En recuerdo de Albert Ráfols Casamada. Su obra en La Virgen del Camino
página 8 Revista PEREGRINO Abril 2010.
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En la 9a etapa del “Codex Calisti- nus”, entre León y Rabanal, se encuentra la pequeña villa de La Virgen del Camino. Allí se eleva el Santuario homónimo, en cuya orna- mentación colaboró el recientemente fallecido Albert Ráfols Casamada (Barcelona, 1923-2009).
En sus inicios profesionales, este artista, cursó estudios de arquitectura. Poco después, se dedicó de lleno a las artes plásticas, especializándose en pintura, dibujo, grabado y esceno- grafía. En la década de los ’60 compaginó su actividad artística con la docencia, como fundador de la Escuela Eina y profesor de la escuela Elisava. Fue asimismo un destacado ensayista y conferenciante, y directivo de la Fundación Joan Miró. Participó en numerosas exposiciones y obtuvo grandes éxitos de crítica y público, siendo galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Artes Plásticas y el Premio Nacional de Artes Visuales de Cataluña. Fue nombrado académico honorario de la Real Academia de San Fernando y distinguido, con la Creu de Sant Jordi, Officier de l’Ordre des Arts et des Lettres de Francia y Medalla de Oro del Ayuntamiento de Barcelona.
En el año 1955 se iniciaron las obras de remodelación, de la mencio- nada villa leonesa, bajo la dirección de Francisco Coello de Portugal, dominico y arquitecto quien fue auxiliado, en este ambicioso proyecto, por otros artistas de la misma orden. El proyec- to fundamental de esta reforma, fue el complejo urbanístico del Monasterio: “Casa de la Virgen, Hospedería de Peregrinos, Colegio Apostólico, la enorme plaza de la Virgen destinada a grandes concentraciones, el gran Vía Crucis, Misterio del Rosario y Humi- lladero”. La primera piedra del moderno Santuario se colocó en 1957 y cuatro años después fue inaugurado.
Se accede al Santuario de La Virgen de Camino por una amplia escalera en cuya parte superior, situada en el lado izquierdo de la puerta principal, encontramos una alta y estilizada Cruz. La tipología de la nave, de 50 m. de largo por 16 de anchura, sim- boliza el sepulcro de Cristo. Sobre esa puerta de entrada se sitúa un friso con 13 figuras en bronce y una imponente vidriera.
En el año 1959 Ráfols Casamada fue llamado a colaborar en la decoración del Santuario. Intervinieron también en la ornamentación otros destacados artistas, como el madrileño José Lapayese y el escultor catalán Josep Ma Subirachs, quien realizó las cuatro puertas de bronce (principal, del Pas- tor, San Pablo y San Froilán) y las 13 enormes y alargadas figuras de la fachada, también en bronce, que representan a la Virgen del Camino y los doce Apóstoles.
A Ráfols Casamada le encargaron el diseño de la magnífica vitrina, cuya realización corrió a cargo de la famosa fábrica de vidrio artístico, Vitraux d’Art de la ciudad de Chartres. La vidriera, como recoge el profesor José Fernández Arenas fue “...construida en grueso cristal y cemento (“glass betón”)”...
La vidriera conforma y estructura la fachada principal del templo, que da la bienvenida al visitante. Observamos que esta monumental portada posee dos registros: el inferior, confi- gurado por la puerta de entrada y cuya iconografía recoge los Misterios de Gozo del Rosario; y el superior, compuesto por el enorme vitral, recreado a la manera de un friso de múltiples colores, ante el cual, se alzan las figuras de la Virgen y de los doce Apóstoles y cuya iconografía recoge, en mi opinión, tres de los Misterios de Gloria.
La visión de la vitrina desde le interior del Santuario es diferente, tal y como nos la describe el Dr. Fernández Arenas, “... representa una gran luz luminosa sobre la que trasparentan las imágenes de los Apóstoles y las llamas del Espíritu Santo en color rojo, vistos desde dentro...”. Así pues, la lectura iconográfica de este vitral, desde el interior del templo, es la fies- ta de Pentecostés simbolizada por unas enormes y alargadas lenguas de fuego -que evocan la Venida del Espíritu Santo- a través de las cuales, se vislumbran las figuras de la Virgen y los Apóstoles
En el año 1950, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María. Es lógico pensar que, al proyectar la magnífica vitrina del Santuario de La Virgen del Camino, Ráfols Casamada tuviera muy en cuenta este hecho. El artista concibió su vitral como un enorme muro de luz dotán- dolo de dos visiones diferentes –interior y exterior- y, de acuerdo con Subirachs, con una triple lectura iconográfica referida, como ya he mencionado, a tres episodios de la Vida de María recogidos en los Misterios de Gloria: la Venida del Espíritu Santo, la Asunción y la Coronación de la Virgen. La figura de María, coronada y asunta, se eleva sobre los Apóstoles, situados a su derecha e izquierda. Sobre cada una de las esculturas de los Apóstoles, observamos unos doseletes cuyas respectivas sombras, reflejadas en la vitrina, se nos aparecen como lenguas de fuego.
La obra de Ráfols Casamada en este santuario mariano, muestra la sutil sensibilidad de este artista que, en el conjunto de su obra plástica y literaria, expresa una profunda, sentida y silenciosa emoción, que supo comunicar a través de la creación de un lenguaje artístico propio, dotado de una gran síntesis y equilibrio formal.
Teresa Serraclara
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Ramón Hernández Martín -