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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL AUTÉNTICO REY GASPAR

EL  AUTÉNTICO  REY  GASPAR

Nuestro muy, muy, requetemuy querido Luis Heredia nos descubre la verdadera identidad del auténtico Rey Gaspar quien sigue, y seguirá por siempre, visitándonos todas las noches mágicas de los Reyes Magos. Afortunado tú, Luis, que le conociste. Si esta noche de Reyes le veo, le diré que soy tu amigo. Besines, querido Luis.

DEDICADO A los niños, y no tanto, de la Virgen del Camino que tan intensamente vivimos las Noches de Reyes y el Día después buscando afanosamente en los cajones de nuestras camarillas algún presente por si algún despistado de Rey Mago hubiera quedado rezagado y, presa de su celo, sin saber qué hacer con aquellos regalos que algún infortunado no se lo hubiera merecido ante la insistencia de sus progenitores o bien porque algún afortunado no había puesto bien su dirección en la Carta- pobre de él y a la postre también infortunado- hubiera pensado que era mejor dejar los paquetes a la vuelta, a mitad del Camino, y sin tener que llamar a Pepe Colinas para no despertar sospechas.

Yo que tuve tantos hermanos, me di cuenta pronto que los niños ni los traía la cigüeña, porque en Gijón no hay cigüeñas, ni venían de París porque ninguno de mis hermanos hablaba francés. Si acaso, mis hermanas bailaban muy bien y cantaban muy bien pero tampoco las había traído nadie de Rusia ni de Viena. El mito del Ratoncito Pérez comenzó a diluirse cuando al caerme el segundo diente de leche noté que en vez de una peseta tenía bajo mi almohada dos reales; lo cual me hizo pensar lo que me esperaría encontrar al llegar al primer colmillo. Si acaso, recuperé la confianza en él al encontrármelo a él y a toda su familia bajo el colchón de mi camarilla. Pero no era el mismo ya que en vez de traerme un billete de mil, por la edad, al tener que ir a sacarme a León la primera muela por cariada, el descastado y su familia me comía las tabletas de chocolate venidas de Gijón. ¡Ojalá se hayan quedado sin dientes y muelas para saber lo que vale un peine después de haber visitado al dentista¡

¡PERO SIEMPRE CREÍ EN LOS REYES MAGOS.¡

A la edad de ocho años, unos días antes de la Cabalgata de Reyes, un compañero mío de clase me espetó que Los Reyes Magos no existían y que los padres eran Los Reyes Magos. Aquella aseveración tan contundente y no menos gratuita viniendo de quien venía, me produjo una de las mayores frustraciones de mi vida la siguiente fue a los 11 años cuando me dieron el resultado negativo del test psicotécnico para mi ingreso en La Virgen del Camino-.

El rumor fue la antesala de la noticia, pues, curiosamente, el mismo día de la fatal afirmación, mi madre me llamó haciendo un aparte en su habitación y recuerdo que con aire compungido se dirigió a mi diciéndome: - "Luis Antonio, te tengo que decir algo muy serio: que Los Reyes son los padres y además que el Rey Gaspar, el que ves en la Cabalgata todos los años, es papá".

Viniendo de mi madre la noticia, con más suavidad, pero no por menos impactante, que momentos antes mi compañero me la había espetado los niños y los borrachos son los que dicen más verdades que Perogrullo- mi incredulidad se tornó en reflexión de fé para seguir creyendo en lo que creí ver durante tantos años y resultó ser que no había visto, salvo el parecido físico del Rey Gaspar con mi padre que no pudo ocultar durante 25 años, hasta su muerte en el año 75, a pesar de la barba, capa, cetro y corona.

Se puede decir que murió con el camello a cuestas y las babuchas puestas.

Pero su recuerdo flota y se palpa en mi casa de Gijón y en Marbella la noche de Reyes y nos ha dejado el corto mensaje que durante 25 años dirigía a los niños y que os transcribo para mi deleite y el de todos aquellos que sigan creyendo en Los Reyes Magos por ser padres, buenos hijos, buenos hermanos y amigos de los amigos.

La ilusión nunca se debe perder, como la fé que mueve montañas y que es creer lo que no viste.

Por ello, siempre tuve muy claro que los Reyes Magos existían y siguen existiendo, pues nunca he visto a mi padre poner los regalos la noche de Reyes en mi casa ya que el Rey Gaspar, dedicaba esa tarde, noche y día siguiente a colmar las ilusiones de los demás.

"Queridos niños gijoneses: Como todos los años por estas fechas, hacemos nuestra salida por el mundo para colmar de ilusión y alegría los corazones infantiles. Nuestra venida es acogida con regocijo por todos, grandes y chicos. Sabéis que traemos miles de juguetes. Pero sería un viaje vano, tan largo como inútil, si no consiguiésemos con nuestra presencia, en nombre del Niño Jesús, que fue un hijo ejemplar, despertar vuestra preocupación por ser cada vez mejores. Cuando este amanecer que se aproxima os levantéis alborozados a contemplar nuestros regalos, no olvidéis que esta ilusión se os da por vuestra inocencia y que la maldad no debe alojarse en vuestros pechos infantiles. Obedeced a vuestros padres y maestros, a todos vuestros superiores, que siempre os mandarán las cosas buscando vuestro bien. Tanto los niños como los mayores se llenan de júbilo en esta fiesta en la que conmemoramos el gran acontecimiento de nuestra visita hace veinte siglos al Portal de Belén. Fue la representación del homenaje de todo el género humano. Melchor entregó al Niño incienso, como Dios; yo le llevé oro, como Rey y Baltasar le ofrendó mirra como Hombre. De estas tres maneras debemos amar y reverenciar en nuestro corazón al Dios Niño. Y que Él os bendiga a todos."

11 comentarios

Andrés Martínez Trapiello -

¡Ay, Nachin!
Que te leo y me recuerdas tiempos.

Pero, ¿será por dinero? En cuanto cambie el billete de 19,00 € que me dió el Furriel, cuenta conmigo.

Vibot -

¡Oh, Nachín...!

manuel junco -

estaba como Teodulo, tratando de no entrar en la telaraña y aprovechar pa ajustar mis presupuestos que por unos míseros 0,04 € no cuadraban, pasó mí hija y me dijo: ¡que no sea por dinero! tómate un descanso y pensé ¿porqué no? si Andrés y el furri fueron capaces de liquidar su deuda y comenzar el nuevo ejercicio a cero, así que hice un alto y me decidí a pasarme por este lugar de ilusiones y me encontré con el relato de luis y el mensaje de GASPAR que resume el contenido de estas fiestas.


participamos de las mismas ilusiones, inquietudes, problemas y decepciones, que a lo largo de nuestras vidas pudimos ir entendiendo y resolviendo yo sin embargo siempre necesité que en cierto modo los reyes fueran realidad.


carlos describe perfectamente como era el pueblo, el vehículo más rápido era la bici y se podía jugar a la pelota o a lo que fuera en la carretera sin miedo a un atropello, solo circulaban los dos taxis, el autobús de cangas y la camioneta de Gurtubay, o algúno que se perdía... efectivamente eran tierras de "indios y vaqueros" y no solo en reyes, por aquellos tiempos Gijón era para mí el finisterrae y su cabalgata de reyes solo la conocía por el único medio posible: la radio de válvulas ya que aún era prehistoria..., mis dominios se extendían dos kilómetros a la redonda, allí donde podía escuchar el silbido de mi padre desde la galería indicando que era tarde pa merendar.


experimenté sin comprender, el ver como el día de reyes los niños de familia acomodada recibían una bici o un coche que rodaba y giraba las ruedas, cuando los más modestos recibían un coche de hojalata pintado y cuyas ruedas no se movían, o como mucho un caballo de cartón, pero que hacía trabajar su imaginación disfrutando más, eso me hacía sospechar que los rumores que oía en la escuela tenían algo de cierto y no digamos lo del ratoncito pérez, que empezó siendo más tacaño que un furriel y acabó convirtiéndose en D. Victor.


efectivamente una de las mayores decepciones fué el conocer por mis padres el misterio de los reyes, pero lo fuí superando con el tiempo, aunque siempre busqué su regreso de cada año.

recuerdo mí primera navidad en el colegio, me resistía a perder esa ilusión, el p. pedro nos pidió una carta a los reyes, yo ingenuo (o materialista) les pedía un tren que funcionara y caramelos, seguro que esa carta tuvo un merecido destino, sin embargo a pesar de saberlo cuando llegó la noche maravillosa y la luz se apagó, no pegué ojo, me propuse acabar con el mito y no dormí en toda la noche, bueno, eran las... no sé, no tenía reloj, serían las tres, las cuatro o las seis, acabé rendido por el sueño y con la desilusión de no haber podido comprobarlo.


después de mi paso por el colegio participé en las cabalgatas algunos años, y aún hoy veo detrás de la barba de Gaspar algo más que eso, y quiero encontrar en ello el resumen de toda una niñez con su inocencia e ilusión.


Carlos: aquella tarde soleada de septiembre en que me despedí de la escuela, mi imaginación se va hacia tu casa en la que recuerdo a tus padres y no sé precisar quienes de tus hermanos, para mí es una imagen inolvidable pero no puedo precisar más.


para todos vosotros y para los que nos leen que los reyes vuelvan a colmar todas nuestras ilusiones y que tengais un feliz año.

nachín

Andrés Martínez Trapiello -

Pues os he leído.
Me he empequeñecido, he vuelto por minutos a los años de la infancia y me he sentido feliz.
¿Hay que agradecer? A todos.

Vibot -

¡Volaré contigo, guajín!

Luis Heredia -

Teódulo, EL ARAÑÓN de Josemari y todos sus adláteres son los que tienen la culpa de habernos hecho recuperar las ilusiones y haberlas hecho realidad cuando comenzaron a tejer esta tela de araña que ya no tiene fin.

Si la vida es sueño y los sueños, sueños son, ya no sé si estoy dormido o vivo para soñar.

Carlos Tejo, esta mañana me llamó una de mis hermanas, empedernida lectora del blog, para hablarme de tu comentario.

- Luis Antonio, entra en el blog porque uno de Arriondas, dijo algo parecido a lo que nos pasó a nosotros cuando mamá (el Rey Gaspar seguía cumpliendo con sus obligaciones) nos escondió los regalos en la clínica de papá, estaba en el entresuelo, y el susto fué mayúsculo-.

El mismo escenario, los mismos protagonistas y el mismo guión. Incluso el Capitán Trueno.

Carlinos, antes de leerlo pensé que era Nachín.

Resultó que eras tú, a quien primero recibí a la puerta del Colegio el día del encuentro. Nos transportaste al mundo de "nunca jamás se debería haber perdido".

Gracias al ARAÑÓN, estamos construyendo entre todos una tupida tela y cayendo otros como moscas. Tú, Tejo, yo tejo, él teje, nosotros tejemos....

Curiosa coincidencia que tú y Nachín me hayáis vuelto a poner en el tren cuya última estación para mis hermanos fue Soto de Dueñas.

Yo nunca asocio Arriondas con el Descenso del Sella, sino con vivencias e ilusiones que me han marcado de por vida.

Como te dice Vibot, escríbenos más a menudo. No seas tan rácano como las esencias que vienen en frascos pequeños. Cógete cualquier barril de cualquier llagar y esparce su contenido a tutiplén.

Cada vez que lo haces llenas de olor fresco hasta el último rincón del blog.

Vibot, te deseo que mañana por la mañana vueles también con nosotros para entregarte el regalo que me han dejado los Reyes Magos para ti.

Os quiero a todos y que colméis de felicidad e ilusión a los que os quieren. Os lo agradecerán.

Vibot -

Sí, Teódulo, este encendido club de tejedores de sueños, aún cree en los prodigios.

Tú no te escapes.

Vuela con nosotros.

Vibot -

Carlitos Tejo, ¿por qué no nos escribes más a menudo? Te he visto en tu euforia infantil dando espadazos en todas direcciones, con tus azules ojos rebrillando de felicidad. ¡Qué bien nos lo has contado!

Y tus padres tienen que ser geniales inventando esas cascadas de cuentos y de libros que que se desenrrollaron sobre todas las paredes. ¡Qué teatral! ¡Así salisteis Joseramón y tú de imaginativos! Os imagino con la boquita abierta ante tal despliegue de magia.

Bondadoso Carlitos, gracias por tu relato tan directo y sentido.

Un beso.

Vibot -

Sí, Luisín Heredia, la ilusión nunca se debe perder. Y en cuanto a la fe que mueve montañas, fíjate en la fe que tuvo el Gl en todos nosotros, y la montañona que movido y removido desde sus cimientos y raíces.

Con tu amor maravilloso hacia tu padre nos lo has hecho sentir vivo. Y también la ilusión de aquellos tiernos años nuestros.

Tienes el secreto de contagiar entusiasmo. Te quiero mucho.

CARLOS TEJO -

Fue en 1.957. Aquel año, comprendí, ya para siempre, que los Reyes Magos existían de verdad.
En aquellos tiempos, los niños salíamos a la calle sin que los padres tuvieran la más mínima preocupación.
Arriondas, donde nací, y que es también el pueblo de nuestro querido amigo Nachín Junco Nachón, era el paraíso de los pequeños. Las calles eran al mismo tiempo tierras indómitas de vaqueros e indios, improvisadas pistas para los juego de las chapas, de los ciclistas de goma, corros donde se bailaban las peonzas, las niñas, a parte, saltaban la comba al son de cánticos ancestrales y las canicas reinaban en todos los rincones del universo conocido.
Aquella tarde, antes de la Cabalgata, me paré delante de un escaparate y vi una espada tipo cimitarra. Iba solo, creo, y con el desparpajo que dan los cinco años, me dirigí al tendero y le dije: “Quiero que los Reyes me traigan esta espada, además de lo que ya les pedí en la carta.” Y con la misma me fui a jugar con los amigos, al barrio de la Peruyal.
Recuerdo la Cabalgata como si la estuviera viviéndo ahora. Éramos, de aquella, cuatro hermanos. Nuestros padres nos llevaron a la plaza donde fuimos recibidos pos Sus Majestades e incluso hicimos una foto, que conservo, con mis padres, los cuatro hermanos y los tres Reyes.
Volvimos a casa y sin que mediara explicación alguna, después de cenar nos hicieron desvestirnos en la cocina y nos metieron en la cama con las luces de la habitación apagadas.
Al día siguiente, cuando amaneció, encendimos la luz y solo había, entre las camas, la espada que yo había pedido en la tienda. El milagro había ocurrido. No puedo recordar la cara, me imagino de desconcierto, de mis hermanos, que no veían nada a su alrededor. Si recuerdo mi euforia, espadazos al aire, combatiendo enemigos imaginarios.
De repente entran en la escena mi padre y mi madre.: ¿ Qué?, ¿Llegaron los Reyes?. Me imagino, aunque no lo recuerdo el silencio total de mis hermanos.
De repente, los dos al mismo tiempos, tiraron de unos cordones que envolvían unas cortinas, enrolladas en el techo, tipo persiana, y al desplegarse tapizaron las cuatro paredes con más de un centenar de libros y cuentos. Los dos mayores, José Ramón y Luis Miguel, no se lo podía creer. ¡Qué despliegue de colorido!, con lo mucho que le gustaba leer a José Ramón. y dibujar a Luis Miguel. Fue para todos una impresión de las que quedaron en la memoria de la familia para siempre.
Conservo de aquel día de Reyes “Ali Baba y los cuarenta ladrones” y “Robinsón Crusoe”. En casa de mis hermanos hay alguno más. Los otros pequeños juguetes que nos habían dejado en el comedor se perdieron con el tiempo, pero el recuerdo mágico de los libros bajando desde el techo y el de la cimitarra perdurarán para siempre.
Por eso se que los Reyes Magos existen.

Teódulo -

Llevo días intentando escaparme de este club de tejedores de sueños y para mi perdición aparece este hermoso relato de Luis Antonio.

Todos fuimos, alguna vez, ese niño que describes. Y fue cruel el instante en el que los mayores nos abrieron los ojos a la cruda realidad. Descubrimos por fin que el mundo era mucho más prosaico y ya quedó herida para siempre nuestra inocencia. Si algún sueño volvimos a albergar de mayores, siempre la duda nos acompañó para siempre, temerosos de que la fatal evidencia terminara por tocarnos.

Pero es hermoso volver a recordar aquellos tiempos en que todos los sueños dormían con nosotros en nuestras camas de niños.

Gracias, Luis Antonio, por recordárnoslo