Muy agradecido, Heredia : Te creo en las cosas que dices en tu escrito. También te digo, que a medida que lo iba leyendo los colores afloraban en mi cara (menos mal que estaba solo). Para mí, son piropos, y nunca me habían afectado tanto los elogios. Quedan otras seis fotografías de este estilo, a las que tengo más cariño, por ser las primeras y cuando éramos más infantiles; la inocencia se nos nota en las caras, ya las verás.
Se me olvidaba, el que está a la sombra de Barreales, creo que es, Juan García Combarro, y el último vestido de futbolista, José Vicente Rial; corregidme si son erróneos los nombres.
Un abrazo de corazón.
Losada
Luis Heredia -
Otra Fe de erratas. Donde dice fonoteca debe decir "fototeca".
Luis Heredia -
Me confundía de portillo y lo colgué en el de abajo.
Queridísimo Alfonso Losada
Con cada foto que cuelga Josemari mi asombro va in crescendo.
Tu fonoteca da para volver a editar un solo libro de recuerdos.
Ahora que se comenta más abajo, con mucho acierto, que ¨"hay cosas que ganan con la desigualdad y que la variedad es siempre enriquecedora, por ejemplo, el blog en el que todos estamos con nuestra infinita forma de ver las cosas (sic)", tus fotos y las de los cursos en los que aparecemos todos desuniformados es el mejor ejemplo.
Nos movía la igualdad de destino o nos movían para ello- pero cada uno de nosotros éramos un mundo diferente. Vestíamos a nuestro modo y manera, sin renunciar a nuestra personalidad hasta que un día nos vistieran y uniformaran a todos por igual: Hábito blanco y negro como seña de identidad. Afortunadamente, a pesar de la uniformidad del hábito, la personalidad nunca la perdimos. Ya hubiera sido con o sin hábito.
Tus fotos, merecedoras de cualquier enriquecedor comentario de Santinos Vibot, tienen vida. Son como un caleidoscopio, pero en blanco y negro, de los que el Padre Uría nos enseñó a confeccionar. Cada cara, cada vestido, abrigos, calzones, zapatillas, camisetas, pantalones cortos o largos de vestir o de deporte, reflejan lo que era el mundo de cada uno de los protagonistas, su bagaje, aquella pequeña maleta de Maxi en donde cabía de todo lo que atrás había dejado y lo que le serviría para sobrevivir en la Paramera. En sus caras y vestir veo lo que dejamos atrás, nuestras casas, nuestros padres y hermanos, nuestra vida. Alfonso, espero que tu fonoteca no tenga fondo.
3 comentarios
Alfonso Losada Vicente -
También te digo, que a medida que lo iba leyendo los colores afloraban en mi cara (menos mal que estaba solo).
Para mí, son piropos, y nunca me habían afectado tanto los elogios.
Quedan otras seis fotografías de este estilo, a las que tengo más cariño, por ser las primeras y cuando éramos más infantiles; la inocencia se nos nota en las caras, ya las verás.
Se me olvidaba, el que está a la sombra de Barreales, creo que es, Juan García Combarro, y el último vestido de futbolista, José Vicente Rial; corregidme si son erróneos los nombres.
Un abrazo de corazón.
Losada
Luis Heredia -
Donde dice fonoteca debe decir "fototeca".
Luis Heredia -
Queridísimo Alfonso Losada
Con cada foto que cuelga Josemari mi asombro va in crescendo.
Tu fonoteca da para volver a editar un solo libro de recuerdos.
Ahora que se comenta más abajo, con mucho acierto, que ¨"hay cosas que ganan con la desigualdad y que la variedad es siempre enriquecedora, por ejemplo, el blog en el que todos estamos con nuestra infinita forma de ver las cosas (sic)", tus fotos y las de los cursos en los que aparecemos todos desuniformados es el mejor ejemplo.
Nos movía la igualdad de destino o nos movían para ello- pero cada uno de nosotros éramos un mundo diferente. Vestíamos a nuestro modo y manera, sin renunciar a nuestra personalidad hasta que un día nos vistieran y uniformaran a todos por igual: Hábito blanco y negro como seña de identidad. Afortunadamente, a pesar de la uniformidad del hábito, la personalidad nunca la perdimos. Ya hubiera sido con o sin hábito.
Tus fotos, merecedoras de cualquier enriquecedor comentario de Santinos Vibot, tienen vida. Son como un caleidoscopio, pero en blanco y negro, de los que el Padre Uría nos enseñó a confeccionar. Cada cara, cada vestido, abrigos, calzones, zapatillas, camisetas, pantalones cortos o largos de vestir o de deporte, reflejan lo que era el mundo de cada uno de los protagonistas, su bagaje, aquella pequeña maleta de Maxi en donde cabía de todo lo que atrás había dejado y lo que le serviría para sobrevivir en la Paramera. En sus caras y vestir veo lo que dejamos atrás, nuestras casas, nuestros padres y hermanos, nuestra vida.
Alfonso, espero que tu fonoteca no tenga fondo.