AQUELLA MAGNÍFICA EXCURSIÓN (La infancia escribe a Javier Cirauqui)
Leed lo que nos escribe Javier sobre recuerdos que le escribe su infancia como postales inesperadas y ya casi olvidadas. La memoria es un arma del futuro.
El PAIS del Sábado 26 de Febrero de 2011, en el apartado VIDA & artes, titula sus dos páginas de esta manera:
SOMOS NUESTRA INFANCIA.
LA MEMORIA SE FIJA EN LA NIÑEZ Y NOS DA IDENTIDAD: LO PRIMERO QUE SE APRENDE ES LO ÚLTIMO QUE SE OLVIDA. SEGÚN SE PIERDEN LOS RECUERDOS UNO SE DESPIDE DE SI MISMO.
Este artículo habla de Juan Maragall, y su mujer dice:"todo lo que cuenta del Colegio, todo lo que se refiere a su madre, a su padre, a su hermano le da seguridad. La suya fue una infancia feliz."... La infancia es la primera memoria y es la última que se pierde. A la infancia se vuelve, siempre, ahí está la raiz de la memoria; cuando los recuerdos se evaporan, el último bastión es la infancia... Según JULIO LLAMAZARES: "la memoria es la identidad. En la infancia se determina nuestro ADN".
Según el poeta alemán, MICHAEL KRUGER: "A veces me escribe la infancia/ una tarjeta postal: ¿Te acuerdas?"
A mi desde antes de Navidad, a través de este blog, me ha escrito varias postales, yo diría que un gran taco de postales panorámicas. Ahí van varios recibos de ellas:
Creo que Andrés Cortés hablaba del Monasterio de Leyre, aludiendo a que su nieta, al igual que mi sobrina, se llama Leyre.
Y posteriormente CICERO, comentando un viaje a Torrelavega, o Reinosa, no recuerdo, para escuchar un concierto navideño, expresaba con qué arrobo escuchaba, la conversación de su amigo JAVIVI, y se le hicieron segundos, lo que en realidad fueron horas y comparaba, esta situación, con la de San Virila, Abad de Leyre, que al dudar del gozo de la contemplación eterna de Dios, Éste le dió una prueba de su existencia, al quedarse escuchando trescientos años ininterrumpidos el canto de un pajarico (txori). Cuando volvió al monasterio, no le reconoció nadie y hubo que recurrir a las crónicas.
Al tiempo, JAVIVI, volviá a corroborar la existencia de San Virila y el canto del "txori", aquél que encandiló, tan largo tiempo al abad de Leyre.
Luego vinieron todos esos recorridos por el románico, que tan magistralmente, nos relató e ilustró JESUS HERREROS, durante un gran número de etapas.
Y entre todo ésto, ese feliz descubrimiento de unos agüjeros blancos, con corronchos (korrontxos) de miel que aparecen y se superponen, por las fotografías de nuestros recuerdos. Creo que se llamaban ORBS, y se generaban por los sentimientos y las sensaciones tristes y alegres de los fotografiados y su ambiente, etc. según SANTOS VIBOT.
Además no me olvido de los trenes y los túneles misteriosos e intrincados, cercanos a la ciudad basilical de Casorvida, cuna del ilustre "PITU".
Estas leyendas de txoris, citadas anteriormente, son muy abundantes en el Camino de Santiago y en Navarra. Recuerdo esta de San Virila, que desde la tierna infancia, conocemos los niños navarros, además de la del petirrojo (Txori), que todas las mañanas lavaba la cara de la Virgen, que en una peana del arco central del puente velaba por todos los vecinos de Puente la Reina (Garés) o aquella otra, de que a las golondrinas, no se les podía matar, cazar, ni romper sus nidos, porque quitaron a Cristo la Corona de Espinas, aliviándole el dolor en sus sienes y en su divina cabeza.
¿A qué viene todo esto?. A que, todas estas postales enviadas a mi memoria, me trajeron al recuerdo, una excursión que hicimos al Monasterio de Leyre y al Pantano de Yesas, con los dominicos de Villava, excursión que sigue viva en mi memoria y que cada vez que he pasado y paso. por la zona de Leyre, recuerdo, con gran emoción y claridad, aquella magnífica excursión.
Yo tendrá 11 años, o a lo sumo, 12 años recién cumplidos. Estaba en primer curso de Villava y en Betania. Además, en esta excursión, estaban todos los cursos de Villava, de 1º a 4º; entre ellos mi hermano Augusto, junto con otros compañeros, a los que recuerdo acompañé parte de la excursión.
Tras una noche de nerviosismo y vigilia en aquel dormitorio corrido del Colegio, desde cuyas ventanas se veían la iglesia de Burlada, mi casa y la de mi abuela.
Atravesamos Burlada, Pamplona, Noaín y allí giramos hacia la carretera de Sangüesa, atravesamos Monreal, con su hermosa Iga, al fondo, San Miguel de Izaga, en la cresta de su sierra, románico, hermano de Aralar, Idocin, pueblo natal de la familia de San Francisco Javier.
Parada en el Bosque de Sengariz, donde almorzamos, bosque de robles, último reducto del arbolado de la zona, con su fuente en medio. Alto de Loiti, desde el que se divisan los Pirineos Navarros Occidentales. Liédena, puerta del rio Irati hasta llegar al Aragón, puente del Diablo, colgado en el vacío, vías del Irati, tren maderero que cruzaba la foz y pasaba por Villava y Burlada. Yacimiento romano de Liédena, asomado al río Aragón. No se veía nada, sólo una pequeña excavación rodeada de alambradas. De allí, por el cruce de la Venta de Judas fuimos camino de Leyre. A lo lejos se divisaba, la Trinidad de Lumbier, yo veía hasta los mozorros, con sus cruces a hombros, subiendo la cuesta en romería.
A lo lejos el Castillo de Javier, Yesa y el cruce de carreteras, tomamos la que nos lleva, en suave ascensión hasta el Monasterio de Leyre, al frente la muralla rocosa y arbolada de la Sierra de Leyre, con las crestas del Arangoiti y El Castellar (1286 mts.)
Llegados al monasterio, aparcaron los autobuses en una campa, junto a la fuente llamada de Santa Nunilo y Alodia, cuyas reliquias ocuparon la arqueta-relicario, obra de arte musulmán, elaborada en los talleres que, los califas de Córdoba tenían en esta ciudad, hacia el 966, hoy en el Museo de Navarra.
De allí partimos hacia el monasterio, en frente los primitivos absides de la iglesia abacial. Nos acompañaban el P. Torrellas, P. Marino, P. Huarte, P. Iturbe, P. Noceda, P. Federico, etc.
A partir de ahí, mis ojos de niño curioso se empezaron a abrir desORBitadoS, como dos agüjeros blancos amielados, pozos donde mis retinas fueron plasmando todas las sensaciones, sentimientos, luces, música, que me producía la visita al monasterio.
Una vez en el interior, nos recibió el abad, o algún monje importante. Recuerdo las escaleras del Monasterio o de San Virila, la biblioteca, las pinturas, los códices, la iglersia cisterciense hermosísima, la Virgen de Leyre, envuelta en plata, el panteón de los Reyes de Navarra y la puesta Speciosa, de fina obra románica, desde donde se divisaban un amplio paisaje de los valles del Romanzado, Almirantío de Navascués, Ibargoiti, Izagaondoa, Lónguida, Ilumberri, etc. Creo que Villava, Pamplona y hasta Burlada. Nos explicaron la leyenda de San Virila, pero lo que más desORBitó mis ojos fue la cripta de Leyre, como mi lugar favorito, documentado en el siglo IX, nos dijeron, visitado por San Eulogio y no se qué historias de visigodos, monjes blancos y negros, año siguiente a Covadonga, Pelayos, etc.
De nuevo, fuera del monasterio, contemplando, al frente, un mar de arbolado y al fondo el mar del Pirineo, Pantano de Yesa, y toda la gran extención de Las Cinco Villas Aragonesas y hasta Las Bardenas Reales de Navarra.
Pero, aún nos quedaba lo mejor, por grupos nos fuimos desperdigando por los alrededores, yo engrosé el que se dirigió hasta la cumbre del Arangoiti (encima de los valles, más o menos), junto con varios compañeros de curso de mi hermano, P. Torrellas. P. Iturbe y P. Huarte.
Desde el monasterio, una senda nos llevó, entre piedras y vegetación, a un paraje, llamado Fuente de San Virila, lugar por donde este abad descansó 300 años. Salió a pasear, con tremendas dudas sobre cómo sería el gozo de la eternidad. Era un día soleado, de plenitud primaveral y paseaba por la espesura del bosque, cuando aparece un ruiseñor que, con sus trinos distrae la atención de la lectura escatológica, apartándolo hasta una fuente. Queda prendado del canto del ruiseñor (txori) hasta adormecerse. Cuando se despierta, la naturaleza ha cambiado y no encuentra el camino de vuelta, hasta que, al fin, reconoce el monasterio, al fondo, que ahora es más grande y con iglesia y dependencias nuevas. Al llegar a la portería nadie le reconoce. En el archivo del cenobio, encuentran un abad Virila..."perdido en el bosque...", hace 300 años. Celebran con júbilo el milagro y en el Te Deum de acción de gracias, se abre la bóveda de la iglesia y
se oye la voz de Dios, "...Virila, tu has estado trescientos años oyendo el canto de un ruiseñor y te ha parecido un instante. Los goces de la eternidad son mucho más perfectos...". Entra entonces un ruiseñor por la puerta de la iglesia, con un anillo abacial, en el pico, lo coloca en el dedo del abad Virila, que lo fue hasta que Dios lo llamó a comprobar la gloria eterna.
De allí, partimos por una senda, a la derecha, siempre entre árboles hacia las Peñas del Castellar (1286 mts.), llegamos al Portillo de la Cerrada, Paso de los Osos, (estoy seguro que los vi pasas entre los árboles), muy cercana circulaba, entre los bosques la Cañada de los Roncaleses y torciendo a la izquierda entre cercas y escaleras de madera, cogimos un sendero pedregoso y estrecho, en el que a uno de sus lados se abría un enorme precipicio, por el que pasamos lentos y en fila de a uno. Casi a nuestro lado se veían el Monolito y El Huso, chimeneas de piedra, en vertical, donde varias personas hacían escalada.
Al fondo el mar de árboles y el Mar del Pirineo.
Una vez llegados a la cumbre, sudorosos y con el pecho compungido y yo con los ojos vueltos a desORBitar, contemplamos al frente el Pantano de Yesa, Sangüesa, Aragón, Tiermas, Las Bardenas y a la espalda: Bigüezal, Foz de Arbayun, Tres Coronas, San Quirico y Santa Julitas, Navascués y los Pirineos, con las cumbres del Anie, Orhi y la Mesa de Los Tres Reyes.
Comida en la campa de Santa Nunilo y Alodia y de allí a Yesa, unos en autobús y otros andando, yo en autobús y saludando.
Una vez en el pueblo de Yesa, el cura del lugar, nos enseñó unas pinturas, descubiertas en la antigua iglesia. El culto ya se había pasado a la nueva de un estilo parecido a la arquitectura de todos los pueblos de colonización. Por la calle Mayor del pueblo, que hoy se llama René Petit, nos dirigimos hasta la presa del pantano y aquí, otra vez, una nueva desORBitada impresión de ojos abiertos.
Qué altura, qué gran cantidad de agua a un lado y al otro lado una pared vertical de cemento en escalones, donde enpequeñecido discurría el Río Aragón. Cruzamos la presa impresionados y al otro lado, ya Zaragoza, contemplamos los sumideros, unas enormes bocas, que engullían agua por un tubo, creo se llamaban aliviaderos. Tiramos piedras y le gritamos al eco. Algunos nos bañamos, no muy cercanos a la presa, por si acaso. En una puerta que iba al interior de la presa o sala de turbinas había una placa, con un yugo y unas flechas, que conmenmoraba la inauguración de la presa, por el Caudillo Francisco Franco, Alguno, en confidencia y bajito, dijo que en su pueblo le llamaban "Patxiku txantxikuarra" y yo añadí que en el mío le llamaban "Patxi inaugura pantanos".
De allí y bajando por un camino cercano a la presa, mi hermano y un grupo de compañeros, acompañando al P. Marino, (creo), fuimos hasta el chalet, que el ingeniero que construyó el pantano, se hizo edificar a pie de obra para controlarla y dirigirla, con precisión. Tenía frontón y piscina. Este ingeniero, no era otro que René Petit (Dax, Francia). Aparte de ingeniero, René fue uno de los jugadores más apreciados del fútbol español, en las décadas del 1910, 20 y 30. Jugó en el Real Madrid, Real Unión y en la selección francesa.
Como ingeniero realizó obras públicas en Madrid y Fuenterrabía. Luego entró en la Confederación Hidrográfica del Ebro y realizó el Pantano de Yesa, su obra principal. También construyó el Puente del Arenal de Bilbao y un largo, etc.
De allí, montamos en nuestros respectivos autobuses y volvimos a Villava, haciendo una parada en Monreal, donde estaban excavando en el Castillo de los Reyes de Navarra.
A la llegada al colegio, fue una noche de comentarios y recuerdos, todos queríamos hablar y contarnos nuestras impresiones, supongo que los días siguientes fueron más de lo mismo.
Estoy seguro que, si existen fotografías de esta excursión estarán llenas de ORBS de entusiasmo y de hermosos recuerdos.
Las postales ¿te acuerdas?, que he recibido desde este blog me han llevado a escribiros este relato para todos vosotros.
Aprovecho el cuarto aniversario de este blog para mandaros mi recuerdo y como dice Gabriel Celaya, en uno de sus poemas: "la memoria es un arma del futuro"
Pido disculpas po haberme alargado tanto.
Javier Cirauqui.
11 comentarios
Luis Heredia -
Porque ess increible cómo quedan las cosas grabadas para siempre cuando nos impresionan en la niñez.
Porque acabas de remover la memoria de Santiago y José Ramón y has hecho que vuelvan a revivir aquellos felices momentos.
¿No te llena de alegría y orgullo que ellos hayan vuelto a hacer el mismo recorrido contigo después de tantos años?
Mariángeles -
santiago rodriguez -
Mariángeles -
Antonio Argüeso -
federico esteban monasterio -
Me sumo al empeño del Pitu por el nombramiento futuro del "pratimonio del 59"y confirmar también, el orgullo de tenerte entre los nuestros, o mejor dicho el poder yo estar entre vosotros.
Un abrazo.
santiago rodriguez -
Hace unos años cuando residía en Barcelona haciendo un viaje singular iba por Pamplona, visitaba en Villava al P. Marino y en Pamplona el P. Huarte y desde allí me dirigia a mi destino a traves de Huesca y así poder recordar estos parajes.
Cuando vuelva a hacerlo si no te molesta, me gustaría ponerme en contacto contigo, tomar un café y hablar de Villava, pues para mi que soy leones, del pueblo de la Madre Agueda, la tierra navarra tiene un lugar privilegiado en mi memoria y mi corazón.
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
Yo estuve en leire y no vi ni la mitad de lo que tú describes a pesar de que también soy del 59. Será que no llevaba las gafas de ver como tu ves. Lo mío es ver en la oscuridad de los túneles de Pajares por los que circulaba a ciegas y sin tropezar, pero no sé contarlo como tú.
Estamos orgullosos de tenerte entre los nuestros.
Un abrazo
javier cirauqui -
Mi intención era haber escrito hacetiempo estos y otros muchos recuerdos. Tengo poco tiempo, pero lo haré. Espero encontrar elcuaderno, que no sé dondelo tengo y algunos guiones radiofónicos.
Soriano, te recuerdo
como compañero de Augusto y como un buen futbolista.
Un saludo.Javier.
José Ramón Soriano Reig -
Antonio Argüeso -
Que tu generoso relato dé ideas y alguno con buena memoria nos cuente otras excursiones. Por ejemplo una que hicimos a Castrojeriz, supongo que con Arsenio Arenas, donde tuvimos que esperar a que bajaran las cabras para que la pastora nos enseñara las bellísimas iglesias del minúsculo pueblo y creo que a Frómista, donde un cura apasionado por el arte había conseguido crear un extraordinario museo en su iglesia Yo, desgraciadamente recuerdo muy poco, justo a ese cura ya mayor y con problemas de respiración, subiendo las escaleras con pasión para describir a un público joven las bellezas que por doquier había ido recopilando y restaurando. ¡Ay si Eduardo Zarzuelo se animara...! Él es de la zona y seguro que recuerda mucho.