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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LA VIRGEN DEL CAMINO RODEADA DE FUSILES (Por Eugenio Cascón)

LA VIRGEN DEL CAMINO RODEADA DE FUSILES (Por Eugenio Cascón)

  Me ordena el inventor y muñidor de este tinglado que escriba algo acerca de esta añeja fotografía y no me queda otra que obedecer, de modo que lo siento por los asiduos, pero tengo que empezar a juntar letras y palabras, y saldrá lo que tenga que salir.

  Me informo, para empezar, de que la Virgen del Camino es Regidora Perpetua de la ciudad de León, título que le fue concedido el 19 de mayo de 1938, durante la Guerra Civil española. Dado que el año coincide con el que data la fotografía que nos ocupa, ¿se corresponderá, tal vez, el desfile procesional con el acto del otorgamiento? Así, sin más datos, es difícil saberlo, pero en la imagen la primavera se muestra aún demasiado temprana para esa fecha, pues las hojas de los árboles no han acabado todavía de poblar las ramas y el personal se cubre con prendas de abrigo.

 Por cierto, no es el mencionado el único título que ostenta la Patrona Leonesa, dado que también le fue concedida la Medalla de oro y brillantes de la Diputación de León (30 de junio de 1954) y es, asimismo, Regidora Honoraria y Perpetua del ayuntamiento de Valverde de la Virgen desde el 30 de junio de 2005, amén de patrona de las carreteras (algo tendría que aportar el nombre). A nuestra Virgen del Camino, ya de por sí Reina de los Cielos, nos la han convertido en todo un personaje terrenal.

  Es notable la tradición patria de conceder titulaciones de alto grado militar o regidurías civiles a las advocaciones religiosas. Ha sucedido tradicionalmente en épocas de acerados conflictos bélicos, de lucha entre el bien (nosotros) y el mal (el enemigo), con tantas y tanta veneradas imágenes de vírgenes, cristos, santos e incluso reliquias y otros objetos de culto. Ese empeño de otorgar al sentimiento religioso un espíritu militante, incluso belicista… Y este afán se vuelca especialmente con la dulce María, a la que quieren presentarnos como una Atenea helénica o como una Ishtar mesopotámica… Dejó una explicación más por extenso de la atribución de semejante e  injustificado ardor guerrero a la sabiduría de más de uno de los compañeros que aparecen de vez en cuando por este foro, por si alguno de ellos tiene a bien ilustrarnos al respecto.

  Y ahora, me vais a permitir un inciso para ofreceros algunos datos sobre los orígenes y antecedentes de esta tan española costumbre. Lo siento, pero la cosa me está saliendo así, de modo que, si os aburre, os lo saltáis.* 

  Parece ser que ya durante la Reconquista se atribuía la victoria en ciertas batallas contra el moro infiel a la intervención de mediadores divinos: la Virgen de Covadonga, Santiago el “matamoros”, la Virgen de la Mayor de Sigüenza, considerada, allá por el siglo XII, nada menos que efigie socia belli (‘compañera de batalla’) del obispo Bernardo… 

  Cuando en el siglo XVI se inventa el grado de capitán general, muy pronto comenzó a ser otorgado a advocaciones de la Madre de Dios. La primera en recibirlo fue, según se documenta, Nuestra Señora de Butarque, en la villa madrileña de Leganés. 

  Pasan los años, y aún los siglos, y el enemigo gabacho, puñetero e imperialista, nos invade, y toda ayuda es poca para intentar echarlo de aquí. Y ahí aparece la más belicosa _no por culpa suya, claro_ de nuestras vírgenes: la del Pilar, la que no quería ser francesa, sino capitana de la tropa aragonesa. La siguieron, en aquellos años de hierro y miseria, la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, nombrada por el el Consell de la Ciutat “generala y aun generalísima de la ciudad y Reyno de Valencia, y siempre que salga en procesión que le rindan honores militares y se dispare la artillería del Baluarte”. Y la Virgen de Zocueca, a la que se atribuyó una intervención decisiva en la batalla de Bailén, debido a la cual, en agradecimiento con más de un siglo de retraso, el rey Alfonso XIII le otorgó el rango de capitana general. Y, ya puesto, este monarca hizo lo propio con la del Rocío y la del Pino (patrona de Gran Canaria), aunque a estas dos últimas no se les atribuían hazañas bélicas reseñables.

  Llegados a la desdichada Guerra Civil, época a la que corresponde el retrato que nos ocupa, la cosa se dispara (perdón, no es un juego de palabras). El caudillo triunfador decide otorgar los máximos honores militares a todas estas advocaciones marianas, que se suponía que habían estado de su parte: Virgen de Covadonga (1939); la Fuencisla, patrona de Segovia (1941); del Rosario de Cádiz (1947); la Esperanza de Toledo (1952); de África, en Ceuta (1954); la Caridad de Cartagena (1955); Virgen de los Remedios de Fregenal de la Sierra (1956); la Fuensanta de Murcia (1958); del Puy de Estella, Navarra (1958), y del Rosario, Granada (1962). También, algo después, a la madrileña Virgen de la Almudena, a la que, al poco de la muerte de Franco, le fue ofrecido el fajín del victorioso general por parte de su viuda, si bien he de confesar que, cuando he ido por la catedral que lleva su nombre, nunca he reparado en que lo luciera.

  Pasado el furor militarista, los nombramientos se orientaron hacia el poder civil y, de este modo, se constata la existencia de al menos 84 regidoras perpetuas, la mayoría vírgenes, muchas de ellas recientes, puesto que la investidura corresponde a los años del gobierno de Rajoy. Sorprendente, ¿no?

  Y aquí vuelvo _que ya está bien de digresión_ a retomar el hilo del comienzo. En la fotografía, nuestra Dolorosa aparece en el centro de una procesión, rodeada de fusiles, los contundentes máuseres o mosquetones de entonces, con la bayoneta calada _espeluznante visión_, combinando, tal vez, protección frente a un enemigo ausente y rendición de honores. Seguramente el acto tuviera condición de rogativa, una más de las que por entonces se efectuaban en cualquier ciudad o pueblo de la llamada Zona Nacional para impetrar la victoria sobre los enemigos de la religión.  

  Centrémonos ahora en la instantánea, recorte puntual, como cualquier otra, en el devenir del tiempo del tiempo y el espacio de la vida humana. Al sumergirnos en ella, todo lo demás queda fuera: el tiempo se paró ahí y el espacio se redujo a lo que cabía en el enfoque de la cámara. En este momento, la comitiva pasa ante las puertas de un establecimiento, en cuya anodina fachada puede leerse, echándole un poco de imaginación, FERRETERÍA EL CRUCERO, y algo más abajo, a los lados de las puertas “semillas” y “herramientas de todas clases”; y algo más que ya no soy capaz de adivinar. Semillas y herramientas, buena conjunción de elementos imprescindibles para la subsistencia en tiempos tan difíciles y tan revueltos. Y todo, como decía, muy sobrio, muy sepia, con los anuncios a modo de grafitis desvaídos, lacónicos y sin gracia. No habían llegado aún los neones ni estaban los tiempos para luminarias.

  La imagen de la Virgen domina, como no podía ser de otro modo, la escena. Ahí está, en su baldaquino ambulante, elevada sobre los mortales. Pero no demasiado, no sé si por ser los costaleros algo enclenques o por haberla sorprendido la instantánea en un momento en el que estos llevaban a cabo algún movimiento elevación o de descendimiento. Pero la veo muy sola: los componentes del cortejo procesional parecen estar a lo suyo, apenas se ve a nadie que le muestre fervor o, al menos, atención. Apenas puedo distinguir una mujer cubierta con pañuelo, justo detrás de las andas, que parece mirar fervorosamente hacia arriba y un par de personas, en la parte delantera, que se vuelven para dedicarle un saludo romano.

  La foto, tomada en picado suave, muestra sobre todo un conglomerado de cabezas, si bien en algunos casos se puede ver también parte del tronco que las sostiene. No son pocas las que están peladas, las que muestran el esplendor de la calvicie, ese sol tan humano que a veces reluce con el reflejo del de allá arriba. Y es que se trata, en su mayoría de gente de edad, y en la época no se habían inventado los injertos de pelo, y el champú seguramente tampoco abundaba. Las mujeres se cubren con el velo negro a que obligaban los actos de devoción, el hiyab cristiano de por entonces, de uso obligado en los actos religiosos y lugares sagrados. ¡Qué discriminación, Señor! Si hubiera sido ahora…

    Ahí van los soldaditos, portadores de los fusiles, desfilando con el garbo propio de los esbeltos gastadores, con el gorro “de plátano” echado hacia un lado y la borla colorada balanceándose sobre la frente, todo con  su punto de chulería: como debe ser. Puedo contar siete u ocho, flanqueando a la Virgen por los cuatro costados. Son los más jóvenes, lo más guapos, a la par que importantes en tiempo de guerra. Seguro que más de un piropo disimulado habrán recibido de las parroquianas que los rodean. Fijaos, si no, en ese que, casi en primer plano, comparte una sonrisa cómplice y pillina con la compañera de al lado. No sería de extrañar que, momentos antes, se hayan dicho algo solapadamente. A lo mejor hasta han quedado para ir al baile. O la mejor ya tenían algo que ver. Otros van más serios, más marciales, muy en su papel, pero luciendo palmito igualmente.

  Detrás de la imagen se ven los que parecen ser los próceres, tres señores bien maqueados, con prestancia. Dos de ellos lucen la consabida calva, mientras que el de la izquierda exhibe un tupido y lustroso peinado hacia atrás, seguramente fijado con brillantina, y unas gafas oscuras que lo convierten en un personaje prototípico de la época, miembro del movimiento político dominante en el bando nacional, o tal vez de la policía política, o algo así. El del centro parece llevar la voz cantante en ese momento, mientras que los otros dos inclinan la cabeza hacia él, en actitud de atenta escucha. ¿Qué estarán tramando?

  El resto es puro pueblo, de apariencia humilde en su mayoría, aunque también se ven algunos encorbatados, sobre todo los que siguen a los presuntos mandamases: tal vez sean miembros de la corporación municipal o funcionarios de algún rango. Reparad en esos dos hombres de la parte delantera, alineados en breve fila, ambos con profundas entradas y apariencia rural o menestral. Uno de ellos porta un largo cirio, tal vez en cumplimiento de una manda personal emanada de algún favor que ha recibido o espera recibir de la Patrona. Los dos miran, al unísono, hacia la izquierda, quizá porque se han dado cuenta de la presencia del retratista que, de algún modo, los va a perpetuar. Observad también a ese cargador delantero que, aunque con atuendo más de ciudad, lleva guardado en el bolsillo lo que parece ser una boina, el tocado masculino rural y popular por excelencia en las tierras mesetarias.

  Pero, como comentaba más arriba, la procesión se muestra en esos momentos un tanto descontrolada. La mayoría ofrece la impresión de estar charlando de sus cosas, incluso formando corrillos y dando la espalda a la venerada imagen. Hay expresiones, gestos, complicidades, sonrisas, conversaciones, cotilleos. Esas dos señoras que se desmarcan junto a la fachada…; y las que aparecen apoyadas en una de las puertas…; y el alegre círculo que se ha formado detrás de los importantes…; y aquellos que se limitan a mirar pasar… ¡Será posible! ¿No hay nadie que ponga orden aquí? Pero es que el clero no está, no se ven sacerdotes revestidos para la ocasión, cuando debería estar presente el propio obispo; ni siquiera monjas orantes y cantoras. Y eso que estamos en la zona nacional y católica ¿Dónde se han metido? Puede que vayan un poco más adelante, o más atrás, y que el fotógrafo, irreverente él, haya decidido por su cuenta excluirlos del plano. Pero, sea como sea, no tienen disculpa, ¡hombre! Su obligación es estar al lado de la imagen. Y poner orden en este cortejo tan desmadrado, antes de que lo haga, a grito pelado, algún jefe político o militar. ¡Con las broncas que nos echaban a nosotros en cuanto rebullíamos lo más mínimo!

  Pero, de uno u otro modo, mejor o peor organizada, contamos con que la comitiva seguiría avanzando hasta finalizar el trayecto marcado, probablemente con un acto solemne postrero y una arenga de alguien importante. Después, cada uno de los participantes se marcharía a su casa, o a sus obligaciones, y continuaría, día tras día hasta agotarlo, el camino de su vida. ¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces! Quizá ninguno de los humanos que aparecen en la instantánea deambule ya por los andurriales de este mundo, pues quedó fijada antes de que cualquiera de nosotros (nuestro padre Pedro y algunos más de nuestros frailes aparte) hubiera asomado por él. Y ya todos nosotros vamos tan de vencida…

 

Eugenio Cascón

* Por si alguien quiere ampliar datos, y para no caer en la tentación de atribuirme erudiciones ajenas, esta es la fuente de donde procede en su mayor parte lo que aquí expongo en relación con el tema: 

Religión y poder. Las Vírgenes capitanas generales y alcaldesas, por: Demetrio E. Brisset Martín · Gazeta de Antropología · 8 jul

22 comentarios

Jesús Herrero Marcos -

Nunca me he fiado de "nuestro" pariente. De hecho da más trabajo que un tonto. ¡Mira que no saber eso! Con lo fácil que es echar un vistazo al blog...

José Manuel García Valdés -

Querido Jesusito con, siento lo de tu pariente y hago votos para que se recupere pronto. Cuando salga del apuro pregúntale de mi parte dónde estudió geografía física y política para no saber dónde está la aldea global. Es imperdonable. Ponle a estudiar.
Un abrazo pa tos.

Jesús Herrero Marcos -

Mi pariente está con el vicho ese que no nos deja salir de casa, pero me ha dicho por teléfono que a él le da igual. Y también me ha preguntado que dónde queda Casorvida...

Alfonso Losada Vicente -

José Manuel, tú solito te vales para frenar a los del 62. Mucha cantidad, pero la esencia en Casorvida, eso es lo que veo. Se quieren subir a la parra, y tú la podas; los pobres lo llevan claro...

Jose Manuel García Valdés -

P.D. pa Jesusito de mi vida, manda una nota a tu pariente Wiquipedia. Acabo de hacerle una consulta y dice que los de Casorvida SIEMPRE tienen razón y si no la tuvieran o tuviesen se les daría igual. Ah, se siente.
Otro abrazo fuerte.

Jose Manuel García Valdés -

Hombre Jususín con hache, corregir es de sabios pero corregir a uno de Casorvida es un riesgo. Allí, como en Bilbado, nombramos a quien nos ... y este mes hemos nombrado al tal Sales como contraste al " no salgas y quédate en casa". ¿Tú Sales? En la aldeona tenemos tantos escritores que nombramos a varios patronos para que puedan protegerlos a todos. Lo siento por los farmacéuticos, que nombren a otro.
Un abrazo y ojo a quien corriges.

Jesús Herrero Marcos -

Perdona Pitu, pero san Frasquito de Sales es el patrono de los farmacéuticos, no de los escribientes.

Devesa -

A ca cual,lo suyo.
Aunque tú speach sea y lo es un ladrillo u adoquín, se lee de corrido y destila fina ironía; aunque el tema en cuestión me despierta el mismo interés, en estos novedosos momentos, que las líneas de los dibujos de Azca o la intromisión del cangrejo ermitaño en concha de lapa o similar.

Ahora que el Blog languidece, dejar constancia de que la modestia de la añada del 62 es más que suficiente para establecer su ranking examinar la mentada añada en el Vega Sicilia, que es Excelente y es una de las 3 mejores de toda su trayectoria.
Ahí dejo constancia. Y se medirá que qué relación guarda la Paramera con La Vega del Duero, pues de proximidad y de nacimiento de personas tales como Molpeceres, Tejedor, Payno y un largo etcétera.

Isidro Cicero -


Después de felicitarte, Eugenio por tu comentario tan enjundioso de esta foto (me quedo con ganas de relatar lo que estaba ocurriendo en San Marcos por las fechas de esa procesión), os entrego estas coplas para llamar al Rosario de la Aurora que acabo de encontrar en un libro del XVII impreso en Córdoba. Las he estado canturreando con la melodía de "los campanilleros de la madrugá comprobando que cuadran bien. Me parecen bastante simpáticas.

«Sacudid la coyunda del sueño
que á voces os llama el glorioso Guzman,
á rezar el Rosario á la Aurora,
de quien siempre ha sido
Siervo, y Capellán.
Pues vamos allá,
que daremos gran gusto á Domingo,
servicio á Maria,
rabia á Satanás.

En el libro se explica que estas coplas las cantan "los muñidores del Venerable Orden Tercero de nuestro Padre Santo Domingo de Gnzman {sic), para llamar los Hermanos à rezar el Rosario de la Aurora por las madrugadas, con todo lo demás que verá el curioso lector. (Ai fin.) Impresso en Cordoba: En el Colegio de nuestra Señora de la Assumpcion.
Se añade que dichas coplas son "espirituales de mucho útil, y aprovechamiento para los Christianos, que las leyessen y dixessen Ave Maria, y ganan Indulgencia plenaria, concedida à los Fieles por su Santidad, y el Señor Arzobispo de Valencia.

Jose Manuel García Valdés -

No me parece bien que cuatro jovenzuelos como vosotros quieran romper los consensos establecidos de forma universal. No dudo que vuestra " generacionina" sea buena, claro que lo es, pero ojo, la "promocionona", la promoción por excelencia, ya se sabe cual es sin falta que le ponga número. Todos escribís bien pero ninguno lleva ADN de la Aldea Global y eso es una carencia fundamental. Si lo ponéis en duda se lo diré a mi amigo Antoñín Argüeso que siempre fue partidario de enseñar las letras con sangre; aviso a navegantes.
A pesar de todo ya me gustaría escribir con la seriedad yfluidez con la escribís todos vosotros. Entenderéis que no se puede tener todo. Vosotros sois escritores, yo soy escribiente. Me encomiendo a vuestro patrono, S. Francisco de Sales, a ver si consigo subir un peldaño en el ascenso a la categoría de escritor.
Hoy empecé por la Alvarez de primer grado. Aún me queda papel.
"Me se" olvidaba, que sepáis que Luisín Heredia no tiene problemas con el peluquero porque lo tiene en casa; a él no le toman el pelo, se lo arrasan.
Marcelino, sabes que me debes unas botellinas de sidra. Consuélate, Luís me debe cajas.

Un abrazo.

Eugenio Cascón Martín -

Gracias, amigos, por el esfuerzo y la paciencia de leer mi, más que ladrillo, adoquín. Como uno aparece por este escribidero solamente de guindas a cerezas, cuando lo hace aprovecha para descargar material de construcción.
Amigo Pitu de Casorvida, esta clase de investigación es hoy muy sencilla, teniendo, como tenemos, todo un universo informativo a nuestro alcance. Ojalá lo hubiéramos tenidos en nuestros años de facultad, cuando hasta conseguir un libro necesario era una odisea. Haces muy bien en buscar patrones y patronas, porque nos van a hacer mucha falta en tiempos tan azarosos como los que vivimos. Y que nunca nos falten tus escritos, tan divertidos, imaginativos y chispeantes, en consonancia con tu habitual buen humor.
Compañero de quinta Luis Heredia, otro de los incansables a la hora de entretenernos a todos. Tienes razón cuando aludes a la modestia de los del 62, en contraposición a la fachenda que ostentan otros por ahí. A ver si un día de estos nos lanzamos en tropel, ahora que todavía podemos. Deberías contarnos con detalle, cuando tengas un rato, la historia de aquella bicicleta que fuiste completando a retazos cuando el p. Cura permitió el acceso de tales artilugios al colegio. Gracias por la loa, pero no hay caso, pues, ya ves, lo único que uno ha podido sacar a la luz en tantos años de menear el cálamo y darle a la tecla (santa, claro que sí), ha sido un puñado de tomos a cual más árido y escabroso, para tormento de los pobres estudiantes.
Te confieso que la presente parrafada estaba escrita hace más o menos un mes, antes, por tanto, de que de que nos sobreviniese esta clausura impuesta que a todos nos agobia, lo cual me evitó la tentación de hacer referencia a la conveniencia de procesiones rogatorias y ceremonias por el estilo. Y eso está bien, que también contribuyas a engrosar la nómina de protectores celestiales.
Marcelino, yo también te recuerdo y conservo muy nítida tu imagen de entonces. Además, eras de los pocos que gozaban del privilegio de ser llamados por el nombre, y no por el apellido, aunque fuera tan poco eufónico, a fuer de rotundo, como el mío. Me costó acostumbrarme a que me llamaran así, pues uno estaba hecho al nombre, al hipocorístico como mucho, y siempre me sonó raro. E impersonal, incluso frío, a una edad tan corta.
Haz caso a Luis Heredia y tú, que sabes hacerlo muy bien y eres experto en el arte de la narración imaginativa, obséquianos de vez en cuando con algo que saborear.
Un abrazo para todos.

Maxi -

Me he auto secuestrado La publicación

Maxi -

Una vez que lo he Publicado y leído, he pensado que quizá resultara ofensivo para algunos, por eso he pedido al phurry que lo borrara. Me he autocensurado,

Luis Heredia -

Por cierto, Maxi. ¿Se puede decir la razón para la anulación?

Luis Heredia -

¿Viste, Eugenio? no lo digo yo solamente. Marcelino sabe mucho más que yo sobre juntar letras y te admira igual que yo.
Marcelino, ahora te toca a ti, que el 62 dio para mucho y no presumimos tanto como otros. No nos hace falta.

Marcelino Iglesias -

Recordado Eugenio, da gusto leer cuanto envías a esta ventana abierta: no solo por lo documentados que son tus textos, sino también por la ágil escritura que les dan forma.
Saludos
Marcelino

olóriz -

Respondiendo a Luis

Olóriz -

Lo he anulado yo mismo

Carmelo Flórez Cosío -

Gracias, Josemari. Para mí ha sido una gran satisfacción encontrar este sitio donde se aviva una memoria que yo creía irrecuperable. Y gracias a cuantos admirables y admirados colaboradores llenan e ilustran este espacio de ingenio y erudición. Siempre me maravillará la gracia de los troveros.
Seguid con salud, amigos.

Luis Heredia -

Aquí pasa algo. Juraría que antes de mi comentario había colgado Olóriz uno en el que comentaba que un ministro de Rajoy había nombrado algo a una Virgen.

No sé si JoséMari lo retiró o se perdió para que nos encomendáramos a San Cucufato, patrono de las cosas que se pierden a ver si lo encontramos. Por cierto, Eugenio, me estoy dando cuenta que no es lo mismo decir " Patrono de las cosas que se pierden " que "de las cosas perdidas".

Yo creo que ya me está afectando el confinamiiento. Y eso que salí a comprar esta mañana pan, café, fruta y puros. Me partió la mañana el cambio del cierre de las peluquerías porque tenía hora desde el Viernes. Si no, la mañana completa.

San Cucufato, San Cucufato..ya sabes cómo sigue

Luis Heredia -

Eugenio, no pienso leer al tal Demetrio E. Brisset Martin. Seguro que tan bien como tú no lo expone ni junta las palabras con la facilidad con la que tú tienes. Por eso se te entiende todo.

Créeme, que muchas veces me pregunté por esos nombramientos terrenales. Los Patronazgos los entiendo porque son nombramientos tomados por "la mayoría absoluta". O sea, "democráticamente" aunque hubieran sido solamente tres los asistentes a la asamblea plenaria del Ayuntamiento de las seis fuerzas vivas: El Cura, el Alcalde y el Sargento. No se debía necesitar a nadie más para nombrar a una Patrona del Pueblo. El resto de las fuerzas vivas no eran necesarias pues el Médico estaba asistiendo al parto de la Señá Anselma, el Veterinario al de la vaca propiedad de la Señá Anselma y el Notario levantando Acta del fallecimiento de Don Crisanto, esposo de la Señá Anselma, corneado, en sentido literal y animal, por haberse acercado demasiado al toro propiedad de su esposa en el momento menos oportuno.
Ni me imaginaba que hubiera tanta ¿intrahistoria virginal?.
Ahora bien, lo que nunca supe es el origen de los Patronazgos de los gremios. Ahí ya me pierdo por el asunto de la intervención de los Sindicatos y Patronales o si la intervención de los señores feudales antaño era similar a la intervención de los señores parecidos a los de ahora porque parece que a las de ahora las nombran a dedo, según tus fuentes y Olóriz.

¿Es posible ahora evocar a una Virgen de los Informáticos o a una de Los Blogeros? Por poner unos ejemplos, digo. ¿Sería aceptable admitir para estos gremios el Patronazgo de Santa Tecla como lo fué para las mecanógrafas y mecanógrofos? También me encajan Santa Teresita para los pasteleros, o San Bartolo para los confiteros o Nuestra Señora de los Dolores para los enfermos.
Sin embargo, sigo sin saber cuál es la razón para que La Virgen del Carmen sea la Patrona de los marineros, por poner un ejemplo.

Eugenio, ¿y todo lo que escribiste lo escribiste durante el confinamiento obligatorio, así, de seguido o lo hiciste en tus ratos libres? Es que te salió de maravilla y te quedó muy pedagógico.

Jose Manuel García Valdés -

Menudo trabajito de investigación te has marcado. Enhorabuena, D. Ungenio.
Más de uno estará pensando que estamos librando una"guerra viral", moderna, cuasi insólita, por ello habrá que recurrir a alguna de los seres y fuerzas celestiales, es decir, habrá que poner alguna virgen o santo como protectora/or mayor ( mayora). Propongo, sin ánimo de influir, que se nombre a Santa Corina como protectora de los infectados; se celebra, dicen algunos, el 14 de mayo, espero que para esa fecha y con su intervención hayamos salido de ésta.
Se dice, se cuenta, que las Corinas son mujeres ambiciosas que desde pequeñas saben lo que quieren y cómo conseguirlo. No se distraen de su objetivo, son luchadoras, perseverantes y tenaces. Tienen paciencia, aunque son capaces de perderla cuando lo que buscan se les resiste demasiado. A ella nos recomendaremos para que nos dé paciencia para aguantar tantas horas en casa sin necesidad de recurrir al divorcio expres y para que nos dure el papel higiénico.
Eugenio, no era mi intención desviar la atención sobre tu entrada tan bien escrita y fundamentada. Juntas muy bien letras, palabras y oraciones (proposiciones).
Voy releyendo por el 4⁰ tomo del Espasa; ojalá no me dé tiempo a repasar los todos.
Abrazos virtuosos y virtuales.