PRESENTACIÓN ÁLBUM DE LAS FOTOS (Intervención de Carlos Tejo)
A LALO F. MAYO. Mira que me da a mi qué pensar lo de Lalo. No, no voy a hacerte la pelota, tranquilo, Dicen que dijo Manuel Rodríguez, “Manolete”, después de pasar una jornada en mi pueblo,: “Ribadesella es el lugar más hermoso que vi, y donde menos adulones encontré”.
Lalo no es componente de las yeguadas llamadas “pata negra” y, sin embargo, tal parece que perteneciera a todas ellas.
Primero fue aquella aventura de LA VENDEDORA DE GLOBOS del admirado amigo Isidro Cicero.
Vamos a ver Lalo, ¿A ti quién te iluminó para emprender tarea tal? Si querías hacernos felices lo lograste, pero vaya responsabilidades te coges sin que nadie te lo pida. Si me dices que lo hiciste por la fartura (comilona) que tuvimos después, en aquella bodega, entonces bueno, la fartura es una buena razón.
Porque la presentación de La vendedora de Globos…estuvo bien, la lagrimina por lo del jersey amarillu…también, les pijadines aquelles, toes amarilles, que trajo Luisito Heredia…reímonos un buen ratu, pero la fartura en aquella bodega, Lalo, reconócelo, tú hiciste lo del libro por eso.
Hablando de comida, A Ribadesella llegó a principios del siglo XX Pepín Alas, primo carnal de Leopoldo Alas “Clarín”. Esti Pepín era tan poca cosa que se le conocía como Pepín Migayina. Fue un gran señor, sin dinero, y, además, pasado el tiempo, bisabuelo de mi cuñada Tensi, la mujer de mi hermano pequeño Nacho, que ya está en el Norte.
En casa de Pepín Alas todos los años se mataba el gochín y observaba con desagrado que la mitad desaparecía repartido entre los vecinos –“Mira Ramonina, le dijo a su mujer, en casa somos bastantes bocas, no para comer el gochín nuestru, si no una docena más. Vamos a matar dentro de quince días que está buena la luna…y como quien no quiere la cosa, desde mañana puedes empezar a regañar con las vecinas…Eso sí, siempre guardando respeto, pero que te vean seria…buena vecindad, la justa” y así fue, quince días antes y quince días después del sanmartín, no saludaron a nadie. Eso sí, los onces meses restantes la armonía de la familia Alas con la vecindad era completa y perfecta.
Volviendo a la “Vendedora de Globos, Lalo, gracias.
A propósito, tengo un recuerdo muy especial de aquella tarde cuando Conchi, la del querido Marcelino, bromeaba con Ana, la hija del no menos querido Manolo Centeno, sobre la buena pareja que haría con su hijo Marcelo. Desde aquí, un beso para ellos. Sabemos que están en la mejor compañía.
Pero vuelvo a lo nuestro Lalo ¿Y el segundo tomo, el de los CUADERNOS DE LA MEMORIA? Sabes una cosa, Lalo, Esa recopilación de historias me recuerda mis andanzas primeras con la grabadora a cuestas, recogiendo testimonios e historias por los caminos de Ribadesella…e historias legendarias leídas sobre mi pueblo.
Un pintoresco personaje, apodado “Polín” era jefe, municipal y sereno. Los tres cargos, fundidos en un solo sueldo, los asumía con toda responsabilidad. Además era sacristán.
A principios del pasado siglo, Casa Amalina era el establecimiento más popular de Ribadesella. Allí había de todo. Ultramarinos, bebercio sobre todo, y toda clase de artefactos menores de pesca.
Este personaje, “Polín”, tenía la obligación de comunicar al Ayuntamiento todo lo acontecido durante el día. Este es el parte de aquella jornada: “A las once de la noche, hora en que me retiro, Amalina está abierta y con nueve hombres dentro”. Firmado “Polín”.
Unos días antes, el bueno de “Polín” se había topado con una vecina, Eloína, que tenía una boca como una escombrera.
–¡Polín!, le dijo Eloína, “La playa está sucia, pero sucia sucia”. - Como las conciencias, Eloína, como las conciencias, le replicó aquel.
Vuelvo contigo Lalo,
Lo de los Cuadernos de la Memoria, eso fue, digo yo, porque querías tener dibujos originales del Jesusito Herrero… eso si, de balde, y no te atrevías a pedírselos. Que bien guapos son…y baratos te saldrían, supongo, que de Jesús, el de Palencia, se entiende, no me fio.
Lo de baratos también es un decir, ya que el trabajo de confeccionar el libro, horas de ordenador, recopilar las historias extraídas del blog, las negociaciones con la imprenta, viajes, teléfono, etc. no sé si compensan los honorarios del Herrero.
No sé si su cotización de artista llega a la cotización de tus horas de soñador desinteresado.
Y nosotros, una vez más, aprovechándonos de tus desvelos.. Pues eso, Lalo, gracias otra vez.
Y ahora qué excusa buscamos para este tercer tomo?.
¿Que querías salir en la foto? Ya, y para eso recopilaste… más de mil. Pareces de Gijón, que todo es aumentativo… bueno, tu eres, salta a la vista, aumentativo de por si, pero si digo que eres como los de Gijón es por aquello de El Molinón, La Escalerona de la playa, les Chapones, que es una escultura con tres chapes agujereaes, les Letrones, que ponen “Gijón” en el muelle, que digo yo, si ya estás en Gijón pa qué sirven? ¿Y el parque ese, que se llama Los Pericones?, todo así, a lo grandón, hasta la afición del Sporting que se llama la Mareona.
Menos el Heredia, que le llamamos Luisito, él debe ser la excepción.
Hablando de exageraciones, -abro otro paréntesis- Son legendarias las luminosas fantasías de un vecino de Ribadesella de principios del pasado siglo, Barquera, le llamaban.
Esto narraba el marino: “En un viaje a Londres en el bergantín “Estrella”, llevaba conmigo un mastín que era la admiración de propios y extraños. Fondeamos al lado de un barco danés que también traía a bordo un perru preciosu, Empezó a nevar y bajamos todos al interior del buque a comer el racho. Sobre cubierta no quedaron más que los perros. Yo sentía ladrar fuerte y pensé: Hasta que no se hagan amigos van a darnos la lata…Pasó algún tiempo y luego hubo un silencio grande. Cuando subí a cubierta me creí dueño de una pesadilla y empecé a restregarme los ojos, al ver en la popa… dos rabos….Señores, narraba Barquera, ¡Los perros se habían comido el uno al otro!...”
Pero volviendo al Álbum de fotos, menuda pechada, hermanu, te metiste. Por ello, Lalo, gracias por tercera vez.
No sabía cómo agradecértelo, y hace unos días diome un arrebatu, como el que me dio un día antes del encuentro en Palencia, en el 2012, en el que pinté un acrílico con el retrato de un amigu, al que quiero un montón. Y no voy a decir quién es, ni si se llama como yo o no, que igual si; ni si es de la yeguada del 62 o no, que a lo mejor también; ni si pesa unos cuantos quilos más que yo, o no, o sí; no insistáis que no voy a decir de quien es el retratu aquel, porque eso es un secreto que guardamos Carlinos Bañugues y yo, y no hablo más de ello.
Pues eso Lalo, cogí una foto tuya y, la verdad, no eché una hora, de ahí que saliera lo que salió, un retrato acrílico rápido, con pinceladas sueltas y gruesas.
Saliste, creo, un pocu más mayor de lo que en realidad eres y aparentas en directo. La mi santa, Marián, dice que algo sí te pareces. Si lo dice ella, yo contentu. Como está hecho con todo el cariño y agradecimiento, a pesar de las limitaciones artísticas, espero contar con la benevolencia tuya, de Rosa y del respetable.
Lalo, ahí va tu coletilla: salud, para que la compartas con Rosa, Noa, con los tuyos y con los que te queremos.
(Aquí se le hizo entrega del retrato)
¿Y quién tuvo que aguantar las neuras de Lalo? Pues Rosa.
Rosa, este detalle es para ti. Es un libro que escribimos un amigo y yo después de patear Ribadesella y escuchar historias semejantes a las narradas anteriormente. “Ribadesella en sus manos”
No lo abras ahora, hoy, el libro protagonista es el que estamos presentando: EL ÁLBUM DE LAS FOTOS.
Para tu dedicatoria me acordé de aquel álbum de cromos de Pinón, Telva y Pinín, que coleccionábamos los críos de entonces de toda Asturias y que decía: LES AVENTURES DE PINÍN
QUE DE PINÓN YE SOBRÍN
Y me dije, pa la dedicatoria voy a poner:
A LA MUY PACIENTE ROSA
QUE YE DE LALO LA ESPOSA
Pero no me pareció serio.
Ya sin más, Rosa y Noa, la dedicatoria es otra, y ya la leeréis.
(Aquí se le hizo entrega del libro a Rosa)
4 comentarios
Isidro Cicero -
Mariano Estrada -
Jesús Herrero Marcos -
el anonimo de la 898 -