra cosa, dice el Furriel que aquel que no confirme su dirección se queda sin recibir el video, así que tanto si la dirección está bien, como si está mal, confirmárselo por que menudas pulgas gasta este Furriel, ¡si no preguntárselo al Andresín!
Besos pa tos.