Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LOS MONTES - Ópera prima de Chema Sarmiento 1981 (Por Javi del Vigo)

LOS MONTES - Ópera prima de Chema Sarmiento 1981 (Por Javi del Vigo)

A mi cuñado Josu esto de la alarma nacional le ha convertido en un águila que investiga las redes revoloteando desde las alturas. Todo lo que se mueve, lo investiga con espíritu  y ojos mecánicos de dron alado. Pero enjaulado, que es como un jardín sin flores. O como un búho con ojos virtuales escudriñando las redes.

Desconocía yo que Chema Sarmiento, nuestro Chema de cuando aquello, fue nominado al premio César del cine francés en 1983. Lo he aprendido esta tarde de invierno (con los montes próximos, junto al mar, blancos) de esta primavera malnacida en la que medio mundo, sobre todo, el medio mundo senior, teme por el futuro porque un virus chino acecha con su guadaña.

Pues Josu, mi cuñado, me ha enviado enlace a VIMEO. Y me he entretenido media hora larga con la historia de muerte y cuentos de viejas con la que Chema se estrenó en el cine hace casi medio siglo, cuando en Albares y sus proximidades había vacas y ovejas con nombres propios. Cuando en Albares las campanas tañían a difuntos antes de dar tierra al último varón.

https://vimeo.com/channels/1546070

Espero que Chema, nuestro Chema, esté bien, recuperado de sus males, los físicos y los espirituales. Que el encierro os sea leve y que la guadaña no se atreva a acercarse a menos de dos metros de todos y cada uno de vosotros. 

Javi del Vigo

10 comentarios

Javier Cirauqui -

Iba a opinar pero después de leer toda la conversación y todas las intervenciones´solo me queda decir que son muy interesantes y que voy a releerlas.

Isidro Cicero -

Ah, Baldo. Y muy sugestivo el párrafo del teólogo holandés o belga (no escribo el nombre porque con el móvil seguro que me como alguna consonante, o se la añado, que sería peor). Qué me sugestiona la reconversión de las iglesias, que llevaría consecuentemente a su desaparición?
Un recuerdo: ese harakiri se pare sería al de las Cortes franquistas, que aparte de su posible sinceridad, consiguió garantizar la continuidad de las grandes fortunas en las mismas grandes manos, por de pronto otro medio siglo.

Isidro Cicero -

Yo Baldo, perdona, no había leído esta última aportación tuya que me parece fantástica, en el sentido de muy interesante y que te agradezco. Sobre el santuario, sé y he comentado, que existe un discurso de religiosa profundidad, quizá única en este tipo de construcciones. Lo considero un Templo a la Mirada, la mirada compasiva. COELLO
supo encaminar todos y cada uno de los elementos aparentemente dispersos de aquella geniaL obra en equipo en el mensaje del MIRAD Y VED. Ya desde lejos, ese mensaje llega a las personas. ¿Mirar qué? ¿Ver qué? La Víctima, el dolor que producen las víctimas. Esa mirada se llama Compasión. Y si la religión es algo, y algo es desde luego, ese algo es lo que surge de la compasión que unos seres humanos sie ten y practican ante las desdichas de la especie.
Hace un par de años me encargó José Ramón Lopez de la Osa un articulo sobre la Religión y la Violencia, reflejada a través de la Literatura. Aprendí mucho escribiendo. Está publicado en la revista de la Facultad de Teologí de Valencia. Frente la historia de horrores que es la historia de las violencias ejercidas po lo dioses y en nombre de los dioses, hay una concepción diferente, la religión de La Mirada compasiva ante el rostro de la Víctima, (ver filosofía de E. Levinas) queencarna como ninguna otra representación plástica, nuestro admirado y querido Santuario de la Virgen del Camino.
Crítica a la religión, por supuesto, cualquiera podemos hacerla. La mía no da ni un paso atrás de lo que se expresa en el Santuario, que es muchísimo y terriblemente actual.

BALDO -

1. La intervención favorable de Pedro me ha producido un subidón y me ha espoleado a continuar mi monólogo con Isidro (y con todos los “isidros” que sufran la desgracia de leerlo). Confieso que me encanta hablar con los ateos, con los herejes y con los agnósticos. Siempre les hago la misma pregunta: ¿de qué Dios o dios eres ateo, agnóstico o hereje? Sin ir más lejos, nuestro pPedro es un ateo convicto y confeso. (Estoy viendo la risotada espontánea que esta atribución le produce, si es que lee esto que digo). Pedro es un ateo del Dios que vivió y que nos predicó y enseñó cuando éramos niños y adolescentes. Es ateo del Dios que experimentó cuando era maestro de novicios en Caleruega y en que fuisteis formados muchos de vosotros. Pero, por el contrario, es un creyente, también convicto y confeso, del Dios que le hizo caer del caballo en México (a donde, por cierto, fue “castigado” y “desterrado” por el guardia civil Jacinto Hoyos). Es un ferviente creyente del Dios que ha permeado (“modalizado”, en lenguaje chavarriano) toda su vida, todo su largo (“diu noctuque”) actuar en Vallecas.

2. No es posible para ninguna religión no tener contenido político. Es más, la católica ha modalizado (dado un modo de ser) durante veinte siglos, como valor dominante, a toda la vida de occidente. Nuestra “envergadura vital” (nuestro espacio interior con sus miles de vitalidades, nuestras relaciones con el medio natural–cósmico, con el medio social–histórico y con la vida más allá de la muerte) ha sido colonizada por “diversos” Dioses, al menos desde el lejano 312, año de la victoria de Constantino sobre Majencio en el Puente Milvio (Constantino ganó la batalla, y atribuyó su victoria al Dios de los cristianos). Digo “diversos” Dioses, porque, aunque tengan el mismo nombre (¡qué limitado es el lenguaje!), no es el mismo el Dios de Jesús que el Dios que se ha ido metamorfoseando en cada una de las diversas etapas de “cristiandad” que ha vivido occidente. Isidro, amigo: tú has interpretado magistralmente todo el simbolismo de nuestro Santuario. Te has “quedado” con “lo que la religión tiene de cultura, historia, sociología o cuento. De cosas así. Nunca de creencias, nunca de compromisos personales. Sé distinguir”. Pues te digo sin ningún rubor que esa tuya es una visión “reducida”, porque también hay –y quizás principalmente– en la estructura y en la simbología de esa magnífica e incomparable obra una concepción específica de Dios. Cualquier ateo o agnóstico puede ver que nuestro Santuario tiene una estructura arquitectónica de asamblea presidencialista, cosa que contrasta con las comunidades que Jesús reunía en sus “comensalías abiertas”. No digamos si esos ateos o agnósticos entran en las liturgias que en él se han celebrado desde aquel ya lejano 1961. Podíamos informarles de que en ellas se alaba a Dios. Si les preguntamos cómo ven ellos a ese Dios alabado –o “avalado”–, dirían que es un Dios todopoderoso –no, “todobondadoso”–, porque los “representantes” de ese Dios acaparan de modo dictatorial y excluyente todo el protagonismo. También comentarían que toda la arquitectura, toda la escultura y todos los vitrales giran en torno al ensalzamiento de una mujer (la Virgen del Camino) y que el hijo “crucificado y muerto en su regazo” ocupa un segundo plano. Y señalarían –si la conversación fuera larga y tranquila– otras muchísimas cosas más acerca del Dios que hay representado en nuestro Santuario.

3. Cervantes tenía un Dios en su vida. Me gustaría que los que sois expertos me instruyerais de si hay algún estudio teológico sobre el Dios de don Miguel. Por lo poquísimo que sé, ese Dios no era el de la Contrarreforma, magno acontecimiento con el que tuvo que convivir, pero por el que nunca se dejó captar, por el signo coactivo de su religiosidad. Prefirió seguir a Erasmo, coincidente en muchos puntos con Lutero. El que sí era el Dios de la Contrarreforma era el de Avellaneda. Pues bien, ¿cómo un “núcleo valorativo duro” tan potente como la religión católica, el cual ha “modalizado” las vidas y obras de las personas desde el siglo IV hasta épocas muy recientes, no ha tenido una atención por parte de los investigadores del Quijote, que han “abstraído” (separar) su cultura, su historia, su sociología o su forma magistral de novelar? Y esta visión crítica del Dios de Cervantes la puede hacer cualquier creyente, ateo, agnóstico o ateo que tenga el “equipamiento” necesario para esta tarea.

4. Termino este monólogo con referencia al comportamiento que la jerarquía católica española está teniendo ante esta pandemia que estamos padeciendo. Cualquier ateo, agnóstico, hereje o creyente puede ser un crítico del desajuste que tienen esos jerarcas religiosos entre lo que hacen y el Dios en el dicen creer. Mejor dicho, con su inhibición nos están mostrando a creyentes, a ateos, a agnósticos y a herejes cuál es su Dios. Traigo a colación el primer texto de Schillebeeckx que cité en mi intervención primera en este BLOG y que tanto te impactó, querido Isidro: “Como consecuencia de tal situación, las Iglesias no podrán decir una palabra de liberación en los momentos de crisis. Aunque internamente se distancien de un sistema que hace a los pobres cada vez más pobres y a los ricos cada vez más ricos, están tan liga¬das a él institucionalmente, que han de mantener la boca cerrada. Para poder anunciar su mensaje deben guardar silencio, con lo cual se encuentran en un círculo vicioso. Para subsistir como Iglesias se ven obligadas a silenciar las exigencias del evangelio. ¿Será que las Iglesias han olvidado que el seguimiento de Jesús puede costarles la vida?» (Schillebeeckx, Cristo y los cristianos, Cristiandad, Madrid, 1982, pp. 773–774). Informan algunos medios dedicados a la religión católica que los obispos van a dar preferencia a su implicación en Cáritas sobre el programa de inducir a marcar la x en la casilla de la declaración de la renta. Sabemos que Cáritas se financia en un 80% con las aportaciones de los fieles. ¿Cuál va a ser la implicación que dicen los obispos que van a llevar a cabo en Cáritas? Los ateos, los agnósticos, los herejes y, por supuesto los creyentes, han visto que Rouco y sus obispos “agradecidos” (Rouco ha tenido tanto poder en el nombramiento y traslado de obispos, que nombró a un sobrino carnal suyo obispo de Ourense) estaban al frente de la manifestación contra la ley del aborto. Nadie ha visto a ningún obispo en las manifestaciones de los sanitarios madrileños contra los recortes en dotación de personal y de equipamiento sanitarios. Tampoco denuncian con firmeza y con contundencia estos obispos españoles –salvo en casos muy contados y particulares– que la organización neoliberal de la economía reparte la riqueza de forma sangrantemente desigual y que su feroz agresión contra la Naturaleza tiene muchísimo que ver con el salto de estos virus de los animales salvajes a los humanos. Cualquier de estas cosas, y muchísimas más, las ven y las sufren los creyentes, los ateos, los agnósticos y los herejes, y tienen el derecho y la obligación de denunciar que el Dios en el que creen los que se inhiben cuando tenían que estar en la avanzadilla es un Dios nada bondadoso para las personas más desfavorecidas y que hay que echarlo cuanto antes de nuestro mundo.

Pedro Sánchez Menéndez -

Estoy totalmente de acuerdo con los comentarios que hace Baldo en esta entrada.
No he podido ver la película de Chema. Creo que había pasado la fecha para poder verla.
Yo también me he alegrado mucho con la aparición de Chema.
Saludos. Pedro

BALDO -

Querido Isidro, amigo. Te confieso que mi postura se diferencia del contenido de tu siguiente confesión: “… respeto a los creyentes y no me permito opinar nunca sobre religión. Solo digo cosas de lo que la religión tiene de cultura, historia, sociología o cuento. De cosas así. Nunca de creencias, nunca de compromisos personales. Sé distinguir”.

1. La crítica no es nada más que expresión de los conflictos existentes en nuestra vida y que son constitutivos de ella: conflictos entre valores y contravalores (liberación contra opresión, conocimiento contra ignorancia, salud contra enfermedad, belleza contra fealdad, pobreza contra riqueza, amor contra odio, justicia contra injusticia, opresión contra dominación, fidelidad contra infidelidad, darse al placer de la comida copiosa contra estar gordo y torpe, frecuentar las compañías y tertulias contra preparar concienzudamente una oposición para conseguir un puesto de trabajo, etc.). Hay tensiones entre las diversas formas de vivir la humanidad. La historia es testigo fiel de la dureza con que se manifiestan a veces estas tensiones entre culturas y dentro de la propia cultura. Existe tensión en las relaciones que mantiene el hombre de la sociedad de consumo con todos los entes de la Naturaleza y del Cosmos. El ser humano se nutre de la rosa y del viento, de la noche y de las estrellas, de los ríos y de los bosques, porque son valiosos para él. Pero esto no le autoriza a destruirlos a su antojo como estamos haciendo en nuestro mundo. La Naturaleza nos castiga, cada vez más (Cobid–19) por este avasallamiento y depresión. El hombre sabe que debe estar agradecido a estos seres y debe estar en armonía y en paz con ellos Esto ciertamente es inconcebible para la sociedad de consumo. También existe tensión entre nuestro mundo y la necesidad de salir de el para dignificarlo. La “tranquillitas ordinis” agustiniana no tiene en cuenta que el ser del hombre está a medio hacer; por eso no puede reposar como si fuera un mar en calma, sino que está en continua tensión, porque desea liberarse de los contravalores y alcanzar valores en plenitud. Sería inhumano estar de acuerdo consigo mismo, es decir, no luchar por ser mejor padre, más creyente, más solidario, más justo, al mismo tiempo que menos rencoroso, menos egoísta, menos ignorante, menos irascible, menos insensible al dolor de los demás. No encontraremos nunca a la persona irreprochable, sea amigo o fraile, trabajador o empresario, hijo o simple vecino, esposa o maestro. Se quiere a cada ser humano como es, pero en tensión sin tregua por lo que todavía no es. Entre lo que ya aparecido y el ser que está por venir se produce una tensión en nosotros. O, lo que es lo mismo, el ser ya realizado, del que necesariamente debemos nutrirnos, nos atrae y nos empuja a quedar permanentemente en él. Por otra parte, se produce una atracción imperiosa por lo nuevo y una repulsa por lo viejo. Seguridad del terreno conquistado e incertidumbre ante lo desconocido, puesto que en el caminar que es la vida no está asegurado el éxito, aunque se goce de él en el presente, pues siempre son posibles tremendos fracasos de nuestro ser. Nada está preformado en el presente. De ahí que “revelación” no significa simplemente "quitar el velo" que nos impide ver el rostro del futuro, puesto que ese futuro todavía no existe, sino –como dijo Isidro en una anterior intervención– despliegue, realización progresiva. El mensaje evangélico de la expectación cristiana nos ofrece la posibilidad de superar constantemente cualquier «orden establecido». Significa una crítica permanente de toda situación concreta, de las instituciones seculares y eclesiásticas y de la mentalidad en ellas preponderante. Exhorta también a reformar y mejorar por todas partes ese estado. Y nos infunde, además, la firme convicción de que la edificación de un mundo más digno del hombre es una tarea posible positivamente. Pues bien, si no existiera la crítica, nuestros innumerables conflictos y tensiones de todo tipo quedarían sin resolver, nuestra vida permanecería estancada y no sería humana, sino propia de otra especie.

2. La tensión sin tregua llega hasta las relaciones con las divinidades. Jesús de Nazaret fue un crítico de los sacrificios judíos y de la diferenciación veterotestamentaria entre lo profano y lo sacral, entre lo impuro y lo puro. Las “comensalías abiertas” a todo el mundo, y que realizaba muy a menudo, fue una seria crítica contra la sociedad fuertemente jerarquizada de la cultura greco–romana y de la judía, que en las comidas expresaba esa desigualdad dando comidas diferentes a los comensales según su estatus. Algunos exégetas bíblicos afirman que esta fue la principal causa de su condena a morir en la cruz.

Respecto a la crítica de los conflictos que existen en la dimensión religiosa de nuestra vida, te cito un texto E. Schillebeeckx, OP. “Aquello a lo que muchos creyentes vuelven la espalda es precisamente a la Iglesia extraña al mundo y «supranaturalista», a la Iglesia del concilio de Trento y de los tiempos anteriores al Vaticano II. Abandonan esa Iglesia triunfalista, legalista y clerical, que pretende ser el intérprete irrefutable de la voluntad de Dios hasta en el más minúsculo detalle…Como si la Iglesia, ajena al mundo, fuera un regalo sin mácula del cielo, más allá de toda crítica. Y hay personas e instituciones que, ya de antemano, creen tener poder para identificar todas las acciones oficiales de la Iglesia con la plenitud que es la gracia divina, la cual no es, por supuesto, susceptible de crítica, aunque no siempre le sea comprensible al hombre esta relación de identificación. ¿Acaso no encontramos repetidamente en el libro neotestamentario del Apocalipsis el reproche a las siete Iglesias de la ecumene: «Contra ti tengo... Tengo contra ti... Contra ti tengo... Tengo contra ti... Contra ti tengo... »? ¿Y nos encontramos la misma advertencia en el concilio Vaticano II: “Ecclesia semper purificanda” (la Iglesia debe constantemente purificarse)? Justamente en estos textos habla el verdadero amor a la Iglesia: fe verdadera, tal como experimentamos en el evangelio, y no un amor opresivo, únicamente orientado a la conservación de una institución surgida históricamente”.

(Schillebeeckx, LOS HOMBRES, RELATO DE DIOS)

Otro relato de Sclillebeeckx cuando era maestro de estudiantes en Lovaina, cerca de donde vive Toño Argüeso. “Hubo tempestad en el convento, cuando muchos decidieron marcharse porque no comprendían ya la vida religiosa, para elegir otros lugares más íntimos y, al mismo tiempo, más insertos en la vida de los hombres. Me impresionaron siempre aquellos árboles que resistían a los vientos y a las lluvias, que en Holanda son frecuentes y tienen siempre algo de misterioso. Expresión y afirmación de resistencia y valor, de una cierta obstinación, una especie de calvinismo, herencia del pasado. Porque esta gente de los Países Bajos no se calla con nada, no ahorra críticas, no deja pasar las cosas por diplomacia. Esta gente busca siempre la luz, no se contenta con meros reflejos, abre la ventana para tenerla toda y que ilumine todos los rincones.
Me identifiqué con los estudiantes. Me encontraba a gusto con ellos. Los estudiantes, en aquel tiempo, eran una categoría separada totalmente de los profesores y de los superiores. Estando con ellos, llegué al punto de no tener contacto con los frailes. Vivía con ellos, comía con ellos, jugaba con ellos. Estaba convencido de la necesidad de reestructurar la vida de los estudiantes. Decía que la teología debe servir para hacer algo. Me llovieron encima las críticas y tuve las primeras dificultades importantes. Tuve conflictos con mis superiores porque yo juzgaba desfasado aquel tipo de disciplina. Por suerte, el padre provincial me defendía. El consevadurismo era oprimente. Resistí los ataques de los conservadores durante más de diez años. Llevaba muy dentro mi relación con los estudiantes, una relación espontánea, sincera, serena. En el capítulo provincial de la orden tuve una especie de reprimenda, una reprensión grave, tanto que el nuevo provincial, que venía del Congo, donde enseñaba teología, hubo de llevar el caso a Roma, donde el Maestro general, el P. Suárez, le escuchó. Comprendió la situación y dijo al provincial que suspendiese los cánones contra mí. Fue contra las Constituciones, que establecen que los cánones de un capítulo provincial deben ser cumplidos. Los cánones permanecían, pero el Maestro general, P. Suárez, decidió sobreseerlos. El padre provincial me pidió, con gran amabilidad, que me hiciese más presente en la vida conventual, cosa que cumplí”. (SCHILLEBEECKX, He sido un teólogo feliz).

Un último texto del dominico belga. «La persona que, cultural y religiosamente, está orientada con todo su ser hacia el pasado, corre peligro de dejar el mundo tal como es, de interpretarlo, pero sin cambiarlo: cosa que Karl Marx reprochaba, y con razón, a la antigua praxis religiosa. Semejante postura corre también peligro de desentenderse del futuro terreno y correr directamente hacia el más allá. Ahora bien, en nuestra nueva cultura, la fe cristiana en un futuro posterrenal se verificará tan sólo, se hará tan sólo verdadera, cuando esa esperanza escatológica haya mostrado ser capaz de proporcionar, ya desde ahora, a la humanidad un futuro mejor. ¿Quién podría creer en un Dios que «más tarde» va a hacer nuevas todas las cosas, si de la actuación creyente de los que esperan en aquél que viene, no se desprende que él está comenzando, ya ahora, a hacer nuevas todas las cosas, si no se prueba que la esperanza escatológica puede cambiar, ya ahora, para bien, el curso de la historia? Por eso, el compromiso en favor del mundo, un compromiso que brote de la solicitud por el hombre, será la exégesis o hermenéutica del nuevo concepto de Dios, en el que se haga ver efectivamente que Dios es el «enteramente nuevo». Es preciso que nos autocritiquemos, no por gusto malsano, sino por amor a la verdad.

3. ¿Quién puede y deber hacer la crítica a la religión? Cualquiera, sea creyente, ateo, agnóstico o hereje. La jerarquía eclesiástica católica –y también las jerarquías de todas las confesiones– nos ha dado ejemplo de su crítica despiadada y secular contra el ateísmo, contra el agnosticismo, contra las herejías y contra cualquier forma de heterodoxia. Sigámosla en este ejercicio. ¿No te parece, querido Isidro?

Isidro Cicero -

Los prisioneros de la Tabacalera, prisión Central, famélicos, enfermos, aterrados, no perdían el humor ni la esperanza. Estaban obsesionados por lograr un aval, de ello dependía su vida.
- ¡Avalado sea el Señor! -saludaba uno al compañero.
- ¡Sea por siempre bendito y avalado! - contestaba.

Antonio Argueso Gonzalez -

Acabo de poner una entrada en el portillo anterior, sin leer los siguientes. ¡Imperdonable! Desgraciadamente no podré ver la película de Sarmiento pues al pinchar en el enlace me dice que no se permite en mi zona geográfica ¡vivan las caenas, perdón, fronteras! Pero sí he podido leer el relato de Isidro y rememorar lo que ya me había enviado sobre esos asesinatos en Reinosa. Tu trabajo, Isidro, es de los más encomiables porque sí, da pereza. ¡Cómo es posible que haya aún hijos, nietos que quieran solo enterrar a sus padres, sus abuelos y no es que no se les ayude, sino que se les dificulta!
Lo que dices de tu padre, Isidro, me trae otro recuerdo que cabe en este portillo pues tiene relación con el cine.
En los ochenta pude invitar a mi facultad a Berlanga. Como siempre, andábamos mal de dinero. Podía conseguir viajes de avión, hospedaje en buenos hoteles y alguna que otra cena, imposible pagar la conferencia. Pero Berlanga, personaje más que entrañable, solo pidió que pudiese venir con su mujer y que le mostrásemos la zona, pues no la conocía.
No había internet, claro y para preparar la presentación me fui a la biblioteca nacional de aquí donde en la hemeroteca encontré un artículo en “Le Monde” sobre su película “El Verdugo” que, algo que ignoraba, había sido presentada en el festival de Canes. El crítico ni la entendió pues escribía que era una vergüenza que se hubiese aceptado una película en honor de la pena de muerte (para quienes no la hayan visto, es justo lo contrario: un alegato contra la pena de muerte) y concluye: algo normal en un director que en su juventud sirvió en la División Azul. Esta información me dejó muy, muy preocupado.
No voy a alargarme. Los cinco días que pasé con él fueron realmente inolvidables; era alguien único en todos los sentidos; su mujer, encantadora también. Visitamos lo que había que visitar y pasamos muchas horas juntos pero claro, lo de la División Azul no se iba de mi pensamiento así que en un momento dado pude preguntarle:
-Oye Luis ¿estuviste en la División Azul?
-Claro, ¡qué remedio! Era la única forma de sacar a mi padre de la cárcel; nadie quería avalarle (¿te suena, Isidro?). Lo pasé muy mal. Eso sí disparaba todo el tiempo, para gastarles las municiones a esos cabrones; pero siempre hacia arriba, no fuera a dar a alguien.

Jose Manuel García Valdés -

Como soy pequeñito y tengo poquita voz sólo me queda reconocer y alabar la facilidad y la buena pluma de Javibis e Isidro. Lo de la buena pluma no tiene connotación alguna (por si acaso).
Nunca conocí al cuñado de Javivi pero me contó, el cuñado, cómo eran las cenas de Nochevieja con el cuñado del otro cuñado. Me dijo que aquel, el Javivi, era muy suyo, que solia llegar tarde a las cenas y que se cepillaba los langostinos de dos en dos. El típico cuñado.
Aprovecho para unirme a los deseos de buena recuperación para Sarmiento, así como una buena estancia en casa a todos los que se mantienen en casa.
Veremos si hay forma de ver la pely.
Muy mucho abrazo para todos.
P.D. Javibis, siento haber contado algo tan íntimo pero se lo prometí al desconocido cuñado.

Isidro Cicero -

Estoy muy de acuerdo con Baldo en lo que dice aquí abajo en el post de Antonio Argüeso. Pero mucho/mucho. Por otra parte, cuando acabe de redactar estos párrafos, voy a ponerme a ver “Los Montes”, de Chema Sarmiento, desde el enlace que nos ofrecen Javier del Vigo y el cuñado de Javier del Vigo, a quien conocí en unas navidades antes de las tragedias, y no se me ha olvidado. Sobre lo que dice Baldo, diré solo que estoy de acuerdo, respeto a los creyentes y no me permito opinar nunca sobre religión. Sólo digo cosas de lo que la religión tiene de cultura, historia, sociología o cuento. De cosas así. Nunca de creencias, nunca de compromisos personales. Sé distinguir.
Cirauqui nos proporciona una perspectiva de los tiempos muy interesante y con mucha verdad: Cuando nacimos nosotros, hacía muy pocos años de las cárceles, los batallones de trabajadores, los campos de concentración, los fusilamientos en las tapias tantas veces arresquiladas. Lo que comúnmente suelen llamar ahora “guerra civil”, que entonces nos decían Cruzada, Santa Cruzada, Guerra de Liberación, y “nuestra” guerra. Lo que fue aquello, nosotros no lo sabíamos, no nos enteramos, fuimos a la Paramera, virgenes mentales de todo aquel horror por el que pasaron nuestros padres.
O por lo menos muchos de nuestros padres. ¿Ahora ya lo sabemos? ¿Sabemos por ejemplo que prácticamente todos ellos fueron sometidos en su día al dictamen de una Comisión de Calificación que examinó su juventud individual? ¿Sabemos que las calificaciones eran Afecto o Desafecto al Glorioso Movimiento Nacional? ¿Sabemos que en función de una u otra calificación se les asignaba un destino inmediato, libertad, cárcel, campo de concentración, batallón de trabajadores, paredón, prisión provincial? ¿Cuándo nos contaron esto a nosotros, los niños que fuimos con Cirauqui a los colegios a finales de los cincuenta? ¿Cuándo nos enteramos?
Un DVD con las películas de Sarmiento, me lo regaló el propio Sarmiento hace un montón de años, no sé cuántos, en todo caso, también antes de las tragedias. También la anécdota que cuenta Argüeso la sabía yo desde hace tres años. Me la contó él mismo, casi con las mismas palabras que nos la cuenta ahora a todos. Las mismas, incluido el verbo arresquilar. A este verbo entonces no le di tanto valor como le doy ahora. Más que cántabro, el vocablo es campurriano. En Liébana, pegada a Asturias, se dice esquilar, que es lo que hacen los esquilos, las ardilla. Ya veis, en mi tierra casi seguimos hablando griego.
Cuando me contó Antonio esta anécdota con algunos detalles que no ha contado ahora, yo le correspondí contándole que acababa de descubrir, precisamente en Reinosa, una fosa común masiva que hay debajo de lo que hoy son los garajes de unos edificios. Montones de esqueletos hay allí. Las calaveras no presentan tiros en la cabeza, sino golpes de maza o de martillo. Los asesinatos no fueron por bala sino a martillazos. Las dentaduras están enteras, eran jóvenes. La ropa no se conservaba, cinturones, hebillas y pesetas pegadas unas con otras, sí. Allí sigue el crimen oculto y silenciado por motivos que ahora mismo no viene a cuento relatar.
Me han incitado a escribir aquí de lo que tanto he estado escribiendo y hablando, la memoria de aquellas víctimas, reconozco que me da pereza, he hablado y escrito sobre esto hasta demasiado y sé que nadie va a cambiar su posición: hay quién se lo toma muy a mal, hay algunas expresiones frívolas, hay otros que prefieren mirar para otro lado. Si existen todavía 150. 000 víctimas mal enterradas, qué le vamos a hacer. Da pereza ya este tema.
Voy a poner ya la peli de Sarmiento, y mientras la preparo pienso qué mala suerte tuvo mi padre. Le calificaron de Desafecto al Glorioso Movimiento, tenía 20 años. Se pasó siete en campos de concentración y trabajos forzados. Era un mozo de pueblo, fuerte, buena persona. Más que de pueblo, era de un caserío aislado, se dedicaba a cuidar ganado y apenas había ido a la escuela. No hubo cura, jefe local, beata de pueblo, guardia civil, hermana de mártir de la cruzada, persona de Acción Católica, no hubo nadie que le avalara. Tuvo muy mala suerte.