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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

NO RECUERDO NADA TRAUMÁTICO DEL COLEGIO

NO RECUERDO NADA TRAUMÁTICO DEL COLEGIO

Entrevista aparecida en el Suplemento Siglo XXI de la Nueva España de Oviedo, a nuestro compañero, gloria del 61, Javier Fernández Vallina.

Os trascribo el texto y os dejo las páginas originales del periódico en el álbum PRENSA de Ver fotos/Documentos.


 


 

Memorias 1 y 2 | Javier Fernández Vallina, profesor de la Complutense y exconsejero del Principado

 

"Al llegar al Gobierno del Principado hice algo que a algunos les extrañó: el interventor que correspondía a mi Consejería era Luis Francés, marido de Mercedes Fernández, del PP, y alguien me dijo que lo podía cambiar, y respondí que no"

 

"Los GAL me produjeron ruptura moral, pero comprobé que González acabó con ello"

Francisco Javier Fernández Vallina nace en Sama de Langreo, en 1951, y su condición de asturiano fue el argumento que el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, esgrimió en 1999 para ficharle como consejero de Educación y Cultura de su Gobierno. "Lo hizo con su poder de persuasión", evoca Vallina, que dicta sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA en esta primera entrega y en otra más mañana, lunes. Otro factor para acudir a él había sido su larga trayectoria en el Ministerio de Educación, con los ministros Maravall, Solana y Alfredo Pérez Rubalcaba. Con este último también había pasado, como jefe de gabinete, al Ministerio de Presidencia entre 1993 y 1996. Fueron los años "más duros", con sucesos como el escándalo de la organización antiterrorista GAL, "que me produjo una ruptura moral, pero comprobé personalmente que Felipe González fue el que acabó con ello". Fernández Vallina tuvo en su juventud una etapa como religioso dominico. Llegó "a tomar los hábitos", pero lo dejó en primero de Filosofía y volvió a Sama con inquietudes de justicia social e ideales de un cristianismo reformado por el Concilio Vaticano II. Estudia Filosofía y Letras, rama de Filología Semítica, entre Salamanca y Madrid. Hace su tesis doctoral sobre el Libro de Job –dirigido por Alejandro Díez Macho, un eminente filólogo bíblico–, y se implica después en el movimiento de los "penenes", que reivindica mejores condiciones laborales para los profesores no numerarios de la Universidad española. Después, forma parte del equipo del rector de la Complutense, Ignacio Bustelo, y en 1984 Pérez Rubalcaba le llama al Ministerio para desarrollar la ley de Reforma Universitaria (1983). A continuación, participa en la elaboración de la ley de la Ciencia y de la LOGSE, "con enormes discusiones, pero con el consenso final, menos el del PP". Vallina reconoce, no obstante, que "no tuvimos los medios para desarrollarla porque se nos vino encima la crisis de 1992-93", aunque dicha crisis "se encauza en el último año de González y el ministro Rodrigo Rato, del PP, reconoció que iba a continuar la senda que había iniciado su predecesor del PSOE, Pedro Solbes". Tras esa etapa política, en 1996 vuelve a la Complutense, al departamento de Estudios Hebreos y Arameos, que en el presente dirige. Lo hizo en calidad de profesor titular, "lo mismo que le ha sucedido a Rubalcaba recientemente". En esos años "cuaja en la Complutense el Instituto de Ciencias de las Religiones, que es el primer centro de esas características en el ámbito público y laico español, algo que, sin embargo, era habitual en Alemania o Inglaterra".

Ya en el Gobierno del Principado, supervisa las transferencias en Educación y "fueron años de mucha construcción política y civil, ya que, salvo el Niemeyer, se gestaron en esa legislatura las infraestructuras culturales más potentes de Asturias". Fue viceconsejero suyo José Luis Iglesias Riopedre, envuelto años más tarde en la "operación Marea". "El Riopedre que yo conozco es un hombre ejemplarmente austero, con unas cualidades enormes y que venía de un pasado de entrega y de una raíz cristiana; cuando leí lo de la ´operación Marea´ fue un trauma para mí, pero tengo que suspender el juicio porque no conozco esa parte". En cuanto a sus propias responsabilidades, Fernández Vallina evoca que "hice algo que a algunos les extrañó, pero que para mí resultaba una satisfacción: el interventor de mi Consejería era Luis Francés, marido de Mercedes Fernández, del PP, y alguien me dijo que lo podía cambiar, pero respondí que no".

Memorias 1 | JAVIER FERNÁNDEZ VALLINA | Profesor de la Universidad Complutense (Estudios Hebreos y Ciencias de las Religiones) y exconsejero del Principado

"Fraga habló en Salamanca del centro político y pregunté: ´¿Cómo dice eso si aquí no hay formalmente izquierda?´"

"Siendo monaguillo en Sama vi cómo una persona se presentó en la sacristía con una pistola y amenazó de muerte al cura José Luis Ortiz, autor de la famosa homilía que leen en tiempo de Tarancón los curas obreros"

 

Lolina la de Castaño. "Nací el 27 de mayo de 1951, en Sama de Langreo. Mi madre, Dolores, era una mujer sencilla, apenas sin estudios y que a los 9 años fue a servir a otra casa, la de la famosa Sastrería Castaño de Sama, que es la de mis recuerdos de infancia y de mi socialización. Y por ello a mi madre la llamaban Lolina la de Castaño. Mi padre, Iluminado, era practicante de noche, e incluso partero, y toda la vida estuvo en el famoso Sanatorio Adaro de Sama. Es el entorno familiar, sencillo, de mi hermano mayor, Emiliano, y el mío. Los años 50 y 60 en Langreo eran expresión de un medio dominado por la mina, pero con esa especie de ilusión colectiva de toda familia para que sus hijos alcanzaran el mayor nivel de educación posible. Mi hermano fue al colegio de La Salle de Ciaño y después al Corazón de María de Gijón, de los Claretianos. Posteriormente estudió en Salamanca y llegó a catedrático de Filología Latina en su Universidad. Se acaba de jubilar y se dedicó no poco a la historia de Asturias, porque trabajó sobre el latín tardío de la cristiandad y el latín medieval, y su tesis fue sobre el obispo Pelayo de Oviedo. Yo fui al colegio de las Dominicas de Sama, de los 3 a los 10 años, y el Bachillerato lo hice con los Dominicos de La Virgen del Camino (León), que era escuela apostólica o criadero de posibles vocaciones. Fue mi caso y a los 16 años fui al noviciado de los Dominicos en Caleruega (Burgos), durante un año. Allí tomé los hábitos y fui a estudiar Filosofía en Las Caldas de Besaya (Santander), pero durante el primer año lo dejé y volví a Sama. Hago el PREU (Curso Preuniversitario), que era lo que me faltaba para completar la Enseñanza Secundaria, en el Instituto de Sama Jerónimo González, casi recién inaugurado. Ahí tengo mi primera experiencia político-social, digamos, ya que mi curso hace la primera huelga, algo que entonces ni se concebía. Nos imponen castigos que consistían en quitar puntos de los cien que te daban al comienzo del curso, pero no llegó la sangre al río. Recuerdo también perfectamente una manifestación en el parque de Sama, a mis 17 o 18 años".

Una Sama vital. "Ese parque es el de mis recuerdos de infancia. Aunque de mayor sí me di cuenta, en esa infancia no percibí nunca un cierto divorcio social entre una ’aristocracia’ poco minera y un mundo obrero separado de ese grupo social más de servicios. Pero de niño, la socialización que hacíamos en las monjas me resultó muy positiva. Hijos de mineros y trabajadores o hijos de otra clase nos uníamos y no había impresión de quién era hijo de tal o cual, sino que éramos ’el de Florina, o de María o del paisano tal’. Recuerdo los muchos juegos en la calle, las partidas de banzones, o de canicas, como se decía fuera de Asturias; o les fiches, o chapes, que hacíamos poniendo un cristal y fotos de jugadores a las chapas; o ver a las crías jugar al cascayu. Era también una Sama muy vital, con cuatro cines y un teatro, y una vida cultural muy importante. Era un buen momento de la minería y de la industria, y circulaba el dinero. Y Langreo y Sama eran un lugar de comercio al que bajaban desde Laviana y Campo Caso. Y recuerdo también una anécdota muy personal: yo era monaguillo y debía de apuntar a que quería ser cura. A mis padres, y especialmente a mi madre, que era muy religiosa, les hacía ilusión, y cuando tenía 8 años mi madre me puso para Reyes una casulla, un alba y una estola como Dios manda. Y entonces iba a las Dominicas del colegio o del Sanatorio Adaro y les hacía una misa, e incluso, según me contaron después, les llamaba la atención si no atendían a mi homilía. De algún modo, aquello reflejaba la España que estábamos viviendo".

Crisis vocacional. "No recuerdo nada traumático del colegio ni en el internado en León. Los Dominicos tenían un interés inmenso por nuestra formación humanística. Allí había cine, un teatro y rondalla. Hice solfeo allí y tocaba la guitarra y el piano, y estaba en el grupo de teatro. La vida era probablemente demasiado interna, pero llena de una cultura enorme. Por ejemplo, en mi tiempo no se hablaba siempre en el comedor, sino que ponían música clásica, lo cual significaba que terminabas el Bachillerato no sólo identificando a Tchaikovsky o Beethoven, sino disfrutando del ’Réquiem’ de Mozart o de ’La Pasión según San Mateo’ de Bach. Escojo el Bachillerato de Letras, con Latín y Griego, y los Dominicos ampliaban nuestros estudios con su buena tradición histórica. De ahí que conserve hasta hoy el cariño a la historia de la orden dominicana. En ese sentido, soy más dominico que jesuita, si es que las órdenes pudieran verse enfrentadas.

Vallina en la piscina del Colegio de la Virgen del Camino entre Chema Sarmiento y José Antonio, el buen prior.

Son los años del Concilio Vaticano II y nuestra asimilación de ese Concilio en La Virgen del Camino fue intensa, especialmente con un maestro de novicios, el padre Pedro, que aún vive. Tengo la percepción de ver incluso a los propios dominicos con una dialéctica interna en la que había más partidarios del Concilio, y en ese momento sé quiénes son los teólogos Congar o Schillebeeckx. En el noviciado de Caleruega somos los primeros en esbozar una liturgia en español y se acrecienta en mí el interés intelectual por la religión. Pero también la reflexión crítica sobre la Iglesia, sobre la sociedad y sobre qué podía significar ser cristiano en ese momento.

Momentos previos a la toma de hábito en Caleruega, 1967. PPedro, José Antonio, Vallina, Marcos, Josemari Cortés, José Ramón, Domingo, Santos y Graña.

A mis 16 o 17 años vivo la crisis vocacional, que en mi caso se produce por una discusión cuasi teológica que todavía recuerdo: me negaba a aceptar que la vida monástica fuera cualitativamente mejor o más propicia para la relación con Dios y con la salvación que la de cualquier persona.

Aquello me producía casi ansiedad: ¿cómo era posible que se predicara que había dos clases de personas? Era una discusión que tenía con mis profesores y, a la vez, tenía la conciencia de que la radicalidad en la justicia evangélica debía ser muy importante".

Vallina junto a Tarno en una excursión en el año de Noviciado en Caleruega.

Amenaza de muerte. "Se va acrecentado en mí un compromiso razonablemente social y político, especialmente cuando vuelvo a Sama y veo las luchas de ese tiempo. Recuerdo algo muy importante: había un sacerdote en Sama, José Luis Ortiz, autor de la famosa homilía que leen en tiempo de Tarancón los curas obreros de Asturias en medio de las huelgas. Fui testigo directo, como monaguillo, de que un día, durante la homilía, alguien grito en voz alta que el cura estaba politizando la vida. Y al acabar esa misa, esa persona se presentó en la sacristía con una pistola en las manos y amenazó de muerte a José Luis. De mi regreso a Sama también recuerdo que formamos la primera pandilla mixta, de chicos y chicas, y creamos el Club Ágape en unos locales de la iglesia. Allí organizábamos conferencia o cantábamos. Después íbamos al bar y al vernos juntos, hombre y mujeres, los paisanos del chigre se escandalizaban, al mismo tiempo que alegraban el ojillo viendo entrar a mozas de 17 o 18 años. De ese grupo procede quien es mi mujer, María Covadonga Vázquez, que era de Noreña, pero desde los 5 años vivía en Sama. La conozco al volver de los Dominicos, y cuando me voy a la Universidad de Salamanca nos planteamos con absoluta libertad que teníamos toda una vida por delante. Ella era más joven que yo y estudió Biología. Hoy es catedrática de Microbiología de la Complutense. Me voy a Salamanca porque allí es profesor mi hermano y me dice que esa Universidad tiene un poso para las Letras. Hago los dos años de comunes de Filosofía y Letras y cojo la asignatura de Árabe, porque en La Virgen del Camino ya me llamaba la atención todo el Oriente Medio, el mundo egipcio, mesopotámico, el Israel antiguo? Y me entero en Salamanca de que hay una cosa que se llama Filología Semítica, pero, desgraciadamente, sólo en Madrid. Y digo desgraciadamente porque los dos años en Salamanca fueron de inmensa felicidad. No sé bien cómo hacíamos tantas cosas: yo era delegado de mi curso, lo cual en aquel momento significaba encerrarse en un edificio o acudir a mil asambleas; además, estaba en la tuna de mi colegio mayor y había que cumplir todos los sábados saliendo a los colegios mayores de las mozas, y estaba en el coro universitario y en el grupo de teatro que se funda en ese momento en la Universidad y que viene a dirigir nada menos que Martín Recuerda. Al mismo tiempo tenemos la propia vida intensa de estudios; yo no era empollón, pero no sacaba malas notas".

"Compañeros de viaje". "Fueron dos años muy intensos en compromiso político, pero que, por fortuna, no me llevan nunca a la cárcel ni a la militancia directa en ningún partido, y especialmente en el que en ese momento es la referencia, el Partido Comunista. Y no milito porque juzgo que ningún grupo puede sustituir a otro y en cierto modo todos éramos "compañero de viaje" frente al franquismo o al régimen de la dictadura. No tiene mucha importancia, pero protagonicé un suceso con Fraga. Yo estaba en segundo curso y él fue como ministro a dar una conferencia en la Facultad de Derecho. Fraga defendía en aquel momento una cosa muy interesante para luego comprender la Transición: lo que él llama el centro, la vida política equidistante, la moderación respecto a posiciones ultramontanas, más conservadoras o directamente propias del régimen. Se armó un gran follón al final de la conferencia porque yo le hice una pregunta: ’¿Cómo habla usted de un centro si en este país no existe izquierda formalmente?’ Se puso muy incómodo, como diciendo ’estos chicos jóvenes vienen pegando y qué se habrán creído’".

No existe el infierno. "Me vine a Madrid, estudié Semíticas y después hice Filosofía Pura. Pero María Covadonga se fue entonces a estudiar Ciencias a Salamanca, con lo que mantuvimos un noviazgo a distancia. Luego viene a Madrid a hacer la tesina y ahí comienza nuestra vida en común. Hago la tesis doctoral en el ámbito del hebreo y los estudios judíos, sobre la versión aramea del Libro de Job, que nunca se había estudiado. Mi maestro en la carrera y mi director de tesis fue el catedrático Alejandro Díez Macho, al que recuerdo con infinito cariño, aunque tuvimos grandes discusiones. Él era un hombre sabio en el mejor y más profundo sentido de la palabra, y al mismo tiempo muy conservador en Teología, pero muy abierto en la exégesis. Venía con su sotana a la Facultad, ya que era religioso de los Misioneros del Sagrado Corazón. Él era consciente de mi compromiso político y que me movía en un ámbito socialista, pero nunca me lo recriminó. Hubo una relación grande entre los dos, que llega a discusiones importantes. Hay una que nunca he contado públicamente, pero que recuerdo con un afecto enorme. Yo sostenía que el infierno no existía, y por razones éticas de una condena permanente, que parecía contraria a la raíz del mensaje evangélico. Pero también decía yo que los textos bíblicos no avalaban razonablemente un infierno como el que se predicaba. Y él me decía: ’No, Javier, eso no lo puedes decir porque hay suficientes argumentos y al mismo tiempo hay una tradición teológica que en el Concilio de Trento cuaja como definición dogmática’. A mí no me importaba mucho esa tradición dogmática, sino que con los textos, con la tradición judía y la tradición primitiva cristiana era muy difícil sostenerlo. Pasan cuatro o cinco años y siendo yo profesor ayudante un día me coge por el hombro, cosa que era muy rara por el recato que tenía una parte del clero, y me dice: ’¿Te acuerdas de nuestra discusión sobre el infierno? He estado estos años dándole vueltas y quiero confesar que el infierno existe, lo dice Trento, pero no va nadie’".

Movimiento de "penenes". "Como profesor ayudante entré en el departamento de Hebreo y aquí continúo. Eran plazas mal pagadas y eso me hace entrar en el mundo de los ’penenes’, PNN, los profesores no numerarios. Hacemos un trabajo contra el régimen y al mismo tiempo reivindicando unas condiciones laborales razonables. La Universidad está creciendo, pero con recursos humanos muy mal ordenados en los que los PNN sostenían parte de la docencia. Empiezan las huelgas en 1977 y en cierto modo hago de coordinador, ya que la Coordinadora Nacional viene a reunirse en nuestra Facultad. Eso me da conocimiento de mucha gente y de personas vinculadas al PSOE. Yo había tenido una experiencia muy satisfactoria desde el punto de vista humano y social de estancia en la JEC (Juventud Estudiantil Católica), equivalente universitaria a la JOC (Juventud Obrera católica). Teníamos campamentos provinciales en Oviedo o en Gredos y realizábamos una reflexión sociopolítica en el ámbito cristiano progresista y posconciliar. Mi pertenencia al PSOE llegará más tarde, pero la JEC y el movimiento de PNN son los precedentes".

 

 

 

Javier Fernández Vallina (Sama de Langreo, 1951), culmina sus “Memorias” para LA NUEVA ESPAÑA evocando su paso por el Ministerio de Educación, por la Vicepresidencia del Gobierno –con Alfredo Pérez Rubalcaba–, y por la Consejería de Educación Y cultura del Principado, hasta retornar a su puesto universitario como director, en la actualidad, del Departamento de Estudios Hebreos y Arameos de la Complutense.

Militancia. “Llegan las primeras elecciones democráticas en la Complutense y sale elegido el rector Francisco Bustelo, socialista y profesor de Historia de las Ideas Económicas. Él crea lo que se llamó el ‘miniclaustro’, ya que la legislación no permitía a los profesores no funcionarios que estuvieran en ningún cargo académico. Pero Bustelo quería la participación democrática en la responsabilidad del servicio público y nos nombra a dos o tres vicerrectores adjuntos. Eso me lleva a tener la primera responsabilidad pública y en 1984 Alfredo Pérez Rubalcaba, director general en el Ministerio de Educación me pide que vaya a su equipo para desarrollar la Ley de Universidad. No era mi plan. Tenía 33 años, me había casado en 1977 y mi primera hija había nacido en 1978 (tenemos dos hijas: María, pintora, y Marta, antropó- loga). Lo hablamos en casa y pensé que aquel Gobierno trataba de hacer los cambios estructurales que hacían falta en el país y parecía razonable unirse a ello. Me comprometo con el PSOE y empiezo a militar, hasta hoy”.

 

Rubalcaba, centrocampista. “Conocía a Rubalcaba del movimiento de ‘penenes’. Era muy joven y muy brillante y empezó una relación muy fuerte de amistad. Cuando se haga la historia de estos años, Rubalcaba figurará como hombre muy relevante en el socialismo. Casi siempre lograba consensos aparentemente imposibles. Decíamos de él, en plan de broma, que era capaz de vender una moto un poquito vieja, pero que nos llevaba a todos. Su habilidad es como la de un centrocampista excepcional, pero es un hombre humilde, políticamente hablando, y de una vida personal absolutamente austera. Su momento final en política ha sido de un gran sacrificio del que fue absolutamente consciente”.

 LOGSE: equidad y calidad. “En Educación, cojo a los ministros Maravall, Solana y Rubalcaba. La ley de Universidades estaba hecha y hubo que elaborar sus reglamentos. Luego vinieron la Ley de la Ciencia y las sucesivas leyes de educación. No me toca la LODE, pero sí la LOGSE porque paso de director general de Universidades a director de gabinete de Solana. Con la LOGSE hubo una ilusión colectiva muy grande; obviamente, con enormes discusiones, pero hasta lograr el consenso de todos, menos del PP. Hay que reconocer también con honestidad que no tuvimos los medios necesarios para desarrollar una ley tan ambiciosa, porque la crisis del 92-93 nos produjo una insatisfacción presupuestaria. El principio fundamental de la LOGSE fue una equidad radical, como sucedió con la extensión de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años. Muchos alumnos podrían acabar sus en la Universidad o en la Formación Profesional, que también se reguló. No conozco a nadie, incluso en posiciones contrarias a la izquierda o al socialismo, que ponga en cuestión que un niño y un adolescente puedan concluir su carrera. También creo que deberíamos haber hecho un mayor énfasis en el esfuerzo personal que exigía una educación de calidad, pero esta es una asignatura pendiente y muy complicada, que exigiría un verdadero cambio cultural. Pero yo creo que el acierto de la LOGSE permanece todavía como una conquista de que equidad y calidad no pueden ser términos antagónicos. Es tan evidente como que salimos bien en el informe PISA en equidad y todavía nos falta algo en la calidad necesaria. Pero en la actualidad me produce pesar que no haya un consenso en educación. Hubo esfuerzos y recuerdo el del Ministro Gabilondo, pero todavía soy incapaz de saber por qué el PP daba un giro y se tiraba por la borda.

Roldán y los GAL. “En Vicepresidencia, con Rubalcaba, de 1993 a 1996, tuve la experiencia más profunda desde el punto de vista político y, personalmente, la más dura. Surgió el escándalo de Luis Roldán, director general de la Guardia Civil, con una bomba diaria en los periódicos. Y el caso del GAL fue para mí una verdadera conmoción y ruptura moral interior. Tanto el periódico ‘El Mundo’, como el propio Aznar, después de que perdiera las elecciones de 1993, insisten en ello y Ansón hablaba de la estrategia para eliminar del Gobierno a González, porque, si no, iba a seguir eternamente ahí. El GAL había existido, pero de lo que tengo absoluta claridad, porque me tocó repasarlo, es que la responsabilidad mayor para que terminara de una vez por todas fue de González”.

 

 

Ciencias de las Religiones. “En 1996 vuelvo a la Universidad como profesor titular y en ese momento está cuajando el Instituto de Ciencias de las Religiones, que yo había colaborado a crear con otros muchos profesores. Era la primera vez que en la historia de Espa- ña aparecía en el ámbito público y laico el estudio científico de las religiones, y no estoy desmereciendo los que hace la Iglesia católica u otras confesiones. En el Instituto trabajan hoy profesores de Filosofía, Filología, Literatura, Historia, Sociología, Políticas, Antropología, Psicología, Neurociencia y Derecho Eclesiástico del Estado”.

Dos argumentos de Areces. “En 1999 me llama Areces al Gobierno del Principado y me da dos argumentos sobre los que no pude decirle que no. Uno, nuestra tierra, Asturias, y otro, que supuestamente yo debía saber algo de educación y él necesitaba alguien que le ayudara con las transferencias educativas que Asturias tenía pendientes. Puedo confesar que al parece pensaron también en mí para Castilla La-Mancha y hubiera dicho que no, pero la suma de los dos argumentos de Areces… Y hacerlo en y por mi tierra fue un honor, el mayor de mi vida, al lado de la conciencia de muchísimas insuficiencias que yo tengo y que pude manifestar. Fueron unos años de mucha construcción política y civil, porque, salvo el Niemeyer, todo se gestó en esa legislatura. Lo último que quedaba acaba de ser inaugurado: el Museo de Bellas Artes. De aquella época es la Laboral, el Archivo, los diversos museos, como el Jurásico o el de la Prehistoria, la extensión de la red de bibliotecas, etcétera. Recordaré siempre un editorial de LA NUEVA ESPAÑA que decía que el sector turístico sólo se desarrollaría cuando se dotara a Asturias de infraestructuras culturales importantes. Eso es lo que nos empeñamos en hacer. ¿Salieron maravillosamente? ¿Fueron lo que debían ser? Podemos discutir mucho, pero recuerdo, por ejemplo, que me obsesionaba que 150.000 metros cuadrados de la Laboral pudieran estar en desuso y sin una finalidad de servicio público fundamental. Y luego, no sé si fue error mío o no, pero me dio mucha pena no llegar a un consenso mayor sobre el bable”.

Asturias es maravillosa en capacidad de producir dinámicas sociales. Pocas regiones tienen tal cantidad de asociaciones, grupos, etcétera, pero, junto a ello, hay una cosa muy dura: la incomprensión de la cosa pública. No me refiero a la crítica hacia el político, que me parece maravillosa, sino a la comprensión de que tenemos una joya, no ya de la naturaleza, sino en unos servicios públicos importantísimos de los que no nos sentimos orgullosos. No somos colectivamente tan conscientes de ello como deberíamos y no hemos llegado todavía a dotarlos como fuentes de riqueza. Por ejemplo, la capacidad de formación de Asturias es una de las mejores de España, junto al País Vasco y Navarra, con toda probabilidad. Sin embargo, no hemos sabido convertirlo en una verdadera industria de la educación. Podíamos formar a mucha más gente en condiciones excelentes, lo cual daría de sí un incremento en I+D, en valor añadido, en innovación... Pero todavía no somos capaces de hacer tejido institucional o colectivo”. “Asturias tiene la mejor capacidad de formación de España, pero sin aprovechar” “El principio de la LOGSE fue la equidad, pero creo que deberíamos haber hecho un mayor énfasis en el esfuerzo personal”

 

 

 “ El Mundo’ y Aznar insisten en los GAL y Anson habla de evitar que González se eternizase”

 Francisco Javier Fernández Vallina nace en Sama de Langreo el 27 de mayo de 1951. Tuvo en su juventud una etapa como religioso dominico, pero tuvo crisis de vocación a los 17 años y volvió a Sama para cursar el PREU. Después estudia, en Salamanca y Madrid, Filosofía Letras en la rama de Filología Semítica y también obtiene la licencia en Filosofía Pura. Hace su tesis doctoral sobre el Libro de Job y se inicia como profesor de la Universidad Complutense. Se implica después en el movimiento de los “penenes”, que reivindica mejores condiciones laborales para los profesores no numerarios. También van creciendo sus inquietudes sociales y políticas

11 comentarios

Ángel Martínez Samperio -

Recuerdo aquel día cuando entré en tu despacho de la UCM, casi al asalto, diciéndote que quería información para hacer el Doctorado. Me contagió tu cordialidad. Ahora que hago memoria de tus clases en el Máster, y de tu inmensa capacidad de docencia coloquial; ahora cuando estoy a la espera de ser admitido o no para el Doctorado en Ciencias de las Religiones, y te tengo a ti como Tutor y Directo de Tesis, te vuelvo a dar las gracias por todo cuanto me has transmitido. Hay sinfronismo orteguiano entre los dos, y tu eres maestro, también en eso. GRACIAS.

Francisco Javier Fernández Vallina -

Queridos amigos: os he escrito un largo texto, tratando de Perú personalizar mi profunda gratitud y emocionado reconocimiento a todos y a cada uno: Padres Pedro, Alcalde, López de la Osa y cada compañero, pero no he visto el texto en el Blog. Os lo reitero ahora de modo general, aunque con idéntico sentir. Ojalá salga ahora. Fte abrazo

Isidro Cicero -

Una biografía de excelencia. Enhorabuena por los ideales y agradecidos por la dedicación a ellos

Javier Cirauqui -

Interesante exposición de tu vida. Me ha enganchado y me ha traído muchos recuerdos de aquellas épocas y sobre todo del colegio.
Desde luego que nos formaron estupendamente en el colegio, sobre todo intelectualmente y que a nuestra salida vivimos con interés y entusiasmo todos los momentos cambiantes y de lucha que nos tocó vivir, tanto en lo religioso como en lo político.
Por lo que veo tu trayectoria ha sido importante y comprometida. Me ha interesado mucho tu relato. Javier.

J. L. Suárez Sánchez -

Acabo de leerte a la 1,30 de -la madrugada. Siempre te he recordado con mucho cariño (yo acomplejado profesor novato y tú un niño vivaracho) paseando en animada conversación mientras los demás jugaban. Siempre me sorprendía tu inquietud por saber. Un abrazo

Ramón Pajares Box -

Preciosa exposición de una muy ejemplar trayectoria profesional. Ya me gustaría a mí poder presumir de algo parecido.

Pero, estúpido que es uno, lo que me más me ha gustado, lo que más impresión me ha hecho, es la confesión de las crisis internas que terminan gobernando una biografía. Y, entre ellas, la anécdota del infierno y su colofón sabroso: "El infierno existe, pero no va nadie". ¡Genial!

José Luis Alcalde Revilla -

...Javier, este sencillo "colaborador" pedagogo/submaestro de novicios en Caleruega te recuerda y admira cuanto he leído hoy y vivido contigo hace ya añitos...Me actualizas y me emocionas...¡gracias infinitas, pues todo viene de Abbá/Papá, el Padre...besitos de joseito chiquitito, el besuconcete

Luis Heredia -

Si no hubiera dicho dónde estudió hubiera jurado yo a pies juntillas que en la Virgen del Camino y que en Caleruega le "tocó" al P. Pedro y a José Luis Alcalde.

Sereno, racional, ameno, vivencias intensas, comprensivo, supo bregar, nadar entre aguas procelosas y guardar la ropa. Y comedido, lo que es difícil habiendo estado al lado de la política.

Tuvo que ser un gustazo haberlo tenido como profesor, al igual que todos los que os dedicasteis a la tiza.

Si él supiera de la existencia del blog y entrara y leyera lo que se dice sobre él o viera fotos suyas, sería un placer que participara.

Joaquín Urbano -

Tiene Javier un bagaje digno de elogio en lo personal y muy plausible en su contribución a la sociedad.
Dentro del amplio recorrido de sus vivencias me quedo con su acotación sobre el mayor logro de la equidad educativa, una calidad no tan satisfactoria y una denuncia que lastra los proyectos educativos de muchos de nuestros jóvenes: el esfuerzo personal. Una pena, pero sin la implicación de los interesados toda política educativa se resquebraja. Los medios son importantes, el esfuerzo personal imprescindible.
Mi sincero reconocimiento Javier. Un abrazo. Joaquín Urbano.

Pedro Sánchez Menéndez -

Hola, Javier: Supongo que estas palabras no llegarán a conocimiento tuyo, porque no me parece que entres alguna vez en este blog, pero no importa. También hace mucho tiempo que no nos vemos y me gustaría encontrarme en alguna otra ocasión contigo. José Ramón López de la Osa y yo te recordamos siempre con mucho cariño. El esbozo de tu trayectoria vital me alegra enormemente y me recuerda, al mismo tiempo, tantas trayectorias vitales con las que me encontré a lo largo de mi vida. Gracias por retratarte en ese Suplemento de "La Nueva España". Un abrazo. Pedro

inocencio fernández menéndez -

He leido con mucho interés su entrevista.
Vd. si que ha sabido aprovechar el tiempo.
Un saludo.