REBAÑO GUAPO
Os trascribo el artículo que nuestro compañero Pedro G. Trapiello escribe hoy en su columna diaria CORNADA DE LOBO del Diario de León, referido a la exposición del P. Iribertegui.
Os detallo la organización de la exposición en siete núcleos temáticos.
Una foto de Miguel Iribertegui junto con el torno en el que el artista realizó gran parte de sus obras, dan la bienvenida al visitante.
- El primero está centrada en los Ángeles, figuras a las que dedicó una parte de su obra. De ellos dice el autor en algún momento: «Son adoradores y contemplativos, pero reaccionan atentos a lo externo de Dios con alegre libertad, activos y simpatizantes de todo lo creado».
- Una segunda parte está dedicada a Santo Domingo y los dominicos con varias figuras de santo Domingo de Guzmán, el beato Manés y san Antonio González, asi como varias piezas de grupos de frailes.
- La tercera parte se titula Natividad y recoge varias piezas de la sagrada Familía y otros motivos del belén que cada año se monta en la Basílica de la Virgen del Camino.
- En una cuarta sección encontramos figuras de pastores y grupos de ovejas que formaban parte del belén.
- La quinta parte está dedicada al Aluche leonés, la lucha leonesa de la que hizo bastantes esculturas.
- Otro núcleo está centrado en las tradiciones leonesas como el pendón y la sogatira.
- En la última parte se pueden ver reproducciones fotográficas de las puertas en bronce de la catedral de Oviedo y de la iglesia de San Esteban de Gorraiz.
Hay dos cosas primeras que es el hombre por instinto: rebaño y tacaño. Todo lo demás viene después. Pues vayamos con el rebaño de veras y dejemos estas esquilas urbanas un rato, porque los rebaños, los pastores, la hoguera de gran leño con todos alrededor y el corderito a la estaca asomaron como cada Navidad en estas Pascuas ya difuntas, supongo. Navidad es la llamada del rebaño.
El invierno me sabe en el recuerdo a majada con lumbre y a cocina de curar, zurrando vestisca fuera y berrando en balde los lechazos dentro en su espera del rebaño y de las madres. También me evoca rebaños de rastrojera en «tierras de pan llevar» rapuchando las pocas hierbas que respeta la helada y bajo un sol al bies que ni calienta ni alumbra ni nada.
Pero hubo estas Pascuas invernales unos rebaños que me llamaron poderosamente la atención... y me cautivaron. El primero era de bronce, chiquito, apiñado y expresando con una humildad rotunda la terca voluntad de sobrivivir en tiempo de inclemencias. En medio de esta escultura se yergue a duras penas un pastor embozado hasta las orejas; parece el núcleo de una célula madre. A sus pies, apretadas para combatir comunitariamente el frío, un redondel de ovejas hacen piña cerrada. La composición es sorprendente. El artista tiene genio. Es Iribertegui, ya desaparecido, un fraile dominico que sabía modelar la bondad, la fuerza, el pueblo al ras y la esperanza en los cielos. Has de ver esa escultura y toda su exposición antes de que la cierren; no te la pierdas, pásate por la iglesia de Palat del Rey (y estarás ya en el Húmedo para comentarla después).
Vi otros rebaños y también me emocionaron. Vienen pastando desde las primeras páginas en todo un librazo ( De Babia a Sierra Morena ) que sigue la senda de la trashumancia desde estas montañas hasta lo extremeño extremo y viene escrito de la mano enciclopédica en la materia, la de Rodríguez Pascual. El libro es imprescindible para conocer la arteria más vigorosa que unió este norte y el sur que nos cascabelea aún en la memoria. Las fotografías apabullan y fascinan. Aún quedan paisajes eternos que nos reconcilian con la esperanza. Ojéalo. Y llévatelo.
Pedro Trapiello
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=577122
3 comentarios
Pedro Sánchez Menéndez -
Juan Carlos Cordero -
Gracias, Josemari, por compartirlo con todos nosotros.
Yo escribiría, pero no se me da nada bien. Así que sólo reiterar: ¿no os la perdáis!; yo la he visto y disfrutado dos veces. Y todo cuanto aparece sobre ella me hace seguir saboreándola en el corazón.
Un abrazo a todos.
Vibot -
Iría a ver esa exposición de Iribertegui. Visitaría más veces a mis amigos de León. A todos.
Y leería cada mañana a Pedro García Trapiello (a pesar de que nunca se digna ponernos unas líneas aquí.