LAS PALABRAS DE LA SOLEDAD
Mis queridos compañeros, especialmente de León. Os informo que el próximo viernes día 25, a las 20:00 h. en la Sala Región del Instituto Leonés de Cultura (Calle Santa Nonia, nº 3), nuestros muy queridos compañeros ENRIQUE VALDEÓN y CARLOS MARTINEZ MANCEBO harán la presentación en León de su libro titulado "LAS PALABRAS DE LA SOLEDAD" (Vivencias de los pastores en la montaña palentino-leonesa) que han escrito junto a José Manuel Regalado.
En __DESCÁRGATE__ os dejo la invitación a dicho acto literario con el nombre de fichero INVITACION LEON.pdf.
Como ser furriel tiene alguna ventajilla, Enrique y Carlos me han enviado un ejemplar y os trascribo los dichos que un pastor del pueblo de Prioro (León) les contó definiendo lo que es un zagal (página 60):
- Cuando era zagalillo,
- Me mandaban a por agua,
- Y a tener la lumbre viva,
- ¡Cuántas veces iba y venía!
- Y fuentes no encontraba,.
- Y con diez años encima,
- El Mayoral me mandaba:
- Tú que tienes buen oído
- Vete donde cantan ranas.
5 comentarios
Vibot -
Te quiero mucho.
Martín -
Te he escrito a tu correo, espero que lo leas.
Un abrazo. Martín
Vibot -
Besos.
Vibot -
Y las voces de mis abuelos de Arenillas: "Ya amanece Dios".
Y otros días: "Bendita sea la luz del día. Y el Señor que nos la envía".
¡Hemos perdido tantas cosas irrecuperables!
Andrés Martínez Trapiello -
Al cuerpo ya le cuesta en un lunes que decae, pero que debes rematar.
Chateas y lees comentarios de última hora en el blog; y mi hijo me remite al suyo, a su blog: a day in the life . Hay que verlo. Es producto.
¿Una imagen vale más que mil palabras?
Ardua y bonita tarea intentar libertad para expresarse en imagen y escritura.
Al fin y al cabo, inicios periodísticos con ilusión.
Bueno; pues para los curiosos, ahí está.
Y Enrique Valdeón & Cia, que nos vienen a presentar libro de pastores y ovejas en León: Las Palabras de la Soledad.
Le escribí ayer a Enrique, y no le importará que reproduzca:
¿De pastores...?
Tienes que saber, Enrique, que uno de los recuerdos más gratos de mi infancia, cuando iba a pasar unos días a casa de mis tíos en la Sobarriba, era despertar con el sonido de las ovejas que de madrugada salían con el pastor al campo.
Y el gran enigma para mis años infantiles: ¿Cómo sabían aquellos animales lanudos cuál era el portón del corral en el que tenían que recogerse?.
Ahora, en Villacil de la Sobarriba, ya no hay rebaño de ovejas; bueno, ya no hay casi humanos.