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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

GRAVE INCIDENTE CULTURAL

GRAVE INCIDENTE CULTURAL

...que a punto estuvo de convertirse en incidente diplomático de Estado con peligro de ruptura de relaciones y a punto de llegar a las manos. Menos mal que allí estaban nuestros queridos compañeros Criado, Alfayate y Arango, con el apoyo de sus santas, para desenredar el entuerto y dejar las cosas y la historia en su justo sitio.

En la fotografía Manuel Arango, el Emperador y Santiago Alfayate. Dejo otras fotografías en Ver Fotos/Documentos álbum Post-Reencuentro.

Esto es lo que nos cuenta Santiago Alfayate en su correo.

Querido Josemari y queridos compañeros, como os anunciaba días pasados, una Legación del Principado de Asturias ( Arango, Alfayate y sus " santas"), devolvieron visita a tierras extremeñas (Criado y su "santa") Las relaciones entre ambas delegaciones se ha estrechado mucho más en los últimos tiempos, y son muy cordiales y afectuosas. Ya el primer día se pactaron las Jornadas de Trabajo y los respectivos Programas. El correspondiente al dia 2, viernes era el siguiente:Llegada por La Vera hasta el Monasterio de Yuste, pasar a Garganta de la Olla, subir al Piornal, descenso por el valle del Jerte, para finalizar en Plasencia.

En la visita a Yuste, donde como todos sabéis pasó sus últimos días Carlos I, la guía nos informa " que en su viaje desde Flandes a España, llega al puerto de Laredo, desde donde continua hacia el interior". Ante tamaña inexactitud histórica, la representación asturiana propestó en bloque, y con tono grave en su intervencian, aclara" que es cierto que la intención era llegar a Laredo, pero que la tormenta les devía y llegan a Tazones, tal como puede verse en la foto que se adjunta de la inscripción en una piedra de una casa del puerto de Tazones, para posteriormente hospedarse en una casa de Villaviciosa, donde también está grabada en una pidra esa circunstancia. En nuestro apoyo salió un profesor de Historia durante 35 años. Pero la guía sigue diciendo que esas informaciones no están confirmadas, y que cada año una representación de Laredo acude a las actividades culturales del Monasterio de Yuste.

Nosotros os solicitamos las informaciones y documentaciones que estén en vuestro poder, en especial a Javi del Vigo. A la vez trasladaremos el tema a los servicios de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, con la finalidad de que porteriormente haya una protesta ante la Junta de Extremadura y ante los Organos de gestión del Patrimanio Nacional, de quien depende el Monasterio, para que no se den informaciones falsas, y quede clara la participación de Tazones en ese hecho histórico. Un saludo.

35 comentarios

Luis Teódulo -

Qué estadísticas las tuyas,amigo de Villalón¡

Puede ser que se viva más tiempo, pero tiene que ser mucho más aburrido.

Te espero, noctánbulo impertinente, en un portal de arriba, tú que en alguna ocasión hablabas de fotos de cursos. Investiga, investiga...

Se agradecerán sentidos comentario, que un pequeño de diez años, con una pesada maleta de cartón camino del internado, necesita de almas sensibles y comprensivas como la tuya.

Un abrazo, amigo.

Vibot -

En 1928, escribía Paul Morand en su libro "U.S.A., ÁLBUM DE FOTOGRAFÍAS LÍRICAS":


BESOS

Un beso
Abrevia la vida humana en tres minutos,
afirma el Departamento de Psicología
del Wewstern Estate College,
Gunnison (Col.).
El beso
provoca tales palpitaciones
que el corazón trabaja en cuatro segundos
más que en tres minutos.
Las estadísticas demuestran
que 480 besos
acortan la vida en un día,
que 2.360 besos
os privan de una semana
y que 148.071 besos,
son sencillamente un año perdido."


No sé si la ciencia actual rebatirá estas estadísticas de entreguerras.

O las aumentará.

Yo me quedo con el viejo Catulo, y doy por bien perdidos esos últimos años, a cambio de mil besos, y otros ciento...:


"Da mihi bassia mille
deinde centum..."

Luis T Barbería -

Gracias, amigo Vibot. No tenía ni idea de ese artículo, no lo conservaba, en realidad no guardo ningún escrito de aquella época.

Va a ser verdad aquel viejo aforismo de que las palabras se las lleva el viento, pero lo escrito escrito queda.

Gracias o por culpa de internet el mundo es ya una aldea global. Y lo mucho que escribía Cícero cuando tenía catorce años y lo poco que escribí yo entonces vuelve a salir a la luz, gracias a tu labor detectivesca. Menos mal que tù nos miras con ojos misericordiosos.

Si sigues buscando verás sonetos y artículos de Torbado y hasta alguno de Trapiello. Pero como esta saga es un poco complicada, nos arriesgaremos a pedir el consejo del amigo Andrés para que nos lo aclare.

Yo no, amigo Vibot. Allá tú si se te coge por medio el amigo Andrés y le da por explayarse sobre los orígenes y vicisitudes de los Trapiello. Que Dios te coja confesado, amigo Vibot. Un fuerte abrazo.

Vibot -

Y a ti, Teódulo querido, por tus cariñosas palabras, que nunca me faltan.

Siento contigo lo del Zaragoza. Volverá pronto a subir, ya lo verás.


Ayer estuve en el Real. Dirigía nuestro Victorpa-
blo Pérez la imponente ópera de Mozart "La clemenza di Tito". La obertura, a telón bajado, la llevó con magnífico brío y musicalidad y gocé con sus gestos tratando de encontrar a aquel chaval que conocí de niño.

Lástima que al alzarse el telón el decorado minimalista fuera tan inpresentable: cinco tuercas gigantes en lo alto de una escalinata negra. Procuré cerrar los ojos el mayor tiempo posible y concentrarme en las sublimes interpretaciones de las voces y la orquesta mozartianas tan bien conjuntadas por él. Y en el magnífico clavecinista que acompañaba los recitativos secos con tan efectivos y exhuberantes recursos.

Lo que pudo ser una ópera inolvidable, se me frustró en parte por ese tic de cambiar de época la acción y el vestuario, tan archirrepetido. En Madrid hemos pasado de no tener teatro de ópera durante décadas al minimalismo. ¿Veremos algún día los telones pintados, el cartón piedra encantador, la magia de las versiones sin ínfulas?


Teódulo, buscando lo que había escrito Cícero en el colegio, me he tropezado con un artículo encantador firmado por un tal Luis Barbería (4º curso), que debiste ser tú.

Esta en el nº 7 (1960) de la primera época de la revista Cmino, cuando tenía el formato pequeño. Tal vez lo conserves aún.

Gracias de nuevo por tus palabras. Un abrazo muy fuerte, amigo.

Luis Teódulo -

Bueno, amigo, qué cascada de recuerdos!

El Vibot niño con quien nos hubiera gustado jugar, abrumados por su curiosidad sin fin, su retina poderosa que todo lo alcanza y todo lo guarda, como un tesoro. Es muy hermoso eso que cuentas de tu infancia en Villalón de Campos. Gracias por compartir con nosotros tus recuerdos.

Vibot -

(continuación)

Aquellos soportales de los sábados, la feria de ganado, los riquísimos quesos, los cacharros de barro, eran aún la Edad Media:

Pequeños corralitos de madera con sonrosadas cerdas imponentes y camadas de preciosísimos cerditos que chillaban y jugaban como niños felices -en los que nos veíamos retratados- en la cálida paja olorosa de picantes orines, que casi olían bien entre tanta hermosura de corderos blanquísimos, algunos con divertidas manchas negras en la cara cubriéndoles un ojo o parte de una oreja encantadora; de recamados gallos que parecían faisanes, con sus aristocráticos andares y sus curvadas plumas, multicolores y tornasoladas.

Y los puestos de quesos -donde sin duda estaban Albina y Melitón, que venían de Valdunquillo, y después de Cabezón de Valderaduey con la pequeña Albina, siempre pulcra y curiosa, atisbándolo todo con sus ojitos negros-: ¡quesos de Villalón: el níveo y tembloroso "de pata de mulo", con su sabor de infancia y de remedio; los de oveja y de vaca -"uvas y queso saben a beso", decíamos sonriendo aquel sabor de flores-, con su contorno estriado por los moldes de esparto tejidos con primor renacentista; y el picón, duro y ocre, perfumado, profundamente intenso e incitante!

Las pacíficas vacas, con sus ojos de luna y sus torpes terneros tambaleantes; las yeguas, las potrancas que golpeaban las ubres con el morrito húmedo y oscuro, como una trufa fresca; las mulillas, los sosegados burritos grises, con las artesanales albardas coloridas, cargadas de botijos, de pucheros, de orzas y de barcos de barro para asar el lechazo...

Las "cuqueras" y las "chupateleras", el humo de los churros coruscantes y los deliciosísimos buñuelos, las caramelizadas manzanas esmaltadas de azúcar de rubí con su toscos palitos como un bosque de gnomos, aquel rumor de vida, aquel feliz olor de establos, de alacenas y de artesanías donde correteabamos con todos nuestros primos: Juli, Jose, Marijose, Goyo, Paco, Ana.

En un tiempo de rosas.

Siempre será de rosas.

En el cariño y el ensueño de tantos recuerdos.

Sabores.

Y sonrisas.

Vibot -

(continuación)

Y había otros olores mucho más medievales: el muladar dantesco del último traspatio; el antiguo taller de zapateros -ya sin oficio- con su aroma de cueros y de ceras, anilinas y tintes, cajetillas de clavos oxidados y máquinas dormidas, con sus rancios aceites de engrasar.

De allí sacábamos las muestras de correas, de zamarras, de cinchas y de cintos, guarniciones y grandes piezas de cuero que colgábamos, con una larga pértiga que tenía en su extremo una horqueta de hierro, del techo de la tienda y de los soportales, los sábados de feria.

Era como una fiesta aquella procesión de cueros olorosos desde el viejo taller hasta la calle. Y jugar luego a agarrar las correas que colgaban del techo y girar como locos abriendo los bracitos, hasta que se apretaban en una trenza y tirarnos al suelo soltándola de golpe, mareados, para verla cómo se destrenzaba sola girando al revés y abriéndose de luz como un tiovivo.

Y echarnos boca abajo sobre la gran rejilla de respiración de la bodega, todavía mareados, y sentir que volábamos en aquella profunda cavidad oscura, entre húmedos -narcóticos- aromas de espelunca y de curtidos: todo nos daba vueltas agarrados a la fría rejilla voladora como a una alfombra mágica, mientras los ojos -palpitantes, febriles de pletórica niñez-se acostumbraban a la oscuridad y al beso de la sima...

Y aquel sabor de hierro en nuestros labios húmedos y ardientes era una sabor de cuentos...

Luis T Barbería -

Sigue, sigue, amigo Vibot. Que es muy emotivo lo que cuentas.

Ese paseo tuyo por la infancia en Villalón es un cuadro muy ilustrativo y lleno de delicados detalles, de cómo eran entonces los pueblos, la gente sentada en divertida tertulia en las aceras, a las puertas de sus casas, los abuelos tan queridos.

Se nota que fuiste muy feliz de niño y eso ha hecho de ti la buena persona que ahora eres: todo corazón y generoso sin límite en tus afectos. Devuelves ahora, sin advertilo, todo aquel cariño que recibiste de niño.

Grabátelo antes en el procesador de textos para que no tengas que repetirlo, que si no es muy frustante perder lo que se escribe y tener que repetirlo.

Sigue, que es muy interesante y entrañable el relato de tu infancia.

Un abrazo

Vibot -

VILLALON DE CAMPOS, recuerdos de infancia(continuación)

-a veces, despues de teclear durante horas, se me ha borrado todo, así que os lo escribo por entregas-):

Llegábamos a la tienda y salía abuela Juliana dando gritos de felicidad. Pero gritos auténticos. De cine neorrealista: "¡Ay qué guapos, ay qué ricos y qué gordos están! ¡Ábate esta lámina!", suspiraba cogiéndole a Melcho de los mofletes, que era el guapo oficial. Y así siempre.

Abuelo Victorino nos besaba emocionado y enseguida nos daba la propina.

La abuela nos volvía a apretujar, y esta vez nos besaba con muchos besos rápidos consecutivos, que restallaban de espontánea alegría. Hasta lloraba de felicidad. Se enjugaba con las manos las lágrimas -aquellas manos regorditas, tan hábiles para todo, tan amorosas, tan mágicas, manos de abuela eterna en mi memoria- y en seguida nos decía como unas castañuelas, con aquella expresividad suya única, como si nos brindara el paraíso -que así era en verdad-: "¡vendréis con una hambrica! ¿queréis una rosquilla, un poco de chorizo, una mariquitica?..." y nos daba de todo.

Sabor de Villalón, sabor de abuelos y remota infancia: aquellos Bollos de la Virgen de Fuentes, el rico chocolate de pastillas de hacer desechas lentamente en el hornillo, con un amor sin fin de complacernos, los riquísimos churros calentitos, prendidos en un junco, de Catalina, la churrera de enfrente, con su bidón repleto de carbones ardientes; las pastas, con su sabor a yema y a manteca, y su forma de estrella; los "abisinios" de Confitería Prieto, con su escarcha de azucar; aquellos "chupateles" de rojo caramelo, con su cono de oblea que crujía y se ablandaba nada más chuparla; y aquel primer bombón helado de "Ilsa Frigo", con su plata labrada como un lingote de felicidad...

¡Y las pipas! ¡Aquel rito, aquella ceremonia inolvidable que montaba mi abuela en la misma portada del comercio de par en par abierta a todo el pueblo, sacando los sillones y el sofá de enea casi hasta el mismo medio de la acera, invitando a sentarse a los amigos a gozar del paseo mientras se comían pipas... y se reía de todo, y se parlaba con una simpatía y un encantamiento que ya no volverán!

Y por aquel sofá risueño y tan acogedor, pasaban buenos ratos: Isabel la Carajera, que era su mejor amiga y tenía en su casa, sobre la camilla de las risas y la brisca, una tulipa blanca, de cuyo borde pendían sartas de coloreados abalorios que dibujaban rombos y rosales; Doña Vitoria, Angelines la Regaña, Toni la peluquera, que era guapísima y tenía una hija como una muñeca; Teodulín, tan pimpante y trajeado y Don Manuel el médico, Chonina, la vecina pianista, Julia, la rozagante dueña de los ultramarinos y coloniales bajo los soportales de enfrente: aquellos racimos de plátanos, aquellas bacaladas refulgentes de sal; y las redondas cajas de arenques y otras salazones, con sus tonos de miel y su incitante aroma transoceánico. Aquella mezcla exótica -imborrable- de lejía y chocolates y licores y dulces de las fiestas y cajitas de fósforos y grandes velas de la mejor cera para las intenciones y promesas...para alumbrar las casas cuando se iba la luz...

(continuará)

Vibot -

Teódulo amigo, me lo has puesto en bandeja, pues he escrito hace poco, como regalo para el día de la madre -ella ya nunca quiere otros regalos que mis escritos-, unos recuerdos que voy a transcribir.

Nací en Villalón de Campos (Valladolid), en ese mismo pueblo que describes, el 9 de Diciembre de 1952. Viví allí mi primer año de vida pero mis padres se trasladaron a Palencia, donde viví hasta ir a La Virgen del Camino en el 63.

No me has dicho -y vosotros tampoco- si recordais supraportas de cristales de colores en los frescos zaguanes del verano.

Quiero y recuerdo siempre a todos mis lectores, recobrados amigos para siempre.

Dedico estos recuerdos a mi madre, que me cantaba de pequeño "La Plegaria de los tres amores" y "Cerecita linda" con una cristalina voz de manantial:


VILLALON DE CAMPOS
-recuerdos de infancia-

De aquellos viajes desde Palencia en el ferrocarril de vía estrecha, de asientos de madera y traqueteo de hierros e ilusiones en nuestros puros ojos infantiles, recuerdo sobre todo el olor de fogones de la locomotora, sus firmes resoplidos, y los espesos nubarrones de humo que a veces envolvían el andén para la despedida, entre apretados besos, recomendaciones, recados, y hasta furtivas lágrimas de mamá o de papá.

Después, a través de las sucias ventanillas, contemplar los desnudos paisajes de Castilla, las oleadas de humo -que ahora me parecen tan románticas-, y la coreografía de los cables eléctricos y telefónicos que, cuando te quedabas mirando fijamente, bajaban suavemente muy despacio... y subían de golpe cuando pasaba el poste. Me hipnotizaba contemplar los cables...

E iban pasando aquellos pueblos, cuyos nombres me hacían imaginar tantas vidas y sueños tras de sus cristales. Y que aún me evocan aquel ensimismado encanto de la infancia perdida:

Villamartín. Mazariegos. Baquerín. Castromocho. Villarramiel. Villafrades.

Y llegábamos a Villalón y tío Nin nos esperaba en aquella estación que era como una arquitectura pintoresca de la Belle Epoque, con sus ladrillos rojos y sus ventanas verdes y encajes de madera en los aleros de los tejadillos.

Nos aguardaba con la moto "Montesa". Y siempre discutíamos por montarnos delante sobre el depósito de la gasolina, y poner las manitas sobre el manillar durante el trayecto, y hacernos la ilusión -muy real- de que éramos nosotros quienes guiábamos. Y, desde luego, quienes tocábamos la bocina de la moto con aquellos deditos infantiles.

Tío Nin nos alzaba del suelo, nos comía a besos, y nos apretujaba entre bromas y risas y nos hacía volar en aquella Montesa cuyo motor alegre aún parece que escucho en la distancia.

Si venía Melcho, él tenía que ir delante porque era más pequeño e iba más seguro sujeto entre sus brazos. Pero también porque no había quien le soltara de los puños de mando de la moto, como si fuera suya. En el Medio iba Yoli, toda arrebujadita. Yo me sentaba atrás y me abrazaba, con un poco de miedo, a la espalda de Nin. Aún recuerdo aquel olor de cuero y de tabaco fino de su cazadora.

Luis Teódulo -

Buenas noches, amigo Vibot.
Ya sé, porque lo has dicho en varias ocasiones, que tú eras de Palencia. De Palencia o de Villalón de Campos, en qué quedamos?

Es este Villalón que te pongo o es otro?
Villalón de Campos es una población situada al norte de la provincia de Valladolid, (España), en la denominada Tierra de Campos y limítrofe con la provincia de Palencia. La población es aproximadamente unos 2000 habitantes. Su alcalde es Javier Mazariegos del PP. Antiguamente era mucho mayor, pero el proceso de decadencia rural en pro de las ciudades hacen que esta localidad ahora mismo tenga tan solo 2000. Los habitantes se dedican principalmente al sector primario (agricultura y ganadería). Su fiesta principal está dedicada a la virgen de Fuentes.

Como reseña histórica cabe destacar que fue sede durante los siglos XV y XVI de una importante feria de compra-venta de ganado, bajo el auspicio de la familia Pimentel, condes de Benavente, y que tenía notable influencia a nivel comarcal.

De los monumentos de la localidad, además de varias iglesias, destaca el Rollo de la Villa. Esta escultura servía como símbolo de jurisdicción.

Contigo, que te he adivinado tantas cosas, he fallado en una de las principales: tu origen.

Yo, cuando te leía, y no sabía casi nada de ti, yo te imaginaba, no sé por qué, levantino, mediterráneo, quizás por el colorido con que adornas tus palabras y tu exuberante luminosidad.

Bueno, ya quedó aclarado todo o casi todo. Porque eres de Villalón o de Palencia?

Nos dices. Un abrazo, amigo.




Vibot -

Iturriaga, siempre son muy interesantes tus links, y por supuesto tus comentarios. ¿Cómo va tu carrera?

Julito me has dado ganas de visitar Tazones y toda Asturies.

Heredia, reíme mucho con tus glosas a Yuste-yusté que lo vea.

En mi última carta, oh caro Teódulo, te hablaba de los ventanales de las clases de la escuela menor y debí confundirte más de lo habitual. Eran los de la escuela mayor, que es donde da la sombra a la hora del rocío. Aquel rocío de cuentos orientales, sólo cuentos y sueños por desgracia. Aún hasta hoy.

El sábado, durante una de esas tediosas bodas que harmonizo en el órgano, leí un precioso librito de Alejo Carpentier -"La ciudad de las columnas"- sobre la arquitectura de La Habana, ilustrado con serenas pero incitantes fotos en blanco y negro.

Me recordó vívidamente un zaguán de mi pueblo, Villalón de Campos, un fresco y oscuro zaguán en el que entreví de niño -azulón, verde intenso, rubí- cristales de colores sobre una puerta inmensa tras de la que soñé palacios de Aladino.

Como sé que te gustan miss caleidoscopios, hoy te traigo, con la misma fascinación que los leí, estos "medios puntos de polícroma cristalería criolla"

"El 'medio punto' cubano -enorme abanico de cristales abierto sobre la puerta interior, el patio el vestíbulo (...) es el 'brise-soleil' inteligente y plástico que inventaron los alarifes coloniales de Cuba(...) cuando el sol es, en nuestras latitudes, una presencia suntuosa, a menudo molesta y tiránica (...) tan presente que a las diez de la mañana su realidad se hacía harto deslumbrante para las mujeres de la casa, había que modificar, atenuar, repartir sus fulgores: había que instalar, en la casa, un enorme abanico de cristales que quebrara los impulsos fulgentes, pasando lo demasiado amarillo, lo demasiado áureo, del incendio sideral, a un azul profundo, un verde agua, un anaranjado clemente, un rojo de granadina, un blanco opalescente, que diese sosiego a tanto sol y resol de Sol."

Seguro que en alguna parte de España o de fuera -tal vez en el mismo Cariñena- te has encontrado con estos supraportas deliciosos.

Y tú también, callado lector que nunca te atreves a escribir aquí aunque me gozas.

Y seguro que podríais contar muy bien dónde fue y qué sentisteis.

Yo gozaría mucho leyéndoos a vosotros.

Mientras lo haceis, os mando inspiración y gratitud.

Juan A. Iturriaga -

Hay un librito muy interesante, de un señor que vino con Carlos I y que estuvo todo ese viaje tan conflictivo junto a él. Un ayudante de cámara que cuenta todas las curiosidades habidas y por haber.

Cuando pasó por Colunga, parece que hubo dificultades para comer decentemente. Según Vidal, no había nada “ni aún pagando”. Sin embargo, hay una familia que conserva una mesa que en la que según la tradición, comió el Rey. Nada menos.

Queda perfectamente claro si estuvo o no en Tazones, donde durmió, lo que cenaron, quien le hizo la cama, y muchas cosas más.

La visión de este señor, es poco amable con los españoles, sobre todo al principio, luego parece que ya se va acostumbrando. Le hace gracia la forma de vida que encuentran en Palencia bajando de Reinosa. Dice que la gente vivía bajo tierra. Yo creo que se refiere a las bodegas excavadas en el monte. En La Virgen del Camino, camino de Quintana había unas cuantas.

No se como estará ahora, pero hace unos años, estuve en un restaurante en Quintana, La
Catedral de las Bodegas, y me pareció fantástica. En fin, costumbres.

Llegué a tener el libro digitalizado en el ordenador, pero ahora no lo encuentro.
Es el siguiente:

http://www.todocoleccion.net/laurent-vidal-primer-viaje-españa-carlos-i-su-desembarco-asturias-edicion-facsimil~x8505522

Suerte a todos.

Julio Correas -

Amigo Luis T.
Como dicen por aquí : "el burru non ye de donde nace, sino de donde pace".
Después de 35 años paciendo por estas tierras, (aunque yo nací en Madrid, a 500 metros del Bernabéu y de allí son mis tres generaciones anteriores), después de casarme con una Asturiana de pro, de Ribadesella para más inri, de tener cuatro hijos asturianos, aunque ya trabajan dos en Madrid, y de haber cotizado con mis tasas, incluso las municipales en estas tierras, pues que ya me creo que soy un poco Asturiano.
A decir verdad, me pasa un poco lo del otro... es que ya no sé ni de dónde soy. Cuando voy a Madrid me dicen que tengo acento asturiano. Cuando estoy en Oviedo me dicen que tengo acento de Madrid. Cuando estoy en Londres me dicen que tengo acento americano. Y cuando estoy en Canadá me dicen que tengo el acento de la Wikinson. Total, que yo debo ser ... ciudadano global.

Pero amigo Luis T. Donde quieras : en Asturias, en Madrid, en London con la Wikinson o en Canadá bajo un arce, tenemos que tomarnos un prieto picudo después de un abrazo!!! Y a poder ser que esté Andrés el Trapi para pagar con el billete de 19€.

Julio Correas
P.D. Y yo me pregunto : ¿cómo disimulo yo ser asturianu?

Luis T Barbería -

Hoy lleva toda el día y toda la noche lloviendo. Hacía falta que lloviera por aquí, Y las cepas ya verdean agradecidas. Se ha cumplido el pronóstico. Y es que cuando vemos que llueve por Madrid ya sabemos que en dos días lloverá por aquí. Y ya vimos el miércoles, en el partido Madrid – Barcelona, que llovía por Madrid. Lagrimones enormes que soltaban los aficionados del Barza. Lo comentábamos ayer tomando unos vinos con unos amigos en el Hamburgo. Y alguien apostilló con ironía: eso de la lluvia ocurría siempre en tiempos de Franco, que ahora todo es más incierto.

Ando estos días ocupado en averiguar qué escribía Unamuno en aquellos días de sus crisis de fe y por dónde se aliviaba. Aquellos tiempos en que solía irse hasta el convento de San Esteban y paseaba con los frailes, discutiendo, seguro, temas transcendentales. Y he leído con gusto esa novela o nibola, como a veces las llama él, de “San Manuel bueno mártir y tres historias más” Y uno acaba por darse cuenta de los terrenos por los que entonces pisaba D. Miguel. No os lo voy a contar porque entonces pierde la gracia si os animáis algún día a leerla.

Ahora ya voy por las otras historias, en concreto por la de don Sandalio, el ajedrecista. Y dice cosas muy interesantes D. Miguel, que consuelan un poco a los que nos animamos a escribir en el blog.

Habla de las muchas tonterías que se escriben –que escribimos- y que se dicen –que decimos-. Y cómo la paciencia tiene un límite y cómo son los que pasan por listos los que más tonterías hacen y dicen. Y termina con esta confesión: “Aunque sé bien que me retrucarás con mis propias palabras, aquellas que tantas veces me has oído, de que el hombre más tonto es el que se muere sin haber hecho ni dicho tontería alguna.”

O sea, que no hay remedio: Callemos o hablemos nadie nos libra de decir y de hacer muchas tonterías. Humanum est errare, que decían los antiguos o como escribía Goethe, “el único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada”

En esta tarde gris de lluvia ya me gustaría a mí tomarme un prieto picudo con don Andrés y escuchar sus sabias sentencias mientras trasiega con placer el divino elemento, que se me hace a mí que don Andrés, en tales ocasiones especiales, se volverá muy filósofo y las verdades le saldrán sembradas de su boca.

Presiento también que el ilustre cántabro estará a punto de sacarnos de nuestra perpleja espera en que nos tiene suspendidos, de cuando hablaba con Pedro en Madrid, y terminará por contarnos ya las palabras sabias nacidas en el sosiego y el silencio que cultiva nuestro fraile amigo.

Oye, Julio, amigo, tú eres asturiano, verdad? Es que lo disimulas tanto...

Julio Correas -

En Asturias, a orillas del mar Cantábrico, se esconde este singular pueblo marinero, entre olor a sidra, mariscos y pescados. Sin tan siquiera trescientos habitantes, un recoleto puerto pesquero –antes ballenero- y a tan sólo veinticinco kilómetros de Gijón, Tazones, se suma a esa indefinida lista de “Pueblos con encanto”


Por su puerto pesquero y su proximidad a los Picos de Europa, Tazones comparte ese encanto de los pueblos de la montaña y también de los pueblos del mar. Aquí dicen que desembarcó Carlos V en su primer viaje a España el 19 de septiembre de 1517 para hacerse cargo de su corona y se escucha decir a otros que en sus platos se presentan los mejores mariscos y pescados de la zona. Por estas cosas, y otras, será por lo que ostenta el título de Conjunto Histórico Artístico del Principado de Asturias.

Coquetas y sencillas casas marineras conforman la villa de Tazones. Este pedazo de tierra asturiana vive irremediablemente unida al mar. Todo un entramado urbano, en el que los amaneceres y las puestas de sol invitan a la melancolía y al sosiego.
Un pequeño puerto, la lonja de pescado y cetáreas de marisco invitan al paseo después o cómo aperitivo de la mesa. Mesas suculentas, tentadoras las que se asoman según descendemos por su arteria principal, la que nos introduce en esta villa cuando venimos de su capital, la Villaviciosa. Nada más llegar, nos recibe el edificio de su iglesia. Desde aquí se diría que no toparemos con grandes alicientes. Pero descendiendo camino del puerto, cambia el panorama y nuestra emoción. Se empiezan a amontonar calles, aunque muy humildes, cargadas de vitalidad, empedradas con gusto y casas bajas. De entre ellas la más llamativa, aquella que dejamos a nuestra izquierda, toda ella cubierta de conchas. Otras que en su fachada reflejan el espíritu de sacrificio de sus inquilinos, pescadores recios del Cantábrico, con su fachada austera, con tan sólo un viejo balcón construido en madera y casi siempre de azul y mirando al mar.

Al atardecer llegan las embarcaciones a puerto, similares a aquella de la que hablara Heminway en “El viejo y el mar”, con merluza, salmonete, rape, pixín y lenguados. Un poco más tarde, llega el momento de nuestra partida. Hasta la próxima vez. Otras cosas de Tazones, si se tercia la ocasión, es que anualmente celebran la festividad de San Roque, una de las muchas romerías de pueblos que hay por Asturias, durante la cual tiene lugar la tradicional procesión de lanchas por el puerto, llevando en una de ellas el santo a bordo.

Y además, en sus "pedreros" podremos encontrar uno de los más importantes yacimientos de huellas de dinosaurios del Jurásico de toda Europa, existiendo una cantidad más que importante de rutas para visitarlas, que están debidamente señalizadas por los alrededores.

Tiene razón Luisito Heredia.Yo creo que lo que pasó es que "Carlitos" estaba un poco "Primero en vez de Quinto" y oyó a alguien tocar en una armónica. Solfeó : LA....RE....DO, pero estaba en Tazones!!!!

Un abrazo a todos

Julio Correas
P.D. Os voy a mandar unas fotos de cómo se pone elmar en Lareso y en Tazones...cuando se cabrea. Entenderéis por qué aparcó en Tazones y no pudo segui pá Laredo de los Cantabrones!!

Luis T Barberia -

Pero el tema del asunto era si el emperador Carlos había venido a Yuste por Tazones o por Laredo.

Mi amigo Joaquín, que está casado con una asturiana de Llanes, me dice que los de Llanes defienden que fue por sus costas.

Creo que lo mejor será que aparezca nuestro entrañable Carlos, nuestro emperador Carlos Bañugues, y nos aclare de una vez por dónde llegó y así quedará definitivamente todo resuelto.

Antes de que aparezca Javier, en una de sus incursiones meteóricas, o cualquiera de los numerosos expertos en la materia - que seguro abundarán - y nos líen aún más el asunto.



Luis Heredia -

De eso, estoy seguro. Tú tienes en tu cabeza y corazón una retahila coses aún por hacer.

Otro abrazo también muy fuerte

Luis T Barbería -

La familia que queda, amigo Luis, son tres hijos y una esposa que ya andaba muy tocada después del fallecimiento del hijo.

Esta mañana el comentario del pueblo era sobre el mismo asunto: Que cómo pudo pasarle por la cabeza semejante desvarío?

De poco le sirvió que fuera muy creyente y practicante, apostillan las mujeres en sus comentarios.

Gracias por tus ánimos a Jorge. Sí que lo está pasando mal y la boda de esta tarde estará muy mediatizada por la triste desgracia.

Andaba toda la mañana Jorge repitiéndome perplejo que cómo ese hombre, inteligente, honrado, trabajador, muy alegre antes del fallecimiento de su hijo, pudo cometer semejante disparate.

En el fondo, creo que quiere decirme y no se atreve: Oye, papá, tú no harás una tontería así, verdad?

Creo que nunca podría hacerte semejante putada, hijo.

Un abrazo muy fuerte, Luisín pequeño.


Luis Heredia -

Hola Luis,

¿Qué consuelo puede haber para una familia en casos como éste?

Si siempre decimos aquí que "cómo se puede medir el cariño", ¿se puede medir el dolor en casos como esta auténtica tragedia?

Tu hijo debe estar pasándolo mal. Dale un abrazo muy fuerte y largo de mi parte y si le queda algo, que lo abarque también para la familia de su amigo.

Un beso muy fuerte.

Luis Teódulo -

No hay vida suficiente para tanta belleza, dices con razón.

Déjame que te cuente una historia ocurrida hoy mismo por estas tierras extremas.

Mañana se casa un amigo íntimo de mi chico, de su misma edad. Estaban los amigos locos de alegría preparando tan feliz acontecimiento.

Pues hoy mismo el padre de uno de esos amigos se ha quitado de en medio, tomando unos venenos agrícolas. Y lo ha hecho con aviso previo a la guardia civil, que ya no ha podido hacer nada cuando ha llegado al campo. En su descargo, decir que este padre sufrió la muerte de un hijo joven, en un accidente en la fábrica.

Y ahora estos amigos y los mismos novios andan perplejos entre la alegría del día de la boda y la desgracia buscada por el padre de uno de ellos.

Cómo ha podido hacer eso?, me pregunta inquieto mi chico.

Vaya, le digo, no pensó en la faena que hacía a la familia que todavía queda aquí.

Vibot -

Teódulo, con frecuencia elogias mis cristalografías, que tu sientes de hielo, aunque para mí abrasen sin consumirse nunca, como en aquella zarza ardiente del monte Sinaí.

Sempre me han fascinado los cristales, desde aquellas vitrinas del colegio con sus cuarzos citrinos y turbias amatistas, y geodas que dibujaban ríos subterráneos con riberas de caramelizado mazapán =el mundo de las hadas y los elfos=, pasando por las gotas de rocío y su hialino espectro boreal, escrutadas ladeando levemente la cabeza casi en lágrimas desde mi rinconcito del pequeño del curso, junto a los ventanales de aquellas clases de la escuela menor en las que tanto sollocé en mi interior por aquel vulnerado y masacrado amor oscuro.

Sin hablar de la innombrable, ingente, voluptuosa, ominosa, Gran Vidriera del Coro, con su esquirlada cristalografía siempre inminente y torva -¿me atreveré algún día a describir su interminable influjo, sus cifrados secretos?-

Quiero ahora poner, junto a esas "talladas cresterías de hielo" de Ferlosio -ya sé que no soy él- dos breves líneas de una novela de Truman Capote describiendo con muy preciosa y precisa cristalografía un ornamentado farol:

"con prismas de candelabro, pendiendo como carámbanos enjoyados, de su globo color geranio".

No hay vida suficiente para tanta belleza por leer y vivir, ¿no creéis, muchachos?

Luis T Barberia -

Me habéis recordado nuestro viaje por Extremadura. Puedo contarlo un poco? Fuimos con nuestros amigos Luismi y Josita. Luismi es de Cariñena, como nosotros, pero Josita es moza de Fuendejalón y mi amigo ha terminado, como casi todos, de ser más de Fuendejalón que de Cariñena. Y es que por estas tierras pueden mucho las mañicas. Por aquí suele decirse “que tiran más dos tetas que dos carretas”.

Programamos el viaje con estos amigos porque últimamente nos habíamos propuesto viajar y conocer aquellas partes de España que todavía no conocíamos. Y Extremadura era uno de esos lugares todavía ignorados para nosotros.

Recuerdo que iniciamos la excursión visitando el Monasterio de Guadalupe. Y nos conmovió aquella hazaña monumental de piedra , dominando el pueblo y el paisaje extremeño.

Creo recordar que la primera noche descansamos en Cáceres, viendo al día siguiente la ciudad, la parte antigua, que nos impresionó porque no pensábamos encontrar en Cáceres aquella maravilla.

Visitamos luego Mérida y es el lugar donde más calor he pasado en esta vida. El sol caía como un castigo y era imposible encontrar allí una misericordia de sombra. Hasta que llegamos al anfiteatro y entre aquellas columnas macizas pudimos aliviar con alguna sombra el bochorno del paseo por las calles. También visitamos el Museo romano de Moneo y pudimos disfrutar de su interesante exposición, bajo teja y refugiados del sol inmisericorde que caía en la calle como una penitencia.

Trujillo y su convento convertido en parador fue nuestra próxima estación. Desayunabas en una capilla y y había un llamativo predicatorio amparado en una columna que esperaba gracioso la llegada de algún orador que animase el refrigerio. Luego caminamos por sus calles estrechas, hasta llegar a la plaza mayor, junto a la hermosa catedral y el conquistador nos miraba con orgullo desde lo alto del caballo.

Terminamos en Yuste, como el emperador, descansando antes en Jarandilla de la Vera. Y ya no recuerdo lo que nos contaba la guía turística y si había llegado por Tazones o por Laredo. Bueno sólo creo recordar que nos relataba que el emperador venía ya muy enfermo y que el viaje había sido un martirio para su augusta persona Antes habíamos visitado Plasencia y aquel reloj animado de la hermosa plaza mayor nos encandiló, como a casi todo el mundo.

Nos despedimos de Extremadura por Coria y yo tenía interés por visitarla, porque Manuel, un médico amigo que está en uno de estos pueblos de esta zona, es de allí y siempre me cuenta que cuida del escritor Ferlosio, ya mayor, que es también de Coria. Me dejó un libro de cuentos este médico de su amigo Ferlosio y siempre recordaré una frase en un bello relato sobre lobos: “Talladas cresterías de hielo”, son apenas tres palabras, pero tan hermosas juntas…

El otro día escribía nuestro amigo Vibot, en el portal último como escondiéndose -casi ninguno lo advertirías- y decía estas maravillas: “rielar de luna sobre el azogue estremecido del estanque”…
Vibot no es Ferlosio, pero alumbran en sus escritos estrellas fugaces muy hermosas. Creo que no olvidaré estas palabras con facilidad.

Luis Heredia -

Querido Luis Teódulo,

Gracias por lo que me dices.

Yo solamente pretendía poner un granito de arena de Tazones para aclarar el lío que nuestro Carlos formó por no haberlo dejado debidamente documentado y para dejar constancia del origen del nombre de Yuste.

Desde luego, lo que sí tengo claro, Luisín, es la belleza y la atracción de Brujas. Es una de esas ciudades que se deberían conocer. Conozco Bruselas, Gante, Amberes y otros pueblinos de Bélgica, pero Brujas tiene un encanto especial. Por lo que leo, te provocó las mismas sensaciones que a mi.

Querido Juan Manuel, yo me apunto también a ir contigo, pero antes de pisar la Selva Negra, tengo más gana de adentrarme en la ruta astur-cántabra hasta llegar a Yuste. Me sienta mejor la sidra que la cerveza. Y no digamos una buena mariscada. Llevo 24 años en Marbella y ya perdí el sabor. Pero me lo puedes arreglar con un buen centollu, un lubricante, una ñocla, una langosta o una andarica. Tampoco le hago ascos a les percebes, almejes de Bañugues, bigarinos, oricios, quisquilla.... Para empezar por lo pequeño, pídeme una ración de angula/s.

Bon apetit.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Tengo la impresión de que se ha dado el pistoletazo de salida para que los Blogeros hagan alarde de sus amplios y precisos conocimientos históricos. No he hablado con mis amigos Manuel arango y Santiago Alfayate pero estoy casi seguro que no era su intención, como tampoco lo era la mia, el dar pie para que los expertos nos apabullen con su conocimientos, agradecemos las lecciones. Lo único que yo inerpretées que los extremeños se habían olvidado de un hecho tan simple como que el tal Carlistos I aterrizara en una población tan ínfima como Tazones. A partir de ahí ya sabemos que estuvo en muchos naciones, pueblos y aldeas y que sus hazañas fueron las que fueron.
Yo quiero ir a Laredo, a Brujas a la Sevla Negra, a Yuste y, cómo no, a Casorvida, donde el Carlos no estuvo y él selo perdió. Si alguno de vosotros quiere saber algo al respecto que hable conmigo. Por mi parte, hasta luego Lucas y Carlos.
Un abrazo incluso para los de Laredo.

Luis T Barbería -

A ver, si nos aclaramos, que son ustedes un poco liantes. Sobre todo usted, Sr. Heredia. No me extraña que Su Señoría termine dándole razón por agotamiento, que sabe usted liarla muy bien, la madeja, digo.

Viniere por donde viniere Su Majestad lo único meridianamente claro que me ha quedado es que el marisco de Tazones es exquisito.

Y que en Bruselas se bebe una cerveza de cuidado.

De una breve visita a Brujas, amigo, me quedaron estas impresiones:

Canales discurriendo entre edificios de una gran belleza; llamativas flores adornando las ventanas; patos nadando en un estanque:monjitas andando presurosas por un parque camino de alguna iglesia; el ruido de los cascos de los caballos solbre el empedrado; una plaza Mayor con unos edificios de gran prestancia y con mucha historia guardada en sus ladrillos.

Y sobre todas las cosas, las campanas de las iglesias y de los relojes de las torres en una sinfonía muy hermosa, durmiendo el silencio y la paz que se respiraba en aquellas calles de un barrio muy antiguo, con escudos heráldicos en las puertas y en las fachadas. Una ciudad muy hermosa y muy tranquila, al menos así me lo pareció a mí.




Manuel Arango -

Evidentemente no queda otro remedio que documentarse ante tan efímeras aportaciones de los comentarios precedentes.

Ante el estupor de las afirmaciones de la indocumentada guía en la visita a Yuste, con enfado incluido por su parte, cuando saltamos como resortes al unísono ante la afirmación de la primera llegada a España de dicho personaje histórico; ponemos ya en tele de juicio las aportaciones históricas de con posterioridad nos fue relatando.
Carlos pisa Asturias (Tazones o Villaviciosa) el día 8 de Septiembre de 1517. Pero las referencias que tenía la guía evidentemente eran de su último viaje en que llega a Laredo en 26 de septiembre de 1556, a bordo del Espíritu Santo y cincuenta y cinco buques más, permaneciendo en Laredo durante seis días tal como se indica por los propios cántabros en esta página (http://www.cantabriajoven.com/laredo/carlosv.html)

Ya veo que el señor Valdés tiene tiempo y tiempo para bien documentarse, pero estoy ansioso de conocer las investigaciones y conclusiones de ese año de “estudios” previo a la jubilación y que seguro va a constituir se legado “orientativo” a todos los que quedamos desempeñando tan ardua tarea.

Cualquier motivo es suficiente para saber unos de otros, para unir y sumar. Todo esto es ya una tentación irresistible que ha creado dependencia.

Antonio Argüeso -

Gracias, Cícero, gracias por las aclaraciones (pregunta insidiosa: ¿de qué yeguada son los que tales cosas al principio dijeron? Igual son de la mía, por lo que me callo) Pero rematemos lo arriba tratado:

1° Si el hechizado es Carlos II (y no VI) y el alcalde de Madrid, el III (y no el VII), el que aquí se trata, será Carlos I, digo.

2° Cuando desembarcó en Tazones, pero evidentemente (os lo dice uno de ciencias, que conste) en 1517, no al ir a Yuste, tuvo que recabar en Reinosa (repito: la adelantada del mar en Castilla) varios días, casi seguro que por enfermedad.

3° De este Carlos I se discute todo: todo estaba preparado para que naciera en Bruselas, pero nace cerca de Gante, en el palacio de Ten Walle, el adelanto provocado acaso por los celos que Juana sintió al ver a su marido haciendo carantoñas a una dama de la nobleza.

4° Abdica justo tras la muerte de su madre (¡qué poco se ha estudiado esta “coincidencia”!), mujer de una sensibilidad extrema (que no loca, claro) y a la que, por razones de estado, tiene que mantener encerrada en Tordesillas, con todo lo que esto pueda implicar en la sensibilidad de Carlos.

Y 5° Como suele ser casi la norma, aquí, que tanto hizo (y muy bien) en infraestructuras y ordenación territorial (fue él quien trasladó la capitalidad de Leuven a Bruselas, desarrolló los principales canales de navegación y nuevos caminos, que tanta riqueza iban a aportar; organizó el comercio…), se le celebra poco y en España, donde habría mucho que decir (los comuneros y germanías, la cesión de la hacienda a los Fugger y Welser), se le encumbra.

Conclusión: que si queréis visitar Gante, me avisáis. En un día se puede visitar Gante, Brujas y si cuadra (y el día es, como ahora, largo) o la Plaza Mayor de Bruselas (obra de su abuelo, Carlos el Temerario) o Leuven. ¡Y la cerveza de por aquí no admite comparación!

PS/Para los parisinos de unos días, a los que no he tenido tiempo de responder: creo que París es, en conjunto, la ciudad más bella que existe, pero en gastronomía, lo siento, la de Bruselas es infinitamente superior (teniendo siempre en cuenta la relación calidad/precio, claro).

Luis Heredia -

Me da vergüenza intervenir en este foro histórico ante los que me acaban de preceder, sobre todo después de la última lección magistral de Juan Antonio.

En efecto, Carlos I y V, Carlos ya para nosotros, ni desembarcó, ni tan siquiera encalló en Tazones.

Se cree que, únicamente, dió su Licencia para la apertura de la primera Agencia de Viajes en España, ante las críticas de los de Tazones.

Dicen las crónicas, corroborado por Juan Antonio, que los pilotos vascos no solamente perdieron el Norte sino también la cabeza, al ver por el catalejo desde la barca marinera a las Niñas de Laredo, a las que no pudieron olvidar.

De ahí, subieron por Colunga, Villaviciosa, El Puntal, llegaron al Infanzón, donde pernoctaron en casa de su primo el Infante, no sin antes hacer una parada obligada en una posada que antaño se llamaba Venta Les Ranes, para refrescarse con un líquido de color amarillo que Carlos saboreó con auténtico placer y que dicen los cronistas que le gustó mucho más que el cognac.

Descendieron al día siguiente de las cumbres del Infanzón y siguieron ruta por El Peruyeru.

Después de una larga caminata y coronar los Picos de Europa se produce el momento histórico en el que nuestro Carlos declara ante sus cansados súbditos: -¡Qué ancha es Castilla¡

Aprovechando los atajos, pasan por Tordesillas, hacen parada y fonda para meterse entre pecho y espalda 20 o 30 lechales, y ya exahustos de tanto caminar, comer y beber, llegaron a un pueblo de Valladolid que carecía de nombre por cuestiones catastrales. Paróles un lugareño a la entrada del pueblo y preguntóle a Carlos en castellano antiguo o román paladino con cursiva entonación: -¿Yuste, quién es?.

Y Carlos respondiole: -Carolo, primero, de las Españas, y en quinto lugar, de las Germanias también.

Y Carlos, requiriendo identificación a su intercolutor, requirióle: -¿Yuste?.

A lo que le respondió el lugareño: -¿Yuste qué le importa?.

Y Carlos, con cierta indignación ya justificada, le respondió: - Me importa y mucho porque soy Carlos I de España y V de Alemania.

Respondióle el lugareño: - Ah, bueno, pues me lo podía haber dicho antes vuecencia en el mismo idioma que hablamos los dos. Yo soy el portero del pueblo.

Ya rebajada la tensión, comenzaron ambos a dialogar en el mismo idioma y se produjeron las típicas preguntas de los encuentros inesperados: - Qué tal está usted- Yo muy bien- ¿Yuste?

Dicen los cronistas de la época que durante la larga noche de juerga que pasaron los encontradizos para buscar un nombre al pueblo, nuestro Carlos y el portero firmaron las Capitulaciones
de Yuste.

A la mañana siguiente, se despidieron ambos cariñosamente como se suele hacer después de una noche de juerga:
- Adiós, buen viaje, Majestad, que usted lo pase bien.

- Yuste también.

Lo que cuenta Germana de Foix en su libro " El caminar y yantar, lo mejor para follar" sobre sus experiencias con Carlos, es pura fábula.

En mi visita a Gante, he tenido ocasión de leer el manuscrito y hay muchos borrones, tanto en el libro como en sus crónicas, pero me temo que os cansaría si os la contara.






Juan A. Iturriaga -

Confieso que en historia no paso de ser un mero, y en ocasiones frívolo, diletante. Nada más.

Es interesante leer la crónica de Laurent Vidal, que es minuciosa hasta decir basta, para desilusionar también a los de Tazones.

Parece que, cuando los barcos vieron la costa, inmediatamente se percataron de que estaban muy lejos de Laredo. Los pilotos vascos pasaron la vergüenza correspondiente, y alguno que se acercó a tierra informó al Rey del sitio donde se encontraban. Frente a Tazones.

El Rey, con sus hermanas, el propio Laurent Vidal y alguno más, bajaron a un bote y remaron, directamente y ría arriba, hasta Villaviciosa, que fue el primer sitio que piso Carlos I en España. Parece que no estuvo en Tazones.

El resto de la expedición, un montón de barcos con todos los gerifaltes flamencos, recibieron la orden, de continuar por la costa hasta Laredo, desembarcar, y dirigirse por tierra hasta Valladolid.

Luego vino el viaje por tierra, Colunga, Ribadesella, San Vicente de la Barquera, etc., Tordesillas, Valladolid y la gran juerga con Germana de Foix, que dominaba como nadie el ars amandi, y que ya lo había ensayado con éxito con su abuelo. Todo quedaba en familia.

Este sería un buen recorrido, y con final cachondo. Al fin y al cabo, es lo que buscan los turistas.

Santiago González Alfayate -

Ya veo que estaba en un error, y la guía también, pues si hubiera sabido que se refería a otro viaje, ante nuestras afirmaciones, lo hubiera aclarado, pero no lo hizo, a sea que lo desconocía. Pero resulta que el amigo Cícero me ha chafado otro viaje a Extremadura donde contactar con las altas jerarquías de la Junta. En todo caso, y como reivindica Valdés, invitamos a Cícero a una copa de buen vino o a una sidrina, que en verano está de cá..., y en cualquier momento.

Isidro Cicero -

Ah bueno. Siendo así, me callo y me apunto.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Querido Isidro, no era mi intención poner a prueba tus conoimientos históricos que, según compruebo, son abundantes. Tampoco pretendía robarle a Cantabria su parte de historia; lo único que pretendía es destacar cómo los que vienen de afuera se integran y, cuando salen, son capaces de defender lo propio. ¿Qué son Tazones, Laredo y Yuste dentro de la infinidad infinita? Para demostrar que así es el Ayuntamiento de Villaviciosa pretende poner en marcha una ruta entre el concejo y la localidad cántabra de Laredo. El proyecto se engloba dentro del trabajo de recuperación de la Casa de los Hevia. Con la restauración de este inmueble el consistorio maliayo buscará potenciar y explotar, turísticamente, todos aquellos aspectos relacionados con la figura del emperador Carlos I.

El desarrollo de esta ruta, vinculada a Carlos I de España y V de Alemania, se llevará a cabo a través del acuerdo alcanzado entre el ayuntamiento y la red de ciudades y municipios de la ruta de Carlos V. Las comarcas que esperan trabajar de forma conjunta en el desarrollo de actividades culturales y turísticas, por tener como característica común, la figura del rey español son Laredo, Tazones (Villaviciosa), Yuste y Gante.

El objetivo será aspira convertir esta ruta en un centro de interés turístico, cultural y gastronómico. De este modo podremos desayunar en Tazones y, después de una caminata, comer en Laredo; cenar en Yuste será más complicado pero, con la jubilación, todo se andará.
El proyecto busca completar el plan de restauración y los usos que se darán a la Casa de los Hevia, en la que el entonces príncipe Carlos I, pernoctó durante cuatro noches.
Santiago, tendrás que invitar a ese vino al amigo Cicero cundo nos encontremos por San Vicente o Cabezón.

Isidro Cicero -

Me vais a perdonar que me entrometa, pero antes que la cosa vaya a mayores, quiero deciros que estáis hablando de dos viajes distintos y distantes “como si serían” - así decimos aquí - un único viaje. Hubo un viaje efectivamente que comenzó en Tazones, siguió por San Vicente de la Barquera, donde le ofrecieron toros (no coros) y danzas, continuó por Bárcena Mayor y los Tojos y, de allí, bajando por Campoo, pasó a tierras de Castilla. Este viaje fue el primero que Carlos hizo a la Península, siendo todavía “un mochacho”.

Este primer viaje está muy documentado y relatado, incluso yo he hecho alguna incursión literaria en él. Los cronistas flamencos dejaron constancia de algunas cosas que les llamaron la atención: Por ejemplo que “dos veces al día la mar llegaba” a la playa de San Vicente, o sea que la cubría y de que la casa de Cabuérniga, en la que se hospedaron, no se podía parar. Por las pulgas.

El otro viaje, el que tuvo su térrmino en Yuste, empezó en Laredo, me disculpáis. Fue el último viaje del emperador y tiene muchísimos simbolismos. Llegaba el hijo de Juana y Felipe al puerto cántabro, derrotado por las enfermedades y agotado por la vida de luchas que había protagonizado. Al poner pie en tierra, mejor dicho, al poner pie en arena, la de la playa Salvé, se arrodilló y besó el suelo como un Papa cualquiera.

Los cronistas recogieron las palabras que pronunció en aquel momento. Éstas, sobre poco más o menos: “Salve, madre común de todos los mortales. Vuelvo a ti, pobre y desnudo, igual que salí del vientre de mi madre. Te pido que me acojas en tu seno y me guardes en él hasta aquel día que ponga fin a todas las cosas humanas”.

Eran, como veis, palabras dirigidas a la madre tierra. Venía a retirarse al monasterio de Yuste y, si son ciertas estas oraciones, terminaba en Laredo por donde tenía que haber comenzado en Tazones: A mi juicio reconocía en Laredo, con cuarenta años de retraso, que todos los mortales estamos hechos de lo mismo, y que, en consecuencia no merecía la pena matar y dejarse matar tanto y con tanto empeño por un quítame allá esas pajas o esas opiniones. Lástima.

En Laredo hay muchos que creen que el nombre de la playa (Salvé), viene de la primera palabra del Emperador. Yo, con otros muchos, pienso que salvé es una corrupción de sable, que es como al parecer llaman a las arenas y a los arenales en la cercana Francia y en este arco del inmenso Atlántico, de Bayona a Bayona, que no tuvo fronteras ni mojones. El sable de Laredo mide siete kilómetros de finísima arena amarilla. No os la perdáis y disculpad este entrometimiento, pero así me lo aprendí yo.




JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Me alegro de ver dos "paquistaníes" (que ellos expliquen el apodo) en la foto porque son amigos míos y porque no está nada mal que dos leoneses de pro vayan por el mundo defendiendo la verdad histórica. Cualquiera que haya cursado bachillerato, conozca la metafísica aristotélica y las vías tomistas (que pasan por Tazones y Lastres, por aquello de " de ahí al cielo", pasasndo por Casorvida)sabe que el emperador Carlos no llegó a Tazones por casualidad sino porque sus asesores le informaron que allí se comía el mejor marisco de la costa cantábrica y, como ocurre con todos los regentes, quiso probar semejante manjar de gorra. Para quien no conozca Tazones se le recomienda que haga una ruta histórica y conozca esa y otras excelencias asturianas.
Voy a proponer a estos dos aguerridos defensores de la historia para una medalla o, quizas mejor, para Premjio Prícipe de Asturias de la Orientación y la tiza. ¿Y qué hacían éstos en horario escolar por Extremadura? ¿No irían buscando al extremo duro? De cualquier modo, son amigos míos, son buena gente y aprovecho para decirle a Santago que a ver cuando me paga la botella de vino de 12 euros porque muy bien lo de la historia pero conviene no olvidar los hechos recientes. Menos viajar y más comer, beber y ... ¿Quién dijo que el trabajo es salud?
Un abrazo para todos