PRESENTACIÓN LIBRO DE POEMAS DE JOSÉ IGNACIO (2ª)
Como os adelantaba ya hace unos días, tenemos prevista la presentación del libro de POEMAS de José Ignacio Serrano Mallada para el próximo sábado día 9 de marzo. Junto a algunos compañeros de Asturias ya estamos visitando diferentes establecimientos de Avilés y sus alrededores donde poder celebrar este acto.
La primera idea es realizar el acto de presentación de libro y posteriormente sentarnos a la mesa para celebrarlo comiendo todos juntos.
Nos hemos fijado el tope de los 30 €uros por persona para cubrir presentación y comida.
Comprenderéis que para mejor concretarlo es necesario conocer el número más aproximado posible de personas que podremos reunirnos.
Por lo que os pido me vayáis informando por este medio, o enviándome un correo a josemaricortes@telefonica.net, de quienes estemos decididos a acompañar en este día a José Ignacio.
Por mi parte en la portada del blog, apartado de POEMAS JI SERRANO MALLADA, dejo el fichero APUNTADOS PRESENTACIÓN LIBRO con el detalle de quienes nos vayamos apuntando.
Aquí quedan las primeras inscripciones.
- josemari cortes con Alberto e Isabel: 3
34 comentarios
Luis Fernando Serrano Suárez -
Eugenio González Núñez -
mi nieta a la guardería,
y en el camino me dijo,
con cada tierno suspiro
-apenas si tiene un año-,
todo lo que me quería.
jose ignacio -
Vientos buenos,
viento templado en verano,
viento cálido de invierno
llegando siempre temprano
como el abrazo materno.
viento , viajero gitano,
coge un beso de mi nieto
y lo dejas en mi mano
cuando repose ya quieto.
Eugenio González Núñez -
porque en el norte he nacido.
Ni me inquietan las gaviotas
porque del frío han venido.
Más temo por los jilgueros,
que se han quedado sin trino.
jose ignacio -
temido por las gaviotas
y por el jilguero tardío
que tiene las alas rotas,
viento negro del navío.
Eugenio González Núñez -
se apuran mis pensamientos.
Es el viento quien los reta;
retando estoy a los vientos.
Decidme, amigos del alma
¿dónde se halla el principio
de vuestro oculto misterio?
Si de mí, callados os burláis,
voto al cielo que no miento:
peregrino he de volar
a la rosa de los vientos,
y robar de aquel lugar,
-lábaro blanco y negro,
enigmático y secreto -,
las palabras cotidianas,
donde se mece el encanto
que acaricia tantos versos.
jose ignacio -
nacido en cielo cálido.
Viento que engaña y que miente
al rolar al norte hiriente
sin calor y ya muy pálido.
Eugenio González Núñez -
volando sobre los Planos,
son ánimas de los indios
de celuloides sacados.
Nunca ganaron un Oscar
Valientes-viejos-villanos,
que deleitaron las tardes
-domingos de postguerra-
de muchachos solitarios,
cuando el jicho remataba
comanches a punta pala,
y el gallinero se convertía
en torbellino desaforado:
aplausos, gritos, silbidos
antes de volver al estudio
gris como el guardapolvos,
enorme, monacal, vigilado,
donde no podía soplar Eros,
no había trenzas ni coletas,
no cantaban los jilgueros
-¡oh pupitre de Fernando!-,
viejo testigo destartalado,
atiborrada jaula de sueños,
ausencias, libros, cansancio.
Eugenio González Núñez -
Tras la tormenta de nieve,
sobre los planos de Kansas,
jugaba el viento atrevido
con las estéreas celliscas,
y el 'Manitú' las bajaba
de soberbios rascacielos,
confortables, fastuosos
a 'reservas' ignoradas
-como aureola de besos-,
en los campos de Topika
donde aún viven comanches
en sus tierras expoliadas.
Kansas, durante la tormenta de nieve, el lunes, 25 de febrero.
jose ignacio -
Vientos en las madrugadas
siempre cierran la novela.
Eran las cinco pasadas,
ay, mi niña de canela.
jose ignacio -
viento del este, levante,
dime si llevas volando
esbelto albatros errante
que se marchó tan callando
y aún le espero anhelante.
Eugenio González Núñez -
en cortas tardes de invierno,
volaron mis pensamientos
para aquietarse en el blog
donde aletean temblando
-arrugados por los años -,
viejos suspiros del viento.
Bienvenido, fiel amigo
-Santo de Suaves y Sanas sonrisas-
alma dulce y cristalina,
para echarnos una mano
en este pulso a la vida.
jose ignacio -
viento que llevas la muerte,
viento frío de poniente,
siempre soplando tan fuerte
que se seca hasta la fuente,
viento de tan mala suerte.
Santos -
que a Eolo echáis cantares
y en su envío por los mares
de Neptuno hacéis senderos.
Recíprocos mensajeros
de versos, retos y amores,
en esta duelo de flores
sobre el ruedo de los vientos
no temáis ser más violentos
seguid, seguid ¡gladiadores!
Eugenio González Núñez -
pero apagan las candelas,
son vientos que ya no quiero
soplando a mi cabecera.
jose ignacio -
que penetran como dardos,
si me dejas con temblores
para qué trajiste nardos.
Eugenio González Núñez -
Era un viento de Castilla, pardo, arisco, alocado.
-Chifla como culebra -dijo el niño asustado.
-Baja por la chimenea, se restrega en las cenizas,
sale por la puerta carretal... -maldijo el padre indignado.
-Es un aire que agorgoja el grano -afirmó la madre por lo bajo.
-Loca me tiene este viento de arriba -renegó la abuela suspirando.
-¡Incauto viento de levante! - pienso hoy -, siempre soplaba equivocado.
jose ignacio -
cuando marchaste, cariño,
vientos de risas y cantos
por no olvidarme, mi niño.
Antonio Argüeso -
Ocasión habrá, ahora que me acerco también al jubileo, de que me lo dediques, José Ignacio. Me acordaré ese día de todos vosotros.
Un fuerte abrazo
Eugenio González Núñez -
soplaba en los almendros,
llevándose todas las flores,
devolviendo mil recuerdos.
jose ignacio -
olas de fuego de dentro,
y aunque enterrados ya yertos
soplan caricias y encuentro.
Eugenio González Núñez -
para aventar la paja y recoger el grano.
Siempre traía bendiciones del Cebreiro,
velados conjuros y piadosos recuerdos.
jose ignacio -
vivos que piden un beso,
besos que llegan cautivos
si no sienten tu regreso.
Eugenio González Núñez -
que ni los vientos aguantan,
intuyó M. Vigil, el asturiano.
Son trombas de concesiones,
que desmelenan borbones
y otros mitos legendarios.
Al vuelo los cazó Torbado en sus serias "Corrupciones":
¡Pobres coristas caldeos,
haciendo sus enjuaguitos,
recovecos del Miravalles,
a escondidas de soplones,
en mustias tardes de mayo!
Javier Cirauqui -
y entre todos degustando el bello y estupendo acontecimiento que será este día tan especial. Un fuerte abrazo para todos los que os reunais y en especial para tí, Jose Ignacio. Con todo mi cariño. Javier.
Deseo poder recibir pronto este hermoso poemario.
federico esteban monasterio -
Un fuerte abrazo.
Te deseo
jose ignacio -
y llevan el amor con hambre,
dejándote siempre abiertos
los cosidos con alambre.
José García Gómez -
Mariano Estrada -
Me encantaría estar en la presentación de tu libro, pero la distancia es excesiva...
Sé que para ti es un día importante. Por eso quiero mandarte mis mejores deseos y decirte que de algún modo estaré allí contigo.
Y tú lo sabrás.
Un fuerte abrazo
Jesús Herrero Marcos -
Mallada, no podré estar contigo ese día, pero te prometo que en cuanto me jubile, que ya no falta mucho, recuperaré el tiempo perdido e iré a verte ex profeso para que me autografíes el libro de cara al mar salado, que es como tus poemas pero más mojado. No obstante, como me imagino que nos pasará a todos los que no podemos ir, estaré allí intensamente en espíritu.
Manolo Díaz -
Un abrazo
Manolo
Eugenio González Núñez -
Un abrazo efusivo.
Dicen que a Roma no llegan
ya los vientos de continuo,
porque la Iglesia cerró
las ventanas al Espíritu.
Sin aliento, fatigado y demacrado,
dimitió, venerable anciano, Benedicto.
¡Ay qué diablos! -dijo la vieja de Yermo.
¡Abran de una vez las puertas,
dejen que sople el Espíritu!
Nota explicativa para no profesos: En Yermo, cerca de Caldas de Besaya, situado en un hermoso valle, había (hay) una pequeña iglesia, una verdadera joya del románico, custodiada por una sacristana ladina, salida de los cuentos de hadas. Parecía a primera vista una come frailes tiernos, en toda regla, encorvada, enlutada, malhurmorada, pero luego se tornaba simpática y asequible, aunque a veces su risa histriónica seguía asustando a los más incautos. Por allí merodeábamos con frecuencia los coristas (¿), atraídos por las bellezas del paisaje y el arte de la preciosa iglesita listos a iniciarnos con el primer cigarrillo, rubio o negro-, amén de deleitar nuestra vista acechando unas pastoras tentadoras, jóvenes y galanas, aburridos ya de mirar y remirar tantos folios de tinta, violeta primero, negra después, hechos en el renqueante mimeógrafo del Centro. De Yermo era Tista (caro me costó recordar su nombre), el albañil que trabajaba en el Convento, así como su ayudante Pillo. (¡Pillos tiempos aquéllos también!)
Jose Maria Cortes Aranaz -
En próximos días informaré de todo.
besos.
el furriel.
Enrique Frade -
quique frade.