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EL CAPITEL DE LEYRE

EL CAPITEL DE LEYRE

Continuando con el relato de Javier Cirauqui sobre "aquella magnífica excursión", Isidro Cícero nos escribe este comentario en el blog que, por su interés, rescato a la portada de esta mañana.

 


 

Leyre

Estuve en Leyre, querido Cirauqui, el sábado hizo quince días. Por eso tu relato me resultó tan próximo. Éramos, ¿cuántos seríamos, 70? Sí, 70, sobre poco más o menos. O por ahí andaría. 

Habíamos estado a Pamplona dos días, llegados desde todos los rincones de España y nuestros anfitriones navarros nos tenían reservado Leyre como obsequio de despedida.

Los monjes, a su vez, habían tenido la gentil fineza de desplegar sobre la gran mesa de la biblioteca abacial, una selección de sus mejores fondos antiguos cuya materia tuviera relación con el motivo que a nosotros nos había congregado en Navarra a primeros de este mes. El abad y otros dos monjes nos condujeron, con toda atención, por los distintos elementos del monasterio pirenaico, que, tú describes tan magníficamente, Javier. 

Pues bien, en un momento determinado, precisamente cuando estábamos bajo el arco toral de la curiosa iglesia románica, saltó la sorpresa. Como de pasada y sin darle importancia al asunto, el abad señaló el alto capitel que corona la columna del lado de la epístola y nos indicó una inscripción árabe que se acaba de descifrar.  Imagino que esta novedad no lo es para ti, Cirauqui, pero te puedo asegurar que lo fue para mi, para el resto del grupo e incluso para algunos de los navarros que estaban allí en aquel momento. No había más que ver sus caras de sorpresa.

Cirauqui, amigo, no sé qué opinarás tú. A mi me parece bastante sensacional que una de las iglesias más primitivas de los reinos cristianos del norte contenga nada menos que en lo alto del presbiterio una inscripción en la lengua de sus adversarios, los musulmanes. Pero si esto nos parece sorprendente, ¿qué me dirás del mensaje que encierra la inscripción? El abad nos dijo que acaba de ser descifrado. 

Como muy de pasada, dijo el abad que acababan de publicar este importante hallazgo arqueológico en el boletín del monasterio, al menos eso creí entenderle, no estaba yo en las primeras filas ni mucho menos. Aquella misma noche, nada más regresar a Santander puse un correo al monasterio pidiendo por favor el boletín si es que lo que creía haber oído al abad era lo que el efectivamente el abad había dicho. Y sí. El martes recibí por correo postal el boletín, en el que Francisco Javier Ocaña da cuenta detallada del hallazgo.

Explica Ocaña que había consultado la inscripción con el Centro de Estudios Mundo Árabe de Madrid, y que la traducción es la siguiente: „No hay más Dios que Alá".

Sobre la inscripción hay tres pequeñas cabezas muy primitivas. Por debajo de ella, unas volutas, que aparte de volutas, semejan los cuerpos correspondientes a las cabezas, eso sí, tapados con túnicas, con una manta o con sudarios. 

Esta obra es más o menos contemporánea de la repoblación de León y de las grandes batallas teológico-políticas en las que se dirimía la unidad de Dios frente a la Trinidad de personas, ese misterio que tanto ha dado que pensar. 

Yo ya me he hecho mi propia película. Sin embargo me gustaría saber tu interpretación, la de Jesús Herrero y la de todos los amantes del románico, de los misterios del arte y de la cultura. A ver si se animan a comentar esta noticia. 

De Virila, no nos dijeron ni una palabra. A mi la leyenda de Virila me la había contado Habibi, pero yo no sabía si había que ubicarla en Leyre o en Ripoll.  Un cartel en el recorrido señalando algún recuerdo seguramente apócrifo de su leyenda y algún dibujo de txoris aquí y allá me la situaron no en Cataluña, si no en tu tierra navarra. 

Isidro Cícero, 21 de Marzo 2011

3 comentarios

Jesús Herrero -

Sospecho que la inscripción no tiene porqué ser necesariamente parte del contenido original del capitel. Eso no hubiera sido posible en aquellos momentos y menos en un monasterio. Es probable que cualquier artesano árabe hubiera colocado la frase como “aportación personal” en cualquier momento (antes o después de la realización y colocación del capitel, preferentemente antes), amparado en el desconocimiento general con respecto a su lengua materna.

Las tres cabecitas de la franja superior hacen referencia simbólica a la parte espiritual del cuerpo, se suponía que ahí residía la inteligencia. Nos faltan los laterales del capitel, donde, a lo mejor hay más cabezas.
En cualquier caso tres cabezas en la parte superior de la cesta también evocan la morada celestial y sus habitantes (santos, profetas, ángeles, etc.). No obstante no conviene confundir estas tres cabezas con la Santísima Trinidad. Es más fácil encontrarla representada como una sola cabeza trifacial, según opinión de algunos autores. Casi nunca como tres personajes individualizados. Eso tenía el peligro de relacionar esta “trinidad” con las “Tríadas egipcias” (dios padre, diosa madre, dios hijo), y no olvidemos que el paso del pueblo hebreo por Egipto durante más de cuatrocientos años le marcó fuertemente desde el punto de vista cultural y religioso, hasta tal punto que todavía sigue presente en la iconografía cristiana de la etapa románica, y no solo en este caso particular, sino en muchos más.

Con respecto a la parte inferior, decorada con elementos vegetales esquemáticos, es posible interpretarla como una alusión al mundo vegetal que constantemente se reproduce y renueva, es decir, por un lado se hace una referencia al Dios Cronocrátor, dominador de los ciclos vitales reflejados en la naturaleza, gracias a los cuales es posible la vida, y por otro sigue insistiendo en el concepto de “muerte-resurrección” espiritual para el cristiano.

Por último, tengamos en cuenta que todo lo que se representa en el capitel, incluida la propia estructura (capitel, columna y basa) esta concebida para cumplir las mismas funciones que nuestras señales de tráfico a efectos informativos. Por lo tanto el proceso mental necesario para captar el mensaje se producía entonces a la misma velocidad con la que nosotros interpretamos nuestros pictogramas.

Arsenio ya no se acordará de mí, pero no se me olvidará nunca que mi afición por estos asuntos me la implantó él, y después Jesús Martín. Desde aquí aprovecho, con el permiso del Furri, para mandar a los dos un abrazo de tamaño natural que me gustaría dar “al natural” y no en digital.

santiago rodríguez -

Queridos amigos:Hay historiadores medievalistas que piensan que los canteros arabes al prohibir el Islam ortodoxo la representacion del cuerpo humano e incluyendo a veces cualquier ser animado, se trasladaban hacia el norte, para poder llevar a cabo su trabajo dejando de paso su firma con aportaciones coranicas. Este parece ser el motivo segun estos de que en iglesias romanicas aparezcan extemporaneamente situaciones como la de Leyre.
Arsenio Arenas, con el que me encontrado esta tarde, acepta este criterio aunque no sea definitivo para el.
Ni la niego, ni la comparto; estoy en zona gris, mas bien negra, pues desconozco esta vicisitud; pero hago la aportación, por si puede servir de algo

javier cirauqui -

Leo con gran alegría tu escrito, Cicero, así como los de todos los demás. Quiero deciros que no sé si en aquellos tiempos, me explicaron lo del capitel con la inscripción árabe, aunque tengo un ligera noción de que sí. Lo que si estoy seguro es que si había, en aquellos tiempos, una enorme relación entre los Reyes Navarros y el mundo árabe. La arqueta de Santa Nunilo y Alodia, martirizadas en Aragón por los musulmanes. El rey Fontún, que vivió en Córdoba,llamado Fortún Garcés, estuvo mucho tiempo en esta ciudad y era abuelo de Abderramán III y al ser depuesto pasó a ser monje de Leyre. Fue el último rey de la dinastía de los Aristas. Abderramán III, llega a entrar en Pamplona y vence a los cristianos, en Liédena y la foz de Lumbier. Entonces eran reyes de Pamplona.Se iba de Córdoba a Zaragoza y de Zaragoza a Pamplona, sin dificultad en el paso. Los Banu Quasi, etc.
En visitas posteriores siempre me han explicado el capitel que tu indicas, capitel situado, en altura, al lado norte del arco triunfal y que tiene tres pequeñas cabecitas, (alguna parece que está sacando la lengua), en línea y bajo tres arcos de herradura.
Según leo en Internet en Leyre, Románico en Navarra de A.García Omedes: "entiende que estas cabezas representan de forma muy elemental el Misterio de la Santísima Trinidad. Lo curioso dice A. García Omedes, es que bajo las mismas, encerrados entre dos medios círculos hay una sucesión de trazos que trás consultar fuentes fidedignas, puedo afirmar que proclaman "NO HAY MÁS DIOS QUE ALLAH" (Traducción realizada por Ahmed Hijazi:
"Gracias por su mensaje. Realmente no tenemos especialistas, pero en todo caso podemos comentarle que estas escrituras se parecen a las escrituras del árabe antiguo en cierta medida, pero eso sí, no están hechas por la mano de un artesano, comparándolas con las escrituras trabajadas en otros templos. A nuestro juicio la frase dice: "NO HAY MÁS DIOS QUE ALLAH,"en referencia al Dios monoteista, porque Allah en árabe es la expresión que significa el dios de las religiones monoteistas y no sólo el del Islam. Un saludo."
AHMED HIJAZI.Editor Mundo Árabe.
"No es extraño, dado que en esa época, incluso los poderosos eran prácticamente analfabetos, y los "ilustrados" del momento eran en buena parte islámicos.Como signo de cultura, alguno de los reyes medievales signaban sus documentos con grafía árabe, (Es el caso de Pedro I de Aragón, el monarca que tomó Huesca)".
He transcrito el trabajo de Omedes sobre el capitel, porque no soy capaz de introducilo directamernte.
Realmente mi artículo sobre la excursión a Leyre, es un relato de mis recuerdos de aquella época y mis vivencias y sensaciones, son las del niño aquel que yo era entonces.
He hecho muchas visitas a Leyre, pero ninguna la he vivido con tanta emoción como aquella. Maria Angeles, El Monasterio de Piedra es hermosísimo, pero el de Leyre no lo es menos. Además el del Monasterio de Piedra tiene que ver mucho, con el paisajismo romántico.
Un saludo para todos. Javier.