Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Y EN EL ENTRETANTO, TODA LA VIDA (Por Fernando Alonso)

Y EN EL ENTRETANTO, TODA LA VIDA (Por Fernando Alonso)

            Esta fotografía en blanco y negro, rescatada por Josemari,  nos sitúa ante aquel viejo Santuario probablemente necesitado de reformas o de ampliaciones o tal vez ya sentenciado a desaparecer por los golpes de la piqueta. Ahí está sereno, impasible al paso de los soldados de aviación, que regresan al cuartel de su paseo vespertino, más pendientes de su conversación  que de la majestuosa y adusta figura de la iglesiona. Una foto distante, de otra época tal vez superada u olvidada, pero aún presente en los límites de mi memoria. Sí, mis primeros recuerdos de soldados eran esos mismos de la foto, uniformados con el traje gris de de los militares de La Virgen del Camino que paseaban su gorro cuartelero por la ciudad de León o que llegaban al pueblo para disfrutar de su permiso. En cuanto al Santuario, no soy tan viejo para recordar al antiguo,  no está alojado en mis recuerdos, fue en el año 61 cuando por primera vez pude contemplar los únicos objetos presentes en la foto, ese cielo y esas nubes. 

            Sin embargo ambos motivos, Santuario y soldados me sitúan ya a una distancia de vértigo de mi infancia o de mi adolescencia . Pero la distancia con la infancia tiene un reverso, es la inmediatez,  también de vértigo,  ante el final que se aproxima inexorable y seguro, aunque solo sea con fecha aproximada. Y en el entretanto toda la vida, el desarrollo de unos proyectos, imaginados cerca de aquellos soldados, que han tejido lo que he sido hasta antes de antes de ayer, que me jubilé. Esa "segunda edad" de protagonismo, de acción o de contribución a la sociedad en la que me ha tocado vivir y que ha ocupado unos cuantos años de mi vida,  me parecen que muy pocos,  ya ha pasado y no admite enmiendas. Ahora, en "la tercera edad"  ha llegado el momento de hacer balance , sin demasiado margen para las rectificaciones, aunque sí para el perdón o para la reafirmación de comportamientos y, sobre todo para revisar y poner en valor lo que verdaderamente ha importado, es decir la hora de  de  rendir cuentas y de legar algo de lo que he sido, eso que denominamos la "experiencia de los viejos"

            Para concluir cito al Papa Francisco quien en la entrevista "Dios es joven"  que le hace el periodista Thomas Leoncini,  Él lo dice mucho mejor que yo, cuando se refiere a los viejos de esta manera:  

"... Tenemos que estar contentos y orgullosos de ser viejos... Ser viejo es un privilegio: significa tener suficiente experiencia para poderse conocer y reconocer en los errores y en los aciertos; significa la capacidad de volver a ser potencialmente nuevos, precisamente como cuando éramos jóvenes; significa haber madurado la experiencia necesaria para aceptar el pasado y, sobre todo, haber aprendido del pasado".

            Estas reflexiones y otras ocurrencias que ocupan algunas noches de mi insomnio, tratan de evitar el vértigo que suscita lo inexorable.

 

PD. Este escrito por encargo, lo hago público para vosotros, mis viejos amigo y amigos viejos con mis mejores deseos y mi cariñosa felicitación para las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Fernando Alonso

 

5 comentarios

Fernando Alonso Díez -

José Manuel, de las siete ventajas, paliativos de mi pretendida "melancolía", me quedo con todas, incluida la conclusión que te sugiere el sabio Epicuro; sí, querido Jesé Manuel, admiro como nuestro amigo Toñín la sabiduría de esa "summa casorvidensae". También recojo el guante que nos brinda Javier, hay que ver el vaso medio lleno, ¡carpe diem! y a disfrutar de lo mucho que tenemos, empezando por perdonarnos a nosotros mismos.
Isidro, sí recuerdo a aquel niño impertinente y asombrado, tienes toda la razón, algunos, presos de nuestra reconocida ignorancia, moriremos haciéndonos preguntas..., que siempre será mejor que tener respuestas para todo.
Un abrazo, compañeros

Isidro Cicero -

Viejos amigos, amigos viejos. Yo lo soy tuyo desde antes que viniera el medo, como decía aquel clásico griego a quien cité en uno de mis relatos de la vendedora de globos.
De hecho, fui tu amigo-compañero oficial desde el primer día, el que te designó el destino de régimen interno el día que llegaste a primero con la maléfuca para abrasarme a preguntas, muchas de ellas sin respuesta;al menos,algunas, respuestas a mí no se me alcanzaban. Ya veo que 58 años después, sigues con el vicio.

Francisco Javier Cirauqui -

He leído tu artículo, Fernando y como siempre he disfrutado con tu pensamiento y escritura.
Como todas las alusiones a la vejez y al pasado de nuestra niñez, siempre tiene connotaciones nostálgicas, viejo monasterio, soldados.
Yo, como tú solo he conocido el nuevo santuario y me quedé totalmente conmocionado con su modernidad, belleza y significado. Bien, es verdad que a nuestra mente acostumbrada a viejos edificios y monumentos de otro estilo, le costaba digerir estas nuevas formas. No me extraña que las gentes del pueblo y de León, en el primer momento estuvieran perplejos y hasta enojados por la sustitución tan radical de su viejo santuario, aunque con el tiempo se hayan acostumbrado.
Estoy de acuerdo que esta tercera edad es un momento para la reflexión y la serenidad, el disfrute y la alegría. !Cuantas cosas maravillosas se pueden hacer en ella!
Bien dices que es tiempo de perdón, pero yo empezaría con un consejo, empecemos por perdonarnos a nosotros mismo. Gracias, Fernando, por tu artículo. Un fuerte abrazo.

Antonio Argueso -

He leído tu entrañable escrito, Fernando y sí, sí me dejó un regusto de melancolía sin duda producidos, la dulce tristeza del texto y mi melancolía, por el periodo de días tan cortos en el que ahora estamos.

Pero la síntesis de la "summa casorvidiensae" me ha ayudado a sacudir esa sensación. Acaso me haya ayudado también el que, triste de mí en estos tiempos, no "serví a la patria". Porque vamos ¿qué mejor momento que este que ahora vivimos? ¿Que nos ha salido ya la hoja roja, como en los librillos del papel de liar?, pues vale, pero esperemos que aún quedan unas cuantas. Porque como la "summa casorvidiensae" demuestra, es ahora cuando mejor apreciamos los momentos que más merecen la pena, como cuando periódicamente podemos juntarnos unos cuantos. Espero que así sea a primeros de marzo.

Mientras tanto y aprovechando el final de este año os deseo muy Felices Pascuas, que se decía, a todos, a la miríada de sólo lectores y a los cuatro o cinco escribidores.

Jose Manuel García Valdés -

Amigo Fernando, en tu estupendo relato/reflexión noto un cierto deje de melancolía por aquello de que el "tempus fugit, y, el muy cabrón, "fugió", sin vuelta de hoja. Pones el acento en la distancia temporal el viejo santuario y los tiempos en que servimos a la patria. Ves aquello lejos y ves más cerca lo inevitable y lo inexorable, lo que ha de llegar. Así es, hay que admitirlo.
A esa melancolía la decora con ciertas ventajas que trae consigo la edad. También es cierto.
A mí se me ocurren algunas otras ventajas, que pueden ser paliativos, de nuestra mayoría de edad.Cuando nos hacemos mayores puede ser más fácil ser positivos si ponemos el acento en las ventajas.
1. Nos preocupamos menos por lo que piensa la gente. Somos capaces de aplicar aquello de que " si dicen que dizan, con tal de que no "hazan".
2. Nos hemos ganado el derecho a no ser perfectos, ¿Acaso hay alguien "perfeto"?
3. Ya sabemos que no vamos a vivir para siempre, por eso, mientras estamos aquí, para que perder el tiempo en lamentaciones por lo que habríamos podido ser o en preocuparnos por lo que vamos a ser.
4. Es cierto que el físico se arruga, y qué importa si ya no necesito ligar, ni voy a competir.
5. Haciéndonos nos hemos hecho más buenos con nosotros mismos porque hemos aprendido a ser menos autocríticos en lo referido a la imagen.
6. Con la mayoría de edad hemos ganado mujer, hijos, nietos, amigos. ¿ Se puede cambiar esto por una mejor imagen?
7. Algo preocupante, con la mayoría de edad crece el olvido, pero ¿ Es que no hay cosas que vale más olvidar? ¿ De qué me me sirve recordar la alineación de Distefano.
Tu sabes mejor que yo lo que decía el amigo Epicuro:
«La muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya».
Conclusión: Fernando lo inexorable no existirá para nosotros, cuando llegue nosotros habremos marchado.
Sé que tu escrito no iba por estos derroteros pero te vi un poco sentimental.
Un abrazo.
P.D. He observado que mi corrector funciona sin mi permiso y hace lo que quiere, por ello cualquier error u omisión serán culpa suya.Ah, se siente.