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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

IRBERTEGUIesculturas EN VALLADOLID

Una vez más podemos afirmar que existe el arte contemporáneo, y un arte contemporáneo religioso actual. No me refiero a las esculturas que se han colado recientemente en los desfiles procesionales de nuestra querida y tradicional Semana Santa Vallisoletana, sino a una escultura que desde el silencio y el anonimato, y sin grandes fastos ni protocolos se hará un hueco en la Historia del Arte. La obra del dominico, ya fallecido, Miguel Iribertegui Eraso es de gran calidad y con una estupendo acabado donde trabaja tanto las posturas como las texturas en la materia. Es capaz de crear vida cálida en el pávido metal frío. Un arte actual que traspasa las fronteras de toda la estética barata de la sociedad actual. Un arte que atraviesa el corazón del hombre y se sitúa en el origen mismo de la creación artística, un arte que conmueve y produce una sensación extraña que llamamos experiencia estética.

Esta exposición nos revela una claridad en el gusto refinado y elegante de las obras. La temática variada del artista junto a la cantidad de obras que se exponen son un ejemplo de la destreza y el Genio, con mayúscula, del autor navarro. Las Pastorales respiran aire de tranquilidad y armonía en las variaciones que hace sobre la Sagrada Familia, mientras que Las Luchas son instantáneas mismas de la actividad en el ring. La belleza de Los Ángeles son también un prototipo y un modelo de seres celestiales que interpelan al espectador y le llenan de "un algo especial" (que todo Arte debe de tener) que le transmiten paz. Como bien indica el subtítulo de la muestra es un ejemplo de la escultura como una herramienta poética. Es escultura que destila humanidad, un arte puro de gran fuerza religiosa.

Acabo con una frase llena de significado del autor que quiero hacer mía y que resume toda una antropología cristiana del ser humano:

llamado del barro, aparecí en figura, siendo espíritu.

2 comentarios

Luis Heredia -

Como no soy crítico de Arte ni Licenciado en lo mismo, no me se expresar tan bien como Ramón. Dicho lo cual, ya lo dijo todo él por mi. Descubrí al P. Iribertegui a través de este blog y me figuro cómo era en persona, pues "por sus obras les conoceréis" y por lo que contáis de él tuvo que haber sido algo especial, como Dominico y por todo lo que os aportó a todos aquellos a los que las Artes plásticas y la pintura es para vosotros lo que a mi la música.

Ramón Hernández Martín -

Emocionado después de ver este video, del que Valentín Tascón no ha informado a los cursarios, no puedo menos de asomarme a esta ventana. Las esculturas de Miguel me encantan, las religiosas y las profanas, pues todas ellas son producto de un lenguaje de privilegiados que grita humanidad, unidad, solidaridad. En los años 89 ó 90 tuve la suerte de charlar con él algunas veces, paseándonos por los espacios abiertos de la Virgen del Camino. Él me obsequió entonces con cuatro conjuntos, en barro, de grupos de Belén, de nacimientos preñados de simbolismo navideño. Todavía conservo tres, pues uno se rompió o se deshizo. Recuerdo que en aquel entonces le insistí mucho a Miguel, con la fuerza y la sinceridad de la amistad, en que explotara a fondo el lenguaje vocacional que Dios le había regalado, el del arte, como su propio camino para la misión vocacional de evangelización que atesoraba en su alma. Ignoro si mi consejo le sirvió de algo, pero a la vista está que cuanto nos ha dejado como escultura es un grito de amor, materia viva donde sigue habitando su alma, testimonio conmovedor de la trascendencia que habita en la materia. Soy ahora consciente de que, a través de esta ventana, estoy dándole un abrazo cálido,al mismo tiempo que le digo "gracias", pues él sigue vivo en el recuerdo, en mi recuerdo, como una persona humilde por cuyo conocimiento y trato uno se siente agradecido y de cuyo magisterio uno se ha beneficiado. Sé que en este momento Miguel me sonríe, nos sonríe.